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La historia del Pan de Muerto

¡Si eres tan fan del Pan de Muerto como yo, seguro cuentas los días para que llegue su temporada! Ese esponjoso bizcocho con mantequilla y un toque de naranja y/o azahar es una delicia que puede volver locx a cualquiera. ¡Qué rico!

Sabemos que el Pan de Muerto que disfrutamos en la Ciudad de México, ese redondito, esponjoso y azucarado, es solo una de las muchas versiones que existen en nuestro país. Aunque aquí, en la ahora CDMX, estamos acostumbradxs a este estilo, cada estado y ciudad de México tiene su propia versión. Y cada una tiene sus ingredientes y formas especiales, llenos de simbolismo y tradición.

¿Por qué hay tantas versiones diferentes? Bueno, la respuesta es tan sencilla como fascinante. El Pan de Muerto nace del sincretismo cultural entre el México prehispánico y los españoles. Como cada región de México tiene su propio bagaje cultural, este sincretismo se manifestó de manera única en cada lugar, creando las distintas versiones de este pan.

¿Quieres saber más sobre la historia del Pan de Muerto? ¡Vamos a recorrerla juntxs!

Hay varias teorías sobre cómo se celebraban las veintenas en honor a Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl en la época prehispánica. Lo que sí sabemos es que en aquellos tiempos, era común realizar sacrificios humanos en honor a los dioses. Se dice que extraían el corazón de la persona sacrificada, lo cubrían con amaranto y lo ofrecían a los dioses. Incluso se cree que la persona encargada de la ceremonia mordía el corazón como agradecimiento.

Otra creencia es que los primeros pobladores de Mesoamérica solían enterrar a sus muertos con todas sus pertenencias. Antes de hacerlo, preparaban un tipo de pan mezclando harina de amaranto con la sangre del difunto y lo comían en su honor y en el de dioses como Izcoxauhqui, Cuetzaltzin o Huehuetéotl.

Cuando los españoles llegaron a México, se horrorizaron con estos sacrificios y rituales. Así que buscaron formas de adaptar estas costumbres a la ética católica. Una de las primeras cosas que hicieron fue introducir el cerdo en la dieta mexicana, ya que su carne tiene un sabor similar al humano (y de ahí que el cerdo sea tan popular en nuestra cocina… ¡provecho!). La otra fue la creación del pan que eventualmente se convirtió en el Pan de Muerto.

Inspiradas por la tradición del sacrificio humano, unas monjas hornearon panes con forma de corazón humano, cubriéndolos con azúcar roja para simbolizar la sangre del difunto o sacrificado.

Con el tiempo, cada comunidad adaptó este pan a sus propias tradiciones, utilizando diferentes ingredientes y formas. Hoy en día, hay un montón de versiones del Pan de Muerto, siendo la azucarada la más popular (por lo menos en el extinto Distrito Federal). Pero lo que realmente importa es que este delicioso pan sigue siendo parte de nuestra cultura, a pesar de los cambios que ha sufrido con el paso del tiempo. Al final del día, lo más importante es disfrutar de un buen Pan de Muerto y recordar a nuestros seres queridos, manteniendo vivas nuestras tradiciones.