Archivos de la categoría Café

No por nada, el café es la bebida más consumida en todo el mundo, y para que tú ayudes a que esa estadística se mantenga vigente, te presentamos una buena variedad de cafés de especialidad y cafeterías de barrio que vale la pena conocer.

El Olvidado, Café, Pan y sabores ingleses en Coyoacán

Soy un adicto al pan. Un “junkie” panadero que siempre anda en busca de un nuevo shot de carbohidratos. Esa búsqueda me llevó a conocer El Olvidado, un café y panadería verdaderamente único en su tipo. Todo comenzó cuando mi mejor amiga me habló de una panadería de inspiración inglesa en Coyoacán y, como me sonó irresistible, ese mismo fin de semana agarré la bicicleta y crucé la ciudad rodando hasta la Plaza Fray Martín de Valencia, justo frente al infame Callejón del Aguacate, para conocer este peculiar concepto.

Lo primero que vi al llegar fueron unas cuatro o cinco mesitas acomodadas sobre la calle, y al entrar, me encontré con un espacio completamente vintage (por no decir rústico), acogedor y cálido. Un lugar que te hace sentir como en casa desde el primer momento. Me acerqué a la vitrina y comencé a curiosear. El Olvidado no tiene una vitrina gigantesca, pero sí una selección pequeña y bien curada de panadería dulce. Entre sus especialidades encontrarás croissants naturales y rellenos de dulce de leche, chocolatines, tartins con mermelada y un rollo de mazapán digno de culto. También tienen panqués, como el de plátano, cardamomo, amapola con limón y, por supuesto, la joya de la corona: el scone, servido como se debe, con mermelada, mantequilla y crema o queso. ¡Ningún lugar inspirado en la cultura inglesa está completo sin scones!

Para acompañar el pan, ofrecen las bebidas típicas a base de café espresso, capuchino, flat white, macchiato— con granos orgánicos. También tienen opciones como chai, matcha y chocolate, pero su verdadera especialidad es el . Cuentan con una buena variedad de tés negros, verdes, rojos y blancos, clásicos o combinados con frutas y hierbas. Aquí el té es protagonista, como en todo salón inglés que se respete.

Pero eso no es todo. Si llegas con suficiente hambre o te apetece una comida más completa, en El Olvidado también hay un menú inspirado tanto en la cocina inglesa como en la mexicana. Para desayunar puedes elegir entre un clásico English Breakfast (con huevos estrellados, frijoles dulces, salchichas inglesas, tocino y muffins ingleses), huevos benedictinos, salmón benedictino o huevos “casserole”.

¿Prefieres algo más fuerte? Puedes empezar con una sopa thai —porque sí, hubo comercio entre Siam e Inglaterra—, un Shepherd’s Pie, un Irish Stew o un Chicken Tikka Masala. Y como plato principal, hay una gran variedad de sándwiches elaborados con pan de la casa: desde el clásico Coronation Chicken hasta el Grilled Cheese, pasando por el de Roast Beef, Egg & Mayo, Cheese & Onion o Pulled Pork. Si prefieres algo más ligero (aunque eso sea casi un sacrilegio aquí), también hay varias opciones de ensaladas frescas.

Eso sí: ve con tiempo y paciencia, porque tanto esta sucursal como la de la calle Viena suelen estar bastante concurridas, sobre todo por las mañanas. Pero no te preocupes, porque la espera vale la pena. Seguro sales de ahí con el corazón contento, el estómago feliz y la promesa de regresar muy pronto

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Horario:
 Domingo a martes de 8:00 a 20:00 hrs., miércoles a sábado de 8:00 a 22:00 hrs.
Costo por persona: De $200 a $300 pesos
Página web: elolvidado.com
Instagram: instagram.com/elolvidado__
Facebook: facebook.com/CafeElOlvidado

Sucursal Santa Catarina
Dirección: Calle Pdte. Carranza 267, Santa Catarina, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Del Carmen-
Dirección:
Av. México #36, Del Carmen, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX

Fortuna Café de Especialidad, un templo de pan y café en la Tepeyac Insurgentes

Si vives en la zona de la colonia Industrial, seguramente conoces la calle de Fortuna y su gran oferta gastronómica escondida en casas y locales a lo largo de esta arteria vial. Aquí puedes encontrarte con birria bien servida, sushi barato, pollos estilo broster, hamburguesas al carbón, helados y unos de los tacos más tradicionales de los alrededores. Fortuna tiene de todo, pero hasta hace poco le faltaba un buen café. Fue así que, en el lugar donde antes se encontraba un local de crepas, nació Fortuna Café de Especialidad.

Fortuna fue el primer café de especialidad del otro lado de Euskaro y, desde entonces, se ha consolidado como uno de los sitios favoritos para quienes viven en Tepeyac Insurgentes y sus alrededores. Y es que Fortuna Café de Especialidad no es solo una cafetería, es un espacio donde puedes disfrutar pan y pasteles artesanales, perfectamente maridados con una bebida a base de café, todo a precios accesibles. Básicamente, es un lugar para comer rico, enamorarte del pan y echar el chisme con gusto. ¡Comer, amar, chismear!

Una de sus grandes ventajas es que ahí mismo hornean su pan. Esto les permite ofrecer una buena variedad de piezas dulces y saladas elaboradas con masa madre, así como sándwiches y entrepanes con pan artesanal que elevan el sabor a otro nivel. Además, si vas en fin de semana, no te pierdas sus pizzas caseras —hechas con masa también artesanal—, y de vez en cuando sorprenden con menús especiales que incluyen pasta fresca.

Por si fuera poco, Fortuna también funciona como pastelería. Aquí puedes encontrar una tentadora variedad de tartas y pasteles, tanto individuales como familiares. Para antojarte: tarta de limón, tiramisú, tarta de frutas, pastel de crepas a la naranja, cheesecake de frutos rojos y galletes de fresa y durazno (sí, leíste bien: galletes, una especie de híbrido entre galleta y tarta que no querrás dejar pasar). Eso sí, la oferta va cambiando, así que siempre hay algo nuevo por descubrir. También encontrarás galletas y otros antojos ideales para acompañar tu bebida.

¿Y el café, apa? Bueno, como ya te habrás imaginado, aquí el café es cosa seria. Fortuna trabaja con granos de alta calidad y una variedad de métodos de extracción para que elijas el que más se ajuste a tu gusto. Desde un espresso bien tirado hasta una bebida filtrada con calma, aquí el café siempre es protagonista.

Así que ya sabes, si andas por la zona norte de la CDMX y quieres un lugar bonito, rico y relajado para disfrutar un buen café con pan artesanal, Fortuna Café de Especialidad te espera con los brazos abiertos y la barra lista.

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Dirección:
 Unión #189, Tepeyac Insurgentes, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Menos de $250 pesos
Horario: Lunes a viernes de 13:00 a 20:00 hrs., sábado de 14:00 a 20:00 hrs., domingo de 14:00 a 19:00 hrs., (cerrado los miércoles)
Instagram: instagram.com/fortunacafedeespecialidad

La Mano Jardín, un oasis de café, cocina de humo, cultura y naturaleza en Coyoacán

Hay días en los que todo lo que queremos es escapar del caos y simplemente disfrutar una tarde rodeada de naturaleza. Pero vivir en una ciudad como la CDMX, con su tráfico incesante, el estrés cotidiano y la escasez de espacios verdes, puede dificultar ese anhelo. A veces, ni siquiera es posible darnos una vuelta al Desierto de los Leones para respirar aire puro, desconectar un rato y cerrar el día con una garnacha bien merecida.

Sin embargo, entre las calles adoquinadas de Coyoacán, muy cerca de la Fonoteca Nacional, se esconde un pequeño oasis que parece inmune al bullicio citadino: La Mano Jardín. Este encantador espacio cultural ofrece un jardín acogedor donde puedes tomar café de especialidad, disfrutar un pan dulce o dejarte conquistar por la cocina de humo tradicional mexicana. Sí, todo se prepara con fuego de leña, en comales y ollas, como se hacía antes… y el resultado es absolutamente delicioso.

¿Qué puedes comer en La Mano Jardín? Si vas en la mañana, el desayuno incluye clásicos mexicanos con un toque especial: chilaquiles, enfrijoladas, enmoladas, huevos al albañil, huevos rancheros y hasta un omelette de huitlacoche. Todo esto se puede acompañar con pan dulce mexicano y una excelente taza de café. Y si tienes suerte (y es fin de semana), no te pierdas el atole de pinole.

Para la comida o la cena, el menú ofrece entradas como sopecitos, tetelas, quesadillas de papa o huitlacoche, esquites y tacos (de cochinita o rajas, por ejemplo). También hay sopas como la de frijol o el fideo seco, huaraches de nopales con pollo y tamales caseros. Como platos fuertes, el mole negro con costilla, el mole blanco con pollo, el pipián prehispánico, el estofado de res y el espagueti en flor de calabaza son algunos de los imperdibles. Eso sí, el menú cambia con frecuencia, así que cada visita puede traerte una nueva sorpresa culinaria.

Más allá de la comida, lo que hace especial a La Mano Jardín es el entorno: un jardín amplio, lleno de sombra natural y mesas bien distribuidas que ofrecen una experiencia casi privada, como un pequeño día de campo en medio de la ciudad. Además, aquí también se organizan eventos culturales, hay una tienda con ropa y artesanías, y, si te enamoras del lugar (lo cual es probable), puedes rentarlo para eventos privados.

Ya sea para desayunar bajo los árboles, leer un libro mientras tomas un café o disfrutar una cena con sabor a tradición, La Mano Jardín es una escapada perfecta sin salir de la ciudad. Un rincón tranquilo y sabroso que te invita a desconectarte del ritmo acelerado y reconectar contigo mismx.

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Dirección:
 Francisco Sosa #363, Santa Catarina, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX
Horario: Domingo a martes de 8:00 a 20:00 hrs., miércoles a sábado de 8:00 a 22:00 hrs.
Costo por persona: De $300 a $500 pesos
Página web: culturalamano.com
Instagram: instagram.com/lamano_jardin
Facebook: facebook.com/culturalamano

Chiandoni, tradición heladera chilnanga desde 1939

¿Me creerías si te dijera que, gracias a la Primera y la Segunda Guerra Mundial, hoy tenemos una de las heladerías más tradicionales de la Ciudad de México? No, la heladería no fue una consecuencia directa de los conflictos bélicos, pero sí lo fue la decisión de Pietro Chiandoni de abandonar Italia debido a las Guerras. Su destino lo llevó hasta México, donde en 1939 fundaría la entrañable Heladería Chiandoni.

Tras la Primera Guerra Mundial, Europa quedó devastada económica y emocionalmente. Las tensiones políticas persistían y ya se vislumbraba un nuevo conflicto armado. En ese contexto, Pietro —un joven de quince años originario de Udine, tierra reconocida por su tradición heladera— dejó su país natal y viajó a la Ciudad de México, donde lo recibieron sus tíos.

El sueño de Pietro era convertirse en uno de los luchadores más legendarios del pancracio mexicano, y casi lo logró: fue uno de los primeros rudos del país. Mientras perseguía su vocación luchística, también trabajaba en La Nueva Italia, la heladería de sus tíos. ¿Te suena el nombre? Hasta hace pocos años fue una de las más antiguas del entonces Distrito Federal, ubicada en la colonia Roma. Cerró sus puertas en plena pandemia tras 97 años de historia. Tan icónica era, que Carlitos —el protagonista de Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco— acudía allí por su helado favorito.

Después de varios años entre el ring y los barquillos, en 1939 Pietro Chiandoni logró abrir su propia heladería en la recién inaugurada colonia Nápoles. La llamó Chiandoni y se dedicó a ofrecer helados artesanales de una amplia variedad de sabores, además de café y postres helados tradicionales como la deliciosa Cassata. Pronto conquistó el corazón de lxs vecinxs y de quienes asistían a la Plaza de Toros y, más tarde, al Estadio Azul. Su éxito fue inmediato.

Aunque Pietro ya no está, Chiandoni sigue en manos de la familia adoptiva. Hoy la administran los hijos de Carmen Montaño, una de las primeras empleadas de Pietro, a quien él siempre trató como una hija más (pero esa historia merece contarse aparte).

Casi cien años después, Chiandoni sigue más viva que nunca. Las familias que llevan generaciones visitándola y las nuevas que la han descubierto en redes sociales mantienen su espíritu intacto. La heladería no solo conserva sus recetas tradicionales, sino también su mobiliario y uniformes de antaño, lo que hace que entrar ahí sea como viajar en el tiempo a una cafetería de los años cincuenta.

En cuanto a la carta, hay dos tipos de helados: los de crema y los de agua, disponibles en distintos tamaños y presentaciones (vaso o barquillo). Algunos sabores que puedes encontrar son vainilla, chocolate, pistache, avellana, coco, plátano, elote, piñón, cajeta, tamarindo, mango, zapote y guanábana, entre muchos otros. También ofrecen postres como el Sundae, el Souvenir Chiandoni, el Mamey o Naranja Glacé, el Espumoni, la Cassata y el Bisquit Tortoni. Y si prefieres algo caliente, puedes pedir un café o chocolate.

Chiandoni no es una heladería común. No es de esas donde compras un helado y sales caminando. Es una heladería como las de antes, donde te sientas en una mesa, eres atendidx por un mesero uniformado y disfrutas del postre con calma. Es un lugar que nos recuerda el México de nuestros padres y abuelxs, donde las prisas no existían y los placeres simples —como un buen helado— se saboreaban sin prisa. Aunque no es un lugar barato, cada visita vale la pena: por la calidad, por la historia, y por ese sabor a nostalgia que pocos lugares pueden ofrecer.

Chiandoni no es solo una heladería: es un pedazo vivo de la historia chilanga que sigue derritiendo corazones, cucharada a cucharada.

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Costo por persona: Menos de $250 pesos
Instagram: instagram.com/heladoschiandoni
Facebook: facebook.com/HeladosChiandoni

Sucursal Nápoles
Pennsylvania #255, Colonia Nápoles, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Periusur
Periférico #4690, Jardines del Pedregal (Dentro de Terraza Palacio), Ciudad de México, CDMX

Sucursal Santa Fe
Vasco de Quiroga #3800. Lomas de Santa Fe (Dentro de Terraza Palacio), Ciudad de México, CDMX

Eline, un paraíso gastronómico escondido en la Del Valle

No sé por qué aquella vez pasamos por la calle de Pilares, en la Colonia del Valle, pero gracias a eso descubrimos que acababan de abrir lo que parecía ser un pequeño —pero eleganterestaurante en un local que llevaba un buen rato abandonado. Estaba casi al lado de una de las pizzerías más conocidas de la zona. Así que, aprovechando que el fin de semana estaríamos relativamente cerca, decidimos darnos una vuelta por el lugar recién inaugurado. Así fue como conocimos Eline.

Desde la entrada, Eline se siente distinto a otros lugares del rumbo. Una barra de bebidas elegante te da la bienvenida, y más al fondo, unos gabinetes que evocan los diners antiguos, pero con un giro sofisticado. Lo mejor viene después: un jardín amplio con mesas y sillones acomodados con mucho gusto, ideales para comer al aire libre sin preocuparte por el sol, gracias a los parasoles distribuidos estratégicamente. De entrada, quedamos encantadxs. El siguiente paso era conocer la carta, que nos entregaron junto con dos vasos de agua fresca y muy bienvenida.

El menú de Eline es breve, pero bien pensado. Perfecto para desayunar o comer rico y sin complicaciones. Si vas por la mañana, puedes disfrutar desde un tazón de frutas o unos waffles con pollo frito, hasta chilaquiles de la casa, enchiladas o distintas opciones de huevos: rancheros, shakshuka, benedictinos, entre otros. Eso sí, no te puedes ir sin probar su pan dulce y acompañarlo con un buen café. Si prefieres ir en la tarde, encontrarás una variedad apetitosa de sándwiches, sopas, ensaladas, tacos y platos fuertes más sustanciosos.

Los sándwiches son definitivamente los protagonistas de la carta. Hay opciones clásicas y sabrosas como el BLT, el Grilled Cheese (acompañado de su crema de tomate), el Croque Madame, el French Dip (con su jugo de carne) y el de Pollo Frito, entre otros. Todos están hechos con pan de caja artesanal de masa madre, tostado con una mantequilla especial de la casa que les da un sabor distintivo. Si prefieres los tacos, puedes elegir entre costilla, barbacoa de picaña, chicharrón norteño o cecina, todos servidos con tortillas de masa azul hechas a mano. Y si tienes antojo de algo más sustancioso, hay hamburguesas, rib eye, salmón en costra de semillas o risotto de hongos.

Queríamos probar todo, pero como solo éramos dos personas, tuvimos que contenernos. Empezamos con un fideo seco y una espectacular coliflor rostizada (va calada, va garantizada). Como plato fuerte, pedimos un French Dip y un Sándwich de Pollo Frito. Ambos estaban deliciosos, pero vale la pena destacar que el de pollo no es el típico que uno esperaría: viene tempurizado y con una costra de queso provoleta que lo hace memorable. El French Dip también fue una joya.

La verdad, la pasamos muy bien en Eline y nos quedamos con ganas de regresar para seguir explorando el menú. Todo lo que probamos estuvo rico, las porciones son generosas y los precios bastante justos: puedes comer muy bien, con todo y chela, por un promedio de $350 por persona. Además, el servicio fue atento, amable y relajado, lo que, sumado al ambiente tranquilo del jardín, hizo que la experiencia fuera más que agradable.

Eline es de esos lugares que te atrapan por su sabor y propuesta innovadora, pero sin pretensiones. Tiene sabor, encanto y una propuesta bien pensada que se siente fresca en una zona, lo que se agradece. Ya sea para un desayuno, una comida relajada o simplemente para darte un gusto, definitivamente vale la pena conocerlo y volver.

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Dirección: Pilares #46, Colonia Tlacoquemecatl del Valle, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: De $250 a $350 pesos
Horario: Martes a sábado de 88:00 a 22:00 hrs., domingo de 10:00 a 19:00 hrs.
Instagram: instagram.com/eline.rest

Café de Andrés, un rincón de bebidas de inspiración prehispánica en el Metro Potrero (Colonia Industrial)

Es imposible hablar de las grandes contribuciones de México al mundo sin mencionar al chocolate. Aunque no fue exactamente el chocolate lo que se originó en tierras mexicanas, sino el cacao y el xocolatl, una bebida ancestral a base de cacao que sirvió como inspiración para lo que hoy conocemos como chocolate líquido, y más tarde, las tradicionales tabletas. La palabra xocolatl proviene de los vocablos náhuatl xoco, que significa amargo, y atl, que significa bebida. Los pueblos prehispánicos crearon diversas variantes de esta bebida energética que consumían para prepararse para la batalla. Los conquistadores españoles, al llegar a México, adaptaron el xocolatl, agregándole azúcar y leche, creando así el chocolate tal como lo conocemos hoy (una alternativa para evitar el café traído por los moros).

Con esta pequeña introducción al mundo del cacao, quiero presentarte Café de Andrés, un pequeño rincón ubicado a unos pasos del metro Potrero, en la colonia Industrial, que busca rescatar la tradición del xocolatl prehispánico a través de bebidas inspiradas en tiempos ancestrales. Este café, escondido en el piso inferior de una antigua casona, ofrece un enfoque moderno de estas bebidas, adaptadas al paladar contemporáneo, y con algunos ingredientes modernos.

En Café de Andrés, no encontrarás simples tazas de chocolate caliente, sino una variedad de bebidas únicas que combinan cacao con frutas, hierbas y especias, creando opciones refrescantes y diferentes. Aquí puedes probar el Atalquetzalli, que lleva cacao, flor de magnolia, hoja santa y chile; el Quetzalpapalotl, que mezcla cacao con romero, jengibre y canela, o el Yauhtli, una combinación de cacao, flor de pericón y semilla de achiote. Si prefieres algo más tradicional, también podrás disfrutar de bebidas como Chilate, Tascalate y Pozol. Además, si eres un amante del café, tienen opciones que fusionan la intensidad del espresso con el cacao.

¿Qué mejor acompañante para estas bebidas que unos tamales caseros? En Café de Andrés, podrás disfrutar de una selección de tamales tradicionales, como el de frijol, hallaca, papa adobada, mole almendrado o el Tzotobilchay, que lleva chaya, pepita de calabaza, verduras y salsa de jitomate con habanero. También tienen opciones dulces como los tamales de higo, piña, guayaba, manzana o chocolate. Si lo tuyo son los desayunos, en este café encontrarás huevos y enchiladas inspiradas en las distintas regiones de México, además de otros platillos comunes como molletes, chilaquiles o hot cakes. Por la tarde, suelen ofrecer un menú del día, perfecto para comer rico, casero y económico.

Café de Andrés no es solo un lugar para beber chocolate o disfrutar de un buen tamal. Es un espacio que honra las tradiciones gastronómicas de México, combinándolas con un enfoque moderno y accesible para todxs. Si buscas un lugar donde disfrutar de bebidas que van más allá del chocolate convencional, y un menú lleno de sabores auténticos, este pequeño rincón en la colonia Industrial es una parada obligatoria.

Con su propuesta única y un ambiente acogedor, Café de Andrés se está consolidando como un referente para quienes desean explorar los sabores ancestrales de México sin salir de la ciudad. Si te atrae la idea de conocer más sobre la rica tradición del cacao y el xocolatl, no dudes en visitar este lugar y vivir una experiencia gastronómica diferente, llena de historia y sabor.

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Dirección:
 Victoria S/N, esquina con Sotero Prieto, Colonia Guadalupe Insurgentes, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a viernes de 9:00 a 20:00 hrs.., sábado de 9:00 a 14:00 hrs., domingo de 9:00 a 17:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $250 pesos

Doukie Cookies, galletas monchosas estilo NY en Condesa y Narvarte

Era una tarde de domingo. Fuimos a comer a una de las taquerías de suadero más populares de la colonia Narvarte y, para bajar la comida, decidimos caminar un poco por la zona. Paseamos por Universidad, doblamos en Luz Saviñón y nos adentramos entre los locales que se extienden entre Universidad y Vértiz. De pronto, un aroma delicioso nos detuvo en seco: olía a galletas recién horneadas y mantequilla. Volteamos y nos encontramos con un pequeño local de galletas estilo NY. Nos habíamos topado con Doukie Cookies.

El lugar es pequeño y acogedor. Apenas cuenta con una vitrina donde se exhiben las galletas de la semana, algunas opciones de mercancía y dos pequeñas mesas para sentarse a disfrutar. Con curiosidad (y mucho antojo), empezamos a revisar el menú. Al final del día, siempre hay espacio para el postre.

Aunque había unas seis u ocho variedades, elegir no fue tarea fácil porque todas se nos antojaban. Entre las opciones estaban la Galleta de Conejito Turín, Chispas de Chocolate, Nutella, Breakfast (con almendra, avena y arándano), Mocha, Peanut Butter & Jelly (crema de cacahuate y jalea), Birthday Cake (vainilla con chispas) y Triple Chocolate. ¿Tú qué hubieras hecho? Nosotros resolvimos el dilema pidiendo una caja con tres: Birthday Cake, Chispas de Chocolate y Peanut Butter & Jelly.

Para acompañar las galletas, Doukie Cookies ofrece una buena variedad de bebidas frías y calientes. Obviamente tienen opciones a base de espresso, como cappuccino, latte o americano, pero si eres amante del dulce, puedes pedir tu café con Nutella, Oreo u horchata. También tienen malteadas en sabores irresistibles como cheesecake, cookies & cream o tiramisú. ¡Un coma diabético garantizado!

Doukie Cookies es un lugar sin pretensiones, con un concepto sencillo pero bien ejecutado. Su menú de galletas cambia cada semana para mantener la frescura y calidad, y cuentan con algunas bebidas para complementar la experiencia. Así que, si andas por la Condesa o la Narvarte y quieres un buen postre, date una vuelta por Doukie Cookies y échate una NY cookie a mi salud.

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Costo por persona:
 Menos de $200 pesos (por hora)
Página Web: doukie.com
Instagram: instagram.com/doukie_cookies
TikTok: tiktok.com/@doukie_mx

Sucursal Condesa
Villahermosa #11, Colonia Hipódromo, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Narvarte
Luz Saviñon #51, Narvarte Oriente, Ciudad de México, CDMX

Ineffable, café, postres y desayunos tan ricos que no pueden ser descritos con palabras en la Nápoles

Cuando pienso en la palabra inefable, lo primero que me llega a la mente son los seres cósmicos salidos de la imaginación de H.P. Lovecraft; esas criaturas monstruosas de proporciones épicas, capaces de acabar con el planeta tal como lo conocemos. Pero la realidad es que Lovecraft usaba el término inefable, o ineffable en inglés, no porque esta palabra se refiera a algo terrorífico, sino porque significa algo tan grande o maravilloso que no puede describirse con palabras. Y justo ese es el adjetivo que buscan alcanzar en un pequeño café escondido en las calles de la Colonia Nápoles.

¿Un pequeño café que es Ineffable? No vayas a pensar que es inefable porque sea un lugar enorme —a fin de cuentas, ya dije que es pequeño—; más bien, es porque en este espacio buscan crear una experiencia tan rica, tan acogedora y especial, que no se pueda describir solo con palabras. Aun así, voy a tratar de contártelo para que te animes a conocerlo.

Ineffable se encuentra en la calle de Rochester, una de esas calles tranquilas que contrastan con el ajetreo oficinil de la Nápoles. Desde lejos, puedes ver una pequeña y encantadora góndola de madera, con tres mesas esperando a ser ocupadas. Al acercarte, te recibe una fachada de madera antigua y una vitrina que deja ver lo que sucede adentro. Justo en la entrada, unos mosaicos forman el nombre del café, confirmándote que has llegado al lugar correcto.

Por dentro, el espacio es tan agradable como por fuera. Hay una barra de madera con granito blanco —muy elegante— sobre la que descansan unas campanas de vidrio que exhiben muffins, crumbles y galletas.

Si lo que te interesa es comer, te cuento que Ineffable tiene un menú especializado en brunch and breakfast (o desayuno y almuerzo, si prefieres). Así que te vas a encontrar con chilaquiles, molletes, huevos revueltos, muffins ingleses y cuatro tipos de toast: de aguacate, vegano, de salmón e italiano. Y si eres más de antojos dulces, puedes pedir un pan francés, un rol de canela, un brownie con nuez o probar los crumbles de la casa y los muffins de la semana elaborados por Moira’s Bakehouse (sí, los que están en el Mercado del Carmen). ¡Una delicia!

¿Y para beber? Tienen las opciones clásicas a base de espresso: espresso (obvio), macchiato, cappuccino, latte y flat white. También hay americano, chai latte, dirty chai, mocha, chocolate, y affogatos. Eso sí, lo mejor de su chai es que —a diferencia de muchos lugares en la CDMX— aquí sí usan una mezcla real de especias y , nada de esos polvitos artificiales con sabor a chai.

Visitar Ineffable es una experiencia completa y agradable. Es un oasis de tranquilidad en medio de la jornada Godín y, además de su bonito diseño, ofrece comida, postres y cafés deliciosos a precios justos y accesibles. Todo esto acompañado de un servicio cercano y amable que te hace sentir como en casa.

Así que, si vives o trabajas en la Nápoles y andas buscando un rincón para escapar del caos, darte un respiro de la rutina y disfrutar de un buen café, muffin o crumble, date una vuelta por Ineffable y descubre una experiencia que —te lo aseguro— no podrás describir con palabras.

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Dirección:
 Rochester #23, Colonia Nápoles, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 8:00 a 20:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $250 pesos
Instagram: instagram.com/ineffable.cdmx

Cascabel Tostado, un rincón de café, tortas y arquitectura con toques orientales en Santa María la Ribera

¿Alguna vez se te ocurrió que el ajonjolí podría ser el condimento perfecto? Yo se que puede sonar raro, pero si le pones ajonjolí molido y a tu ramen descubrirás un nuevo mundo de sabores. Y si le pones ajonjolí negro a tu café, también podrías descubrir un nuevo mundo de sabores. ¿No me crees? Entonces te invito a que te des una vuelta por Cascabel Tostado, uno de los cafés nuevos de Santa María la Ribera.

Cascabel Tostado es algo más que un café, es más bien un tributo a la arquitectura, el café y las tortas. ¿Cómo? Bueno, debes saber que lxs dueñxs de este lugar son arquitectxs y amantes del diseño interior, lo que se nota cuando entras al lugar y descubres un espacio pequeño, pero con un diseño simplemente espectacular. A la izqueirda, una pequeña barra donde preparan los alimentos, del otro lado un librero donde exhiben algunas piezas de arte y artesanías, un tocadiscos (donde estaba sonando C. Tangana) y algunas playeras a la venta con el slogan del lugar: arquitectura y tortas. Y al centro, una mesa circular con las máquinas para preparar tu café, y detrás de ella una barra donde tienen todo lo demás.

Tiene unas dos pequeñas mesas, bastante cómodas, en la entrada, donde podrás disrutar del ambiente de la colonia. Del lado izquierdo, tienen una especie de galería de arte o de decoraciones vintage, aunque me dijeron que pronto se convertirá en un showroom; y en el derecho tienen una mesa en un espacio un poco más íntimo y privado. Por cierto, mientras que los pasillos son más rústicos, el salón principal está diseñado con formas geométricas y fabricado con madera obscura, lo que le da un toque elegante y moderno.

Ahora sí, hablemos de la carta. En este punto, debes saber que todo su menú tiene una inspiración mexico-oriental, por lo que encontrarás sabores o ingredientes muy característicos de México y también Corea, Tailandia y Japón. Además, como podrás imaginar, por su slogan, las protagonistas de la carta son las tortas. Y para que te vayas dando una idea de lo que encontrarás debes saber que tienen Torta de Bulgogi (guisado coreano de res), de Cochinita o de Pulpo en su Tinta, entre otras.

Pero donde podrás ver más la influencia oriental es en su menú de bebidas. Y es que, en este lugar podrás encontrarte con una interesante variedad de bebidas con y sin café, y con ingredientes o sabores orientales. Por ejemplo, puedes pedirte un té de Jazmín Yuzu (cítricos), con Guayaba o Lychee; también podrás pedirte un Yuzu Spritz, un Thai Tea Sweet Foam, Matcha con Fresa o un Dirty Chai; pero las dos bebidas que más recomiendo son la Guava Coconut y el Black Sesame Latte, el primero lleva guayaba con crema de coco y limón, y el segundo es un café latte con pasta de semilla de ajonjolí negro. ¡Dos bebidas ricas e interesantes!

Cascabel Tostado es un lugar diferente; un espacio en el que podrás encontrar una propuesta única de tortas y bebidas, dentro de un ambiente lujoso, sin gastar mucho dinero. Así que, si buscas una cita única con tu pareja, o algunx amigx, puedes darte una vuelta por el Museo del Chopo (que está a unos pasos de ahí) y después hablar de las exposiciones en este pequeño café dedicado a la arquitectura en Santa María la Ribera.

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Dirección:
 Dr. Mariano Azuela #30, Sta María la Ribera, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 8:00 a 20:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $200 pesos
Instagram: instagram.com/cascabeltostado

Kies Café, un paraíso de Galletas estilo NY en Santa María la Ribera

Hace unos días decidimos hace un pequeño tour cultural por Santa María la Ribera, una de mis colonias favoritas en la CDMX. Fuimos a la alameda a admirar el impresionante Kiosco Morisco y después nos metimos al Museo de Geología y después nos fuimos por un ramen a unas calles de ahí. Al terminar de comer queríamos echarnos un postre y un café, así que empezamos a caminar en busca de algún lugar donde pudiéramos sentarnos a disfrutar de la tarde y platicar, acompañadxs de una café. Caminamos por Eligio Ancona y dimos vuelta en Dr. Atl y, unos pasos más adelante, nos encontramos con unas mesas sobre la calle, que anunciaban la llegada a Kies Café.

Nos asomamos y lo primero que nos llegó fue un rico aroma a café y galletas recién horneadas. ¡Obviamente teníamos que probarlo! Al entrar, lo primero que llamó nuestra atención fue una vitrina donde estaban exhibiendo ocho galletas estilo NY, esas que son gruesas y suavecitas. Al centro del lugar, había una enorme mesa con un diseño muy moderno y a un costado una barra de café, y al fondo, dos pequeñas mesas bajo un letrero en el que se leía: Chopea y no Llores (ideal pa’la selfie). Resultó ser un lugar moderno y cálido, que invitaba a quedarse a disfrutar de la tarde y el chisme.

En su carta tienen las típicas bebidas a base de café: americano, capuchino, latte, espresso y flat white; también tenían matcha, chai, unas cuantas tisanas y malteadas de chocolate y vainilla. ¿Y las galletas? Pues tenían de Huevito Kinder, de Conejito Turin, Chispas de Chocolate, Oreo con Chocolate Blanco, Matcha con Chocolate Blanco, Avena con Arándano y limón amarillo, Pecan Pie, Brownie y Nutella. ¡Todas se nos antojaban! Pero, como no podíamos pedir todo el menú, terminamos pidiendo un Flat White, un Matcha y un Chai ypa’compartir unas galletas de Pecan Pie, de Matcha y de Conejito Turin. Por cierto, también tienen sándwiches y algunos otros platillos, por si buscas algo más consistente.

Como no había mesas vacías adentro, tomamos las que estaban afuera, y la verdad fue la mejor opción, porque el clima estaba perfecto. Poco después nos llevaron nuestras bebidas y galletas. El café estaba bastante rico, igual que los tés; pero, sin duda, la protagonista de la tarde fue la Galleta de Pecan Pie, que estaba simplemente deliciosa. Y lo mejor de todo, es que, a pesar de que se veía como un lugar de moda, los precios resultaron ser bastante justos, equiparables a los demás cafés de la zona.

Al final, salimos contentxs de Kies Café, el proyecto que inició como una Dark Kitchen y al final terminó convirtiéndose en un local físico. Y es que, este pequeño lugar tiene todo lo necesario para disfrutar de una buena plática, o un libro, bien acompañada de algo dulce y de un café. Así que, si buscas algún lugar dónde pasar la tarde en Santa María la Ribera, vale mucho la pena que te des una vuelta por este agradable lugar.

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Dirección:
 Dr. Atl #238, Sta María la Ribera, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a sábado de 8:00 a 19:00 hrs., domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $200 pesos
Facebook: facebook.com/kiesmx
Instagram: instagram.com/kies_mx
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