Justo en la esquina de Eje Central y Avenida Juárez, se alza un testigo silencioso de la historia y la modernidad: el Edificio La Nacional. Tal vez no sea tan alto como su vecino, la imponente Torre Latinoamericana, ni tan ornamentado como el Palacio de Bellas Artes, pero este rascacielos de 55 metros es una verdadera joya del pasado que aún se mantiene firme y elegante.

Construido entre 1929 y 1932, La Nacional fue el primer edificio en la ciudad en superar la barrera de los 50 metros de altura, un logro impresionante considerando que el suelo de la capital no es precisamente el más amigable para estructuras de gran tamaño. Pero gracias al talento del arquitecto Manuel Ortiz Monasterio y del ingeniero Bernardo Calderón, que diseñó una cimentación con 100 pilotes de concreto y acero hundidos a 55 metros de profundidad, este gigante art déco ha resistido más de 10 sismos sin perder el equilibrio. Ni el terremoto de 1957, ni el de 1985, ni el de 2017 han logrado tumbarlo, ¡es prácticamente un veterano de batalla!

El edificio fue mandado a construir por la Compañía Nacional de Seguros, de ahí su nombre. Y como todo pionero, abrió camino para el desarrollo de otros edificios altos en la ciudad. Su diseño se inspiró en el Templo Mayor de Tenochtitlán, una referencia sutil que lo enlaza con el pasado prehispánico de la capital. Con su estructura de acero, concreto y granito, y sus 13 pisos, La Nacional no solo fue un símbolo de modernidad en los años 30, sino también un experimento arquitectónico que ayudó a definir la forma en la que se construirían edificios en zonas sísmicas.

En 1949, su hermano menor, La Nacional II, se construyó justo al lado, ampliando el espacio de oficinas y consolidando esta esquina como un punto de referencia de la ciudad. Hoy, la tienda Sears que ocupa parte del anexo es famosa entre turistas y locales por ofrecer una de las mejores vistas del Palacio de Bellas Artes desde su cafetería en la última planta.

Además de ser un hito arquitectónico, el Edificio La Nacional marca una de las intersecciones más importantes del Centro Histórico, conectando la Alameda Central, la calle Madero y la zona de San Juan Moyotlan. Es un punto de encuentro, un testigo de la evolución de la ciudad y, sin duda, un superviviente digno de admiración. La próxima vez que camines por la zona, detente un momento y obsérvalo con nuevos ojos: este primer rascacielos de otra época sigue contando su historia.

Dirección: Eje Central esquina Juárez, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX