Ubicada en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, la estación Zócalo/Tenochtitlan de la Línea 2 del Metro no solo conecta a miles de personas diariamente: también es un punto clave para entender la identidad histórica y cultural del país. Su nombre, imagen y localización están cargados de simbolismo.

El nombre “Zócalo” proviene del cuerpo inferior de una construcción en términos arquitectónicos. Esta palabra se volvió sinónimo de plaza principal a raíz de un proyecto fallido impulsado por Antonio López de Santa Anna en 1843, quien mandó construir un monumento conmemorativo a la Independencia de México. Aunque el diseño ganador, del arquitecto Lorenzo de la Hidalga, prometía una gran obra, por problemas económicos solo se edificó el pedestal o zócalo. Con el paso del tiempo, este basamento fue removido por dificultar el paso peatonal, pero la palabra quedó en la memoria colectiva como el nombre popular de la Plaza de la Constitución.
El ícono de la estación representa la silueta del Escudo Nacional de México, en alusión directa al emblema del Poder Ejecutivo Federal, cuya sede, el Palacio Nacional, se encuentra justo al lado. Este símbolo, un águila devorando una serpiente sobre un nopal, es uno de los tres elementos que conforman los símbolos patrios del país.

La estación fue inaugurada en 1970 con el nombre “Zócalo” y, en agosto de 2020, se le añadió el nombre “Tenochtitlan” para conmemorar los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, capital del imperio mexica. Esta modificación reconoce la profundidad histórica del lugar, ya que la estación se encuentra sobre lo que fue el principal centro ceremonial de los mexicas.
El entorno de la estación es igualmente significativo: la Plaza de la Constitución, o Zócalo, está rodeada por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad y del país, como el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el edificio del Gobierno de la Ciudad de México, todos ellos con una riqueza arquitectónica inigualable que refleja distintas épocas de la historia nacional.

A lo largo de su historia, la estación también ha sido escenario de descubrimientos arqueológicos importantes. Durante su construcción, se hallaron vestigios de un adoratorio mexica, el cual fue trasladado y hoy forma parte de la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Además, en lugar de publicidad comercial, los pasillos de esta estación exhiben mapas, fotografías y litografías históricas del Zócalo, y una serie de maquetas recrea la plaza en tres momentos clave: la época prehispánica, la colonial y los inicios del siglo XX.
Por todo esto, el Metro Zócalo/Tenochtitlan no es solo un punto de transporte: es una puerta de entrada al pasado, un símbolo vivo de la historia nacional y un homenaje subterráneo al legado mexica y a la construcción de la nación mexicana.