¿Alguna vez has caminado por un lugar donde el pasado parece no haber pasado? Así es Chimalistac, un barrio encantador de la Ciudad de México que, a pesar del bullicio que lo rodea, conserva su esencia de antaño. Y en este rincón lleno de historia, los Puentes de Chimalistac se erigen como silenciosos testigos de épocas pasadas, conectando a las y los habitantes de esta pintoresca colonia con su rica herencia colonial.

Estos puentes no son solo una serie de estructuras de piedra, sino una ventana al México colonial que fue marcado por la vida monástica y los huertos exuberantes de la zona. En el siglo XVII, los monjes carmelitas que habitaban en el cercano Monasterio del Carmen construyeron estos puentes para asegurar el flujo de agua del río Magdalena a los huertos y jardines que florecían en la zona. La historia del lugar está entrelazada con el agua, la agricultura y la espiritualidad, dando como resultado una de las rutas más misteriosas y cautivadoras de la ciudad.

Un Puente de Voces y Serenidad

Comencemos nuestro recorrido por el Puente del Púlpito, un nombre que no deja lugar a dudas sobre su propósito. Este puente, con sus estructuras robustas y su sonido sereno, fue el escenario donde los monjes carmelitas practicaban sus sermones. Imagina la escena: los aspirantes a sacerdotes, de pie sobre la roca volcánica, intentando hacer que su voz se elevara por encima del rugido del río para llegar a las orillas cercanas. No es solo un puente, es un lugar cargado de ecos, de palabras pronunciadas con fuerza y fe.

El Puente del Carmen: La Obra Maestra Colonial

Un poco más adelante, el Puente del Carmen nos recibe con su grandeza. Con 18 metros de largo y 2.8 metros de ancho, este puente es el más largo de todos y destaca por su arquitectura imponente, con contrafuertes que han resistido el paso de los siglos. Al cruzarlo, uno puede sentir la majestuosidad de una era que, aunque lejana, parece palpitar en el aire.

El Puente de Oxtopulco y Su Misterio

Si seguimos explorando, nos encontramos con el Puente de Oxtopulco, conocido como el puente sin nombre, aunque su encanto es indiscutible. Al igual que los otros puentes, está hecho de piedra volcánica, pero su misterio radica en la falta de un nombre que lo identifique. Quizás sea ese su secreto, el de ser uno de los elementos más enigmáticos de este paseo histórico.

Chimalistac: Un Pueblo con Historia

La historia de Chimalistac es tan fascinante como la de sus puentes. Su nombre, que proviene del náhuatl, significa “lugar del escudo blanco”, un nombre que ya nos habla de su importancia desde tiempos prehispánicos. Fue en este lugar donde los Tepanecas de Azcapotzalco encontraron un aliado en Chimalistac durante la formación de la Triple Alianza. Con el paso de los siglos, la zona se transformó en un vergel, alimentado por el río Magdalena y rodeado de manantiales cristalinos que le dieron un aire de paraíso natural.

Durante la colonia, los Carmelitas Descalzos se instalaron aquí, construyendo el Monasterio del Carmen y más tarde la Parroquia de San Sebastián Mártir. Y fue en este contexto que los puentes fueron levantados, como parte de un sistema hidráulico que proveía de agua a los huertos que florecían a su alrededor.

Hoy en día, Chimalistac sigue siendo un lugar lleno de magia. Caminar por sus calles empedradas, rodeado de casas coloniales y parques tranquilos, es una experiencia que invita a la reflexión. En cada rincón se siente la presencia de la historia, como si los monjes aún cruzaran los puentes y las fuentes siguieran alimentando los huertos que una vez fueron la joya de este pueblo.

Además de los puentes, Chimalistac ofrece otros tesoros, como la Parroquia de San Sebastián Mártir y la Ermita del Secreto, ambos vestigios de la época colonial que siguen siendo testigos de la vida en este barrio. Sin olvidar el hermoso Parque La Bombilla, que invita a pasear entre árboles y jardines, mientras el murmullo del río Magdalena, ya silenciado, sigue flotando en el aire.

Chimalistac no es solo un lugar para ver, sino para sentir. Es un rincón de la Ciudad de México que, aunque parece detenido en el tiempo, sigue vibrando con la historia de aquellos que vivieron aquí. Si tienes la oportunidad, no dejes de recorrer este barrio único, donde el pasado y el presente se encuentran en cada puente, cada calle, y cada susurro del viento. ¡Te aseguramos que será un viaje inolvidable!

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Dirección:
 Av. Paseo del Río, Chimalistac, Copilco el Bajo, Ciudad de México, CDMX