Artistas, docentes y tatuadores se reúnen para reflexionar sobre el tatuaje como una forma de arte, memoria y rebeldía en México.
El tatuaje no solo decora la piel: también cuenta historias, resiste estigmas y construye identidad. Bajo esta premisa, el próximo 4 de junio se celebrará el V Coloquio Trans*Tatuar: el tatuaje como espacio de resistencia, archivo y creación, un espacio de encuentro y diálogo organizado por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (ENPEG) La Esmeralda, en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).
A lo largo del día, docentes, artistas del tatuaje, estudiantes y egresados de La Esmeralda compartirán reflexiones, investigaciones, performances y tatuajes en vivo en torno a una práctica artística que ha ido conquistando espacios dentro y fuera del arte contemporáneo.
El encuentro abrirá a las 10:00 horas en el Aula Magna José Vasconcelos con la presentación del Laboratorio y Archivo del Tatuaje Mexicano, impulsado por el docente Edward Gamboa desde el Centro de Investigación de La Esmeralda. Este archivo busca rescatar la memoria y el legado de los pioneros del tatuaje en México, quienes enfrentaron décadas de prejuicios sociales para hacer de esta práctica una forma de vida y de expresión.
Tatuar como acto político, creativo y documental
El programa contempla tres mesas de diálogo:
- Tatuaje y creación
- Tatuaje y resistencia
- Tatuaje y archivo
Cada una reunirá experiencias y saberes que abordan al tatuaje como una forma de arte legítima, una herramienta política y un vehículo para narrar memorias personales y colectivas.
De forma paralela, se podrá disfrutar de una muestra de fanzines de Editorial Parvada, coordinada por Ulises Mora, así como de un performance de cuerpos tatuados a cargo de Lágrima de Oro, y una exhibición de tatuaje en vivo por el artista visual Abraham Bona Nit.
También se dará lectura a textos sobre las políticas del cuerpo tatuado, de la mano de los docentes Eblem Santana y Eduardo Abaroa, y se contará con la participación especial de Roberto Candia Salazar “Don Tito”, célebre por su trabajo como tatuador en la antigua prisión de Lecumberri.
Un legado sobre la piel
Desde la creación del primer Laboratorio y Archivo del Tatuaje Mexicano en 2012, Edward Gamboa y su equipo han entrevistado a tatuadores veteranos y documentado historias fundamentales para entender cómo se ha desarrollado esta tradición en México. “Estos pioneros constituyen quizás el primer eslabón de una cadena interminable del tatuaje mexicano, que se remonta a la década de 1970”, señala Gamboa.
El coloquio no solo pone en valor una práctica muchas veces relegada a los márgenes, sino que la celebra como un acto de resistencia cultural, una forma de archivo corporal y un lenguaje visual vivo y en constante transformación.