El Cerro del Judío, conocido también como Mazatepetl, o “Cerro del Venado” en náhuatl, es una de las joyas arqueológicas más intrigantes y menos conocidas del Valle de México. Ubicado en la alcaldía Magdalena Contreras, este sitio ofrece una rica mezcla de historia prehispánica y cultura viva que se ha mantenido hasta nuestros días. A 2,750 metros sobre el nivel del mar, la cima de este cerro alberga una pirámide que data de entre 1200 y 1380 años, perteneciente a la cultura otomí, uno de los pueblos más antiguos y enigmáticos de la región. Aunque la pirámide ha sido reconstruida, conserva detalles fascinantes, como las garras de tortuga y jaguar, símbolos que están fuertemente ligados a la fertilidad de la tierra y a la adoración de Ehécatl, el dios mexica del viento. El cerro, que hoy es un importante sitio arqueológico, ofrece un vistazo a las prácticas ceremoniales prehispánicas que ocurrían en las alturas, vinculadas a los ciclos agrícolas y a la cosmovisión de los pueblos que habitaron el Valle de México.
El nombre “Cerro del Judío” tiene raíces coloniales, y es la versión cristianizada de Mazatepetl. Durante la conquista y evangelización, muchos de los sitios sagrados prehispánicos fueron renombrados para alinearlos con la religión cristiana, y este no fue la excepción. A veces, también se le conoce como “Cerro de las Cruces“, debido a las festividades religiosas que se realizan durante la Semana Santa. Sin embargo, mucho antes de la llegada de los españoles, este lugar era un importante centro ceremonial otomí, utilizado no solo para adorar a Ehécatl, sino también para ofrendar a la naturaleza, buscando garantizar buenas cosechas y la prosperidad de las tierras circundantes. Los artefactos encontrados en las excavaciones, que incluyen restos de muros, cerámicas y objetos de uso ritual, revelan la rica vida cultural que floreció aquí.
Hoy en día, el Cerro del Judío no solo es un lugar de interés arqueológico, sino también una Área Natural Protegida. Desde la creación del Centro Ecoturístico Cerro Mazatepetl, el lugar se ha convertido en un espacio perfecto para quienes buscan conectar con la naturaleza mientras exploran el pasado prehispánico de la región. El centro ofrece actividades como senderismo, observación de flora y fauna, talleres de medicina alternativa y visitas guiadas por las áreas más representativas del sitio arqueológico. Las vistas desde la cima son espectaculares, permitiendo a los visitantes disfrutar de un panorama impresionante de la Ciudad de México, mientras recorren senderos rodeados de vegetación. Además, cada Semana Santa, la colina se llena de vida con la celebración de festividades religiosas en honor a San Bernabé, el santo patrono del pueblo cercano de San Bernabé Ocotepec, donde los lugareños mezclan la tradición cristiana con las antiguas costumbres prehispánicas.
El valor histórico del Cerro del Judío no solo radica en su riqueza arqueológica, sino también en su importancia dentro de las primeras excavaciones en el Valle de México. Desde el siglo XIX, arqueólogos y estudiosos de la cultura otomí y tepaneca han explorado este sitio, descubriendo artefactos que datan de la época de la Triple Alianza, cuando los tepanecas dominaban buena parte del valle. Las excavaciones han revelado una profunda conexión entre los pueblos que habitaron esta área y los grandes centros de poder como Azcapotzalco y Tenayuca, lo que sugiere que Mazatepetl fue un punto estratégico tanto en términos militares como ceremoniales. Los objetos encontrados aquí, muchos de los cuales se exhiben en museos, han arrojado luz sobre la compleja vida social y política de estos antiguos pueblos.
En resumen, visitar el Cerro del Judío es una oportunidad para adentrarse en la historia prehispánica del Valle de México, descubrir las tradiciones del pueblo otomí y disfrutar de un entorno natural privilegiado. Ya sea que te interese la arqueología, la ecología o simplemente quieras una escapada de la ciudad, Mazatepetl ofrece una experiencia rica en cultura, naturaleza y espiritualidad.
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Dirección: Capulines 8, Cerro del Judío, El Tanque, Ciudad de México, CDMX