La estación San Antonio Abad forma parte de la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México y está ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc. Aunque para muchxs es solo una parada más rumbo al sur de la ciudad, lo cierto es que esta estación tiene un trasfondo religioso, social y arquitectónico que se remonta al siglo XVI.

El nombre de la estación proviene de la Calzada San Antonio Abad, tramo de la antigua Calzada de Tlalpan, una de las arterias más antiguas de la ciudad. Esta, a su vez, toma su nombre de San Antonio Abad, también conocido como San Antonio de Egipto, un fraile que vivió entre los años 251 y 356 d.C. y es considerado el padre del movimiento ermitaño cristiano. Su imagen sirve como ícono de la estación.

A su llegada a la Nueva España en 1530, la Orden de los Antoninos solicitó un terreno para construir un templo. El virreinato les asignó un predio al sur de la ciudad, donde comenzaron la construcción del Templo y Hospital de San Antonio Abad. Aunque la obra tardó décadas en concluirse —pues dependía de limosnas—, finalmente fue inaugurada en 1682. El convento cerró tras la muerte del último fraile antonino en México, pero el edificio tuvo otras vidas: en 1789 fue adaptado como fábrica textil, una industria que aún tiene presencia en la zona.

Hoy, la estación se caracteriza por ser la primera no subterránea de la línea que va hacia el sur y por su cercanía con edificios judiciales y de gobierno. En su interior destaca el mural “La historia jamás contada, los hilados”, del artista Ariosto Otero Reyes, que homenajea tanto a la industria textil como a los terremotos de 1985 y 2017.

Aunque poco frecuentada por turistas, Metro San Antonio Abad guarda entre sus muros fragmentos del pasado virreinal y del México contemporáneo. Además, brinda acceso a colonias como Obrera, Tránsito y Asturias, donde aún se pueden descubrir joyas como la Imprenta Gala, con más de un siglo de historia, o sitios tradicionales como Santa Cruz Acatlán.