¿Sabías que, justo frente a la majestuosa Catedral Metropolitana, hay una obra de arte que combina historia, ciencia y un toque de drama del pasado? Se trata del Monumento Hipsográfico, una curiosa pieza que no solo rinde homenaje al enigmático Enrico Martínez, sino que también es un símbolo del esfuerzo humano por domar a la naturaleza.

Aunque el lugar de nacimiento de Enrico Martínez sigue siendo un misterio —¿Hamburgo, Holanda o algún rincón desconocido?—, su historia es fascinante. Este cosmógrafo real e ingeniero hidráulico fue encargado en 1607 por el virrey Don Luis de Velasco para resolver un problema que aterrorizaba a la Ciudad de México: las devastadoras inundaciones del valle. Martínez excavó túneles para drenar el agua, pero su ambicioso proyecto enfrentó todo tipo de adversidades. En 1629, un colapso del sistema dejó la ciudad bajo el agua ¡por casi cinco años! Aunque su obra no logró evitar el desastre, Martínez es recordado como un visionario que se atrevió a enfrentar lo imposible.

El monumento, completado en 1881, es obra del escultor Miguel Noreña, con diseño del arquitecto Francisco Jiménez. Su figura central representa alegóricamente a la Ciudad de México, coronando con laureles un pedestal que lleva el nombre de Martínez. Pero aquí no acaba la historia: el pedestal tiene grabadas medidas científicas como el metro, la yarda y la vara, y marcadores del nivel promedio de los antiguos lagos que rodeaban la ciudad, como Xochimilco y Zumpango.

Este detalle es lo que da nombre al monumento: hipsografía, que se refiere a la medición de elevaciones y profundidades en relación al nivel del mar. ¡Ciencia y arte en un mismo lugar!

El Monumento Hipsográfico originalmente estuvo al frente de la Catedral, marcando el inicio de la Calle Moneda. Incluso se pensó como el “kilómetro cero” de México, una referencia para la cartografía nacional. En 1925, fue trasladado a su ubicación actual, al sur de la plaza, donde sigue esperando a que lo descubramos entre la historia y el bullicio de la ciudad.

Además de honrar a un personaje histórico, este monumento es un claro ejemplo de cómo, en el siglo XIX, el arte público se usaba también para enseñar ciencia y tecnología. Es un recordatorio de los esfuerzos por comprender y transformar el entorno, mezclando cultura, innovación y algo de tragedia.

Así que, la próxima vez que pases por el Zócalo, busca este rincón especial. El Monumento Hipsográfico no solo es un tributo a Enrico Martínez, sino un testigo de los retos que la Ciudad de México ha enfrentado —y superado— a lo largo de los siglos. ¡No te lo pierdas!

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Dirección: 
Calle Monte de Piedad #7, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX