Si paseas por el Centro Histórico de la Ciudad de México, seguramente te toparás con un lugar lleno de historia y arte: el Convento de la Encarnación, hoy convertido en la sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este majestuoso recinto fue fundado en 1594 por las monjas concepcionistas, gracias a la licencia otorgada por el arzobispo Alonso Fernández de Bonilla. Su construcción, a cargo del jesuita Luis Benítez, dio origen a un complejo que incluía viviendas, capillas, huertas y un gran claustro, cuya edificación concluyó en 1648.

El Convento de la Encarnación no solo destacaba por su belleza arquitectónica, sino también por su riqueza. Se dice que más de 300 mujeres vivieron aquí tras pagar una dote para ser admitidas. Las monjas eran dueñas de unas 85 propiedades repartidas por toda la ciudad, incluyendo posadas, casas particulares, granjas y propiedades comerciales. Madame Calderón de la Barca, esposa del primer embajador español en México, describió el convento como “mejor que cualquier otro de Francia”, destacando sus amplios patios, jardines y la frescura del clima capitalino.

El esplendor del convento se vio afectado con la llegada de las Leyes de Reforma de 1857, cuando los bienes eclesiásticos comenzaron a ser nacionalizados. Poco a poco, las monjas vendieron sus propiedades y en 1867 el convento desapareció definitivamente. El edificio pasó entonces por diversas manos: fue cuartel de la Guardia Nacional, sede de la Lotería Nacional, Escuela de Artes y Oficios y Escuela Normal para Damas. Finalmente, en 1921, el conjunto fue reacondicionado para convertirse en la sede de la SEP.

Si decides explorar este histórico recinto, no puedes perderte el Museo de la Secretaría de Educación Pública, inaugurado en 1994. El museo resguarda objetos descubiertos durante las renovaciones realizadas entre 1989 y 1991, divididos en tres áreas:

  • Área Antigua: Con piezas prehispánicas, incluyendo un fragmento de cuauhxicalli dedicado a Tlaltecuhtli, conocido como El Monstruo Sagrado de la Tierra.
  • Área Colonial: Exhibe objetos utilizados por las monjas, como vajillas de porcelana de la Dinastía Ming, platos, copas, cucharas y hasta esqueletos vestidos con coronas y ramos de flores.
  • Área Moderna: Muestra la transformación del edificio con una valiosa colección fotográfica y un modelo a escala del complejo para apreciar su magnitud.

Y como si esto fuera poco, las paredes del museo están adornadas con murales espectaculares de Diego Rivera, destacando “La entrada a la mina”, que puedes admirar justo al ingresar.

La iglesia del convento es una joya arquitectónica con una nave principal, dos puertas laterales y un sotocoro cerrado donde las monjas escuchaban misa. Está construida en tezontle, con portadas neoclásicas de chiluca y basamentos de basalto. Su cúpula octagonal luce la inscripción “Líbranos Señor de todo mal”, mientras que su campanario de estilo morisco está decorado con colorida talavera, similar al de Santa Catalina de Puebla.

El convento se encuentra sobre la Calle Luis González Obregón, nombrada así en 1923 en honor al célebre historiador y cronista que vivió justo frente a la iglesia. Esta calle, que antes era conocida como Calle de la Encarnación, es parte del corazón histórico de la ciudad, a pocos pasos de importantes monumentos y sitios de interés.

El Convento de la Encarnación no es solo un edificio antiguo, es un viaje en el tiempo que te permite descubrir la riqueza cultural, religiosa y arquitectónica de la Ciudad de México. ¡No dejes pasar la oportunidad de explorar este fascinante lugar donde la historia sigue viva!

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Dirección:
 República de Argentina 28, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre
Horario: Lunes a viernes de 9:00 a 17:00 hrs., sábados y domingos de 10:00 a 15:00 hrs. lunes de 10:00 a 18:00 hrs.