La Profesa, conocida cariñosamente como “la otra catedral” de la Ciudad de México, se erige de manera austera en la esquina de las calles Madero e Isabel la Católica, en el corazón del centro histórico. Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su construcción, su presencia ha marcado una parte importante de la historia de la ciudad por siglos, siendo una de las joyas del barroco mexicano. Si bien hoy en día es menos visitada, sigue siendo un símbolo de serenidad y majestuosidad, tranquila y discreta a tan solo unos metros de la imponente Catedral Metropolitana.
Este templo barroco del siglo XVIII, oficialmente llamado Oratorio de San Felipe Neri, es un lugar lleno de historia. En sus orígenes, fue parte de un complejo arquitectónico más grande conocido como Casa Profesa, donde los jesuitas vivieron y realizaron su labor misionera. Aquí, los sacerdotes hicieron un voto de obediencia exclusiva al Papa, comprometiéndose a trabajar en la evangelización. La primera iglesia en este sitio, conocida como el Templo de San José el Real, fue inaugurada en 1610, pero fue reemplazada por el templo que hoy conocemos, diseñado por el arquitecto Pedro de Arrieta entre 1714 y 1720, con el patrocinio del marqués de Villapuente y su esposa.

Un capítulo crucial en la historia de La Profesa ocurrió en 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles, y el templo pasó a manos de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. A partir de ese momento, la iglesia adoptó una nueva identidad y continuó siendo un importante centro de oración y cultura. Incluso, tras un devastador terremoto en 1768 que destruyó la iglesia original, La Profesa se mantuvo como un símbolo de resistencia y fe.
En el siglo XIX, el templo experimentó una transformación significativa. Fue en esta época cuando se introdujo el estilo neoclásico en su interior, con la intervención del célebre arquitecto Manuel Tolsá, quien diseñó el retablo mayor dedicado a San Felipe Neri. A partir de ese momento, La Profesa se llenó de una nueva energía artística, con frescos en la cúpula, esculturas y una colección de arte religioso impresionante que hoy día sigue siendo uno de sus mayores atractivos.

Además de su arquitectura, La Profesa se distingue por su galería de arte, conocida como la Pinacoteca, que alberga obras de los siglos XVII, XVIII y XIX. Esta galería, inaugurada en 1978 tras una lujosa rehabilitación, sigue siendo un espacio para apreciar la riqueza de la pintura mexicana y europea, con obras que abarcan tanto la devoción religiosa como la riqueza cultural de la época virreinal.
Un episodio peculiar en la historia de La Profesa tuvo lugar en 1821, cuando fue escenario de una importante conspiración contra el movimiento independentista de México. En sus muros se gestaba una conspiración para instaurar una monarquía en el país, impulsada por quienes simpatizaban con la idea de un monarca absoluto nacido en España. Afortunadamente, el plan no prosperó, pero la memoria de esos encuentros secretos quedó impregnada en la historia de este templo.

A lo largo de los siglos, La Profesa también ha sido testigo de momentos de tensión en la historia del país. Durante la Guerra Cristera de 1926-1929, cuando la persecución contra las iglesias y clérigos se intensificó, La Profesa asumió temporalmente el rol de catedral provisional de la Ciudad de México. Más tarde, en 1931, un atentado con una bomba casera en sus instalaciones no causó grandes daños, pero subrayó la relevancia de este templo como un punto de resistencia y fe en tiempos difíciles.
Hoy en día, La Profesa sigue siendo un lugar de culto y un centro cultural vital en el centro histórico de la Ciudad de México. Su biblioteca, con más de 8,000 libros antiguos, y su pinacoteca continúan resguardando el legado de los siglos pasados, ofreciendo a las y los visitantes un espacio de reflexión y aprendizaje. Aunque no es tan conocida como otros monumentos emblemáticos de la ciudad, La Profesa sigue siendo un recordatorio del pasado religioso y cultural de la capital mexicana, un lugar que invita a las y los transeúntes a detenerse y sumergirse en su historia profunda y su belleza atemporal.

La próxima vez que pases por la calle Madero, no olvides mirar hacia La Profesa y rendir homenaje a este silencioso guardián de la historia, un templo que, con su serenidad y majestuosidad, continúa siendo una de las piezas clave en el corazón de la Ciudad de México.
Dirección: Isabel La Católica #21 (esquina Madero), Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX