En el corazón del municipio de Hueypoxtla, Estado de México, bajo la parroquia de San Bartolomé Apóstol, se encuentra una enigmática cripta con al menos 72 lóculos. Durante la temporada de campo realizada en noviembre de 2024, investigadores y estudiantes registraron fascinantes hallazgos: los restos óseos de dos adultos y un infante, resguardados en este espacio funerario único en el centro de México.

Un sistema funerario poco común

La cripta, cuya arquitectura dataría de los siglos XVIII o XIX, presenta una disposición peculiar con numerosos pasillos y lóculos. Este diseño, más común en Europa de la época, es una rareza en México, según Perla Ruíz Albarrán, profesora del Centro de Estudios Antropológicos (CEA) de la UNAM y directora del proyecto.

En esta temporada, los investigadores abrieron tres sepulturas identificadas como C1, H1 y M1. En los dos primeros lóculos se hallaron restos de un hombre adulto, mientras que en el tercero, un infante de aproximadamente cinco años descansaba acompañado de vestigios metálicos y fragmentos de una prenda funeraria aún por identificar.

Ciencia en acción: el cuidadoso proceso de excavación

El trabajo en la cripta requirió preparación previa en el Museo de Tepexpan, donde el equipo recreó escenarios funerarios utilizando esqueletos didácticos. En el sitio, las tapas de los lóculos se retiraron cuidadosamente para evitar dañar los restos, que debido a la alta humedad corrían el riesgo de fragmentarse. Con microexcavaciones meticulosas, se recuperaron piezas clave como obsidiana, tepalcates y material biológico que serán analizados para determinar más detalles sobre los individuos hallados.

Comunidad e historia

Cada 24 de agosto, durante la fiesta de San Bartolomé Apóstol, los habitantes de Hueypoxtla visitan esta cripta, donde los cronistas locales relatan la historia del sitio. Ahora, las interpretaciones aportadas por el equipo del INAH enriquecen el conocimiento sobre este espacio cristiano y su contexto histórico.

Formación académica y colaboración interdisciplinaria

La iniciativa no solo busca desentrañar los misterios de la cripta, sino también formar a una nueva generación de arqueólogos y antropólogos. En el proyecto participaron 14 estudiantes del CEA, acompañados por especialistas de la ENAH y del área de Arqueología, quienes los guiaron en el registro y análisis de los hallazgos.

El financiamiento para esta investigación fue posible gracias a la Fundación Stresser-Péan, que otorgó recursos destinados al trabajo en campo.

Con cada temporada, la cripta de Hueypoxtla revela más secretos, no solo sobre sus antiguos ocupantes, sino también sobre las prácticas funerarias de una época y región aún poco exploradas. Este proyecto continúa consolidándose como un puente entre la ciencia, la historia y la comunidad local.