Si alguna vez has paseado por el Centro Histórico de Tlalpan, seguro te has topado con una joya arquitectónica que parece sacada de otra época: la Hacienda de San Fernando. Esta casona del siglo XVIII se mantiene prácticamente intacta por fuera y guarda en sus muros siglos de historias, fiestas y hasta apuestas.

La hacienda fue testigo de la presencia de personajes ilustres, como la Duquesa de Alburquerque y el mismísimo Antonio López de Santa Anna, quien la convirtió en su refugio favorito. Y no es para menos, porque además de su imponente fachada colonial—que aún conserva un nicho con la Virgen de Guadalupe—, aquí se armaban grandes fiestas, peleas de gallos y reuniones de alto nivel.

Con el paso del tiempo, la casa ha tenido muchas vidas: fue un asilo de monjas, un centro informático (sí, en serio) y hasta la sede de una importante empresa agrícola. Hoy en día, su encanto sigue intacto y se ha convertido en un codiciado lugar para eventos, especialmente bodas de ensueño.

Si andas por la zona, date una vuelta y admira su arquitectura. Aunque su interior es un misterio para la mayoría, si tienes suerte, podrías echar un vistazo a este icónico rincón de Tlalpan que aún resguarda la esencia de tiempos pasados.

Dirección: Av. San Fernando #106, Tlalpan Centro I, Ciudad de México, CDMX