A tan solo cinco días de su estreno, Pedro Páramo ha escalado al tercer lugar en el Top 10 global de películas en idioma no inglés en Netflix, alcanzando 3.9 millones de visualizaciones. Esta adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo marca el debut como director del cinefotógrafo Rodrigo Prieto, quien ha llevado a la pantalla el misterioso y desolador universo de Comala. Con un equipo de artistas y técnicos de primer nivel, la producción presenta una serie de detalles fascinantes que hicieron posible trasladar la intensidad y el misticismo de la obra literaria al cine.
1. La luz y las sombras de Comala
Prieto, quien ya estaba en medio de proyectos de gran envergadura como Los asesinos de la luna y Barbie, aceptó el desafío de dirigir Pedro Páramo. “Tal vez, si lo hubiera pensado más, hubiera titubeado”, confesó el director. Este enfoque intrépido se reflejó en decisiones arriesgadas de iluminación, como las escenas entre Juan Preciado y Eduviges, que se iluminaron únicamente con velas de dos pabilos para crear un ambiente inquietante.
2. Colaboración fotográfica y atmósfera única
Para esta película, Prieto contó con la colaboración de Nicolás Aguilar, con quien ya había trabajado en proyectos anteriores. Ambos asumieron la creación visual de Pedro Páramo como un esfuerzo conjunto, enfrentando los desafíos de filmar escenas nocturnas en entornos poco convencionales. Según Prieto, la colaboración fue “muy orgánica, desde la preparación de cada escena y set”.
3. Un guion de dos décadas de gestación
El guion de Mateo Gil fue escrito hace 20 años, cuando el propio Gil aspiraba a dirigir su versión de Pedro Páramo. Su obsesión con la novela comenzó cuando la leyó a los 19 años, una historia que le recordó la atmósfera de su ciudad natal en Gran Canaria. Este guion maduró durante dos décadas hasta concretarse bajo la dirección de Prieto.
4. Locaciones patrimoniales abiertas para el rodaje
Las locaciones en San Luis Potosí fueron cruciales para recrear la Comala de Rulfo, aunque algunas áreas estaban restringidas por su estatus de patrimonio cultural. Sin embargo, el equipo de producción consiguió los permisos necesarios para filmar, sumando autenticidad a las atmósferas de abandono y misterio.
5. Vestuario con precisión histórica
La diseñadora de vestuario Anna Terrazas y su equipo trabajaron arduamente para vestir a cerca de 800 extras en un período de 15 semanas. La investigación incluyó materiales y estilos de época, aunque los colores fueron un reto, ya que las referencias eran en blanco y negro.
6. Efectos prácticos y transformación física
Prieto optó por efectos prácticos siempre que fue posible. En una escena particularmente memorable, un personaje se “convierte en lodo” usando solo efectos físicos, sin trucos digitales. Además, para mostrar el paso del tiempo en personajes como Fulgor (interpretado por Héctor Kotsifakis), se combinaron maquillaje y prostéticos en un proceso de hasta siete horas.
7. Un equipo monumental en San Luis Potosí
El rodaje involucró a más de 550 técnicos y artistas, además de más de 2,500 trabajadores locales en San Luis Potosí. La producción generó una gran movilización en la región, con más de 14,900 noches de hotel reservadas y cerca de 900 extras locales en las escenas.
Con un elenco liderado por Tenoch Huerta, Manuel García-Rulfo e Ilse Salas, Pedro Páramo logra capturar la esencia oscura de la novela de Rulfo, transportando a los espectadores a una Comala marcada por el poder, el amor frustrado y los ecos de los muertos. Esta ambiciosa producción ya está disponible en Netflix para todos aquellos que quieran sumergirse en el realismo mágico de esta obra cumbre de la literatura mexicana.