¡Bienvenidxs a Mixcoac! Este pintoresco rincón de la Ciudad de México, ubicado en la Alcaldía Benito Juárez, es mucho más que un conjunto de calles y avenidas. Es un barrio con raíces profundas que nos cuenta historias de nubes, serpientes y la transformación de un pequeño asentamiento en un vibrante vecindario urbano.
El nombre Mixcoac proviene del náhuatl y significa algo como “Lugar de la serpiente de nubes“. Esta poética referencia conecta al barrio con Mixcóatl, el dios de la cacería y las estrellas, recordándonos que el cielo y la tierra siempre han estado entrelazados en la cultura de nuestrxs antepasadxs.

Hace más de mil años, Mixcoac era un pequeño asentamiento tepaneca que floreció junto al lago de Texcoco. Para 1420, ya era una provincia tributaria del imperio mexica, y con la llegada de los españoles, su importancia se mantuvo. Hernán Cortés lo menciona en sus cartas, estimando una población de 6,000 habitantes en ese entonces.
Durante la época virreinal, Mixcoac fue un punto clave de la doctrina de los dominicos, quienes establecieron la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán. El pueblo, rodeado de ranchos y haciendas, fue también parte del vasto Marquesado del Valle de Oaxaca, otorgado a Cortés.
En el siglo XIX, Mixcoac comenzó a transformarse. Su proximidad a Tacubaya, San Ángel y Coyoacán lo convirtió en un destino de descanso para las y los habitantes de la ciudad, quienes construyeron elegantes casas de veraneo. A pesar de las crecidas del río Mixcoac, que a veces causaban desastres, el lugar conservó su encanto campirano.

El siglo XX trajo consigo el crecimiento urbano y la integración de Mixcoac a la metrópoli. Ranchos y haciendas dieron paso a edificios y avenidas, pero el barrio no perdió su esencia. Sus plazas, como la de Agustín Jáuregui y Valentín Gómez Farías, son un oasis de tranquilidad entre el bullicio citadino, rodeadas de arquitectura tradicional que nos transporta al pasado.
Otro ícono de su historia es el lugar que ocupó el famoso Hospital de La Castañeda, un edificio monumental que fue demolido en 1968. Hoy, en ese espacio se encuentran la Preparatoria 8 de la UNAM y la Unidad Habitacional Torres de Mixcoac.
Mixcoac no es solo un barrio; es un libro abierto. Sus plazas, jardines y calles con nombres de artistas internacionales cuentan historias de un pasado glorioso. Lugares como la Plaza Jáuregui, el Centro Vlady y la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán nos invitan a descubrir cada rincón con calma.

Para que te des una idea de todo lo que puedes encontrar en el barrio de Mixcoac, aquí tienes una lista de los más destacados:
- Zona Arqueológica de Mixcoac
Un recordatorio de su origen prehispánico. Este sitio ofrece un vistazo al recinto ceremonial que dio vida al asentamiento tepaneca, ideal para quienes aman conectarse con el pasado ancestral. - Plaza Jáuregui
El corazón del barrio, donde el tiempo parece detenerse. Con su encantador quiosco, bancas y jardines, esta plaza es perfecta para disfrutar de un momento de tranquilidad. En sus alrededores, podrás admirar casas antiguas y visitar la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, una joya del periodo virreinal. - Plaza Valentín Gómez Farías
Este espacio, rodeado de casas que ahora son centros educativos, está acompañado de la Parroquia de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de Guadalupe. Es ideal para pasear bajo sus árboles y disfrutar de la atmósfera serena del lugar. - El Centro Cultural Juan Rulfo
Antes un Palacio Municipal, hoy es un espacio dedicado a la cultura, donde se organizan actividades que mantienen vivo el espíritu artístico del barrio. - Centro Vlady y la Biblioteca BS-IBBY México
Un rincón para los y las amantes de la lectura y el arte. Aquí encontrarás libros, exposiciones y un ambiente único. - Parque Hundido
Aunque no está en el núcleo de Mixcoac, este espacio verde es un pulmón cercano que ofrece un respiro del bullicio urbano. Con sus jardines y esculturas, es un lugar muy visitado por locales y turistas. - Mercado de Mixcoac
Si te gusta explorar la vida cotidiana de un barrio, el mercado es un imperdible. Encontrarás flores frescas y una amplia oferta gastronómica, destacando los mariscos preparados con sazón única.

Por otro lado, vale mucho la pena hablar de el río Mixcoac; aunque canalizado en gran parte, sigue siendo parte de la identidad del barrio. Su curso, que nace en las laderas del cerro de San Miguel, conecta simbólicamente al Mixcoac de antaño con el Mixcoac moderno.
Así que ya sabes, Mixcoac es más que un barrio; es un paseo por la historia, una mezcla de tradición y modernidad que siempre tiene algo nuevo que contar. ¿Te animas a explorar?