El 13 de agosto de 1521 cayó el Imperio Mexica ante el Ejército Español, tras varias batallas que dejaron unos 40,000 mexicas muertos. Tras la caída de Tenochtitlán, una de las primeras acciones del gobierno de la Nueva España fue la de construir el edificio Tecpan de Tlatelolco, para que funcionara como sede de gobierno de y ayuntamiento de Santiago Tlatelolco. Aunque no se encontraba en la capital del nuevo (y el viejo) Imperio, Tlatelolco fue siempre un sitio estratégico por su ubicación y porque desde el siglo XIV fue uno de los mercados más importantes de la región. Por lo mismo, el tener un edificio gubernamental en esta zona, no solo ayudaría a controlar a lxs indígenas, sino que también funcionaría de garita militar y aduanal. Y, el edificio de Tecpan de Tlatelolco fue tan importante, que incluso aparece retratado, con sus siete vanos inferiores, en el Códice Tlatelolco de 1563.
Con el paso de los siglos, el ayuntamiento de Tecpan de Tlatelolco pasó al olvido, hasta 1850 que se adaptó para convertirse en la Casa de Corrección, una institución enfocada en reformar a jóvenes delincuentes. Tres años después, la correccional mutó para convertirse en el Colegio Correccional San Antonio; una escuela que buscaba rehabilitar a lxs jóvenes a través de talleres de ciencia y arte. Poco a poco, la escuela empezó a recibir estudiantes que no provenían de la cárcel, pero que tenían pocos recursos; y con la llegada del Porfiriato, el gobierno agregó un segundo piso al edificio, para terminar de convertirlo en una escuela para huérfanos y huérfanas.
Después de eso, el edificio de Tecpan de Tlatelolco quedó prácticamente en el olvido, y no fue hasta finales de los años cincuenta cuando el presidente Adolfo López Mateos planteó el proyecto del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. Este proyecto buscaba crear una ciudad dentro de la ciudad; un conjunto habitacional que, además de contar con miles de departamentos a precios asequibles ofrecería centros deportivos, hospitales, escuelas, áreas verdes y tres museos permanentes. Para bien o para mal, los museos no se construyeron en aquél entonces y solo se adecuaron los restos del Tecpan para convertirse en la Sala Homenaje a Cuauhtémoc.
En esta sala, David Alfaro Siqueiros realizó el mural Cuauhtémoc contra el mito; el primer mural de Siqueiros y en él utiliza técnicas mixtas con soportes en tercera dimensión, con la escultura realizada por Luis Arenal Bastar. En el mural, Siqueiros experimentó usando diferentes materiales como triplay, masonite y piroxilinas para crear diferentes efectos, tonos y texturas, siendo un mural único en su tipo. Por cierto, este mural fue instalado originalmente en la calle de Sonora #9, en la casa de la familia Siqueiros, y posteriormente trasladado a este recinto.
¿Y de qué trata el mural? Cuauhtémoc contra el mito muestra a un conquistador español cabalgado a su caballo encabritado y herido, mientras empuña un arma de fuego en una mano y un crucifijo católico rematado en una daga en la otra; frente a él, se encuentra Cuauhtémoc con una lanza con punta de obsidiana, parado sobre la cabeza de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Entre ambos personajes se puede ver a Moctezuma II preguntando a los dioses “¿Por qué el regreso de Quetzalcóatl, el dios blanco y barbado, había provocado el colapso de su cultura?”; mientras que, al fondo se puede apreciar un templo en llamas y bajo el caballo, una cabeza cercenada. Es un mural pequeño, pero impactante por su carga simbólica y la manera en la que Siqueiros trabajaba con los colores y las formas.
Por si fuera poco, gracias a los trabajos que inició Eduardo Matos en 1988 en el Templo Calendárico de Tlatelolco (la primera “pirámide” que encontrarás al entrar al Sitio Arqueológico de Tlatelolco), en 1989 se encontró una pintura prehispánica que se convirtió en uno de los hallazgos más importantes de Tlatelolco, y, para que todo el mundo pueda apreciar esta pintura, o los restos de ella, esta fue trasladada a la Sala Homenaje a Cuauhtémoc en el Tecpan.
Así que, si eres amante del arte moderno, y en especial de David Alfaro Siqueiros, o si andas cerca de Tlatelolco y quieres conocer el primer trabajo de uno de los muralistas más importantes del México moderno, y/o quieres descubrir uno de los edificios occidentales más antiguos de la Ciudad de México (y de todo el país), tienes que darte una vuelta por el edificio de Tecpan de Tlatelolco, justo atrás del Jardín Santiago, y descubrir este rincón de historia y cultura perdido en medio del caos de la Ciudad.