Desde la Ciudad de México hasta Nueva York, el arte y la perseverancia de una artista que hace de la danza su forma de vida

Vivir del arte no es un camino fácil, pero para Paula Álvarez, la danza no solo es una profesión: es su refugio, su motor y su forma de entender el mundo. Esta bailarina mexicana ha logrado lo que muchas personas sueñan desde pequeñas: pisar el escenario del Metropolitan Opera de Nueva York, uno de los más prestigiosos del mundo.

Con tres temporadas en el Lincoln Center a cuestas y una cuarta en camino este otoño de 2025, Paula sigue avanzando con fuerza y elegancia. Su historia es un ejemplo de cómo el talento, acompañado de disciplina y amor por el arte, puede romper fronteras.

De San Ángel a Manhattan: un sueño forjado entre ensayos y constancia

Todo comenzó en la Escuela de Ballet San Ángel Inn, en la Ciudad de México. Tenía 13 años cuando participó en su primer ballet, y desde ese momento supo que su vida estaría ligada a los escenarios. “Fue mágico sentirme parte de esa historia. Desde entonces no he querido hacer otra cosa”, recuerda.

Aunque su camino no ha estado libre de obstáculos —como la pandemia, que paralizó por un tiempo sus presentaciones y clases—, Paula encontró la forma de reinventarse. “Renací cuando volví a pisar un escenario. Me sentí completa otra vez”, confiesa.

Esa resiliencia la llevó en diciembre de 2024 a debutar como el Hada de Azúcar en El Cascanueces, en Franklin, Massachusetts, un papel que marcó un antes y un después en su carrera.

Una artista que también inspira desde el aula

Además de brillar en el escenario, Paula comparte su amor por la danza como maestra, colaborando con la Joffrey Ballet School y acercando este arte a comunidades de escasos recursos. “No se trata solo de enseñar pasos, sino de invitar a los jóvenes a soñar. La danza puede transformar”, afirma.

Para ella, enseñar no es un rol aparte, sino una extensión de su identidad artística. “Ser maestra me ha hecho una mejor bailarina, y viceversa. Las dos cosas se nutren entre sí”.

Lo que viene: nuevos escenarios, nuevos retos

Aunque su trayectoria ya incluye momentos memorables, Paula no se detiene. Su mirada está puesta en continuar trabajando dentro del mundo de la ópera, explorar nuevos proyectos en Nueva York y seguir creciendo, tanto en lo artístico como en lo personal. “Siempre quiero más. No se trata de ambición, sino de seguir descubriendo hasta dónde puedo llegar”, dice con convicción.

A las puertas de una cuarta temporada en el Met, Paula Álvarez representa a una generación de artistas mexicanos que están dejando huella fuera del país. Su historia demuestra que los sueños, cuando se trabajan con pasión y entrega, pueden convertirse en una realidad que se pisa con zapatillas de ballet y se vive entre aplausos.