Emparán 49, la casa en la Tabacaleta en la que nació la Revolución Cubana

¿Te imaginas que un edificio aparentemente común en el número 49 de la calle José de Emparán, en la Colonia Tabacalera, haya jugado un papel crucial en la historia internacional moderna? Aunque suena increíble, al llegar a esta dirección te encontrarás con un inmueble de tres plantas que parece como cualquier otro en la zona: antiguo, descuidado y, a primera vista, casi olvidado. Solo algunas plantas adornan las ventanas, dándole un toque de vida a su apariencia.

Pero no te dejes engañar por su aspecto. Este edificio fue testigo de un encuentro que cambió el rumbo de la historia moderna, desatando una crisis militar que estuvo al borde de convertirse en un apocalipsis. Hablamos de la Crisis de los Misiles, uno de los episodios más significativos de la Guerra Fría. ¿Intrigadx? ¡Acompáñame a descubrir su historia!

La historia comienza con Arsacio “El Kid” Vanegas Arroyo, un luchador profesional mexicano nacido en 1922. Su abuelo, Antonio Vanegas Arroyo, fue uno de los editores del famoso grabador José Guadalupe Posada. Gracias a su trabajo, Antonio conoció a José Martí, líder de la independencia cubana, y a través de él se interesó en la política, al punto de apoyar a los independentistas cubanos, imprimiendo su propaganda.

Arsacio creció en un hogar donde la situación política de Cuba siempre estaba presente. Desde niño, aprendió sobre la lucha por la independencia de la isla y los sucesos que siguieron, incluyendo la dictadura de Fulgencio Batista. Además, México se había convertido en refugio para exiliados políticos, primero de republicanos españoles y luego cubanos que huían del régimen de Batista. Esa cercanía con Cuba y el exilio, lo llevaron a conocer a su esposa Maria Antonia, quien había dejado la isla para buscar una mejor vida en México. Así, la casa de Arsacio y de María Antonia, se transformó en un punto de encuentro para la comunidad cubana exiliada en México.

Mientras Arsacio luchaba en el cuadrilátero, un joven llamado Fidel Castro comenzaba su propia lucha contra Batista. Tras un fallido asalto al Cuartel Moncada en 1953, Castro fue capturado y pasó 22 meses en prisión. Tras su liberación en 1955, viajó a México para organizar su movimiento revolucionario. Al mismo tiempo, Ernesto “Ché” Guevara, que había recorrido América Latina, también llegó a México y, mediante su red de contactos, conoció a María Antonia.

Fue en la casa de los Vanegas donde Ernesto conoció a los hermanos Castro, Raúl y Fidel, en una tarde de junio de 1955. A partir de ese encuentro, comenzaron a reunirse en la casa de la calle Emparán y en el famoso Café La Habana, donde planearon la Revolución Cubana. Fidel invitó al Ché a unirse como el médico de la expedición guerrillera.

Durante su estancia en México, Arsacio se convirtió en el entrenador de los rebeldes. Los llevó a entrenar en el gimnasio, a remar en el Lago de Chapultepec y a realizar largas caminatas por la ciudad. Subían montañas como el Cerro del Chiquihuite y el Popocatépetl, mientras que María Antonia les cocinaba pipián, frijoles y huitlacoche, platillos favoritos de Fidel. El 25 de noviembre de 1956, partieron desde Tuxpan, Veracruz, a bordo del yate Granma rumbo a Cuba. Aunque el yate encalló en los manglares, esto no detuvo la Revolución, que concluyó con la caída de Batista el 31 de diciembre de 1958.

Fidel Castro asumió el poder y, poco después, declaró a Cuba como un país socialista, aliado de la Unión Soviética. Esto aumentó las entre URSS y EE.UU. quienes se encontraba en plena Guerra Fría. La cercanía de Cuba a las costas estadounidenses, a solo 150 kilómetros, la convertía en un punto estratégico. La crisis alcanzó su punto máximo en 1962, cuando se descubrieron misiles soviéticos en territorio cubano, desencadenando la famosa Crisis de los Misiles.

Todo comenzó en esa casa de la Colonia Tabacalera, donde Fidel, el Ché y sus compañeros empezaron a forjar los lazos de una revolución que no solo cambió Cuba, sino que puso al mundo al borde de una guerra nuclear. Así, ese modesto edificio, lejos de ser olvidado, fue un escenario clave en la historia de la Guerra Fría. ¿Sabías esta historia?

Nota: El edificio sigue siendo habitado por diferentes familias, por lo que no se puede ingresar al mismo; y lo único que se puede observar es una placa que colocó el gobierno (el 26 de marzo del 2014) reconociendo este hecho histórico.

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