El mundo de las artes escénicas mexicanas despidió hace un mes a Tolita Figueroa, una de las creadoras más innovadoras y queridas dentro del ámbito del diseño de vestuario y escenografía. En un cálido homenaje realizado en el Jardín Escénico del Centro Cultural del Bosque, familiares, amigos y colegas recordaron su talento excepcional, su visión artística y el impacto que dejó en más de 160 producciones teatrales, cinematográficas y operísticas.
Un homenaje lleno de memorias y gratitud
Durante la ceremonia, Alejandra de la Paz Nájera, directora general del INBAL, destacó el papel fundamental de Tolita en la historia de las artes escénicas en México. Su trabajo no sólo vistió escenarios, sino que creó atmósferas, narrativas visuales y universos completos que dieron identidad y profundidad a cada obra.
Su nombre está ligado a producciones clave como Fedra, de Héctor Mendoza; Los enemigos, de Sergio Magaña; así como a películas icónicas como Santa sangre, de Alejandro Jodorowsky, y Cronos, de Guillermo del Toro. Tolita entendía el vestuario como una extensión plástica de la historia misma, una obra de arte en movimiento que dialogaba con el cuerpo, el espacio y la luz.
Tolita y María Figueroa: un legado compartido
Su hermana, María Figueroa, también fue recordada como una pieza clave en la transformación del diseño escénico mexicano. Ambas hermanas recibieron en vida la Medalla de Oro de Bellas Artes, máximo reconocimiento del INBAL, por su invaluable aportación al teatro, la danza, la ópera y el cine de nuestro país.
Tolita y María no sólo crearon vestuarios; construyeron un lenguaje visual propio, donde cada textura, cada color y cada movimiento en escena era parte de un discurso artístico. Esa manera de concebir el diseño escénico abrió un camino que sigue inspirando a nuevas generaciones de creadores.
Voces del teatro recuerdan a Tolita Figueroa
El homenaje reunió a figuras clave del teatro y el diseño en México, quienes compartieron anécdotas y reflexiones sobre su legado. Luis Mario Moncada, coordinador nacional de Teatro del INBAL, recordó a Tolita como pionera en el diseño de vestuario, una disciplina que llevó a un nivel de arte total desde su debut en 1989.
Por su parte, el director Martín Acosta la evocó como parte de una “cofradía brujeril” de creadoras escénicas que, en los años 80 y 90, revolucionaron la escena mexicana. Entre ellas mencionó a figuras como Jesusa Rodríguez, Lorena Maza, Liliana Felipe, Ofelia Medina y Gloria Carrasco, mujeres que desafiaron las convenciones teatrales con creatividad, inteligencia y un inmenso conocimiento de la escena.
“Tolita sabía leerte o adivinarte”, recordó Acosta, destacando esa capacidad única para traducir ideas abstractas en conceptos visuales y estéticos precisos. Su colaboración con Alejandro Luna fue particularmente fértil, creando proyectos que marcaron época.
Un tributo a las mujeres del diseño escénico
Desde Ciudad del Carmen, la investigadora Mahatma Ordaz envió un mensaje destacando la importancia de Tolita no sólo como creadora, sino como figura inspiradora para las nuevas generaciones de diseñadoras escénicas. En un medio donde el reconocimiento a las mujeres detrás del telón sigue siendo escaso, su legado es una bandera que reivindica el talento femenino en las artes escénicas.
“Sus vestuarios son obras plásticas en movimiento”, afirmó Ordaz, subrayando cómo cada uno de sus diseños fusionaba conocimientos de pintura, composición, color y luz, transformando el vestuario en un elemento narrativo de peso dentro de cada puesta en escena.
Tolita Figueroa: maestra, amiga e inspiración
La diseñadora Jerildy Bosch, quien trabajó de cerca con Tolita, recordó cómo su casa se convirtió en un aula creativa donde se discutían escenas, se elegían telas y se imaginaban mundos escénicos enteros. Más que una maestra, Tolita fue una mentora generosa, que abrió puertas, recomendó colegas y celebró cada triunfo de quienes la rodeaban.
“Todo en Tolita está impregnado de belleza, de exquisitez, de cultura. Sensible, inteligente, provocadora, irreverente”, concluyó Bosch, resumiendo en pocas palabras la esencia de una artista que, sin buscar protagonismo, se convirtió en una referencia obligada para entender el arte escénico en México.