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Metro Politécnico, la puerta de entrada al conocimiento técnico al norte de CDMX

Si has llegado al norte de la Ciudad de México a bordo de la Línea 5 del Metro, seguramente conoces la estación Politécnico, una de las más emblemáticas del sistema de transporte capitalino. Su nombre y su logotipo no son casualidad: hacen honor al Instituto Politécnico Nacional (IPN), una de las instituciones de educación superior más importantes del país.

Un nombre con historia

La estación toma su nombre por estar muy cerca del campus Zacatenco del IPN, un enorme complejo universitario dedicado a la enseñanza técnica y científica. El emblema que adorna la estación es una versión simplificada del escudo del Politécnico, y recuerda a todos los usuarios la vocación educativa que define a esta zona de la ciudad.

La historia del IPN comienza en 1932, cuando surge la idea de crear un sistema integrado de educación técnica para apoyar el desarrollo industrial y social del país. Figuras clave como Narciso Bassols, Luis Enrique Erro y Carlos Vallejo Márquez dieron forma a esta visión, que finalmente se hizo realidad en 1936, gracias al impulso del presidente Lázaro Cárdenas del Río y del entonces senador Juan de Dios Bátiz.

Desde sus inicios, el IPN agrupó escuelas ya existentes desde el siglo XIX, como la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) y la de Construcción, entre otras. Sus primeros edificios se levantaron en el Casco de Santo Tomás, pero fue hasta 1959 cuando se inauguró el gran campus Zacatenco, el mismo que hoy se extiende al este de la estación del metro.

Patrimonio y arte en movimiento

Pocxs saben que los terrenos donde hoy se encuentra el Politécnico fueron donados por los hermanos Martín y Miguel Oyamburu Arce, importantes empresarios que en su tiempo fueron dueños de bancos, lecherías, cines, cervecerías y hasta estudios cinematográficos. Gracias a su generosidad, el IPN pudo expandirse en una zona estratégica de la ciudad.

Además de su importancia educativa, la estación también alberga arte. Uno de sus atractivos principales es el mural La técnica al servicio de la patria, obra del artista José Luis Elías Jáuregui, que muestra en cuatro paneles las distintas áreas de trabajo y conocimiento que forman parte del mundo politécnico: ciencia, arte, industria y cultura.

Una estación muy conectada

Politécnico es la terminal norte de la Línea 5 del Metro y se encuentra en la alcaldía Gustavo A. Madero, dando servicio a colonias como Industrial Vallejo y Nueva Industrial Vallejo. Cuenta con salidas hacia el Eje Central Lázaro Cárdenas y se conecta con otras formas de transporte, como la Línea 8 del Trolebús, varias rutas de RTP y un CETRAM que recibe autobuses del Estado de México, provenientes de lugares como Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli o Zumpango.

Y si eso no fuera suficiente, muy cerca también se encuentra la estación Ticomán del Cablebús Línea 1, que ofrece vistas espectaculares del campus y la ciudad.

Una estación con mucha vida

Con casi 9.5 millones de pasajeros en 2023, Metro Politécnico es una de las estaciones más concurridas de la red. Todos los días, miles de estudiantes, profesorxs, trabajadorxs y visitantes pasan por sus andenes rumbo a las aulas, laboratorios o al famoso Centro Cultural Jaime Torres Bodet, uno de los espacios más visitados del campus.

Así que ya lo sabes: si te bajas en Politécnico, no sólo estás llegando a una estación de metro, sino a uno de los centros del conocimiento técnico y científico más grandes de América Latina.

Metro Autobuses del Norte, puerta de entrada y salida del norte de la ciudad

Si alguna vez has viajado desde la Ciudad de México hacia el norte del país —o viceversa—, es muy probable que hayas pasado por la estación Autobuses del Norte, en la Línea 5 del Metro. Su ícono, una silueta de autobús foráneo, deja claro que esta estación está pensada para conectarte con destinos lejanos… y con muchas historias en camino.

¿Por qué se llama así?

El nombre de la estación viene de su cercanía inmediata con la Terminal Central de Autobuses del Norte, inaugurada el 13 de diciembre de 1973. Esta terminal fue construida por los propios autotransportistas del país para dar servicio a la capital, con una inversión de 120 millones de pesos de aquel entonces. Hoy es uno de los nodos de transporte más importantes del país.

El edificio, también conocido oficialmente como Central Camionera Terminal J. Guadalupe López Velarde, ocupa más de 100 mil metros cuadrados y conecta la Ciudad de México con 27 estados del territorio nacional, desde Baja California y Sonora hasta Oaxaca y Veracruz.

Un metro que te lleva lejos… literalmente

La estación del Metro Autobuses del Norte comenzó a operar en 1982, como parte de una ampliación de la Línea 5 que va de La Raza a Politécnico. Su principal función es servir como punto de conexión para lxs viajerxs que se dirigen a otras ciudades. De hecho, es común ver gente con mochilas, maletas o simplemente esperando la hora de salida de su autobús.

Aunque es una estación clave para el transporte foráneo, no es de las más transitadas del sistema: en 2023 registró casi siete millones de usuarios, ocupando el lugar 59 de 195 estaciones. Aun así, su papel como conexión nacional le da un valor simbólico muy especial.

Entre salinas y autobuses

Quizá no lo sabías, pero la terminal de autobuses y la estación del metro se encuentran en lo que fue el Pueblo de Magdalena de las Salinas, una comunidad originaria que llegó a contar con 14 barrios en el siglo XIX. Su nombre viene de los antiguos salares que se encontraban en el norte del lago de Texcoco. Hoy, en cambio, es un cruce de caminos modernos, lleno de movimiento y con muchas historias que se entrelazan cada día.

Conectividad y alrededores

La estación tiene salidas hacia la avenida de los 100 Metros y conecta fácilmente con el trolebús (Línea 1, Central Norte–Central Sur) y rutas de transporte como la Ruta 23, Ruta 103 y el Corredor 15.

Entre los sitios de interés cercanos están la propia Terminal de Autobuses, el Hospital Juárez de México, y si caminas unos 20 minutos, puedes llegar al centro comercial Encuentro Fortuna, Parque Lindavista y Vía Vallejo.

Ya sea que vayas a visitar a la familia, conocer un nuevo rincón del país o simplemente estés de paso, Autobuses del Norte es un punto de partida (o de llegada) que resume muy bien lo que significa moverse por México: un país conectado por caminos, historias y muchas ganas de seguir viajando.

Metro Misterios, una estación de peregrinajes prehispánicos y contemporáneos

Ubicada al norte de la Ciudad de México, justo en el límite entre las alcaldías Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc, Metro Misterios es una de las estaciones que conforman la Línea 5 del Metro capitalino. Aunque su nombre suena intrigante, en realidad proviene de un pedazo fascinante de historia: la Calzada de los Misterios, una antigua vía de peregrinación que conectaba la Ciudad de México con la Villa de Guadalupe.

¿Por qué se llama “Misterios”?

La estación toma su nombre de la Calzada de los Misterios, una avenida trazada en tiempos coloniales con el objetivo de comunicar el centro de la ciudad con el cerro del Tepeyac. En 1675, los religiosos Francisco Marmolejo e Isidro Zuriñana propusieron adornar esta calzada con 15 ermitas de cantera, dedicadas a los misterios del Rosario católico. La idea era que los fieles pudieran ir rezando en su trayecto hacia la Basílica de Guadalupe, pasando por cada una de estas pequeñas construcciones.

Cada ermita, de estilo barroco, medía aproximadamente cuatro metros de largo, 1.5 de ancho y ocho de alto, y estaba compuesta por tres cuerpos: una base, un relieve con la representación de uno de los misterios, y una figura en forma de estatua. Aunque hoy sólo se conservan ocho de las originales, otras siete fueron reconstruidas en 1999 para preservar este importante legado histórico.

El logotipo del Metro Misterios representa precisamente la silueta de una de estas ermitas, en homenaje a la tradición religiosa y cultural que le dio nombre.

¿Y dónde están los misterios?

Curiosamente, aunque la estación se llama Misterios, la calzada se encuentra a unas cinco cuadras de distancia (unos 350 metros). Aun así, sigue siendo un punto clave para quienes quieren explorar esta antigua ruta o simplemente conocer una parte poco conocida del pasado virreinal de la ciudad.

Un punto con historia y movimiento

La calzada no solo fue usada por peregrinos: también fue remodelada en 1854 y, más adelante, sirvió como trazo para un ferrocarril que viajaba hacia Puebla y Veracruz. Con el paso del tiempo se fue modernizando hasta convertirse en la gran avenida que hoy conocemos, una de las arterias más importantes del norte de la ciudad.

Por su parte, la estación Metro Misterios, inaugurada como parte de la Línea 5, corre paralela al Circuito Interior y está muy cerca de zonas emblemáticas como la antigua Guarnición de Peralvillo (hoy Museo Indígena).

Conectividad y uso

La estación conecta con la Línea 7 del Metrobús y la Línea 5 del Trolebús, lo que facilita el acceso desde diferentes puntos de la ciudad. Aunque no es de las más concurridas del sistema, en 2023 registró más de 2.5 millones de usuarios, con un promedio diario de casi 7 mil pasajeros.

Metro Misterios no solo es una estación más en la red del Metro: es una entrada a la historia colonial de la ciudad, a las tradiciones de fe y a los caminos que, desde hace siglos, han unido a los habitantes de la Ciudad de México con el corazón espiritual del Tepeyac.

Metro Valle Góme, un agave escondido entre dos barrios

La estación Valle Gómez del Metro de la Ciudad de México es mucho más que un simple punto de paso en la Línea 5. Su icono, una planta de agave, nos da una pista sobre la historia del lugar, marcada por el paisaje magueyero que alguna vez cubrió estos terrenos.

El nombre de la estación proviene de las colonias Valle Gómez, que existen en ambos lados del Circuito Interior: una en la alcaldía Cuauhtémoc y otra en Venustiano Carranza. Ambas llevan ese nombre desde 1894, cuando Modesto del Valle y Rafael B. Gómez, dueños del antiguo Potrero de la Villa, decidieron lotear sus tierras. Y sí, se nombraron a sí mismos sin mucha modestia. En ese entonces, el área era parte de la antigua Hacienda de Aragón, un terreno fértil donde abundaban los agaves y magueyes.

El símbolo de la estación —la planta de agave— no es casual. Esta planta ha sido vital para la cultura mexicana desde tiempos antiguos. Algunas variedades del género Agave se usan para elaborar fibras, alimentos y forrajes. Otras, como el subgénero agave, se aprovechan para producir pulque, tequila o mezcal, bebidas que nacen de la fermentación o destilación de sus jugos. En cambio, las especies del subgénero littaea, con su forma espigada, se utilizan como ornamento y contienen compuestos que se emplean para crear esteroides.

Ubicada sobre Avenida Río Consulado, Valle Gómez es una estación subterránea con dos andenes laterales. Fue inaugurada el 1 de julio de 1982, como parte de la expansión de la Línea 5 entre Consulado y La Raza. Durante su construcción, incluso se hallaron restos de un antiguo camino mesoamericano que conectaba Tenochtitlán con el cerro del Tepeyac. ¡Historia debajo de nuestros pies!

A pesar de ser una de las estaciones menos transitadas de la red (en 2023 promedió poco menos de 4 mil usuarios al día), Valle Gómez es un punto importante para las personas que viven en los alrededores. Su ubicación la convierte en una vía de acceso para quienes habitan colonias densamente pobladas, como 7 de Noviembre y Valle Gómez, además de estar muy cerca de la avenida Ferrocarril Miguel Hidalgo, que sigue el trazo de una antigua vía férrea rumbo a la Villa de Guadalupe.

Si visitas esta estación, no dejes pasar la oportunidad de conocer el curioso mercado circular que comparten ambas colonias. Está a unos cinco minutos caminando desde la salida sur, sobre Avenida Real del Monte, y es un secreto bien guardado del barrio.

Como muchas otras estaciones, Valle Gómez también ha enfrentado desafíos. Ha sido cerrada temporalmente durante la pandemia de COVID-19 y ha sufrido afectaciones por el robo de cableado en el tramo hacia Consulado. Sin embargo, sigue en pie como una pequeña cápsula de historia y cotidianidad urbana.

Así que la próxima vez que pases por aquí, recuerda que debajo del concreto hay raíces profundas: las del agave, las del pasado prehispánico y las de dos apellidos que dejaron huella en el mapa de la ciudad.

Metro Eduardo Molina, entre historia hidráulica y arte mural

La estación Eduardo Molina, ubicada en la Línea 5 del Metro de la Ciudad de México, es mucho más que un punto de paso: es un homenaje a uno de los grandes ingenieros hidráulicos del país. Su nombre se debe a Eduardo Molina Arévalo, nacido en la Ciudad de México el 22 de agosto de 1892. Ingeniero egresado de la UNAM, dedicó su carrera a resolver uno de los problemas más urgentes de la capital: el abasto de agua.

Entre los años 30 y 60 del siglo XX, Molina encabezó importantes estudios y obras para mejorar el sistema hídrico del Valle de México. Fue el responsable de dirigir el proyecto que trajo agua del río Lerma a la ciudad, una hazaña que puso fin a las sequías que habían afectado gravemente a las y los capitalinos. Gracias a su legado, una avenida importante —el Eje 3 Oriente— y esta estación del Metro llevan su nombre.

El símbolo de la estación representa unas manos tomando agua, inspirado en la obra mural “El agua, origen de la vida” de Diego Rivera, ubicada en el Cárcamo de Dolores, en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec. El mural es parte del mismo sistema hidráulico en el que trabajó Eduardo Molina, haciendo que arte e ingeniería confluyan simbólicamente en esta estación.

Conexiones y entorno

Aunque se encuentra a unos 370 metros de la avenida que le da nombre, la estación está situada sobre el Circuito Interior, justo en el límite de las alcaldías Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero. Al norte conecta con la colonia La Malinche, y al sur con la colonia 20 de Noviembre.

Muy cerca de la estación corre también el antiguo Gran Canal, un proyecto hidráulico del siglo pasado que hoy se está transformando en un parque lineal, un nuevo espacio público que atraviesa ambas alcaldías.

Además, el Metrobús Línea 5 recorre la avenida Eduardo Molina, lo que brinda una conexión adicional para usuarixs de esta zona.

¿Qué tanto se usa?

Aunque no es de las estaciones más concurridas del sistema, Eduardo Molina sigue siendo un punto de paso para miles de personas cada día. En 2023, registró más de 2.1 millones de usuarios, con un promedio diario de casi 6 mil pasajeros.

Metro Aragón, entre ardillas, historia y barrios con memoria

Si alguna vez has pasado por la estación Aragón de la Línea 5 del Metro de la Ciudad de México, seguramente notaste su peculiar ícono: la silueta de una ardilla. Este simpático animal no está ahí por casualidad, sino porque es uno de los habitantes más comunes del cercano Bosque de San Juan de Aragón, un pulmón verde al oriente de la ciudad.

La estación lleva el nombre precisamente de esta zona: San Juan de Aragón, una antigua hacienda que surgió en tiempos del virreinato. Antes de eso, en 1435, la tierra fue concedida como derecho de pesca y cultivo al pueblo mexica de Tlatelolco, que la arrendó a los colonizadores. Con el tiempo, se transformó en la Hacienda Santa Ana y luego en lo que hoy conocemos como el Bosque y la colonia San Juan de Aragón.

Pero hay más historia debajo de las vías. La colonia Aragón, al igual que otras de la zona, se asentó sobre lo que alguna vez fue parte del gran Lago de Texcoco. A principios del siglo XX, este cuerpo de agua comenzó a secarse, y hacia 1931 el gobierno federal impulsó trabajos de desecación para habilitar terrenos. Bajo el mandato del presidente Pascual Ortiz Rubio, se creó una comisión que vendió estas tierras para siembra y vivienda. Además, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) promovió la construcción de casas para obreros, lo que dio origen a muchas de las colonias actuales.

La estación Aragón fue inaugurada en 1981, y durante muchos años fue la más cercana a esta histórica zona, hasta que en 1999 llegó la Línea B con estaciones más al norte. Aunque no es una de las estaciones más transitadas del sistema, es una parada importante para unas 7,000 personas al día, especialmente para quienes viven en las colonias Simón Bolívar (al sur) y Fernando Casas Alemán (al norte), ambas con historias muy particulares.

Por ejemplo, Simón Bolívar, el héroe de la independencia de varios países sudamericanos, da nombre a una colonia que creció rápidamente en los años 70 y 80. Lo mismo ocurrió con Fernando Casas Alemán, un político clave en la nacionalización del petróleo y ex Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.

Ubicada sobre Circuito Interior y Avenida Río Consulado, la estación es a nivel de calle y marca el límite entre las alcaldías Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero. Además, conecta con rutas de RTP y otras opciones de transporte, lo que la convierte en un punto estratégico para la movilidad en esta parte de la ciudad.

Así que la próxima vez que veas una ardilla en el logo del Metro, recuerda que no solo es un diseño simpático: es un guiño a la naturaleza urbana y a la rica historia que corre bajo las ruedas del tren.

Metro Oceanía, entre canguros, historia y conexiones

Si alguna vez has viajado por el noreste de la Ciudad de México, seguramente te has topado con Metro Oceanía, una de las estaciones más peculiares del sistema por varias razones. Desde su curioso ícono con forma de canguro hasta su importancia como punto de transbordo, esta estación tiene su propia historia y encanto.

¿Por qué se llama Oceanía?

El nombre de la estación proviene de la avenida Oceanía, que atraviesa la zona donde se ubica. Pero va más allá de un simple nombre de calle: Oceanía también es uno de los cinco continentes del mundo, compuesto por Australia y numerosas islas del Pacífico Sur. Y, claro, si piensas en Australia, probablemente también pienses en… ¡canguros! Por eso, el ícono de la estación es la silueta de este simpático marsupial, símbolo nacional del país oceánico.

Ubicación y entorno

Metro Oceanía está en la colonia Pensador Mexicano, dentro de la Alcaldía Venustiano Carranza, justo al borde con Gustavo A. Madero. Muy cerca de ahí se encuentra el Deportivo Oceanía, un espacio recreativo muy visitado por las y los vecinos. La colonia recibe su nombre en honor a José Joaquín Fernández de Lizardi, autor del famoso periódico El Pensador Mexicano, que jugó un papel importante en la lucha por la independencia.

También está cerca de sitios importantes como el Bosque de San Juan de Aragón y es una parada clave para quienes van o vienen del aeropuerto, ya que permite hacer transbordo de manera rápida.

Una estación con correspondencia… ¡y con historia!

Oceanía conecta dos líneas importantes: la Línea 5 (de color amarillo) y la Línea B (verde con gris), por lo que es una de las estaciones de transbordo del Metro. La Línea 5 abrió sus andenes aquí en 1981, y la Línea B se sumó en 1999.

Aunque el transbordo entre ambas líneas es bastante corto (unos 75 metros), no todo es perfecto: la pasarela es angosta y las escaleras pueden volverse un cuello de botella en horas pico. Aun así, sigue siendo el transbordo más corto de todo el Metro, lo cual no deja de ser curioso.

Otra característica única es que las dos líneas se conectan por una rampa exterior completamente visible, algo que solo ocurre también en la estación Consulado.

¿Y cuántas personas pasan por aquí?

¡Miles cada día! En promedio, cerca de 8,000 pasajeros diarios utilizan la estación. Por ejemplo, solo en 2023, la Línea 5 tuvo más de 3 millones de usuarios, mientras que la Línea B superó los 3.1 millones. Es decir, aunque no es de las más transitadas del sistema, sí tiene un flujo constante de gente que la convierte en una estación importante.

Un episodio que marcó la estación

En mayo de 2015, durante una fuerte lluvia, ocurrió un accidente en la estación: un tren que no desactivó su piloto automático impactó contra otro que estaba detenido. El saldo fue de 12 personas heridas, y el incidente dejó en evidencia los riesgos de operación en condiciones climáticas extremas.

¿Cómo llegar y a dónde te conecta?

Desde Oceanía puedes salir hacia varias avenidas importantes como Río Consulado y, por supuesto, Oceanía. También puedes conectar con la Línea 4 del Trolebús y rutas de la RTP, lo que la convierte en un punto de paso estratégico.

Y si eres curioso, desde los andenes de la Línea B puedes ver hacia el sur el Peñón de los Baños, con su torre de radar giratoria, un pequeño detalle que pocos notan… pero que está ahí, observando el ir y venir de los trenes.

Metro Terminal Aérea, la estación del Metro con espíritu viajero ✈️

Si alguna vez has tomado un vuelo desde la Ciudad de México, es muy probable que hayas pasado por Terminal Aérea, una de las estaciones más emblemáticas de la Línea 5 del Metro. Ubicada en la alcaldía Venustiano Carranza, esta estación es mucho más que un simple punto de paso: es un lugar lleno de historia, arte y movimiento.

¿Por qué se llama Terminal Aérea?

Su nombre lo dice todo: la estación está justo al lado de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. De ahí que su pictograma represente la silueta de un avión frente a una torre de control, una imagen que nos remite de inmediato al mundo de los despegues, aterrizajes y maletas rodando.

El aeropuerto, conocido hoy como Aeropuerto Internacional Benito Juárez, se inauguró en 1952 con un par de pistas, unos cuantos hangares y un edificio modesto para pasajeros. Desde entonces, ha crecido tanto que hoy es considerado el aeropuerto más importante de América Latina, con millones de viajerox cruzando por sus pasillos cada año.

La estación que conecta el cielo con el subsuelo

La estación Terminal Aérea fue inaugurada el 19 de diciembre de 1981, como parte del tramo inicial de la Línea 5 entre Consulado y Pantitlán. Su construcción no fue sencilla: el tramo desde Oceanía hasta aquí implicó una fuerte pendiente, y el túnel que conecta con la estación Hangares requirió técnicas especializadas como el método Milán para levantar muros pantalla.

Aunque hoy es la conexión más directa entre el Metro y el aeropuerto, no siempre fue así. Antes existía una estación llamada Aeropuerto en la Línea 1, pero quedaba a más de 15 cuadras de distancia. Por eso, cuando Terminal Aérea abrió, muchos usuarios seguían confundidos. Fue hasta 1997 que la estación antigua cambió su nombre a Boulevard Puerto Aéreo y modificó su pictograma para evitar malentendidos.

Entre aviones, arte y fósiles prehistóricos

Más allá del bullicio de lxs viajerxs, Terminal Aérea también es un pequeño museo subterráneo. Dentro de la estación encontrarás seis murales creados por el artista mexicano David Lach, titulados Paisajes cálidos y fríos. Estas obras, hechas con fibra de vidrio, fueron de las primeras piezas artísticas instaladas en todo el sistema del Metro.

Y como si eso no fuera suficiente, muy cerca de la estación, en la zona conocida como Peñón de los Baños, se han encontrado restos fósiles de mamuts, bisontes, caballos y hasta camellos, además de vestigios de un antiguo asentamiento teotihuacano. ¡Todo un viaje en el tiempo!

Lo que debes saber si vas a usar esta estación

Aunque no está justo en la entrada principal del aeropuerto, llegar a la Terminal 1 desde la estación es bastante fácil, aunque la caminata puede ser más larga de lo que unx esperaría. También puedes encontrar tarjetas recargables del Metro dentro del aeropuerto, y si tu vuelo llega a la Terminal 2, lo ideal es tomar la Línea 4 del Metrobús o usar el servicio de autobuses internos.

Desde Terminal Aérea, la mayoría de las y los pasajeros deberán hacer transbordo en Pantitlán o en Oceanía para llegar a otras partes de la ciudad, así que prepárate para una pequeña aventura urbana.

Afluencia y movimiento

Esta estación recibe un flujo considerable de usuarios. En 2023, tuvo una afluencia anual de más de 5.7 millones de pasajerxs, lo que la posiciona como una de las estaciones con mayor actividad de la Línea 5. No es raro, considerando que es la primera impresión del Metro para muchos viajeros internacionales.

Ya sea que vayas a tomar un vuelo, a despedir a alguien o simplemente a explorar, Terminal Aérea es una estación que combina historia, arte y conectividad. Un verdadero punto de encuentro entre la ciudad y el mundo. 🌎🚇

Metro Hangares, la estación con alma de aeropuerto

La estación Metro Hangares es una de esas joyas discretas del sistema de transporte capitalino que, aunque no recibe multitudes todos los días, guarda una historia curiosa y una conexión directa con el cielo.

Inaugurada el 19 de diciembre de 1981, Hangares forma parte de la Línea 5 del Metro (la línea amarilla) y está ubicada en la alcaldía Venustiano Carranza, justo al sur del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Su nombre y su pictograma—un biplano dentro de un hangar— no dejan lugar a dudas: esta estación debe su identidad a los hangares aeronáuticos cercanos.

¿Y qué es un hangar? Es básicamente una especie de cobertizo techado, amplio y resistente, donde se resguardan, reparan y mantienen los aviones. En este caso, la estación se construyó justo al lado de varios de estos hangares del aeropuerto capitalino, lo que inspiró su nombre y diseño gráfico. Aunque en años recientes muchos de estos espacios han desaparecido o cambiado de función, el recuerdo permanece en el nombre de la estación.

Una parada discreta, pero bien conectada

La estación se encuentra sobre la Avenida Fuerza Aérea Mexicana, y da servicio principalmente a la Colonia Federal, un barrio que vale la pena explorar. A pesar de su cercanía al aeropuerto, Hangares no es precisamente una de las estaciones más concurridas: en 2023 tuvo poco menos de 2 millones de usuarios, lo que la ubicó entre las menos transitadas del sistema. Incluso tuvo un breve periodo de auge cuando ofrecía acceso a la Terminal 2, pero ese paso fue cerrado por motivos de seguridad.

Dentro del sistema, Hangares es una estación subterránea, con dos andenes laterales, ubicada entre Terminal Aérea y Pantitlán. Sus salidas conectan directamente con las calles de la Colonia Federal y también hay rutas de transporte público en superficie, como la ruta 11-C, que facilita el acceso a otras zonas.

De aviones, fotos y barrios curiosos

Uno de los atractivos insospechados cerca de la estación es el famoso “MacPuente”, un puente peatonal que se ha vuelto un mirador informal para observar aviones. Desde allí, decenas de curiosxs se detienen a ver los despegues y aterrizajes como si fuera una función continua en el cielo.

Y ya que estás por ahí, la Colonia Federal bien merece una caminata. Con un trazado urbano en forma de telaraña, sus 16 calles radiales y 5 anillos concéntricos se organizan alrededor de un parque octagonal con juegos, áreas verdes y un centro cultural. Las calles llevan nombres de secretarías del gobierno, lo que recuerda que esta colonia fue planeada en los años 20 para alojar a empleados públicos. Un diseño que, para muchos, parece sacado de un experimento de urbanismo geométrico, y que hoy fascina tanto a fotógrafos como a exploradores urbanos.

A unas cuadras, el Archivo General de la Nación, instalado en la antigua prisión de Lecumberri, agrega una dimensión histórica poderosa al recorrido. Un barrio lleno de contrastes: desde los ecos de los aviones hasta los murmullos de los expedientes históricos.

Metro Jamaica, donde florece la historia y el sabor

Ubicado en la alcaldía Venustiano Carranza, Metro Jamaica es mucho más que un punto de correspondencia entre las líneas 4 y 9 del Metro de la Ciudad de México. Su nombre y su imagen —una mazorca de maíz— nos cuentan una historia muy sabrosa y colorida.

¿Por qué se llama Jamaica? La respuesta está justo encima de la estación: el famoso Mercado de Jamaica, uno de los más tradicionales de la ciudad. Este mercado no solo es conocido por su enorme variedad de flores, frutas y antojitos, sino también por su historia que se remonta a las antiguas “jamaicas”, fiestas populares que se celebraban en las plazas de toros.

Estas celebraciones eran verdaderos festines: se adornaban los alrededores con arcos de flores, hierbas y ramas aromáticas, y se vendían delicias como mole de guajolote, pato, quesadillas y tacos, acompañadas de aguas frescas de todos los colores —rojas, verdes, amarillas y hasta azules— servidas en enormes tinajas. En lugar de gradas, había mesas para comer y disfrutar del ambiente, y aunque estas fiestas casi han desaparecido en las plazas, el espíritu sigue vivo en mercados como el de Jamaica.

El logotipo de la estación, una mazorca de maíz, no es casualidad: representa un producto fundamental en la cultura mesoamericana y recuerda que esta zona fue, y sigue siendo, un centro clave para la distribución de productos que llegan desde lugares como Xochimilco y otras regiones del oriente de la ciudad.

Metro Jamaica no solo tiene historia, también tiene movimiento. En 2023, por ejemplo, la línea 9 registró más de 3.7 millones de usuarios, mientras que la línea 4 superó los 2.3 millones, reflejando su importancia como nodo de conexión y acceso al mercado.

Las salidas del metro te conectan directamente con avenidas clave como Eje 2 Oriente y Eje 3 Sur, y desde aquí puedes abordar rutas de RTP y la Línea 2 del Trolebús. Si bajas por la línea 9, estarás a un paso del mercado de flores, ideal para una visita exprés o una gran compra; la estación de la línea 4 está un poco más al norte, pero también bien conectada.

Y como en muchas otras estaciones del Metro de la CDMX, aquí también es común ver bolsas con elotes, cajas con comida o arreglos florales bajando por las escaleras. No es raro encontrar comerciantes, floristas y cocinerxs moviéndose entre estaciones como Merced, La Viga o Salto del Agua, todas unidas por ese hilo invisible que conecta los mercados públicos de la ciudad.

Así es Metro Jamaica: un punto de encuentro entre el pasado festivo y el presente bullicioso, entre las flores y el maíz, entre la historia y el movimiento diario de miles de chilangxs. Un lugar donde el Metro y la tradición caminan de la mano.