En el bullicio del Centro Histórico de la Ciudad de México, en la tranquila calle de Gante, se esconde un lugar lleno de historia, espiritualidad… ¡y hasta circo! Hablamos del Templo Metodista de la Santísima Trinidad, una joya arquitectónica que guarda secretos de más de 400 años.
Este templo ocupa nada menos que el terreno que perteneció al antiguo claustro del Monasterio de San Francisco, fundado en 1524 sobre las ruinas de la mismísima Tenochtitlan. Aquí llegaron los primeros doce franciscanos encabezados por fray Martín de Valencia, y también Pedro de Gante, quien venía con una misión evangelizadora. De hecho, justo donde hoy se alza el templo, Moctezuma tenía su casa de las fieras, una especie de zoológico imperial. ¡Qué tal la transformación de espacio!
El claustro que vemos hoy fue reconstruido en 1649 por fray Buenaventura de Salinas y llegó a tener trescientas celdas, dos comedores gigantescos y un sinfín de actividades religiosas y administrativas que marcaron la vida virreinal de la Nueva España. Más tarde, en 1701, el cantero Antonio de Rojas amplió el conjunto y Pedro de Arrieta (sí, el mismo que hizo la Iglesia de la Profesa y el Hospicio de los Pobres) diseñó su elegante escalera principal.
Pero los tiempos cambian… y los usos también. En pleno siglo XIX, con las Leyes de Reforma, el claustro se dividió y fue pasando de mano en mano. En 1866, el famoso cirquero italiano Giuseppe Chiarini lo convirtió en un espectáculo de entretenimiento —literalmente— y hasta abrió la entrada por la calle de Gante, que más tarde sería usada por la iglesia. ¡Imagina elefantes caminando donde hoy hay bancas y vitrales!
Finalmente, en 1873, el edificio fue adquirido por la Iglesia Metodista Episcopal de Nueva York, que lo dedicó a la Santísima Trinidad. El arquitecto Luis G. Carrillo diseñó su fachada, de inspiración neogótica, que recuerda a los templos ingleses: tres niveles, un campanario central, ventanas ojivales, columnas románicas y relieves que evocan castillos medievales. El interior es igual de impresionante: arcos labrados en cantera, columnas toscanas, relieves decorativos y un patio cubierto con estructura metálica.
Afuera, una escultura de la Biblia, hecha por la reconocida artista Tosia Malamud, da la bienvenida a las y los visitantes. Y no muy lejos de ahí, una figura de Pedro de Gante —regalo del gobierno belga— recuerda los orígenes de esta historia de fe y transformación.
Este templo no solo representa un capítulo importante en la historia del metodismo en México (que arrancó con mineros ingleses en Real del Monte allá por 1826), sino también en la historia de la arquitectura, la evangelización y hasta el entretenimiento popular. Hoy, sigue en pie como un espacio de encuentro, oración y memoria. Fue declarado monumento histórico en 1931, así que si andas por el Centro, no dudes en darte una vuelta: cada piedra aquí tiene algo que contar.
Dirección: Fray Pedro de Gante #5, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX