La estación de Metro Bondojito, en la Línea 4 del Metro de la Ciudad de México, no solo es una parada en tu trayecto: es también una ventana al pasado natural y lingüístico del Valle de México. Su nombre proviene de la palabra otomí bondo, que significa “nopal pelón”. De ahí surge “Bondojito”, que se puede traducir como “nopalito”. ¡Y vaya que tiene sentido! Antes de que esta zona fuera parte de la ciudad, aquí abundaban los nopales pequeños que crecían en terrenos pantanosos.
El logotipo de la estación, una nopalera, nos recuerda precisamente eso: la presencia ancestral del cactus más querido de México, el Opuntia ficus-indica, que además forma parte del escudo nacional. De hecho, los frutos carmesí de esta planta eran conocidos como tenochtli por los mexicas, y están ligados al mito fundacional de Tenochtitlán.

La estación Bondojito se encuentra en la alcaldía Gustavo A. Madero, en la colonia del mismo nombre. También da servicio a otras colonias vecinas como Tablas de San Agustín y Belisario Domínguez, conectando a miles de personas cada día con el resto de la ciudad. Aunque no es una de las más transitadas del sistema, cumple una función esencial para quienes viven o trabajan en la zona.
Se trata de una estación elevada, al estilo “tren espacial”, como muchas otras de la Línea 4. Desde sus andenes, los visitantes pueden disfrutar de una vista aérea del oriente de la ciudad, una experiencia curiosa para quienes no están acostumbrados a viajar en metro a esas alturas.

La estación cuenta con salidas hacia el Eje 2 Oriente, justo en la esquina con la calle Oriente 103. Desde ahí, puedes caminar unos minutos hacia el Mercado Río Blanco, ideal para una parada gastronómica rápida. Si tienes más tiempo, puedes aventurarte a conocer el Mercado Bondojito, ubicado a unos 15 minutos a pie sobre la Avenida Henry Ford. O, también puedes pasarte por una buena birria a La Perla Tapatía, a solo unos pasos del metro.
Además, hay conexión con la Línea 4 del Trolebús y algunas rutas de RTP, lo que hace de Bondojito una parada estratégica para la movilidad local.
Aunque en 2023 recibió poco menos de 2 millones de usuarios, y ocupa el lugar 162 de 195 en afluencia, sigue siendo una pieza importante del rompecabezas urbano que es el Metro. Es una estación modesta, sí, pero llena de historia natural y cultural, y con raíces que se hunden profundamente en la lengua otomí y en los suelos donde alguna vez reinaron los nopales.