Ubicada en el límite de las alcaldías Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, la estación Juanacatlán forma parte de la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México. Su historia y nombre están ligados a una localidad en el estado de Jalisco, reflejando la conexión entre la toponimia y la identidad cultural de distintas regiones del país.

El nombre Juanacatlán proviene del náhuatl “Xonacatlán”, que significa “lugar de cebollas“. Sin embargo, existen otras versiones que interpretan su significado como “lugar de mariposas“, en referencia a la palabra “Papantl“, que hace alusión a estos insectos. Esta última versión influyó en la elección del logotipo de la estación, que representa una mariposa monarca (Danaus plexippus), un símbolo de migración y transformación. Curiosamente, la calle Alfonso Reyes, ubicada casi enfrente de la estación, llevaba el nombre de Juanacatlán antes de su cambio de nomenclatura, reforzando la conexión entre el barrio y la estación del metro.
Además de su significado histórico, la estación Juanacatlán destaca por haber sido la primera en inaugurarse dentro de un proceso de ampliación de la Línea 1. Desde abril hasta noviembre de 1970, sirvió como terminal antes de que la línea se extendiera hasta Tacubaya. Actualmente, la estación permanece cerrada debido a las obras de remodelación de la Línea 1, las cuales buscan modernizar su infraestructura y garantizar su operación eficiente. Se espera que la segunda fase de esta rehabilitación, que abarca de Observatorio a Salto del Agua, concluya en 2025.

En su entorno, Juanacatlán alberga las oficinas del Sindicato de Trabajadores del Metro, cuya fachada cuenta con ventanas diseñadas para simular el frente de un tren del metro. La estación se encuentra justo debajo de la avenida Pedro Antonio de los Santos, una zona con un carácter urbano consolidado, pero que aún conserva referencias a sus antiguas denominaciones y la historia detrás de su identidad.
Así, Juanacatlán no solo es un punto de conexión dentro del Metro de la Ciudad de México, sino también un reflejo de la riqueza lingüística y cultural del país, donde un solo nombre puede evocar tanto la agricultura tradicional como el vuelo de una mariposa en busca de nuevos horizontes.