Ubicado en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, el Metro Allende forma parte de la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo y es mucho más que una simple parada en el trayecto diario. Esta estación debe su nombre a la calle Allende, en honor al general Ignacio Allende, uno de los primeros líderes del movimiento independentista de 1810. El pictograma de la estación representa su busto, recordándonos que la historia nacional también se mueve bajo tierra.

Inaugurada el 14 de septiembre de 1970, esta estación tiene varias particularidades que la hacen única dentro del sistema. Por ejemplo, sus andenes son los más estrechos de toda la red, una consecuencia directa del reducido espacio disponible en la antigua calle de Tacuba. Esta condición arquitectónica también explica por qué Allende es una de las pocas estaciones donde no se puede cambiar de andén sin salir y volver a entrar —una característica que solo comparte con Metro Tezozómoc en la Línea 6—. Así que si te equivocas de dirección, prepárate para cruzar la calle y comprar otro boleto (o regresar a Bellas Artes o Zócalo / Tenochtitlan si aún estás dentro del sistema).

Pese a su tamaño, Metro Allende tiene una afluencia constante, con un promedio diario de casi 29 mil usuarios, quienes aprovechan su ubicación estratégica para visitar los múltiples puntos de interés cercanos. Al salir a la superficie, te encuentras de inmediato con una de las zonas más antiguas y transitadas de la capital. Desde aquí es fácil llegar al Jardín de la Triple Alianza, al Museo del Ejército y la Fuerza Aérea, a la Biblioteca del Congreso o al Museo Interactivo de Economía.

Con múltiples accesos y salidas que se entrelazan con la calle Tacuba, esta estación recuerda por momentos a los accesos de las estaciones neoyorquinas, rodeada de vendedores ambulantes, pero también de árboles, historia y cultura viva.

Metro Allende no solo te lleva a tu destino; también te conecta con la memoria de un país y el latido del centro de la ciudad.