En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, en la emblemática calle Tacuba, se encuentra un lugar tan fascinante como escalofriante: el Museo de la Tortura. Este espacio te invita a explorar los rincones más oscuros de la historia de la humanidad, con una colección de más de 70 instrumentos utilizados entre los siglos XVI y XVIII para castigar, humillar y ejecutar a quienes se consideraban “enemigos del orden”.

Durante la época de la Inquisición Europea, los castigos no solo buscaban mantener la obediencia, sino también infundir temor en el público. Este museo ofrece un recorrido por artefactos diseñados para causar dolor y sometimiento, desde el temido potro —un instrumento que dislocaba los huesos a medida que se tiraba de las extremidades del reo— hasta la espeluznante rueda de hierro, que lentamente destrozaba cada hueso del cuerpo.

En México, aunque la Inquisición española operó con menos brutalidad que en Europa, dejó un legado oscuro. Algunas de sus víctimas más célebres fueron acusadas de herejía, brujería o de practicar religiones prohibidas, como el judaísmo. Entre los métodos de tortura y ejecución más impactantes están la guillotina, el aplastacabezas y la temida cuna de Judas, un asiento piramidal que infligía dolor con cada caída.

¿Sabías que…? El 85% de las víctimas de la Inquisición eran mujeres, y esto queda claro en los artefactos dedicados exclusivamente a ellas. La máscara infame y el desgarrador de senos son solo dos ejemplos de cómo la crueldad se ensañaba particularmente contra las acusadas de brujería, prostitución o infidelidad.

Más allá de los instrumentos y sus historias, el Museo de la Tortura nos recuerda la capacidad humana de infligir dolor en nombre de ideologías, religiones o incluso del entretenimiento. A través de vitrinas que exponen objetos como la vampiresca doncella de hierro, unx no puede evitar reflexionar sobre cómo el tiempo nos separa de estas prácticas… o si realmente nos separa.

Para algunxs visitantes, el recorrido resulta tan impactante que genera lágrimas, risas nerviosas o incluso mareos. Este museo no es solo un viaje al pasado, sino también una oportunidad para enfrentarnos a nuestra propia humanidad y a las preguntas incómodas que plantea la historia.

Si eres amante de la historia, de lo curioso o simplemente de lo fuera de lo común, el Museo de la Tortura es una parada obligada. No solo te sorprenderá con su peculiar acervo, sino que activará tu imaginación para revivir momentos históricos que, aunque crueles, son fundamentales para entender nuestra evolución como sociedad.

Como dijo Adam Gopnik, periodista y ensayista: “Si no puedes imaginar el horror de ser quemado vivo, entonces, por decirlo, no has vivido.”

Atrévete a descubrir este museo único. Eso sí, ¡prepárate para un recorrido que no dejará indiferente ni a lxs más valientes!

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Dirección:
 Tacuba #76, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $90 pesos
Horario: Lunes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.
Facebook: facebook.com/InquisicionCDMX