Marco Polo, un paraíso de sabores italianos en Clavería

¡Un montón de gente me había dicho que tenía que ir a Marco Polo, un pequeño restaurante de comida italiana en pleno corazón de la colonia Clavería! Así que, un domingo que mis papás me invitaron a comer, les propuse ir a probar ese lugar. La verdad, por fuera, Marco Polo pasa totalmente desapercibido; su fachada es angosta y sencilla, así que es fácil que se pierda entre todos los locales de la zona.

Al entrar, nos encontramos con un pequeño pasillo donde nos dieron la bienvenida y nos invitaron a conocer el lugar. Lo primero que vimos fue un piano de pared. Luego notamos las fotos, pósters y cuadros con temáticas italianas, y al fondo, una barra que da a la cocina, donde podías ver cómo lanzaban la masa de las pizzas al aire para estirarla. El lugar era sencillo pero acogedor, y tenía ese típico ambiente de un auténtico restaurante de barrio, lo que nos convenció de quedarnos a comer allí.

En el menú de Marco Polo había una buena variedad de entradas, ensaladas, paninis, sopas, pastas simples y rellenas, así como carnes, pescados, aves y crepas italianas. La elección fue difícil porque todo sonaba delicioso. Para empezar, pedimos un Provoletta (rebanadas de queso provolone horneado con aceite de oliva y orégano sobre rebanadas de jitomate). Como plato fuerte, nos fuimos por unos Cappelletti (pasta rellena de jamón serrano) a los Cuatro Quesos, un Filetto di Pesce alla Miglioni (filete de pescado salteado con anchoa y un toque de limón italiano) y una Milanesa alla Napoletana (rellena de jamón y queso, bañada en pomodoro y parmesano). La entrada y los tres platillos estaban deliciosos, bien servidos y acompañados (en el caso de las carnes) con ensalada y una papa al horno.

Mientras comíamos, la mesa de al lado pidió una pizza grande, ¡y quedamos impresionadxs con el tamaño! Tenía un diámetro de unos 60 o 70 centímetros, simplemente enorme. Tan grande que ni las ocho personas en la mesa pudieron acabársela.

Terminamos tan satisfechxs que no pensábamos pedir postre, pero cuando nos trajeron la charola de postres, no pudimos resistirnos y pedimos un Barzoni (pastelito relleno de chocolate envinado, con corteza de nuez y almendra) y una Tartaleta (rellena de zarzamora y frambuesa, cubierta con chocolate blanco). Ambos postres estaban deliciosos.

La mayor sorpresa fue cuando pedimos la cuenta: habíamos comido delicioso y muy abundante, con un gran servicio, por muy poco dinero. Salimos de Marco Polo con una sonrisa y muchas ganas de regresar pronto para probar los demás platillos del menú. Sin duda, este lugar es una excelente opción para comer en familia una tarde de domingo o con amigos o pareja cualquier día de la semana.

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Dirección: Av. Clavería #158, Claveria, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: De $200 a $300 pesos
Horario: Martes a domingo de 9:00 a 21:00 hrs. (cierra al medio día para el cambio de turno)
Página Web: marcopoloclaveria.com

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