Los cuentos de hadas suelen reflejar la situación y los miedos que se vivían en un lugar y momento específicos; pero, por lo menos los que han llegado hasta nuestros días, suelen contener situaciones y/o enseñanzas universales. Quizá uno de los ejemplos más grandes de ello es Pinocho, un cuento que le enseña a los niños y las niñas la importancia de obedecer a nuestros padres, no hablar ni confiar en extraños, valorar la educación y, sobre todo, a no decir mentiras… porque nos crecerá la nariz.
Han pasado más de 143 años desde que Carlo Collodi escribió la pequeña novela infantil de Pinocho, 85 desde que Disney realizó la película animada y tres desde que Guillermo del Toro estrenó su versión en stop motion. Pinocho ha sobrevivido a casi siglo y medio de historia y continúa cautivando a todo el mundo, sin importar la edad. Y, para que los niños y las niñas mexicanas puedan acercarse a la historia de Pinocho, pero desde una perspectiva moderna y local, el Teatro Helénico presenta la obra Pinocho 21.
La producción franco-mexicana, adaptada y dirigida por Antoine Chalard, presenta la historia de Geppetto, un inmigrante pobre que vive en una casa improvisada con basura, y que pasa sus días construyendo compañeros con latas, periódicos y todo lo que puede encontrar. Una noche, gracias a la magia del Hada Azul, su compañero Pinocho cobra vida. ¡El sueño de Geppetto se vuelve realidad! ¡Al fin sería padre! Pero, aunque el muñeco de periódicos, ojos de botones y pelo de pasto artificial cobra vida, no es un niño real. Así es como el muñeco emprende un viaje de (auto)conocimiento para convertirse en un hombrecito real. Un viaje que lo llevará a meterse en los barrios más peligrosos, perderse en los videojuegos y aprender todo sobre el mundo mientras improvisa unas rimas raperas.
Pinocho 21 es una obra diferente para ser una obra infantil. Recuerdo que, cuando mis papás me llevaban a obras infantiles, siempre tenían una escenografía completa (por muy sencilla que fuera) y buscaban dejar poco a la imaginación; pero Pinocho 21 es una obra más contemporánea, una de esas obras que usan pocos elementos para invitar a los niños y las niñas a imaginarse el mundo de Pinocho.
Usando únicamente una escalera en el centro del escenario, una pantalla transparente, una proyección de la luna y un impresionante juego de luces, la obra logra llevarnos a través de la historia de una forma cómica y agradable. En lo personal, este detalle me parece muy único, porque realmente le enseña a las infancias que no se necesitan grandes escenarios para contar una buena historia (aún recuerdo cuando me llevaron a ver la puesta en escena de El Hombre de la Mancha en 1991 y el shock que fue para mí encontrarme con un escenario tan sobrio).
Por otro lado, cabe destacar que tanto las canciones como las actuaciones y la dirección están muy bien pensadas para que, a pesar de que se traten temas que podrían ser escabrosos para las infancias, como la pobreza en la que viven Pinocho y su padre, todos los niños y las niñas disfruten de una historia llena de moralejas y enseñanzas. De hecho, durante toda la obra, que dura únicamente una hora para que las infancias no se desesperen, se escuchan risas de niñxs y adultos.
Pinocho 21 es una oportunidad para que los hijos e hijas puedan conocer la popular historia del títere que quería ser un niño real, mientras se adentran en el mundo del teatro contemporáneo y se divierten en el proceso. Es una de esas obras que vale la pena ir a ver con lxs hijxs y sobrinxs, porque asegura diversión y enseñanza para toda la familia. Y lo mejor de todo es que el horario es perfecto para ir a comer algo temprano, justo cuando termine la obra.
Datos Generales
Lugar: Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico – Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn, Ciudad de México, CDMX
Costo del Boleto: $259 pesos (entrada general)
Funciones: Sábado y domingo , 13:00 a 14:00 hrs.
Dramaturgia: Antoine Chalard
Dirección: Antoine Chalard
Actuaciones: Elena Gore, Antoine Chalard, Florent Malburet y Leopoldo Bernal