Ubicada en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, la Fuente de los Físicos Nucleares es una obra poco conocida pero llena de simbolismo y arte. Creada en 1964 por el talentoso escultor Francisco Zúñiga, esta pieza explora una curiosa combinación: el avance científico de la física nuclear y la profundidad cultural de la figura indígena, elementos que Zúñiga logra entrelazar en esta obra de bronce, la única de este material en su serie de estudios sobre la ciencia.
Zúñiga comenzó a trabajar en temas relacionados con la física nuclear en 1951, un interés que probablemente se inspiró en el contexto de la época. Aunque no era un científico, su arte refleja una fascinación por el progreso humano. A nivel formal, esta escultura tiene mucho en común con sus figuras danzantes y reclinadas de la década anterior, un estilo característico en el que resalta la presencia y la fuerza de la mujer indígena, que él reinterpreta en un contexto contemporáneo.
La obra de Zúñiga en 1964 también incluyó otros trabajos icónicos: en Veracruz, por ejemplo, su escultura Riqueza del Mar adorna el malecón; en la Universidad Nacional de Costa Rica, otras figuras semejantes celebran la diversidad de la región. Cerca de esta fuente, en Chapultepec, también encontramos la Fuente de las Ninfas, igualmente realizada en 1964. Este año marcó uno de los momentos culminantes en la carrera de Zúñiga, quien no solo dejaba su huella en México, sino en toda América Latina con figuras que mostraban la resistencia y dignidad de los pueblos indígenas.
Aunque el símbolo del átomo y de la física nuclear puede parecer anacrónico hoy en día, en su momento encarnaba el espíritu de innovación de mediados del siglo XX. La obra de Zúñiga invita a reflexionar sobre cómo la figura indígena, tan distante de los cánones occidentales, encontró su lugar en el arte moderno y poscolonial. Aquí, la figura del científico indígena completa el ciclo que iniciaron figuras históricas como Juan Badiano y Martín de la Cruz, autores del Códice Cruz-Badiano en el siglo XVI, quienes también combinaron conocimiento ancestral con la ciencia de su tiempo.
La Fuente de los Físicos Nucleares es así un homenaje al legado indígena y un testimonio del papel que la ciencia y el arte juegan en la evolución cultural.
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