Si caminas por la siempre animada calle Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es muy probable que hayas pasado junto a un lugar que guarda siglos de historia bajo su sobria fachada: el Templo y Exconvento de San Francisco. Aunque hoy solo queda una parte del complejo original, este sitio fue, en su época, nada menos que el monasterio más grande de toda la Nueva España.

La historia del lugar comienza en 1525, cuando los primeros frailes franciscanos, recién llegados de Europa, establecieron aquí su sede principal. Ocupaban nada menos que los antiguos jardines zoológicos de Moctezuma II y desde ahí impulsaron la evangelización en todo el territorio. ¡Imagínate eso! En su mejor momento, el complejo se extendía por más de 32 mil metros cuadrados, abarcando desde la actual calle de Madero hasta Venustiano Carranza y de Gante hasta el Eje Central.

Aquí también floreció el conocimiento. La Biblioteca del Convento Grande de San Francisco, considerada una de las más antiguas y grandes de la Nueva España, albergaba colecciones únicas, como la Laurea Evangélica Americana, y al menos 20 incunables —esos libros rarísimos impresos antes del año 1501—. Hoy, parte de ese tesoro se conserva en la Biblioteca Nacional de México.

El templo actual, que aún puedes visitar, no fue el primero ni el segundo… sino el tercero que se construyó en este terreno difícil por su suelo lacustre. La obra que vemos hoy se levantó entre 1710 y 1716, iniciando simbólicamente un 4 de noviembre, día de San Carlos. A un costado, en 1766, se construyó la hermosa capilla de Balvanera, que hoy sirve como entrada principal, ya que la entrada original del templo está bloqueada por otro edificio sobre la calle Gante.

¿Y qué hay de su arquitectura? La fachada de la capilla de Balvanera se atribuye al gran Lorenzo Rodríguez, el genio del barroco novohispano que también diseñó el Sagrario Metropolitano. Aunque sobria por fuera, al entrar al templo quedarás deslumbradx por su interior y especialmente por el retablo, que es simplemente espectacular.

Pero este lugar no solo fue importante para los frailes o los estudiosos. También fue testigo de momentos muy curiosos de la historia. Por ejemplo, ¿sabías que aquí se bautizaron varios japoneses que llegaron a Nueva España en las primeras expediciones del siglo XVII? En 1611 y 1614, durante la embajada del samurái Tsunenaga Hasekura, más de 20 japoneses fueron bautizados en esta iglesia como parte de una misión diplomática que los llevó hasta España y Roma. ¡Una historia digna de película!

Lamentablemente, tras las Leyes de Reforma y la venta del inmueble en 1868, gran parte del exconvento fue demolido y su terreno se fraccionó. Hoy, en lo que alguna vez fueron sus patios y corredores, se alzan edificios tan emblemáticos como la Torre Latinoamericana, el Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, la iglesia metodista de la Santísima Trinidad y hasta una librería del Fondo de Cultura Económica.

Así que la próxima vez que camines por Madero, date un momento para asomarte a esta joya del pasado. El atrio de la Capilla de Balvanera, que da justo a la avenida, sigue siendo punto de encuentro y espacio de exposiciones. Aunque el gigantesco monasterio ya no esté, su historia sigue muy viva, entre retablos dorados, muros centenarios y el bullicio del Centro Histórico.

Dirección: Avenida Madero #7, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX