La panadería Alcázar, con más de cuatro décadas de historia, inicia una nueva etapa con una imagen fresca y espacios renovados sin perder la esencia que la ha convertido en un referente de la panadería y repostería en la Ciudad de México.

Un cambio con historia: la transformación de Alcázar

Desde 2019, Alcázar ha trabajado en una renovación integral que abarca desde la imagen de sus tiendas hasta la modernización de su logotipo y paleta de colores. Más que un cambio estético, esta transformación busca mejorar la experiencia de sus clientes, con espacios más cómodos y una atmósfera que fusiona tradición y modernidad.

Uno de los puntos clave de esta evolución es la transformación de su tercera sucursal, que tras 36 años en operación, adopta el nuevo concepto de la marca sin perder su esencia. Ahora, la tradicional venta detrás del mostrador da paso a un diseño abierto e integrado, con exhibiciones más accesibles y una iluminación cálida que resalta la calidad de cada producto.

Nuevas especialidades que sorprenden al paladar

El espíritu innovador de Alcázar no solo se refleja en su imagen, sino también en su oferta de productos. A sus clásicos panes y repostería, se suman especialidades que fusionan técnicas tradicionales con toques modernos:

  • Kouign-amann: Un pan hojaldrado de origen bretón, con un exterior caramelizado y crujiente, disponible en su versión natural o rellena de crema de almendra.
  • Bretzel Croissant: Un híbrido entre croissant y bretzel, con la textura hojaldrada del primero y la inconfundible corteza crujiente del segundo. Aunque es un clásico en Alemania, Austria y Suiza, en Ciudad de México solo se encuentra en Alcázar.

Calidad, tradición y visión a futuro

A lo largo de los años, Alcázar ha mantenido un compromiso inquebrantable con la calidad, desde la selección de ingredientes hasta la elaboración de cada pieza. Esta renovación no solo reafirma su posición en el mundo de la panadería y repostería, sino que marca el inicio de un nuevo capítulo donde tradición e innovación van de la mano.

Con esta transformación, Alcázar sigue evolucionando para ofrecer a sus clientes una experiencia única, en la que cada visita se convierta en un encuentro con la historia, el sabor y la pasión por el buen pan.