La región de Santa Lucía, en el Estado de México, sigue sorprendiendo a la ciencia. Ahora, gracias a una investigación pionera, sabemos que hace miles de años convivieron en esa zona especies como ajolotes, flamencos, tortugas del desierto, serpientes de cascabel, ranas, garzas, ratas canguro y hasta ardillas terrestres. ¿Cómo lo sabemos? Por los microvertebrados fósiles.

El biólogo José Omar Moreno Flores acaba de presentar la primera tesis de maestría en Ciencias Ambientales basada en la localidad paleontológica de Santa Lucía, titulada “Respuesta de las comunidades de microvertebrados a los cambios climáticos durante el Pleistoceno”. Con este trabajo, defendido en el Tecnológico Nacional de México campus Zacapoaxtla, se dio una primera interpretación ambiental de esta zona del norte de la Cuenca de México.

¿Qué son los microvertebrados y por qué son tan importantes?

Los microvertebrados son animales con columna vertebral que, ya adultos, pesan entre 2 gramos y 5 kilos: ardillas, sapos, lagartijas, peces, aves pequeñas, entre muchos otros. Aunque no tienen el mismo impacto visual que los grandes mamuts o tigres dientes de sable, son fundamentales para los estudios paleoclimáticos: funcionan como indicadores sensibles del ambiente y sus cambios a lo largo del tiempo.

En la zona de Santa Lucía —descubierta durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles— se han recuperado más de 5,400 restos fósiles de microvertebrados en 78 puntos de excavación. Este registro abarca un periodo desde hace 30 mil años hasta épocas más recientes, permitiendo observar cómo ha cambiado la biodiversidad en relación con el clima y la transformación del paisaje.

¿Qué especies se encontraron?

El estudio identificó 53 grupos de organismos, entre ellos:

  • Anfibios: ajolotes, sapos, sapos excavadores, ranas
  • Reptiles: culebras de agua, serpientes de cascabel, tortugas casquito, tortugas del desierto, chintete
  • Aves: patos, garzas, flamencos, aguilillas
  • Mamíferos: ratas canguro, ardillas terrestres, tuzas, conejos y liebres

Llama especialmente la atención la presencia de especies que hoy no habitan la zona: flamencos, ratas canguro, tortugas del desierto y ardillas terrestres, estas últimas actualmente más comunes en regiones como Pachuca. También hay especies cercanas, como el ajolote, que desapareció localmente debido a la desecación del lago de Xaltocan.

Un nuevo mapa para la historia natural del Valle de México

La investigadora Felisa Aguilar Arellano, del INAH, subraya que esta tesis representa un paso clave dentro de las líneas de investigación del Centro de Investigación Paleontológica Quinametzin, que coordina. “Este trabajo no solo aporta nuevos datos, también muestra la necesidad urgente de integrar a los microvertebrados en los estudios paleontológicos, ya que suelen pasarse por alto en las excavaciones”, explicó.

La riqueza de Santa Lucía la posiciona como la zona con mayor diversidad de pequeños vertebrados fósiles en la Cuenca de México. A nivel nacional, solo es superada por dos sitios: las cuevas de Loltún en Yucatán y San Josecito en Nuevo León.

Ciencia del pasado para proteger el presente

Este estudio también tiene aplicaciones contemporáneas. Al analizar cómo respondieron estas comunidades animales al clima del pasado, se generan modelos que pueden ayudar en la conservación de ecosistemas actuales. Además, representa el tercer estudio en México que usa análisis estadísticos cualitativos para evaluar cambios ambientales en el tiempo.

En palabras del propio Moreno Flores:

“Los microvertebrados son excelentes marcadores ecológicos. Visibilizarlos nos permite integrar sus datos a programas de conservación”.

Santa Lucía, con su increíble archivo natural bajo tierra, se convierte así en una cápsula del tiempo y un laboratorio vivo para entender cómo cambia el planeta… y cómo podríamos cuidarlo mejor.