La Glorieta de la Palma, una de las rotondas más conocidas de Paseo de la Reforma, es un lugar que, aunque muchas veces pasa desapercibido para lxs turistas, tiene una historia única y un lugar muy especial en el corazón de las y los habitantes de la Ciudad de México. Ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, conecta el Paseo de la Reforma con las calles Río Rhin y Niza. A lo largo de los años, esta glorieta ha sido testigo de una transformación sutil, pero significativa, y ha dejado una huella perdurable en la memoria colectiva de la ciudad.

La Glorieta de la Palma fue diseñada como parte del plan original del Paseo de la Reforma, elaborado por el arquitecto Louis Bolland en 1864. Esta rotonda fue inaugurada en 1865, siendo la cuarta de las famosas glorietas que adornan la avenida más emblemática de la ciudad. Aunque en sus primeras etapas se pensó en un monumento en honor a Miguel Hidalgo, la glorieta nunca llegó a albergar uno, lo que la convirtió en una de las pocas sin una escultura central. De hecho, muchxs habitantes de la ciudad la prefieren precisamente por su simplicidad.

Durante casi 100 años, la Glorieta de la Palma estuvo dominada por una imponente palmera, una Roystonea regia, conocida también como la palma real cubana. Aunque esta especie no es originaria del Valle de México, la palmera se adaptó muy bien al lugar. Con sus impresionantes 20 metros de altura, la palma se convirtió en un símbolo de la glorieta. Sin embargo, como todo en la vida, la palma llegó a su fin en 2022 debido a patógenos que afectaron su salud. En su lugar, la ciudad decidió plantar un ahuehuete (Taxodium mucronatum), un árbol nativo del Valle de México, conocido por su longevidad, pues algunos ejemplares pueden vivir más de 500 años.

El reemplazo de la palma por el ahuehuete generó una respuesta inesperada. Mientras que algunxs vieron en este cambio una forma de preservar el simbolismo de la glorieta, otrxs decidieron darle un giro más profundo al espacio. Grupos activistas, preocupados por el elevado número de personas desaparecidas en el país, instalaron un antimonumento, llenando la glorieta de fotografías de las personas desaparecidas. Esta intervención simbólica fue acompañada por un cambio de nombre, renombrando la glorieta como la “Glorieta de las y los Desaparecidos”, en un esfuerzo por visibilizar esta grave problemática social.

Hoy en día, la Glorieta de la Palma, o Glorieta del Ahuehuete, se mantiene como un lugar de tránsito cotidiano, pero con una carga simbólica más fuerte que nunca. El ahuehuete no solo representa un símbolo de la resistencia de la naturaleza, sino que también se ha convertido en un lugar de memoria. Lxs activistas continúan utilizando el espacio para rendir homenaje a las y los desaparecidos y seguir luchando por la justicia en México.

Este cambio de nombre y su conexión con los movimientos de derechos humanos, junto con la presencia del árbol de ahuehuete, que da un nuevo aire al lugar, nos invita a reflexionar sobre los cambios que pueden ocurrir en los espacios públicos y cómo estos se cargan de significado a medida que pasan los años.

Así, la Glorieta de la Palma se mantiene como una de las rotondas más queridas por lxs capitalinxs, un símbolo de la historia de la ciudad que, a pesar de los cambios y las transformaciones, sigue siendo un punto de referencia fundamental en el Paseo de la Reforma.

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Dirección: 
Paseo de la Reforma esquina Rio Rhin #18, Colonia Cuauhtémoc, Ciudad de México, CDMX