En el corazón del Centro Histórico de Ciudad de México, un mural vibrante nos recuerda un momento crucial de nuestra historia: el encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés en 1519. Este mural, ubicado en la esquina de las calles Pino Suárez y República de El Salvador, nos transporta a ese 8 de noviembre, cuando el Huey Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin recibió al conquistador en la calzada que daba acceso a Tenochtitlán, conocida en la actualidad como Calzada de Tlalpan.
La historia cuenta que, en un gesto de hospitalidad, Moctezuma obsequió a Cortés un calendario y dos discos, uno de oro y otro de plata. Sin embargo, en un giro irónico, el conquistador decidió derretir estas joyas, creyendo que su valor era únicamente material. ¡Qué interesante forma de malinterpretar la riqueza cultural!
Este mural, una maravillosa reproducción de una obra del pintor Juan Correa, fue instalado en 2015. Correa, un destacado artista del barroco novohispano de ascendencia africana-española, fue famoso por su capacidad para dar un nuevo aire a la pintura en la Nueva España. El original, que data de 1684, se encuentra en la colección del Banco Nacional de México y es una joya del patrimonio artístico.
Con unas impresionantes dimensiones de 5.60 metros de ancho y 2.45 metros de alto, el mural está compuesto por 931 piezas de talavera, cada una de 11×11 cms. Su elaboración fue todo un proceso artesanal, llevado a cabo por Empresas Cantú en San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, y tomó más de seis meses.
Situado junto al templo de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, fundado pocos años después de este encuentro histórico, el mural es fácilmente accesible y está a solo unos pasos del Museo de la Ciudad de México. Así que, si te paseas por esta zona emblemática, no dejes de visitarlo. Este mural no solo captura un momento importante de nuestro pasado, sino que también celebra la riqueza artística y cultural que define a nuestra ciudad.