En el corazón del Barrio Bravo, en la Colonia Morelos de la Ciudad de México, se encuentra un monumento que tiene tanto carácter como su entorno. El Monumento a Morelos, dedicado al insurgente José María Morelos y Pavón, no solo destaca por su belleza, sino por su historia llena de giros y mudanzas.
¿Sabías que esta estatua no siempre estuvo aquí? En realidad, fue esculpida en 1865 por el artista italiano Antonio Piatti, pero originalmente iba a adornar San Cristóbal Ecatepec, lugar donde Morelos fue ejecutado en 1815. Sin embargo, el destino tenía otros planes: la estatua terminó en la Plazuela de Guardiola, en el Centro Histórico.
Ahí, las cosas no fueron del todo bien. Los habitantes de la zona –entre marqueses, condes y vecinos acaudalados– no estaban nada contentos con la estatua, y mucho menos con la placa que Maximiliano de Habsburgo colocó en su base. Así que, con la caída del emperador en 1868, la estatua fue removida rápidamente y enviada a la Plaza de Santa Veracruz.
Fue hasta la década de 1870 que Morelos encontró su hogar definitivo en la Avenida del Trabajo, en el extremo oriental de Tepito, justo donde inicia la famosa Colonia Morelos. En su ubicación actual, la estatua no solo rinde homenaje al héroe independentista, sino que también marca la entrada a uno de los barrios más icónicos y vibrantes de la Ciudad de México.
Lo curioso de este monumento es que representa a Morelos en su faceta sacerdotal, con sotana y todo, recordándonos que antes de convertirse en un líder insurgente, fue un hombre de fe. Su figura, al igual que el barrio que lo alberga, está llena de historias, luchas y resiliencia.
Así que, la próxima vez que camines por Tepito o la Avenida del Trabajo, detente un momento para admirar esta estatua y reflexionar sobre la increíble travesía que tuvo que recorrer antes de encontrar su lugar en este legendario rincón de la ciudad.
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Dirección: Eje 1 Ote, Av. del Trabajo, Tepito, Morelos, Ciudad de México, CDMX