Si tuviera que describir Cartas de un Diablo a su Sobrino, diría que es una especie de manual de ética retorcida dictada desde el mismísimo Infierno. Imagina un curso intensivo de moralidad, pero impartido por un demonio experimentado que le explica a su inexperto sobrino cómo funciona la mente humana y, sobre todo, cómo manipularla para alejar a las almas de la bondad divina. Así es como C.S. Lewis construye esta ingeniosa obra, donde el demonio Escrutopo le escribe una serie de cartas a su aprendiz, el joven diablo Orugario, guiándolo en el sutil arte de la tentación y el desvío espiritual.
Desde el punto de vista de estos peculiares protagonistas infernales, Dios es “el Enemigo“, esa entidad creadora que, para su desgracia, dotó a los humanos de libre albedrío, obligándolos a tomar decisiones que —en el mejor de los casos— los acercan al cielo. La misión de Orugario es evitarlo a toda costa y, para ello, Escrutopo le ofrece consejos prácticos y perversamente brillantes.
“Trabaja a fondo, pues, durante la etapa de decepción o anticlímax que, con toda seguridad, ha de atravesar el paciente durante sus primeras semanas como hombre religioso…”
A través de estas cartas, Escrutopo revela un retrato incisivo de las debilidades humanas: desde las pequeñas distracciones diarias hasta las grandes contradicciones morales que nos caracterizan. La historia sigue de cerca al “Paciente“, un hombre inglés cuya fe recién despertada se pone a prueba en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Para Orugario, esa fe naciente representa un reto y una oportunidad, ya que, en palabras de Escrutopo, la religión puede ser un arma de doble filo: mal manejada, puede llevar al orgullo, la hipocresía y otros pecados igual de sabrosos para el Infierno.
“Por supuesto, es imposible impedir que rece por su madre, pero disponemos de medios para hacer inocuas estas oraciones…”
Más que un sermón disfrazado o un tratado moralista, Cartas de un Diablo a su Sobrino es un experimento literario tan divertido como inquietante. C.S. Lewis se vale del humor ácido y la ironía para explorar preguntas profundas sobre la condición humana: ¿qué nos hace realmente buenos o malos? ¿Por qué es tan fácil corromper incluso las mejores intenciones? ¿Puede la fe ser tan peligrosa como la falta de ella? Escrutopo, con su afilada perspicacia, desmenuza las motivaciones ocultas detrás de cada acción humana, revelando lo fácil que es convertir una virtud en un defecto si se manipula desde el ángulo adecuado.
“Hagas lo que hagas, habrá cierta benevolencia, al igual que cierta malicia, en el alma de tu paciente…”
Curiosamente, cuando las cartas se publicaron originalmente en el Manchester Guardian, provocaron todo tipo de reacciones. Aunque muchxs lectores y lectoras encontraron en ellas una original e incisiva reflexión sobre la fe y la moral, un sector conservador las tachó de irrespetuosas e incluso heréticas. Al final, esa controversia no hizo más que reafirmar el ingenio de Lewis al presentar un discurso teológico desde la perspectiva menos esperada: la de un diablo.
“Y cuán desastroso es para nosotros el continuo acordarse de la muerte a que obliga la guerra. Una de nuestras mejores armas, la mundanidad satisfecha, queda inutilizada.”
Lo que hace tan valioso a este libro es que no se conforma con ser una obra religiosa o un simple ensayo sobre la moral cristiana. Es, ante todo, un espejo donde seguimos viendo reflejadas nuestras propias contradicciones, miedos y autoengaños. Escrutopo no es solo un demonio ficticio, es la voz de esas pequeñas racionalizaciones que nos convencen de que no pasa nada si somos un poco egoístas, un poco crueles o un poco indiferentes. Y esa voz sigue tan vigente como cuando Lewis escribió estas cartas hace más de setenta años.
Con una mezcla perfecta de humor negro, aguda observación y profunda reflexión, Cartas de un Diablo a su Sobrino es mucho más que un libro sobre fe: es una radiografía de nuestra naturaleza, de esas pequeñas batallas internas que todos y todas libramos cada día entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo conveniente.
“¿No te ha hablado nadie nunca de la ley de la Ondulación? Los humanos son anfibios: mitad espíritu y mitad animal…”
Esta obra es una lectura obligada, no solo para quienes buscan explorar la ética desde una perspectiva original, sino para cualquiera interesadx en entender cómo, a veces sin darnos cuenta, tomamos caminos que nos alejan de lo mejor de nosotros mismxs. Escrutopo y Orugario no solo nos muestran el lado oscuro de la humanidad; nos invitan a reconocerlo en nosotrxs mismxs y, si es posible, a resistir su irresistible seducción.