¡Indios Verdes, un lugar que tiene más historia de la que imaginas! Esta estación de metro, inaugurada el 1 de diciembre de 1979, debe su nombre a unas estatuas que estaban cerquita de ahí cuando la construyeron. Se trata de las estatuas de los Tlatoanis Itzcóatl y Ahuizotl, que nos conectan con nuestras raíces mexicas. ¿Sabías que las conocemos como Indios Verdes por el tono verdoso del bronce oxidado? Aunque hoy en día las ubicamos al norte de la Ciudad de México, no siempre estuvieron allí. Estas estatuas han recorrido varios rincones de la ciudad a lo largo de más de 100 años. Así que, ¿por qué no te contamos un poco más sobre la historia de estas famosas esculturas?
El Propósito de los Indios Verdes
En 1889, México participó en la Exposición Universal de París, ¡la misma en la que se inauguró la Torre Eiffel! La Secretaría de Fomento de México invitó a Antonio Peñafiel y Antonio Anza a presentar un proyecto para el pabellón mexicano. Ellos se acercaron al escultor Alejandro Casarín Salinas para pedirle que hiciera dos esculturas de bronce representando a Izcóatl y Ahuízotl. Pero, curiosamente, en el libro que escribió Peñafiel sobre el proyecto, no se menciona nada sobre estas esculturas. Sólo se habla de réplicas de Atlantes de Tula y relieves de Jesús F. Contreras que adornaban la fachada del pabellón.
Nota: Algunos de esos relieves, fundidos en Francia por la empresa Thiébaut Frére Fondeurs, ¡se pueden ver hoy en el Jardín de la Triple Alianza, al ladito del Museo del Ejército, cerca del MUNAL!
La Inauguración de los Indios Verdes
En su libro “La Patria en el Paseo de la Reforma“, Don Vicente Riva Palacio Guerrero menciona que el ministro de Fomento de la época ordenó construir dos estatuas de guerreros indígenas para el Paseo de la Reforma. Estas esculturas, comisionadas a Alejandro Casarín, costaron $80,000 pesos, pero no hay mención de que fueran enviadas a París.
Aunque no se sabe con exactitud cuándo se colocaron los Indios Verdes en la entrada de Reforma, se cree que fue alrededor de 1890. Lo que sí sabemos es que estas esculturas causaron un gran revuelo. Durante el Porfiriato, se privilegiaba todo lo europeo y se rechazaba lo indígena. Así que estas estatuas no fueron muy bien recibidas en el “progresista” México de esa época.
Un Cambio de Zona
Las dos estatuas de bronce, apodadas despectivamente Indios Verdes, no eran bien vistas en el Paseo de la Reforma. Por eso, en 1901 se decidió trasladarlas al inicio de la Calzada de la Viga, junto al Canal de la Viga. La vista era espectacular, rodeadas de trajineras llenas de flores y pambazos. Pero para 1921, el gobierno de la ciudad decidió entubar el canal, y la zona de La Viga fue devorada por la industria y los comercios. En 1939, las esculturas fueron desmontadas y llevadas a un taller para su restauración.
Pequeñas Mudanzas
Después de ser restauradas, las estatuas fueron llevadas a Insurgentes Norte, en la entrada de la ciudad a través de la carretera a Laredo. Ahí permanecieron varios años, pero la ciudad siguió creciendo. En 1979, con la llegada de la Línea 3 del Metro, los Indios Verdes tuvieron que ser movidos unos metros a las laterales de Insurgentes.
Esta última ubicación no fue ideal. Las estatuas quedaron abandonadas, rodeadas de basura y vandalizadas. No fue hasta 2005, con la construcción de la primera Línea del Metrobús y el Plan Maestro de Rescate del Acueducto de Guadalupe, que se decidió cambiar su ubicación. Hoy, las dos imponentes figuras se encuentran en el Parque del Mestizaje, muy cerca del paradero Indios Verdes y a unos pasos de la Basílica de Guadalupe.
Indios Verdes no es sólo una zona de la ciudad; es una historia viva del México prehispánico y del Porfiriato. Es un símbolo de nuestras raíces y nuestra herencia cultural, y un recordatorio del México racista que intentó negar su origen indígena.
La información e imágenes fueron tomadas del Blog del Ing. M. Aguirre (mexicomaxico.org). ¡Te invitamos a leer su texto sobre Indios Verdes y descubrir más datos históricos sobre la Ciudad de México!