El punk llegó a México a finales de los años 70 y principios de los 80, inicialmente impulsado por las clases altas, quienes se sintieron cautivadas por la energía cruda y el estilo provocador de este movimiento musical que emergía en Estados Unidos y el Reino Unido. Sin embargo, a medida que el punk ganaba popularidad, su esencia rebelde y su mensaje de protesta comenzaron a resonar con los estratos sociales más vulnerables del país. Así fue como los jóvenes de barrios marginados, junto con los conocidos chicos banda (quienes, aunque no son lo mismo que los punks, compartieron ciertos elementos de la estética y lugares), adoptaron las ideas, la música y la estética punk, dando origen a una vibrante y diversa escena que reflejaba la realidad social de México.
Aunque las primeras bandas punk de México, como Dangerous Rhythm y Size, estaban conformadas por jóvenes de San Ángel y el Pedregal, rápidamente fueron sustituidas por grupos emergentes de San Felipe de Jesús, Ciudad Neza y el Pueblo de Santa Fe. Me refiero a bandas como Rebeld Punk, Atoxxxico, Massacre 68, Sedición, Xenofobia, Síndrome y Yaps, entre muchas otras. Todos estos jóvenes comenzaron a organizarse para crear espacios donde pudieran compartir su música e ideas, así como convivir entre sus pares. Sin embargo, estamos hablando del México de los ochenta, un país donde la represión policiaca era el pan de cada día, lo que hacía que todos esos eventos solieran terminar en redadas policiales. Por esta razón, las y los jóvenes empezaron a buscar nuevos lugares cada vez más clandestinos donde pudieran expresarse, creando el movimiento anarcopunk mexicano, una especie de punk llanero (lo digo por los lugares en los que solían realizar los conciertos).
Para recordar o conocer esa escena clandestina del punk mexicano, el Museo Archivo de la Fotografía (MAF) presenta la exposición Condenados a Vivir, Condenados a Luchar. Esta muestra reúne 51 fotografías documentadas por Fernando García Álvarez, quien fue testigo y partícipe del movimiento anarcopunk mexicano entre 1985 y 1990. Durante este recorrido, el fotógrafo nos lleva a conocer el nacimiento del movimiento, llevándonos a los “tokines” en San Felipe de Jesús, Ciudad Nezahualcóyotl, Chapultepec, el Ajusco,la colonia López Portillo, e incluso el Frontón México, entre otros lugares. Además, nos presenta a bandas icónicas en la música mexicana como Atoxxico y Massacre 68.
La exposición no solo celebra la música y la estética del punk, sino que también nos invita a reflexionar sobre el contexto social y político que dio forma a este movimiento. A través de la lente de García Álvarez, se revela una parte fundamental de la historia cultural de México, mostrando cómo la música punk sirvió como un medio de resistencia y expresión para aquellxs que desafiaron las normas establecidas, creando una identidad única que perdura hasta el día de hoy.
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Vigencia: Hasta el 20 de octubre, 2024
Dirección: República de Guatemala #34, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada Libre
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: cultura.cdmx.gob.mx/recintos/maf
Instagram: instagram.com/mafmuseo
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