Si alguna vez has pasado por la estación Aragón de la Línea 5 del Metro de la Ciudad de México, seguramente notaste su peculiar ícono: la silueta de una ardilla. Este simpático animal no está ahí por casualidad, sino porque es uno de los habitantes más comunes del cercano Bosque de San Juan de Aragón, un pulmón verde al oriente de la ciudad.
La estación lleva el nombre precisamente de esta zona: San Juan de Aragón, una antigua hacienda que surgió en tiempos del virreinato. Antes de eso, en 1435, la tierra fue concedida como derecho de pesca y cultivo al pueblo mexica de Tlatelolco, que la arrendó a los colonizadores. Con el tiempo, se transformó en la Hacienda Santa Ana y luego en lo que hoy conocemos como el Bosque y la colonia San Juan de Aragón.
Pero hay más historia debajo de las vías. La colonia Aragón, al igual que otras de la zona, se asentó sobre lo que alguna vez fue parte del gran Lago de Texcoco. A principios del siglo XX, este cuerpo de agua comenzó a secarse, y hacia 1931 el gobierno federal impulsó trabajos de desecación para habilitar terrenos. Bajo el mandato del presidente Pascual Ortiz Rubio, se creó una comisión que vendió estas tierras para siembra y vivienda. Además, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) promovió la construcción de casas para obreros, lo que dio origen a muchas de las colonias actuales.
La estación Aragón fue inaugurada en 1981, y durante muchos años fue la más cercana a esta histórica zona, hasta que en 1999 llegó la Línea B con estaciones más al norte. Aunque no es una de las estaciones más transitadas del sistema, es una parada importante para unas 7,000 personas al día, especialmente para quienes viven en las colonias Simón Bolívar (al sur) y Fernando Casas Alemán (al norte), ambas con historias muy particulares.
Por ejemplo, Simón Bolívar, el héroe de la independencia de varios países sudamericanos, da nombre a una colonia que creció rápidamente en los años 70 y 80. Lo mismo ocurrió con Fernando Casas Alemán, un político clave en la nacionalización del petróleo y ex Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Ubicada sobre Circuito Interior y Avenida Río Consulado, la estación es a nivel de calle y marca el límite entre las alcaldías Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero. Además, conecta con rutas de RTP y otras opciones de transporte, lo que la convierte en un punto estratégico para la movilidad en esta parte de la ciudad.
Así que la próxima vez que veas una ardilla en el logo del Metro, recuerda que no solo es un diseño simpático: es un guiño a la naturaleza urbana y a la rica historia que corre bajo las ruedas del tren.