Archivos de la categoría Arte y Cultura

Disfruta de un día lleno de arte con nuestras recomendaciones de museos, exposiciones, happenings y demás eventos artísticos que tienen lugar en la CDMX.

Moshi Moshi de Banana Yoshimoto, una historia de duelo, misterio y segundas oportunidades

El padre de Yoshie murió en circunstancias extrañas: un pacto suicida con una mujer desconocida. Sus cuerpos fueron hallados dentro de un automóvil, a la orilla del bosque, intoxicados por dióxido de carbono. Poco después del funeral, Yoshie dejó atrás su antiguo hogar y se mudó a un modesto departamento en Shimokitazawa, un vibrante barrio de Tokio repleto de cafés, restaurantes y tiendas que atraen tanto a turistas como a jóvenes modernos. Su nuevo hogar se encuentra a pocos pasos de Les Liens, el bistró donde pasa sus días, tratando de llenar el vacío con trabajo y rutina.

“Cuando comenzamos algo nuevo, al principio está muy embarrado y nublado.”

Sin embargo, por más que intente seguir adelante, la sombra de su padre la persigue. Cada noche, en sus sueños, él le llama insistentemente, buscando el teléfono que olvidó el día de su muerte. ¿Se trata solo de una pesadilla recurrente o hay algo más en ese mensaje? A medida que los días pasan, Yoshie se sumerge en una búsqueda de respuestas, enfrentándose al misterio del pacto suicida y a las emociones que la atan al pasado.

“Qué consuelo era, pensé, escuchar a alguien poner en palabras algo que estabas a punto de comprender.”

En Moshi Moshi, la escritora japonesa Banana Yoshimoto transforma el duelo en una historia que roza lo sobrenatural, pero sin perder su sello intimista. Aquí, los fantasmas no son entidades aterradoras, sino recuerdos que insisten en quedarse, heridas que solo el tiempo y la aceptación pueden sanar. Con su estilo ligero, melancólico y lleno de simbolismo, Yoshimoto nos sumerge en una narrativa envolvente que nos invita a reflexionar sobre la pérdida y la reconstrucción personal.

“¿Cómo debe ser para tu vida ser de repente una página en blanco, a su edad?”

La novela se desliza entre la tristeza y la esperanza, narrando la historia de una hija y una madre que, a su manera, buscan resignificar su vida tras la pérdida de su ser querido. Yoshimoto no solo nos lleva por las calles de Shimokitazawa, sino también por los rincones más profundos del alma humana. Moshi Moshi es un libro que deja huella, una lectura ideal para quienes buscan una historia conmovedora, sencilla pero cargada de significado.

“Supongo que el cuerpo continúa viviente, incluso si el corazón muere.”

Últimos Testigos. Los niños de la Segunda Guerra Mundial de Svetlana Alexiévich

Jugar a la guerra era mi pasatiempo favorito. Me sentía valiente.
Valia Iurkévich, 7 años (hoy jubilada)

Los juegos infantiles suelen estar llenos de fantasía. Pilotos que surcan los cielos, soldados que defienden su patria, marineros que exploran lo desconocido. Pero, ¿qué sucede cuando la guerra deja de ser un juego y se convierte en la realidad? Imagina que un día juegas a la guerra con tus amigos y, al siguiente, ves a soldados invadiendo tu ciudad, ejecutando a tu familia y reduciendo tu hogar a cenizas. Esas son las historias de la guerra: relatos de hogares destruidos e infancias arrancadas.

¿Así de fácil? Aquella guerra no se parecía en nada al juego con el que nos habíamos divertido tanto.
Vasia Baikáchev, 12 años (hoy profesor de formación industrial)

Las batallas no solo se libran en los frentes. Las verdaderas víctimas de la guerra son las personas comunes que viven en ciudades sitiadas, en aldeas arrasadas. Mientras los soldados mueren en las trincheras, los civiles mueren en las calles. Mujeres, ancianos y niñxs son torturados, ejecutados o simplemente asesinados por diversión.

Los primeros muertos… El primer cadáver que vi fue el de un caballo. Luego vi a una mujer. Me sorprendió. Creía que en la guerra solo mataban hombres.
Guena Iushkévick, 12 años (hoy periodista)

La guerra arranca familias, extermina poblaciones y, sobre todo, crea huérfanos. La Segunda Guerra Mundial dejó cerca de trece millones de niñxs muertxs y más de 27,000 huérfanos solo en Bielorrusia. Son historias que muchas veces quedan en el olvido, sin nadie que las escuche. Para rescatarlas, Svetlana Alexiévich buscó a las y los niños que sobrevivieron a la invasión nazi en la Unión Soviética y recopiló sus testimonios en Últimos Testigos. Los niños de la Segunda Guerra Mundial.

No entendía que mi padre no volvería a levantarse. Tuve que dejarlo en medio del camino, entre el polvo. No tenía heridas, ni sangre. Solo yacía allí, en silencio. Me alejaron a la fuerza, pero por días caminé mirando atrás, esperando verlo alcanzarme en cualquier momento.
Volodia Parabkóvich, 12 años (hoy jubilado)

En Últimos Testigos, la Premio Nobel Svetlana Alexiévich nos sumerge en los relatos de más de cien niños que vieron cómo la guerra arrasaba con su mundo. Historias de familias enteras asesinadas, de casas incendiadas con sus dueñxs dentro, de niños que sobrevivieron a bombardeos y campos de concentración, de pequeñxs que caminaron kilómetros huyendo del conflicto o que, con apenas unos años de vida, se unieron a la resistencia.

Me quedé en shock… ¿Por qué? En invierno usábamos los cadáveres congelados de los alemanes como trineos. Solo había que empujarlos un poco y saltar sobre ellos. Seguíamos odiándolos.
Volodia Barsuk, 12 años (hoy presidente del comité republicano de la sociedad deportiva Spartak de Bielorrusia)

Este libro no solo documenta los horrores de la guerra, sino también la resiliencia del ser humano. Nos muestra la brutalidad con la que los hombres pueden destruir vidas, pero también la fuerza con la que otros se apoyan en medio del dolor. Una lectura dura, desgarradora, pero necesaria, que nos recuerda que incluso en las peores circunstancias, la esperanza puede iluminar la oscuridad.

El último día… Antes de retirarse, los alemanes incendiaron nuestra casa. Mamá miraba el fuego sin derramar una lágrima. Nosotros corríamos alrededor gritando: “¡Casita, no ardas! ¡Casita, no ardas!”
Nina Rachítskaia, 7 años (hoy operaria)

Actos Humanos de Han Kang, una desgarradora novela sobre la masacre de Gwangju

Park Chung-hee fue asesinado el 26 de octubre de 1979, tras 18 años de gobierno. Tras la muerte del dictador, Choi Kyu-hah asumió la presidencia de manera interina, pero el general Chun Doo-hwan no aceptó este nombramiento y, el 12 de diciembre de ese mismo año, dio un golpe de Estado, imponiendo la ley marcial. A la población no le agradó que Chun tomara el poder y resurgieron los movimientos democráticos que habían sido brutalmente reprimidos durante el mandato de Park.

El gobierno sofocó gran parte de los movimientos que surgieron a lo largo y ancho del país; sin embargo, el 18 de mayo de 1980, los ciudadanos de Gwangju, usando armas robadas de cuarteles de policías y bodegas militares, lograron tomar el control de la ciudad con el objetivo de crear un nuevo gobierno civil provisional. Durante este breve periodo, las luchas entre civiles y el ejército dejaron cientos o incluso miles de personas muertas. Los cuerpos fueron depositados en el polideportivo, que se convirtió en cuartel y sede de la resistencia. El levantamiento terminó el 27 de mayo de ese mismo año, cuando el ejército entró en la ciudad, asesinando y encarcelando a todas las personas vinculadas al Levantamiento de Gwangju.

Actos Humanos es una novela escrita por Han Kang, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2024, que narra las historias de distintas personas que vivieron el Levantamiento y la Masacre de Gwangju: personas cercanas a Kang Dong-ho (por decirlo así protagonista de la historia) que cayeron durante las primeras revueltas, que trabajaron en el polideportivo, que fueron encarceladas y torturadas. Un joven (Kang Dong-ho) que busca el cuerpo de su amigo masacrado, un alma nostálgica que se aferra a su vida y sus recuerdos, una editora que intenta no revivir su paso por la cárcel, un hombre que lucha por recordar a su amigo de prisión mientras recuerda la tortura a la que lo sometieron. Historias profundamente humanas y personales, contadas en primera, segunda y tercera persona, buscando acercarnos a los pensamientos y, sobre todo, a las emociones y heridas de sus protagonistas.

Más que una novela, Actos Humanos es una crónica novelada desgarradora que nos invita, como extranjerxs, a conocer uno de los capítulos más oscuros de la historia de Corea del Sur, recordándonos que no siempre fue esa nación moderna y progresista que conocemos hoy. Es una oportunidad para entender el dolor y la resistencia de quienes vivieron esos días de furia y represión, y también un acto de memoria: un recordatorio de que el olvido es una segunda muerte para quienes murieron y sobrevivieron entre el 18 y el 27 de mayo de 1980. No solo eso, también cuenta la historia de la misma Han Kang y cómo fue su vida durante y después del Levantamiento.

Con una prosa precisa y conmovedora, Han Kang nos demuestra que la literatura es capaz de reconstruir las ausencias, dar voz a quienes ya no la tienen y enfrentarnos, sin concesiones, a la memoria histórica que sigue ardiendo en el corazón de Gwangju.

El Lago de Banana Yoshimoto, una historia de amor, duelo y misterio

Hay historias de amor que nacen de los encuentros más inesperados. Esta es una de ellas. Ella pasa sus días asomada por la ventana, intentando procesar la muerte de su madre. Él, desde el edificio de enfrente, parece vivir la misma rutina: mirar hacia afuera como si buscara algo que le diera sentido. No se hablan, no cruzan palabras, pero entre miradas silenciosas surge un vínculo invisible, una extraña tranquilidad al saber que alguien, al otro lado de la calle, también está ahí.

Un día, el azar los encuentra en la calle. Ese cruce fugaz se convierte en charla, luego en una invitación a comer, y sin darse cuenta, sus vidas terminan entrelazadas, compartiendo noches y conversaciones, y poco a poco, un mismo espacio.

“Cuando tocas fondo, hay un consuelo particular que no se encuentra en ningún otro lugar.”

Desde el principio, Chihiro ella— se da cuenta de que Nakajima él— arrastra un pasado pesado, de esos que te enseñan a sobrevivir más que a vivir. Hay secretos que no puede contar y heridas que aún duelen, aunque el tiempo haya pasado. En un intento por entenderlo, Chihiro lo acompaña a visitar a unos amigos que viven en una casa vieja junto a un lago. Es ahí donde las piezas comienzan a encajar, y Chihiro descubre que el oscuro pasado de Nakajima lo conecta con la secta Aum Shinrikyo, responsable de los ataques con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. Lo que parecía una simple historia de amor se convierte en un viaje a través del dolor, la memoria y la necesidad de cerrar heridas para poder imaginar un futuro juntos.

“Un sentimiento puro y claro que jamás comprenderían quienes se esfuerzan en darle forma a la vida, cuando la vida, al final, no tiene forma alguna.”

El Lago, de Banana Yoshimoto, es mucho más que una novela romántica. Es un relato nostálgico y melancólico sobre dos almas rotas que buscan compañía para aprender a sanar. Con esa prosa tan característica de Yoshimoto —simple, pero poética y cargada de emoción—, la autora nos sumerge en un universo íntimo y misterioso, donde el amor y el dolor conviven en el mismo espacio. Desde las primeras páginas, la historia envuelve y te arrastra, pasando de la melancolía a un ambiente inquietante, como una especie de hechizo literario imposible de soltar.

“Escuchar las desgracias ajenas es como aceptar una deuda: nunca termina ahí. Te vuelves responsable de lo que has escuchado.”

Banana Yoshimoto tiene esa habilidad especial para transformar lo cotidiano en poesía y la tristeza en belleza. Su estilo claro y fluido convierte la lectura en un viaje sin tropiezos, pero lleno de emociones. El Lago es la prueba de que, incluso en las historias más simples, pueden esconderse secretos oscuros y verdades que transforman para siempre a quienes las viven.

“Quizá sea imposible, pero no está mal aferrarse a una tenue esperanza. Porque, con el calor de esa pequeña esperanza, a veces es posible entibiar unas manos y unos pies helados.”

La Chica que lo Tenía Todo de Jessica Knoll, el thriller que desenmascara a la Elite de NY

Ani FaNelli parece tenerlo todo resuelto. A sus 29 años, es una exitosa redactora en The Woman’s Magazine, lleva una vida de ensueño en Nueva York, rodeada de ropa de diseñador, visitas diarias a Starbucks y cenas en los restaurantes más exclusivos de la ciudad. Además, está a punto de casarse con Luke Harrison, heredero de una de las familias más influyentes del país. Todo en su vida parece sacado de una fantasía al estilo Sex and the City, donde TifAni (como la llamaban en su infancia) logró lo que muchas sueñan: asegurar un brillante futuro junto a su propio Mr. Big.

Oscura, retorcida, con una prosa afilada y poderosa.
Entertainment Weekly

Sin embargo, detrás de esa fachada impecable se esconde una historia completamente distinta. Quince años atrás, un evento traumático cambió su vida para siempre, dejando cicatrices que aún no sanan. Día tras día, Ani se enfrenta a la incómoda pregunta de si realmente merece la vida perfecta que ha construido o si solo es una máscara para ocultar lo que pasó en su adolescencia.

Todo comenzó en el Instituto Bradley, una exclusiva escuela privada que sirve como trampolín hacia las universidades más prestigiosas de la Ivy League. A diferencia de sus compañeros, TifAni no venía de una familia adinerada, lo que la convirtió en blanco fácil para las burlas y el desprecio de los hijos de la élite. Lo que nadie imaginaba es que esa cultura de abuso y privilegio desataría una serie de acontecimientos que marcarían para siempre la historia del colegio… y la vida de TifAni.

Si disfrutaste Perdida, amarás conocer a otra protagonista capaz de ser brillante y despiadada, vulnerable y absolutamente detestable al mismo tiempo.
Time

La Chica que lo Tenía Todo (título original: Luckiest Girl Alive) es un thriller escrito por Jessica Knoll que lanza una crítica directa y sin filtro a la sociedad estadounidense. Con un enfoque especial en la clase alta, la autora expone cómo el acoso escolar y la violencia sexual han escalado peligrosamente en las instituciones educativas, especialmente en Estados Unidos.

Ani FaNelli es una mezcla entre la glamorosa Carrie Bradshaw y la perturbadora Amy Dunne de Perdida. El debut de Jessica Knoll cumple y sobrepasa las expectativas, manteniéndote atrapado de principio a fin.
Library Journal

Este thriller psicológico nos mete de lleno en la mente de una redactora de moda y sexualidad, para mostrarnos el lado más oscuro de su existencia. Desde las primeras páginas, la novela te envuelve en la aparente perfección de la vida de Ani, mientras te invita a descubrir los secretos más oscuros de su pasado: un pasado que la ha dejado marcada y que la obliga a perseguir una redención casi imposible. Su búsqueda por limpiar su nombre y reconciliarse con su historia es el hilo conductor de esta trama llena de tensión.

Glamorosa, oscura e impactante. Me fascinó.
— Lauren Weisberger, autora de El Diablo Viste de Prada

La Chica que lo Tenía Todo, de Jessica Knoll, es una lectura adictiva que mezcla el brillo superficial de Sex and the City, el suspenso retorcido de Perdida y la intensidad emocional de 13 Reasons Why. Su estilo ágil y directo te llevará a devorar sus páginas en un par de tardes. Sin duda, una buena opción para esas jornadas de descanso o para acompañar tus ratos libres en vacaciones.

Los hombres que miraban fijamente a las cabras de Jon Ronson, la increíble historia real de soldados psíquicos y armas mentales

Si algo nos enseñaron personajes como Indiana Jones, Hellboy o el Capitán América, es que los ejércitos siempre han fantaseado con obtener ventajas a través de lo paranormal. Solo imagina el poder de abrir el Arca Perdida y desatar sus fuerzas para aniquilar al enemigo. Sin embargo, ya somos adultxs —o al menos eso nos dicen— y es momento de dejar atrás las creencias en fantasmas, hadas y amuletos mágicos. Aun así, hay un terreno que sigue despertando fascinación: el Poder Mental y su capacidad para interactuar con la energía que nos rodea, desde mover objetos con la mente hasta manipular moléculas para atravesar paredes… o, incluso, matar a una cabra.

Sí, matar a una cabra. Suena extraño, pero piénsalo: si un ejército lograra desarrollar habilidades mentales al punto de causar la muerte de un animal solo con la concentración, ese conocimiento podría convertirse en un arma revolucionaria para el espionaje o el combate. Soldados con habilidades psíquicas, capaces de controlar su entorno con el pensamiento. Básicamente, una versión real de los Caballeros Jedi —solo faltarían los sables de luz para completar el cuadro—. Sería el sueño de cualquier fan de los cómics, los videojuegos o Star Wars.

Aunque todo esto parece sacado de un cómic de ciencia ficción o de las extravagantes obsesiones esotéricas de Hitler, la idea de crear supersoldados mediante el aprovechamiento del poder mental (y otras técnicas cercanas a lo paranormal) no es tan descabellada como suena. De hecho, el ejército de Estados Unidos lleva décadas financiando proyectos de investigación enfocados en explorar las capacidades ocultas de la mente humana y su posible uso en el campo de batalla.

Ese es precisamente el tema central de Los hombres que miraban fijamente a las cabras, una investigación periodística de Jon Ronson, quien se sumerge en los extraños experimentos llevados a cabo por las Fuerzas Especiales estadounidenses. Uno de los más peculiares se realizó en un laboratorio conocido como “Labo Cabras” (ubicado en Fort Bragg, California), donde soldados se dedicaban, literalmente, a observar fijamente a cabras con la intención de controlarlas mentalmente… o matarlas con la mente.

A través de entrevistas con los protagonistas de estos experimentos, Ronson revela un panorama tan insólito como inquietante: intentos de asesinar cabras (y hámsteres) con el poder de la mente, el desarrollo de técnicas para inducir control mental mediante ondas subconscientes e incluso la creación de sonidos diseñados para causar desorientación, diarrea incontrolable o colapsos nerviosos (muy al estilo del infame “sonido marrón” de South Park).

El libro también explora episodios reales de tortura psicológica empleada durante la Guerra de Irak, donde se utilizaba música infantil —incluida la pegajosa canción de Barney— como herramienta de manipulación, así como las cuestionables técnicas aplicadas en Guantánamo para obtener confesiones de prisioneros sospechosos de terrorismo.

Los hombres que miraban fijamente a las cabras es una lectura tan fascinante como perturbadora. Ronson mezcla humor y seriedad para llevarnos de la mano por este extraño universo donde lo paranormal y lo militar se cruzan de formas inesperadas. Con un estilo ágil y entretenido, el libro te mantiene atrapadx mientras revela el lado más bizarro de las ambiciones militares estadounidenses por desarrollar supersoldados, armas psíquicas y técnicas de tortura que parecen sacadas de una novela de ciencia ficción… pero que son dolorosamente reales. Sin duda, una recomendación obligada para quienes disfrutan de las historias donde la realidad supera a la ficción.

Cartas de un Diablo a su Sobrino de C.S. Lewis, una guía infernal sobre la naturaleza humana

Si tuviera que describir Cartas de un Diablo a su Sobrino, diría que es una especie de manual de ética retorcida dictada desde el mismísimo Infierno. Imagina un curso intensivo de moralidad, pero impartido por un demonio experimentado que le explica a su inexperto sobrino cómo funciona la mente humana y, sobre todo, cómo manipularla para alejar a las almas de la bondad divina. Así es como C.S. Lewis construye esta ingeniosa obra, donde el demonio Escrutopo le escribe una serie de cartas a su aprendiz, el joven diablo Orugario, guiándolo en el sutil arte de la tentación y el desvío espiritual.

Desde el punto de vista de estos peculiares protagonistas infernales, Dios es “el Enemigo“, esa entidad creadora que, para su desgracia, dotó a los humanos de libre albedrío, obligándolos a tomar decisiones que —en el mejor de los casos— los acercan al cielo. La misión de Orugario es evitarlo a toda costa y, para ello, Escrutopo le ofrece consejos prácticos y perversamente brillantes.

“Trabaja a fondo, pues, durante la etapa de decepción o anticlímax que, con toda seguridad, ha de atravesar el paciente durante sus primeras semanas como hombre religioso…”

A través de estas cartas, Escrutopo revela un retrato incisivo de las debilidades humanas: desde las pequeñas distracciones diarias hasta las grandes contradicciones morales que nos caracterizan. La historia sigue de cerca al “Paciente“, un hombre inglés cuya fe recién despertada se pone a prueba en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Para Orugario, esa fe naciente representa un reto y una oportunidad, ya que, en palabras de Escrutopo, la religión puede ser un arma de doble filo: mal manejada, puede llevar al orgullo, la hipocresía y otros pecados igual de sabrosos para el Infierno.

“Por supuesto, es imposible impedir que rece por su madre, pero disponemos de medios para hacer inocuas estas oraciones…”

Más que un sermón disfrazado o un tratado moralista, Cartas de un Diablo a su Sobrino es un experimento literario tan divertido como inquietante. C.S. Lewis se vale del humor ácido y la ironía para explorar preguntas profundas sobre la condición humana: ¿qué nos hace realmente buenos o malos? ¿Por qué es tan fácil corromper incluso las mejores intenciones? ¿Puede la fe ser tan peligrosa como la falta de ella? Escrutopo, con su afilada perspicacia, desmenuza las motivaciones ocultas detrás de cada acción humana, revelando lo fácil que es convertir una virtud en un defecto si se manipula desde el ángulo adecuado.

“Hagas lo que hagas, habrá cierta benevolencia, al igual que cierta malicia, en el alma de tu paciente…”

Curiosamente, cuando las cartas se publicaron originalmente en el Manchester Guardian, provocaron todo tipo de reacciones. Aunque muchxs lectores y lectoras encontraron en ellas una original e incisiva reflexión sobre la fe y la moral, un sector conservador las tachó de irrespetuosas e incluso heréticas. Al final, esa controversia no hizo más que reafirmar el ingenio de Lewis al presentar un discurso teológico desde la perspectiva menos esperada: la de un diablo.

“Y cuán desastroso es para nosotros el continuo acordarse de la muerte a que obliga la guerra. Una de nuestras mejores armas, la mundanidad satisfecha, queda inutilizada.”

Lo que hace tan valioso a este libro es que no se conforma con ser una obra religiosa o un simple ensayo sobre la moral cristiana. Es, ante todo, un espejo donde seguimos viendo reflejadas nuestras propias contradicciones, miedos y autoengaños. Escrutopo no es solo un demonio ficticio, es la voz de esas pequeñas racionalizaciones que nos convencen de que no pasa nada si somos un poco egoístas, un poco crueles o un poco indiferentes. Y esa voz sigue tan vigente como cuando Lewis escribió estas cartas hace más de setenta años.

Con una mezcla perfecta de humor negro, aguda observación y profunda reflexión, Cartas de un Diablo a su Sobrino es mucho más que un libro sobre fe: es una radiografía de nuestra naturaleza, de esas pequeñas batallas internas que todos y todas libramos cada día entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo conveniente.

“¿No te ha hablado nadie nunca de la ley de la Ondulación? Los humanos son anfibios: mitad espíritu y mitad animal…”

Esta obra es una lectura obligada, no solo para quienes buscan explorar la ética desde una perspectiva original, sino para cualquiera interesadx en entender cómo, a veces sin darnos cuenta, tomamos caminos que nos alejan de lo mejor de nosotros mismxs. Escrutopo y Orugario no solo nos muestran el lado oscuro de la humanidad; nos invitan a reconocerlo en nosotrxs mismxs y, si es posible, a resistir su irresistible seducción.

Alguien Camina Sobre Tu Tumba de Mariana Enríquez, descubriendo la historia e historias de los cementerios del mundo

Los cementerios son mucho más que el último reposo de quienes han partido; son testigos silenciosos de la historia y la memoria colectiva. En cada tumba, mausoleo y escultura funeraria, la arquitectura y el arte reflejan las creencias, estilos y épocas que marcaron a distintas generaciones. Al recorrer sus senderos, es posible leer la historia no solo en los nombres y fechas grabados en piedra, sino también en la forma en que cada sepultura cuenta algo sobre quienes fuimos como sociedad y sobre cómo entendemos la muerte, el recuerdo y el legado.

Estos espacios también son guardianes de historias personales que, entrelazadas, construyen el relato de nuestra memoria cultural. Desde figuras históricas y artistas reconocidxs hasta personas anónimas, cada tumba nos recuerda que la historia no solo se escribe en los libros, sino también en el arte funerario y en la memoria de quienes descansan en estos santuarios al aire libre. Así, los cementerios nos invitan a reflexionar sobre la fugacidad de la vida y la permanencia de la memoria a través del arte y el recuerdo.

Mariana Enriquez ha cultivado una fascinación por los cementerios durante gran parte de su vida, consciente de que estos lugares, además de ser escenarios ideales para descubrir historias sobrenaturales, son auténticos archivos de la memoria de pueblos y personas. En cada viaje que realiza, siempre encuentra un momento para recorrer los cementerios más emblemáticos de cada localidad, explorando no solo la arquitectura y el arte fúnebre que los define, sino también las historias —a veces conocidas, a veces ocultas— de quienes descansan en ellos.

En sus recorridos, la autora argentina ha visitado el cementerio de Montparnasse, donde reposan Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, Baudelaire, Proudhon e incluso Porfirio Díaz. En otro viaje a París, recorrió las Catacumbas, de donde logró llevarse un hueso humano que aún conserva. También ha visitado el cementerio de Highgate, famoso por su supuesto vampiro residente y por albergar las tumbas de Karl Marx, George Michael, Charles Dickens y Michael Faraday. Entre sus visitas destacan también Graceland, la casa de Elvis Presley donde está enterrado El Rey junto a su familia, y el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires, donde descansa Eva Duarte de Perón, mejor conocida como Evita.

Alguien Camina Sobre Tu Tumba es una colección de crónicas en las que Mariana Enriquez comparte las historias, leyendas y secretos de los cementerios que ha recorrido a lo largo de su vida. Con una mezcla de fascinación y respeto, Enriquez nos relata desde su aventura sexual en un cementerio italiano, hasta la trágica historia del genocidio selknam, perpetrado en Chile y Argentina a finales del siglo XIX y principios del XX. A través de sus páginas, nos revela las voces y ecos de estos espacios, desde sus fantasmas y leyendas, hasta los personajes históricos que encontraron allí su descanso final.

Cada crónica, cada cementerio retratado, posee su propia personalidad, plasmada con una prosa fluida y envolvente que transforma la lectura en un viaje fascinante. Alguien Camina Sobre Tu Tumba, más que una simple colección de relatos, es una invitación a redescubrir los cementerios como espacios vivos de memoria, arte e historia. Nos invita a reflexionar sobre la muerte y el recuerdo, y a entender que, entre tumbas y epitafios, se esconde el alma misma de nuestras sociedades.

Pura Pasión de Annie Ernaux, una reflexión sobre el amor, la obsesión y el deseo sin límites

¿Alguna vez te has enamorado con fuerza? ¿Enamorarte al nivel de pasar todo el día pensando solo en esa persona especial? ¿Enamorarte al punto de querer que tu vida gire en torno a tu amante sin que te importe nada más? ¿Te has dejado —o te dejarías— consumir por la pasión que surge del amor?

Annie Ernaux vivió un amor intenso, tan intenso que la llevó a perderse en la pasión. No, no vayas a creer que fue el típico amor adolescente donde pensamos que el amor es lo único que importa. No. Ella no era una adolescente cuando vivió ese tórrido romance; era una mujer adulta, culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos mayores estudiando en la universidad. Aun así, a pesar de su edad y preparación, Ernaux vivía prácticamente encerrada en su departamento, esperando una llamada del diplomático extranjero por el que había perdido la cabeza.

Pura Pasión es más que una novela, es una confesión. Un libro en el que Annie Ernaux desnuda su alma y nos cuenta, sin filtros, cómo se olvidó de sí misma gracias a un amor que la obsesionó por completo. Nos habla de cómo evitaba las pláticas casuales con sus amistades, a menos que estuvieran relacionadas con él; cómo prefería no salir de casa por miedo a perderse una llamada suya; e incluso, cómo empezó a perder la noción del tiempo y a descuidar sus responsabilidades con su hijo, solo por estar pensando en él.

Debo confesar que me encontré con Pura Pasión por casualidad. Recorría los estantes de una librería mientras esperaba mi función de teatro y, de pronto, me topé con un libro cuya portada llamó mi atención. Más allá de la imagen de la mujer llorando en la cama, lo que realmente me atrapó fue un círculo en el que se aclaraba que Ernaux había ganado el Premio Nobel de Literatura 2022. Y, como a diferencia de otros premios este nunca me ha decepcionado, decidí comprar el libro sin siquiera leer la reseña de la cubierta. Ya con el libro en las manos y todavía con una hora libre, empecé a leer sin saber lo que me esperaba. Desde los primeros párrafos quedé completamente enganchado con la confesión de Ernaux. Y es que la forma en que se desnuda por completo para contarnos cómo se dejó arrastrar por la pasión nos lleva inevitablemente a recordar los amores y desamores de nuestra propia vida. Terminé el libro esa misma tarde, poco después de salir del teatro.

Pura Pasión es un libro pequeño, pero intenso. Una confesión breve que nos invita a reflexionar sobre lo que es el amor y sobre cómo nos hemos relacionado con él a lo largo de nuestra existencia. Nos hace pensar en lo hermoso y peligroso que puede ser el amor cuando nos dejamos llevar por la pasión. Todo esto, sumado a la prosa sencilla y fluida de Ernaux, hace que este libro valga mucho la pena. Y, aunque no todxs hayamos vivido una relación como la que ella nos confiesa, cada unx de nosotrxs tiene sus propias historias de amor y de pasión desbordada.

La Guerra no Tiene Rostro de Mujer de Svetlana Alexievich

Cuando pensamos en la guerra, especialmente en lo que el cine y la televisión nos han mostrado durante décadas, lo primero que viene a la mente son hombres. Soldados rudos y decididos, enfundados en uniformes verde oscuro, dispuestos a sacrificarlo todo por su patria. Historias épicas de valentía masculina, de héroes condecorados y recibidos entre vítores y besos de sus amadas, que pacientemente los esperaron en casa. Las mujeres, cuando aparecen en estos relatos, suelen ocupar un lugar decorativo: enfermeras de uniforme impecable, dedicadas a curar heridas y brindar palabras amables. Su rol es secundario, apenas un respiro entre batallas, y pocas veces las vemos como protagonistas de su propia historia.

Sin embargo, la realidad de los conflictos armados es mucho más compleja. Durante la Segunda Guerra Mundial, cerca de un millón de mujeres se integraron a las filas del Ejército Rojo. Combatieron codo a codo con los hombres, se unieron a la resistencia partisana, asumieron tareas de combate, espionaje, sanidad y logística. Cada una motivada por razones personales: proteger a su familia, defender su país o incluso por la esperanza de que, entre las filas, podrían tener acceso a un pedazo de pan. A pesar de su papel crucial en la guerra, las memorias de estas mujeres han sido invisibilizadas. En la mayoría de las novelas, películas y documentales sobre el conflicto, sus nombres y rostros están ausentes. ¿Quiénes fueron? ¿Qué vivieron? ¿Qué quedó de ellas después de la guerra? ¿Alguna vez las reconocieron como heroínas o, por el contrario, su valentía se convirtió en motivo de vergüenza?

Estas son las preguntas que atraviesan La Guerra no Tiene Rostro de Mujer, obra en la que Svetlana Alexievich Premio Nobel de Literatura 2015— recopila y da forma a los testimonios de cientos de mujeres que vivieron la guerra desde dentro. Al igual que en Voces de Chernóbil, Alexievich construye su narrativa a través de monólogos, otorgando a sus entrevistadas un espacio para contar lo que nunca les permitieron decir. Sus voces, en muchos casos, habían sido silenciadas durante años, cuando al volver a casa descubrieron que, lejos de ser recibidas como heroínas, eran vistas con sospecha o desprecio.

Las entrevistas revelan una visión de la guerra que rara vez se cuenta: el miedo constante, el hambre, el frío, la muerte de sus compañeros, la violencia sexual y el peso de tener que disparar un arma por primera vez. Sin embargo, lo más desgarrador de sus relatos no siempre es el recuerdo de la guerra misma, sino lo que vino después. En un entorno profundamente machista, su valor y sacrificio fueron considerados inadecuados para una “mujer decente“. Las que habían luchado, las que cargaban con cicatrices visibles e invisibles, fueron apartadas, señaladas, condenadas al olvido.

Cada testimonio es un pedazo de memoria recuperada. Mujeres que, en su adolescencia o primera juventud, dejaron atrás sus vidas cotidianas para empuñar un fusil, manejar un tanque o salvar vidas en condiciones imposibles. Algunas llegaron al frente por patriotismo, otras por amor, otras porque no había opción. Lo que encontraron fue un mundo brutal, donde la línea entre sobrevivir y conservar la humanidad era demasiado delgada.

El libro, censurado en Rusia hasta 2002, es mucho más que un relato sobre mujeres en la guerra. Es un cuestionamiento profundo a la forma en que las sociedades recuerdan y narran sus propias historias. La guerra, como bien señala Alexievich, no es sólo cosa de hombres, pero el relato oficial rara vez ha estado dispuesto a admitirlo. Estas voces rescatadas nos obligan a mirar más allá de las medallas y las estatuas, hacia las vidas rotas que sostienen esas narrativas de gloria.

La Guerra no Tiene Rostro de Mujer es un libro duro, incómodo y necesario. Nos recuerda que la historia está incompleta si ignoramos a quienes también la vivieron, y que las mujeres, incluso en las circunstancias más extremas, han sido protagonistas. Su voz importa. Su memoria importa. Y aunque por décadas se intentó silenciarlas, la obra de Alexievich nos demuestra que aún hay tiempo para escucharlas.