Archivos de la categoría Mexicana

Desde la taquería de la esqiuina, hasta el renombrado resaurante fifí, encuentra todo tipo de restaurantes mexicanos en la CDMX

Tierra Linda, tamales y sabores mexicanos en la Colonia Argentina Antigua

Esta historia nos lleva a principios de los años noventa, a una antigua casa escondida entre las calles de la colonia Argentina Antigua, en algún punto entre el Panteón Español y el Panteón Francés. Tras perder su empleo, el jefe de familia y su esposa tuvieron una idea: comenzar a revender tamales desde el zaguán de su casa. Aunque al principio no eran ellos quienes los preparaban, las y os vecinos pronto se encariñaron con el pequeño puesto y comenzaron a llegar cada vez más. La demanda creció tanto, que su proveedora ya no se dio abasto. Fue entonces cuando decidieron preparar sus propios tamales, con el toque especial de su tierra natal: Guerrero.

Poco a poco, los tamales caseros comenzaron a conquistar la colonia. El zaguán tamalero se fue ampliando, tanto en espacio como en propuesta. Se agregaron mesas en la planta baja de la casa y, con el tiempo, más y más platillos al menú. Hoy, 35 años después, aquel humilde puesto es Restaurante Tierra Linda, un restaurante 100% mexicano que celebra, conserva y difunde la riqueza de nuestra gastronomía.

Desde que entras a Tierra Linda, te recibe una cálida atmósfera llena de tradición. En sus repisas descansan juguetes y artesanías mexicanas, y una larga barra de mosaicos sirve como punto de despacho para los tamales y atoles. Los dos salones, que antes fueron garajes, hoy están adornados con papel picado y réplicas de pinturas mexicanas típicas de la época de los calendarios de cocina. El ambiente es acogedor, alegre y lleno de identidad.

En el menú encontrarás una gran variedad de tamales dulces y salados hechos en casa. Desde el clásico tamal verde, hasta joyas como el tamal costeño con pollo, chile morita y hoja santa (esperemos que Zahie Téllez no se enoje por ese guiño). Entre los dulces destacan el tamal canario, preparado con harina de arroz, rompope y vainilla; el criollo, con maíz azul y arroz con leche; y el de queso con zarzamora. Todos son un apapacho al paladar.

Pero no creas que en Tierra Linda solo hay tamales. Si vas por la tarde, puedes disfrutar de un menú de tres tiempos que, aunque recuerda a la clásica comida corrida, aquí tiene un giro especial: eliges entre varios platos fuertes que siempre están en la carta y te lo sirven con sopa, guarnición y agua fresca. Algunas delicias que puedes encontrar son: chile en nogada (disponible casi todo el año), sopes de cecina, costilla en mole verde, tlayudas, tampiqueña o salmón en salsa de almendras.

Y si llegas después de la comida, te espera un abanico de antojitos mexicanos: pozole blanco, sopa azteca, tostadas de pata, quesadillas (fritas o al comal) con el guisado de tu elección. También destacan la cecina con cazuelas, la costilla azteca, los huauzontles en salsa pasilla o unas enchiladas bien servidas. Para beber, nada como un agua fresca de jamaica con guayaba o de mamey con coco… ¡deliciosas y refrescantes!

¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Además del sazón, la decoración y el servicio, lo mejor de Restaurante Tierra Linda es el precio. Aquí puedes comer delicioso y en porciones generosas sin desfalcar tu quincena. Un rincón auténtico, lleno de sabor y de historia, donde cada platillo te recuerda lo bonito que es comer como en casa. Así que, si andas en la zona de Tacuba o Cuatro Caminos y sus alrededores, o si solo quieres comer una rica comida mexicana, vale mucho la pena que ta vayas a la colonia Argentina Antigua y disfrutes de los sabores que ofrece el Restaurante Tierra Linda.

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Dirección:
 Lago Maracaibo #120, Colonia Argentina Antigua, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: de $200 a $300 pesos (puedes comer por menos de $200)
Horario: Lunes a sábado de 13:00 a 22:30 hrs.
Página Web: mitierralinda.pro
Facebook: facebook.com/TierraLindaRestaurante
Instagram: instagram.com/tierralindarest

Alingo Lingo, un rincón de sabores y cultura de la Costa Chica de Guerrero en Lindavista

Alingo Lingo es una canción escrita por Álvaro Carrillo que retrata un conflicto territorial entre los pueblos de Juchitán y Huehuetán, ocurrido alrededor de 1916. Con el tiempo, esta melodía se convirtió en uno de los himnos más populares de la Costa Chica de Guerrero, al punto de formar parte del imaginario colectivo de la región. Su estribillo resume el conflicto con un tono juguetón: “Juchitán y Huehuetán andan peleando terrenos; Juchitán dice ‘ganamos’, Huehuetán dice ‘veremos’”.

Hoy existen múltiples versiones de la canción, siendo quizás la más reconocida la que interpretó Óscar Chávez en 1978.

Aunque el significado exacto del título “Alingo Lingo” es un misterio, se sabe que el término proviene de un baile chileno que data de 1822. Llegó a las costas de Guerrero en 1848, cuando los migrantes chilenos que se dirigían a California durante la fiebre del oro hacían escala en esa región. Más allá de su origen, Alingo Lingo —como canción, palabra e incluso baile— se ha arraigado profundamente en la identidad cultural de Guerrero.

Y si quieres experimentar la cultura y gastronomía de la Costa Chica sin salir de la CDMX, debes conocer la Barbachería Alingo Lingo.

¿Qué es una Barbachería?

Tal como su nombre indica, una Barbachería es un establecimiento especializado en preparar y vender barbacoa. En la Barbachería Alingo Lingo, la barbacoa es la estrella del menú: puedes pedirla por kilo, en orden, tacos, tortas o quesadillas.

Pero eso no es todo. La oferta culinaria incluye platillos típicos de Guerrero como el pozole blanco o verde —este último “va calado y va garantizado”—, picaditas acapulqueñas, chalupitas tixtlecas, pancita y tuétanos asados, servidos en sopes o por orden.

Maridaje con chilate o cerveza artesanal

¿Sabes qué hace aún más especial a Barbachería Alingo Lingo? Aquí puedes maridar tus antojitos guerrerenses con una bebida tradicional de la Costa Chica: el chilate, preparado con cacao, arroz, canela y azúcar. También puedes optar por una cerveza artesanal, nacional o importada, bien fría.

Un rincón guerrerense en el corazón de Lindavista

La Barbachería Alingo Lingo se ubica en una de esas casas adaptadas para negocios sobre Avenida Sierravista, en el corazón de Lindavista. El restaurante ocupa lo que fue un gran patio, ahora techado y decorado como si se tratara de una fiesta popular en Juchitán: sencillo pero acogedor, con todo lo necesario para transportarte sensorialmente a un pueblo de la Costa Chica… sin salir del extinto Distrito Federal.

Ya sea que vayas por nostalgia, curiosidad o puro antojo, la Barbachería Alingo Lingo es mucho más que un lugar para comer: es una experiencia cultural que reúne historia, música, tradición y sabor en cada platillo. Un pedacito de la Costa Chica que se saborea con cada taco y se baila en cada sorbo de chilate. Así que la próxima vez que quieras un viaje sensorial sin salir de la ciudad, ya sabes a dónde ir: Alingo Lingo.

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Dirección:
 Sierravista #250, Lindavista, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: de $300 a $500 pesos
Horario: Martes a jueves y domingos de 9:00 a 17:00 hrs., viernes y sábado de 9:00 a 21:00 hrs.
Página Web: barbacheriaalingolingo.com
Facebook: facebook.com/BarbacheriaAlingolingo
Instagram: instagram.com/barbacheriaalingolingo

Luna Maya, un oasis de sabores yucatecos en la San José Insurgentes

Era viernes por la tarde y me encontraba en San José Insurgentes buscando algo para comer. Pero, al ser Semana Santa, casi todos los restaurantes estaban cerrados. Sí, estaban las típicas taquerías caras —famosas por su relación con el “desvivimiento” de Paco Stanley—, también algunos restaurantes de franquicia sobre Río Mixcoac, e incluso un lugar de comida china. Pero nada de eso se me antojaba. Yo quería algo reconfortante, casero, con sabor.

Fue así que, mientras paseaba sin rumbo por las calles de la colonia, me topé con Luna Maya, sobre José María Velasco. No, no me refiero a Luna Maya Sugeng, la actriz indonesia; me refiero al restaurante de comida yucateca. Y qué bueno que lo encontré.

Al entrar me encontré con un lugar discreto pero acogedor. En el salón principal hay unas seis u ocho mesas, y afuera, un pequeño patio con otra mesa más donde puedes sentarte a comer disfrutando del buen clima. La atmósfera es tranquila, sin pretensiones.

A diferencia de otros restaurantes yucatecos en la CDMX, la carta de Luna Maya es más extensa. La reina, claro, es la cochinita pibil, que puedes pedir en diferentes presentaciones. Pero también hay una buena variedad de platillos yucatecos tradicionales, además de algunas recetas reinventadas por la casa.

Si vas por la mañana, puedes elegir entre distintos desayunos chilango-yucatecos. Desde unos tradicionales huevos rancheros hasta chilaquiles con longaniza de Valladolid, pasando por huevos motuleños, omelette Luna Maya (con cochinita y queso manchego), omelette de pastor yucateco o molletes con huevo.

Todos los desayunos incluyen frijoles colados, tortilla o pan, y café o . Es decir, un desayuno completo y sustancioso desde $120 pesos. Y si después de comer aún necesitas un boost de cafeína, puedes pedir alguna de las bebidas de café que ofrecen: espresso, capuchino, moka o latte.

Si llegas por la tarde y traes antojo de algo más contundente, te puedes arrancar con un queso de bola fundido (sí, el de las marquesitas), unos codzitos, un consomé de pavo, una sopa de lima o una crema de tres quesos (queso de bola, queso crema y manchego).

Después puedes entrarle a las clásicas flautas o tacos de cochinita, a una tranca (torta campechana en pan francés) o, si no traes antojo de cochinita —aunque eso sea herejía en un yucateco—, puedes probar el pavo, ya sea en panucho, salbute, taco o torta.

Pero lo que yo más recomiendo, además de los salbutes, es el frijol con puerco, porque su sazón me transportó directo a los guisos que hacía mi abuela. Una delicia que, honestamente, no se encuentra fácil en la ciudad.

¿Mucha hambre y poco presupuesto?

Esto tampoco es problema. En Luna Maya puedes armar tu combo con sopa, arroz o consomé de pavo, ensalada verde y un plato fuerte (incluye agua del día), por $150 o $190 pesos, dependiendo de lo que elijas.

Y si lo que quieres es llevar el sabor a casa, puedes pedir cochinita o pavo en su jugo para compartir. Desde medio kilo, acompañado de frijoles colados, cebolla encurtida, habanero y salsa de la casa.

Luna Maya es un pequeño oasis yucateco escondido en las calles de San José Insurgentes. Un restaurante sencillo, cálido, sabroso y accesible, donde puedes comer bien desde $150 pesos. Ideal si trabajas o vives por la zona… o si simplemente te quieres consentir con algo del sureste sin salir de la ciudad.

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Dirección:
 José María Velasco #80, San José Insurgentes, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: De $150 a $350 pesos
Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 21:00 hrs.
Página Web: lunamaya.com.mx
Instagram: instagram.com/lunamaya.sazon
Facebook: facebook.com/profile.php?id=100050709410355
Twitter: x.com/RestauranteMaya

La Secina, un paraíso de cecina, tlayudas y mezcal en la Narvarte

¿Buscas un rincón en la Narvarte donde puedas olvidarte del estrés de la oficina y deleitarte con algo más que una comida rápida? Pues sobre Obrero Mundial, hay un lugar que parece pequeñito por fuera, pero que dentro es un auténtico paraíso para las y los amantes de la buena comida (y de la cecina, por supuesto). ¡Bienvenidxs a La Secina, donde los tacos y las tlayudas se sirven con una generosa dosis de sabor, y lo mejor de todo, a precios que no te harán quedarte sin quincena!

Desde que entras, lo primero que te recibe es el comal humeante de la semi cocina abierta, donde preparan casi todo lo que vas a comer. Y si te atreves a pedir algo más fuerte que un taco, no dudes en explorar su barra, que, además de ofrecer tragos y cócteles, te tiene una buena variedad de aguas frescas de diferentes frutas que puedes mezclar.

El menú está cargado de cecina en todas sus versiones: natural, enchilada, a la plancha… ¡es una locura! Si eres de los que se emociona con un buen guacamole, o si lo tuyo son los chapulines, tienes que pedir una orden (que viene con una buena porción, por si andas con mucha hambre) y preparar unos tacos de chapulín con guacamole. Si prefieres un plato fuerte, los sopes de cecina o los tacos son la elección segura, pero no te vayas sin probar la tlayuda, que es el alma de este lugar. Y si eres un(a) indecisx (no pasa nada, todos lo somos de vez en cuando), mejor pide cecina mixta y mata dos pájaros de un tiro.

A la hora de acompañar la comida, nada como una Caminero (una cerveza mezclada con mezcal) que te deja con ese sabor ahumado de los buenos mezcales. Pero si prefieres lo clásico, un mezcal o tequila directo también hacen maravillas. Y, para el toque final, el flan casero o el pay helado de limón son como la cereza en el pastel, ¡aunque aquí es más bien un pay!

Lo que más se agradece de La Secina es que, además de comer delicioso, no te va a hacer sentir como si hubieras gastado todo tu sueldo en una sola comida. Aquí, lo que es rico, también es justo.

La Secina es un homenaje a la tradición mexicana, con ingredientes frescos que vienen de todo México: desde la cecina de Yecapixtla hasta los chapulines o las tlayudas de Oaxaca. Y sí, todo lo que comes, está hecho con mucho amor, por productores que cuidan cada detalle.

Así que, si estás buscando un lugar para relajarte con buena comida, mezcal y el mejor ambiente, ya sabes dónde ir. Ya sea con tus amigxs, tu familia o tu pareja (¡o incluso contigo mismx!), La Secina te va a dejar con una sonrisa y el estómago feliz.

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Dirección:
 Obrero Mundial 305, Narvarte Poniente, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: de $300 a $500 pesos
Horario: Martes a jueves de 13:00 a 23:00 hrs., viernes y sábado 13:00 a 1:45 hrs., domingo de 13:00 a 19:00 hrs.
Facebook: facebook.com/La-Secina-1551209341768456
Instagram: instagram.com/lasecina
Twitter: twitter.com/lasecinadf

La Mano Jardín, un oasis de café, cocina de humo, cultura y naturaleza en Coyoacán

Hay días en los que todo lo que queremos es escapar del caos y simplemente disfrutar una tarde rodeada de naturaleza. Pero vivir en una ciudad como la CDMX, con su tráfico incesante, el estrés cotidiano y la escasez de espacios verdes, puede dificultar ese anhelo. A veces, ni siquiera es posible darnos una vuelta al Desierto de los Leones para respirar aire puro, desconectar un rato y cerrar el día con una garnacha bien merecida.

Sin embargo, entre las calles adoquinadas de Coyoacán, muy cerca de la Fonoteca Nacional, se esconde un pequeño oasis que parece inmune al bullicio citadino: La Mano Jardín. Este encantador espacio cultural ofrece un jardín acogedor donde puedes tomar café de especialidad, disfrutar un pan dulce o dejarte conquistar por la cocina de humo tradicional mexicana. Sí, todo se prepara con fuego de leña, en comales y ollas, como se hacía antes… y el resultado es absolutamente delicioso.

¿Qué puedes comer en La Mano Jardín? Si vas en la mañana, el desayuno incluye clásicos mexicanos con un toque especial: chilaquiles, enfrijoladas, enmoladas, huevos al albañil, huevos rancheros y hasta un omelette de huitlacoche. Todo esto se puede acompañar con pan dulce mexicano y una excelente taza de café. Y si tienes suerte (y es fin de semana), no te pierdas el atole de pinole.

Para la comida o la cena, el menú ofrece entradas como sopecitos, tetelas, quesadillas de papa o huitlacoche, esquites y tacos (de cochinita o rajas, por ejemplo). También hay sopas como la de frijol o el fideo seco, huaraches de nopales con pollo y tamales caseros. Como platos fuertes, el mole negro con costilla, el mole blanco con pollo, el pipián prehispánico, el estofado de res y el espagueti en flor de calabaza son algunos de los imperdibles. Eso sí, el menú cambia con frecuencia, así que cada visita puede traerte una nueva sorpresa culinaria.

Más allá de la comida, lo que hace especial a La Mano Jardín es el entorno: un jardín amplio, lleno de sombra natural y mesas bien distribuidas que ofrecen una experiencia casi privada, como un pequeño día de campo en medio de la ciudad. Además, aquí también se organizan eventos culturales, hay una tienda con ropa y artesanías, y, si te enamoras del lugar (lo cual es probable), puedes rentarlo para eventos privados.

Ya sea para desayunar bajo los árboles, leer un libro mientras tomas un café o disfrutar una cena con sabor a tradición, La Mano Jardín es una escapada perfecta sin salir de la ciudad. Un rincón tranquilo y sabroso que te invita a desconectarte del ritmo acelerado y reconectar contigo mismx.

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Dirección:
 Francisco Sosa #363, Santa Catarina, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX
Horario: Domingo a martes de 8:00 a 20:00 hrs., miércoles a sábado de 8:00 a 22:00 hrs.
Costo por persona: De $300 a $500 pesos
Página web: culturalamano.com
Instagram: instagram.com/lamano_jardin
Facebook: facebook.com/culturalamano

Tortas Don Polo, el lugar donde se inventó la torta caliente en la Del Valle

Se dice que la torta mexicana —esa delicia en la que cabe de todo, desde carnes frías hasta sardinas, entre dos mitades de telera— surgió en 1892. Según cuenta la leyenda, un niño llamado Armando Martínez, de apenas once años, llegó un día a su casa con hambre y, ante la falta de comida “formal”, se le ocurrió meter jamón, jitomate y aguacate en una telera. Le gustó tanto su invento que decidió abrir la primera tortería del país, justo en su casa, ubicada en el callejón del Espíritu Santo (hoy calle Motolinía).

Otra versión apunta a un taquero de la época porfiriana, quien, en un arranque de creatividad, cambió la tortilla por pan de trigo… y así nació la torta. Pero “haiga sido como haiga sido”, lo importante es que, por prácticas y accesibles, las tortas se ganaron un lugar entre los antojos más queridos del México moderno.

Eso sí: no siempre fueron como las conocemos hoy. Bueno… sí, pero no. Hasta 1956, las tortas que se vendían por todo el entonces Distrito Federal eran frías. ¿Frías? Así es: de queso, jamón y otras carnes frías, sin mayor intervención.

Todo cambió cuando Leopoldo Sánchez Preciado, mejor conocido como Don Polo, abrió un local de tortas en el número 18-A del multifamiliar Miguel Alemán (sí, el que diseñó Mario Pani y compañía). Para destacar entre la marea de torterías que ya existían, Don Polo tuvo una gran idea: vender tortas calientes. Calentaba el pan con mantequilla en la plancha y usaba ingredientes calientes en el relleno. ¡Una innovación total! Su éxito fue inmediato, y desde entonces, Tortas Don Polo se ha mantenido como una de las torterías más icónicas de la Ciudad de México.

Si a estas alturas te preguntas qué puedes comer en Tortas Don Polo, tal vez no pusiste mucha atención. Pero no te vayas con la finta: aquí no solo hay tortas. El menú es bastante amplio e incluye desayunos como molletes, hot cakes, chilaquiles y huevos al gusto. También hay sopas y pastas típicas de fonda (como consomé o sopa del día), antojitos variados y platillos con carne como milanesa, bistec, tacos y guisados. Y, por supuesto… tortas.

Las tortas de Don Polo son sencillas pero sabrosas. Hay de huevo, quesos, milanesa (mi favorita), salchicha, chorizo, jamón, pierna, chile relleno, bacalao y la clásica cubana, entre otras. Puedes pedirlas tal cual o combinar ingredientes. Todas se calientan a la plancha con mantequilla, lo que les da un toque cálido y reconfortante. Además, se acompañan con un ramequín de chiles jalapeños, que son una auténtica joyita.

Dato curioso: Leopoldo Sánchez, el fundador de Tortas Don Polo, es tío del portero Memo Ochoa. Desde 1995, el papá del futbolista, junto con su familia, se ha encargado de mantener viva la tradición de la tortería.

Visitar Tortas Don Polo es como hacer un viaje en el tiempo al México de mediados del siglo XX. Es una forma de disfrutar sabores sencillos y nostálgicos, al mismo tiempo que conoces un lugar que marcó historia en la gastronomía chilanga. La comida es rica y reconfortante; eso sí, los precios no son los más bajos, pero se entiende por la zona en la que se encuentra.

Así que, si andas por el Parque Hundido o el emblemático multifamiliar Miguel Alemán, no lo pienses mucho. Date una vuelta por Tortas Don Polo y prueba un buen pedazo de historia… con pan y mantequilla.

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Costo por persona: De $250 a $350 pesos
Página Web: tortasdonpolo.mx
Instagram: instagram.com/tortasdonpolo
Facebook: facebook.com/TortasDonPoloMX

Sucursal Féliz Cuevas (Matriz)
Dirección: Félix Cuevas No. 86-A Col. del Valle, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Parque Hundido
Dirección: Gral. Porfirio Díaz No. 534
Col. Noche Buena, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Féliz Cuevas (Matriz)
Dirección: Don Juan No. 116, Col. Nativitas, Ciudad de México, CDMX

Tacos Manolo, auténtica tradición taquera en la Narvarte

Hay quienes dicen que la Narvarte es, ante todo, una colonia de tacos. Lo dicen porque, desde hace décadas, este rincón chilango se ha visto inundado por todo tipo de taquerías que, gracias a la popularidad de la zona, se han convertido en pequeñas leyendas entre la clase media capitalina. Que si el mejor suadero está en el puesto de lámina que solía atender un tal Frank, que si el mejor pastor lo sirven en ese taller mecánico que por las noches se transforma en taquería con un nombre sospechosamente parecido al Vips en pequeño… en fin.

Pues en esta ocasión me llevaron a conocer los Tacos Manolo, otra parada obligada dentro del universo taquero narvarteño, famosa por su especialidad: el Taco Manolo Especial.

Era viernes por la noche cuando llegamos a un puesto de lámina medio escondido sobre Luz Saviñón (sí, la misma señora fundadora del Montepío Luz Saviñón, inaugurado por Porfirio Díaz), pero para nuestra sorpresa, el puesto estaba cerrado. “¡No importa!”, me dijeron. “Tienen un local justo enfrente”. Así que, cruzamos la calle y nos sentamos en la barra de los Tacos Manolo, ahora bajo techo, pero con la misma vibra de antojito callejero.

Apenas nos acomodamos, me dijeron que lo imperdible eran, por supuesto, los Tacos Manolo. Pero como uno no se manda solo y traía antojo de todo, terminé pidiendo uno de la especialidad, uno de pastor y uno de carne árabe. Para completar el festín, una gringa Manolo —que lleva el guiso especial, queso derretido y tortilla de harina— y, para refrescar, una agüita de alfalfa recién hecha.

Poco después llegó la comida. El Taco Manolo resultó ser un guisado de bistec con tocino, bien sazonado, reconfortante. El pastor estaba bien marinado y tenía gran sabor, pero quien realmente se llevó la noche fue la carne árabe: jugosa, especiada y, en mi opinión, de lo mejor que he probado últimamente en la zona.

Eso sí, confieso que mientras hacíamos el pedido pensé: “esto va a salir carísimo”. Pero, ¡sorpresa! Cuando pedimos la cuenta descubrimos que habíamos comido dos personas, sabroso y abundante, por menos de 250 pesos cada quien. Así que sí: valió completamente la pena.

¿Son los mejores tacos del mundo? ¿Merecen el título de leyenda taquera? No me atrevería a llegar tan lejos, pero sí puedo decir que son muy buenos tacos, y probablemente de los mejores que he probado en la Narvarte, la Del Valle, la Álamos y alrededores. Así que, si andas buscando una buena taquería donde hincar el diente, vale más la pena que te des una vuelta por Tacos Manolo y descubras por qué se han ganado el cariño de sus vecinos y vecinas.

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Dirección: Luz Saviñon 1305, Narvarte Poniente, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a jueves de 15:30 a 0:30 hrs., viernes y sábado de 15:30 a 3:00 hrs., domingo de 15:30 a 0:00 hrs.
Costo por persona: De $250 a $350 pesos
Instagram: instagram.com/tacos_manolo
Facebook: facebook.com/tacosmanolo1305

Tacos El Villamelón, 60 años de tradición en tacos campechanos…

Doña Elizabeth y Don Rafael eran fanáticos de la mal llamada fiesta brava, y cada semana acudían a la Plaza de Toros México a convivir y disfrutar del sangriento espectáculo. Fue en 1961 cuando se dieron cuenta de que, en esa zona, no había un lugar donde echarse un buen taco después de las corridas. Así que decidieron abrir una taquería donde pudieran reunirse con sus amigxs y demás sadistas (sí, en este portal estamos en contra de la tauromaquia) mientras le entraban con gusto a la garnacha.

Por su ubicación estratégica, la taquería se llenó de inmediato de aficionados a la fiesta brava, y como muchos de ellos eran villamelones, decidieron bautizar el local con ese nombre. ¿Y qué es un villamelón? Es el término que se usa en México para describir a alguien que presume saber mucho de un tema, sin saber realmente gran cosa… como gran parte de la afición taurina. ¡Un nombre perfecto!

Pero Tacos El Villamelón no solo fue adoptado por las y los taurinos. Gracias a sus tacos campechanos, pronto atrajo a comensales de todo el extinto Distrito Federal, deseosxs de probar la famosa combinación de cecina, longaniza y chicharrón. Una mezcla ganadora que ha conquistado paladares por más de sesenta años. Esta taquería ha alimentado a generaciones de villamelones taurinxs y futbolerxs—, así como a miles de chilangas y chilangos que semana a semana se lanzan por un campechano bien servido.

Como ya te imaginarás, la estrella del menú es el taco campechano. Pero también puedes pedirte un taco cuaresmeño (el campechano con chile verde y cebolla), uno solo de cecina, de longaniza, de chicharrón, de nopales o de pollo. Si lo tuyo es el queso, puedes armar tu taco en versión volcán o quesadilla. Y para acompañar, hay frijoles charros y consomé de pollo que te reconfortan el alma.

Y como la tradición es ir después de una corrida, de un partido en el Estadio Azul o de echar la reta con tus amistades, debes saber que aquí hay una buena variedad de licores para festejar como se debe. También puedes pedirte una chela bien fría en michelada, un calimocho o una sangría con (o sin) vino… total, si vas a las corridas, seguramente te sientes de sangre española.

Más allá de la tauromaquia y el futbol, Tacos El Villamelón es una buena taquería: sencilla, sabrosa y con mucha personalidad. Perfecta para acompañar con limón, su deliciosa salsa de la casa (que sí pica y lleva chicharrón seco), mientras te echas un trago y comentas el partido o la faena —con sarcasmo o devoción— con tus amigxs. Sin duda, una opción rica y accesible para comer bien si andas por la zona.

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Costo por persona:
 Menos de $250 pesos
Página Web: elvillamelon.com
Instagram: instagram.com/villamelon
Facebook: facebook.com/TaqueriaElVillamelon
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Sucursal Nápoles
Eje 6 Sur, Tintoreto #123, Colonia Ciudad de los Deportes, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Coapa
Calz. Acoxpa #492, Prados Coapa, Ciudad de México, CDMX

Sucursal Polanco
Mariano Escobedo #528, Anzures, Ciudad de México, CDMX

Café de Andrés, un rincón de bebidas de inspiración prehispánica en el Metro Potrero (Colonia Industrial)

Es imposible hablar de las grandes contribuciones de México al mundo sin mencionar al chocolate. Aunque no fue exactamente el chocolate lo que se originó en tierras mexicanas, sino el cacao y el xocolatl, una bebida ancestral a base de cacao que sirvió como inspiración para lo que hoy conocemos como chocolate líquido, y más tarde, las tradicionales tabletas. La palabra xocolatl proviene de los vocablos náhuatl xoco, que significa amargo, y atl, que significa bebida. Los pueblos prehispánicos crearon diversas variantes de esta bebida energética que consumían para prepararse para la batalla. Los conquistadores españoles, al llegar a México, adaptaron el xocolatl, agregándole azúcar y leche, creando así el chocolate tal como lo conocemos hoy (una alternativa para evitar el café traído por los moros).

Con esta pequeña introducción al mundo del cacao, quiero presentarte Café de Andrés, un pequeño rincón ubicado a unos pasos del metro Potrero, en la colonia Industrial, que busca rescatar la tradición del xocolatl prehispánico a través de bebidas inspiradas en tiempos ancestrales. Este café, escondido en el piso inferior de una antigua casona, ofrece un enfoque moderno de estas bebidas, adaptadas al paladar contemporáneo, y con algunos ingredientes modernos.

En Café de Andrés, no encontrarás simples tazas de chocolate caliente, sino una variedad de bebidas únicas que combinan cacao con frutas, hierbas y especias, creando opciones refrescantes y diferentes. Aquí puedes probar el Atalquetzalli, que lleva cacao, flor de magnolia, hoja santa y chile; el Quetzalpapalotl, que mezcla cacao con romero, jengibre y canela, o el Yauhtli, una combinación de cacao, flor de pericón y semilla de achiote. Si prefieres algo más tradicional, también podrás disfrutar de bebidas como Chilate, Tascalate y Pozol. Además, si eres un amante del café, tienen opciones que fusionan la intensidad del espresso con el cacao.

¿Qué mejor acompañante para estas bebidas que unos tamales caseros? En Café de Andrés, podrás disfrutar de una selección de tamales tradicionales, como el de frijol, hallaca, papa adobada, mole almendrado o el Tzotobilchay, que lleva chaya, pepita de calabaza, verduras y salsa de jitomate con habanero. También tienen opciones dulces como los tamales de higo, piña, guayaba, manzana o chocolate. Si lo tuyo son los desayunos, en este café encontrarás huevos y enchiladas inspiradas en las distintas regiones de México, además de otros platillos comunes como molletes, chilaquiles o hot cakes. Por la tarde, suelen ofrecer un menú del día, perfecto para comer rico, casero y económico.

Café de Andrés no es solo un lugar para beber chocolate o disfrutar de un buen tamal. Es un espacio que honra las tradiciones gastronómicas de México, combinándolas con un enfoque moderno y accesible para todxs. Si buscas un lugar donde disfrutar de bebidas que van más allá del chocolate convencional, y un menú lleno de sabores auténticos, este pequeño rincón en la colonia Industrial es una parada obligatoria.

Con su propuesta única y un ambiente acogedor, Café de Andrés se está consolidando como un referente para quienes desean explorar los sabores ancestrales de México sin salir de la ciudad. Si te atrae la idea de conocer más sobre la rica tradición del cacao y el xocolatl, no dudes en visitar este lugar y vivir una experiencia gastronómica diferente, llena de historia y sabor.

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Dirección:
 Victoria S/N, esquina con Sotero Prieto, Colonia Guadalupe Insurgentes, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a viernes de 9:00 a 20:00 hrs.., sábado de 9:00 a 14:00 hrs., domingo de 9:00 a 17:00 hrs.
Costo por persona: Menos de $250 pesos

El Habanerito, un rincón de sabores yucatecos en la Colonia Roma

Aunque Jocelyn Dzul nació en la Ciudad de México, su conexión con la cultura y gastronomía yucateca es profunda, ya que pasó largas temporadas con su familia en Espita, Yucatán. Fue allí donde heredó las técnicas y recetas de los platillos que preparaban su abuela y tías. En 2013, decidió compartir ese conocimiento con las y los chilangos al abrir El Habanerito, un pequeño restaurante de comida yucateca tradicional en la colonia Roma, justo antes de que la zona experimentara su gentrificación. Su misión siempre ha sido rendir culto a la gastronomía yucateca, preservando sus recetas auténticas.

A pesar de ser un lugar sencillo, El Habanerito ha logrado mantenerse vigente en la Roma, resistiendo la transformación del barrio gracias a su rica cocina y precios accesibles. Su propuesta gastronómica hace posible que cualquier persona pueda disfrutar de los sabores de Yucatán sin tener que gastar una fortuna. Pero lo realmente importante, claro, es la comida.

La especialidad de la casa, como en la mayoría de los restaurantes yucatecos, es la cochinita pibil, que puedes disfrutar en taco, torta, panucho o por kilo. Si ya te has cansado de la cochinita o prefieres probar algo distinto, también puedes saborear el pollo y hongos pibil, el pollo en escabeche, o el relleno negro. Además, no dejes de pedir una sopita de lima o unos papadzules. Y si es temporada de Día de Muertos, no te pierdas el delicioso Mucbi Pollo.

¿Y el habanero? Por supuesto que sí lo hay, y no escatiman en ofrecer opciones para las y los más valientes. En El Habanerito puedes encontrar hasta cinco tipos de salsa de habanero, junto con una salsa de Xcatik (chile güero yucateco) que vale la pena probar. Algunas de sus opciones incluyen la Kut, una salsa de habanero quemado con aceite de oliva; Habanero con Ajo, Habanero con Cacahuate y Habanero Asado con Naranja Agria, entre otras. Lo mejor es que puedes acompañar tu comida con todas estas salsas y, si te gustan, también puedes llevarlas a casa.

Si eres amante de la cocina yucateca, El Habanerito es el lugar ideal para disfrutar de sabores auténticos, en un ambiente acogedor y accesible, que te transporta directamente a Yucatán sin salir de la Ciudad de México.

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Dirección:
 Frontera #177, Roma Norte, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a sábado de 9:00 a 21:30 hrs., domingos de 10:00 a 17:30 hrs.
Costo por persona: Menos de $250 pesos
Página Web: 
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