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Encuentra todo tipo de pueblitos mágicos, playas o ciudades que puedes visitar en unos pocos días, ya sea que llegues en auto, camión o en avión.

Bacalar, un paraíso con la laguna de los siete colores en Quintana Roo

¡Bienvenidx a Bacalar, un rincón mágico en el corazón de Quintana Roo que te robará el aliento! Este pueblo, conocido como el Pueblo Mágico de la laguna de los siete colores, es mucho más que un destino turístico: es una experiencia que combina naturaleza, historia, aventura y sabores únicos. Si buscas un lugar para desconectarte, maravillarte y disfrutar, Bacalar es tu destino ideal. A continuación, te contamos todo lo que puedes hacer en este paraíso y un poquito de su fascinante historia, ¡para que te animes a visitarlo!

Un chapuzón en la laguna de los siete colores

El alma de Bacalar es, sin duda, su impresionante laguna, famosa por sus aguas cristalinas que reflejan tonos de azul y turquesa, que van cambiando hasta alcanzar siete colores distintos, y que parecen sacados de un cuadro. Nadar en la laguna es como flotar en un sueño: el agua es cálida, transparente y perfecta para relajarte o practicar actividades como kayak o paddleboard. Puedes rentar una tabla o un kayak en los muelles locales y remar hasta los estromatolitos, formaciones rocosas vivas que son un tesoro natural. Si prefieres algo más tranquilo, simplemente recuéstate en una hamaca junto al agua y déjate envolver por la paz del lugar.

Para lxs más aventurerxs, un paseo en velero o una lancha te llevará a explorar los puntos más icónicos de la laguna, como el Canal de los Piratas, un paso natural que conecta la laguna con el mar y que guarda historias de corsarios; el Cenote Negro, un misterioso remolino de agua profunda; y la Isla de los Pájaros, un santuario para aves locales donde el amanecer o el atardecer son un espectáculo inolvidable.

Cenotes: joyas escondidas

Además de la laguna, Bacalar está rodeado de cenotes que son perfectos para las y los amantes de la naturaleza. El Cenote Azul, a pocos minutos del centro, es uno de los más populares. Este cenote de aguas profundas y cristalinas es ideal para nadar, bucear o simplemente disfrutar de un día en familia. También está el Cenote Cocalitos, famoso por sus estromatolitos y su ambiente tranquilo, perfecto para un chapuzón relajante. Si buscas algo más íntimo, el Cenote Esmeralda te sorprenderá con su belleza y su conexión directa con la laguna.

Sabores que conquistan

¡Bacalar también es un deleite para el paladar! El pueblo cuenta con una oferta gastronómica que combina lo mejor de la cocina yucateca, mexicana y propuestas más modernas. En el centro, encontrarás restaurantes como La Playita, donde puedes disfrutar de mariscos frescos con vista a la laguna, o Mestizos Cocina de Origen, que ofrece platillos con un toque gourmet inspirados en la región. Si buscas algo más relajado, no te pierdas los antojitos locales en el mercado, como los tacos de cochinita pibil o los tamales, perfectos para un desayuno o comida rápida. Y para cerrar con broche de oro, prueba un postre en Mango y Chile, un lugar que combina sabores dulces y picantes en un ambiente súper acogedor.

Aventuras y relax en el pueblo

Bacalar no es solo laguna y cenotes; el pueblo tiene un encanto propio que invita a recorrerlo. Camina por sus calles coloridas, descubre murales llenos de vida y visita el Fuerte de San Felipe, un ícono histórico que hoy alberga un museo donde puedes aprender sobre la historia de Bacalar y su papel en la lucha contra los piratas. Si te gusta el ecoturismo, hay tours en bicicleta o caminatas por la selva cercana, donde puedes avistar aves y conocer la flora local. Y para lxs que buscan relajarse, muchos hoteles y cabañas ofrecen sesiones de yoga o masajes con vista a la laguna, ¡una experiencia inolvidable!

Un poco de historia

Bacalar tiene una historia tan rica como sus paisajes. Fundado en 1545 por los españoles, su nombre viene del maya “Bakhalal”, que significa “lugar rodeado de carrizos”. Durante la época colonial, fue un punto estratégico en la ruta comercial, lo que lo convirtió en blanco de ataques piratas, de ahí la construcción del Fuerte de San Felipe en el siglo XVIII. Además, Bacalar fue escenario clave durante la Guerra de Castas en el siglo XIX, cuando los mayas se rebelaron contra la opresión. Hoy, el pueblo conserva ese legado en sus calles, su cultura y la calidez de su gente, que te hará sentir como en casa.

¿Por qué visitar Bacalar?

Bacalar es el destino perfecto para quienes buscan un equilibrio entre aventura, naturaleza y tranquilidad. Aquí puedes despertarte con el canto de las aves, nadar en aguas cristalinas, deleitarte con comida deliciosa y caminar por un pueblo que respira historia y encanto. A diferencia de otros destinos más concurridos, Bacalar conserva un aire auténtico y relajado, ideal para desconectarte del ajetreo diario.

Así que, ¿qué esperas? Prepara tu traje de baño, tu cámara y tu espíritu aventurero, y descubre por qué Bacalar es uno de los secretos mejor guardados de México. ¡Te aseguramos que querrás volver una y otra vez!

Huasca de Ocampo, naturaleza, leyendas y duendes a solo unas horas de la CDMX

Soy fan de la Ciudad de México y del caos que impera en ella. Pero, aunque le tengo un cariño profundo a la capital, de vez en cuando necesito escapar de la jungla de concreto y perderme en un bosque o en algún pueblito escondido en medio de la nada. Es justo en esos momentos cuando Huasca de Ocampo aparece en mi mente. Y es que este Pueblo Mágico de Hidalgo logra combinar naturaleza, historia y leyendas de una forma única. Lo mejor: está a solo unas dos horas de la CDMX (si tienes suerte con el tráfico en Indios Verdes, claro).

Huasca de Ocampo, el primer Pueblo Mágico de México

Ubicado entre los bosques de niebla de la Sierra de Pachuca, Huasca de Ocampo fue el primer Pueblo Mágico nombrado en México. Aunque su tamaño es modesto, este sitio está repleto de historia y tradiciones. Para entender su relevancia, hay que remontarse al vecino Real del Monte, un pueblo minero donde se asentaron los ingleses a finales del siglo XVIII para explotar las minas de la región.

Aquí fue donde nacieron los famosos pastes y se jugó (dicen) el primer partido oficial de futbol en el país. Pero lo importante para esta historia es que, entre 1760 y 1780, Pedro Romero de Terreros —el hombre más rico de su época y fundador del Monte de Piedad— llegó a la región para explotar los minerales. Fue él quien mandó construir las haciendas de Santa María Regla, San Miguel Regla y San Antonio Regla en las inmediaciones de Huasca.

Tras su muerte en 1781, las haciendas entraron en decadencia. Para mediados del siglo XIX ya estaban prácticamente en ruinas. No fue sino hasta el siglo XX cuando dos de ellas —Santa María Regla y San Miguel Regla— fueron restauradas y convertidas en hoteles. San Antonio Regla, en cambio, quedó bajo el agua tras la construcción de una presa.

¿Y los duendes?

Uno de los grandes encantos de Huasca de Ocampo es su halo de misterio. Varixs locales y visitantes afirman haber visto duendes en los bosques. Incluso se han encontrado los llamados columpios de duendes, pequeños aros formados en el cabello de caballos y niñas, que según la tradición, son el rastro que dejan estos seres traviesos.

¿Qué hacer en Huasca de Ocampo?

Aunque el centro del pueblo se recorre en minutos, los alrededores están llenos de maravillas naturales, actividades al aire libre y experiencias culturales. Aquí te comparto algunos imperdibles:

Prismas Basálticos

Las columnas hexagonales de piedra que forman los Prismas Basálticos son una de las joyas geológicas más impresionantes de México. Estas formaciones naturales se crearon por el enfriamiento lento de lava y solo existen en unos pocos lugares del mundo: Huasca, Irlanda, Islandia, Hawái y California.

Bosque de las Truchas

Este parque recreativo es ideal para caminar, correr, pescar o pasar un día de campo. Ofrece actividades como tirolesa, paseo en lancha, gotcha, cuatrimotos, parque acuático, y hasta una visita a la misteriosa Cueva del Conde.

Parroquia de San Juan Bautista

Construida en el siglo XVI por monjes agustinos, esta iglesia pequeña pero significativa conserva altares del siglo XVIII. Aunque está dedicada a San Juan Bautista, muchxs la asocian con San Miguel Arcángel por un relieve que donó el Conde de Regla.

Hacienda de Santa María Regla

Esta hacienda histórica, hoy convertida en hotel, se puede visitar de día y de noche en recorridos guiados. Explora su capilla, túneles subterráneos, jardines y un “jardín secreto” que conecta con una zona poco conocida de los Prismas Basálticos.

Hacienda de San Miguel Regla

Más sencilla pero igual de encantadora, esta hacienda te ofrece un vistazo al pasado colonial y a la vida de lujo de los antiguos hacendados.

Hacienda de San Antonio Regla

Aunque se encuentra sumergida bajo una presa, aún puedes ver la torre de su iglesia mediante un paseo en lancha desde los alrededores de los Prismas. La historia del lugar es contada por los guías locales.

Museo de los Duendes

Este pequeño museo es perfecto para adentrarte en el imaginario mágico de la región. Aquí encontrarás fotografías, objetos curiosos y muchas historias sobre la supuesta presencia de duendes en la zona.

Centros Ecoturísticos

Además del Bosque de las Truchas, en los alrededores de Huasca hay opciones como El Huariche o la Peña del Aire, donde puedes practicar senderismo, disfrutar de vistas espectaculares y lanzarte en tirolesas gigantes. También hay opciones de glamping y camping para dormir bajo las estrellas.

Un escape mágico cerca de la CDMX

Huasca de Ocampo es mucho más que un pueblo pintoresco: es un portal a la historia minera del país, a leyendas que siguen vivas y a paisajes que te quitan el aliento. Ya sea que busques aventura, descanso, conexión con la naturaleza o un toque de misticismo, este destino tiene algo para ti. Así que ya lo sabes: la próxima vez que necesites escapar del caos citadino, Huasca te espera con los brazos abiertos… y quizás con algún duende curioso entre los árboles.

¿Cómo se produce el mezcal?

¡Ah, el mezcal! Una bebida que ha resurgido como un ave fénix, después de años en el olvido, para deleitar nuestros paladares con su sabor único y auténtico. Siendo una de las bebidas más populares entre lxs mexicaxos, el mezcal no solo es cool y 100% mexicano, sino que también es una explosión de sabores y aromas que varían de botella en botella. ¿Sabías que es uno de los licores más puros? Solo necesitas dos ingredientes: maguey y agua.

Para entender más sobre esta bebida espirituosa y descubrir por qué cada botella tiene un sabor tan único, nos fuimos hasta Silacayoápam, en la Mixteca Oaxaqueña. Allí, platicamos con Manuel y Germán González, maestros mezcaleros de El Viejo Manuelón, el único mezcal con certificación orgánica en esta región de la Mixteca Oaxaca.

El Ingrediente Estrella: El Maguey

Debes saber, que el sabor de esta bebida espirituosa dependerá directamente de los ingredientes y de la forma en la que se eleabore; Don Manuel nos explicó que el ingrediente principal del mezcal es el maguey, y existen aproximadamente 200 especies con las que se puede preparar el licor (aunque comúnmente se usan solo 20). Dependiendo de la especie del maguey, el mezcal tendrá diferentes características gustativas y olfativas. Además, el clima, la tierra y la madurez del maguey influyen en los sabores. Por eso, un mezcal hecho con magueyes silvestres será diferente de uno hecho con magueyes cultivados.

Además, cuando digo que la elaboración también influye en el sabor, es porque, dependiendo del horno, la tina de fermentación y el alambique, el mezcal irá adquiriendo diferentes tonalidades organolépticas. Entonces, si el horno que se usa es de tierra, tendrá un sabor más ahumado; si el alambique es de barro o mamposteria, tendrá sabores más minerales, etc., etc., etc.

¿Y cómo se elabora el mezcal? Acompáñame a descubrirlo…

El Proceso de Elaboración del Mezcal

1. Cosecha del Maguey: Debes saber que un maguey tarda varios años en madurar lo suficiente para la producción de mezcal. Pero, ya que tiene el tamaño ideal, se elige el maguey, se cosecha y se le quitan las pencas con una coa o un machete. Este proceso es crucial, ya que el sabor del mezcal depende de qué tan “blanca” quede la piña (también llamada cabeza o corazón). En los Valles Centrales de Oaxaca, suelen dejar parte de la penca, lo que produce más litros de mezcal pero le da un sabor ligeramente más amargo. En la Mixteca, maestros mezcaleros como los de El Viejo Manuelón pelan la piña hasta dejarla completamente blanca, buscando resaltar los sabores del maguey.

2. Cocción: La piña del maguey se cuece en un horno de pozo (hoyo), de mampostería o autoclave (para mezcales industriales). El Viejo Manuelón utiliza hornos de pozo, que son cavados en la tierra en forma cónica. Se coloca leña en el fondo, luego piedras al rojo vivo, cubiertas con pencas de maguey, y finalmente se tapa con tierra. La cocción dura entre 3 y 5 días, dependiendo del clima.

En este caso, el horno de pozo u hoyo hará que el maguey agarre sabores y aromas mucho más ahumados, mientras que, el horno autoclave, al usar vapor para cocer el maguey, quitará cualquier nota ahumada y el sabor será más alcohólico.

3. Molienda: El maguey cocido se muele con tahonas, molinos chilenos o egipcios, trapiches, desgarradoras, trenes de molinos o difusores. La idea con esto es que se pueda moler la piña del maguey, desgarrando las fibras y dejando pedazos pequeños para permitir la fermentación.

4. Fermentación: El mosto del maguey, básicamente las fibras y pedazos molidos o triturados, se fermenta en tinas de madera, mampostería o acero con agua, dejando que el calor haga su magia. En este punto, hay productores que agregan algunas sustancias o que controlan el calor para acelerar el proceso, pero lo ideal es dejarlo fermentar con el calor natural. Y, en este paso, el maguey también podrá absorber algunos sabores, dependiendo del material de la tina; por ejemplo, si se fermenta en madera, podrá agarrar ligeros toques amaderados, mientras que, en la mampostería se obtendrán sabores más minerales.

5. Destilación: El mosto fermentado se destila en alambiques. En un alambique se caliente el mosto para que se desprendan los vapores, mismos que se captan a través de un embudo en la parte superior del alambique y se enfrían en una serpentina (un tubito que da vueltas). Cuando el vapor se enfría, como nos lo enseñaron en la clase de física, se vuelve líquido, es decir el licor. En la Mixteca Oaxaqueña se usan alambiques de barro y mampostería. En El Viejo Manuelón utiliza un alambique de cámara, que mezcla mampostería y cobre. El proceso de destilación se repite dos o tres veces para ajustar la graduación alcohólica; eso sí, es importante mencionar que los primeros litros, que contienen alcoholes dañinos, siempre se descartan.

Y, como podrás imaginar, al igual que con el horno y las tinas, el material del alambique también influye de manera directa en el sabor y los aromas del mezcal; pues los materiales minerales le dejarán ligeras notas terrozas o minerales, y los metálicos, depediendo el metal, podrían dejar algún aroma metálico.

Listo para Disfrutar tu mezcal

Aunque con esos pasos ya puedes disfrutar un buen mezcal, dependiendo de los sabores y las graduaciones alcohólicas que quiera lograr cada maestro mezcalero, se puede realizar una segunda o tercera destilación del mismo mezcal. Y también hay quienes quieren copiar a la industria del Whisky (y del tequila) reposando o añejando su mezcal; pero en mi opinión es mejor el mezcal joven porque te permite disfrutar mejor de los sabores del maguey (aunque en gustos se rompen géneros).

Es importante mencionar, que el mezcal recién destilado es muy bronco, es decir que tiene un fuerte sabor alcohólico. Por lo mismo, se suele dejar reposar un par de días, ya sea en la botella o en barricas (o tinas o cualquier topo de contenedor), para después embotellarlo y que puedas compartirlo con tus amigxs.

Así que la próxima vez que levantes una veladora de mezcal, recuerda todo el amor y la dedicación que hay detrás de cada sorbo. ¡Salud!

Silacayoápam y Huajuapan de León, un recorrido gastronómico por la Mixteca Oaxaqueña

Hace un tiempo me invitaron a conocer el palenque de mezcales El Viejo Manuelón, el primer palenque de mezcales orgánicos de la Mixteca Oaxaqueña. El palenque se encuentra en Silacayoápam, Oaxaca, a unos 360 kilómetros de la Ciudad de México; y, aunque la distancia no suena tan lejana, la realidad es que el camino es bastante complicado y, por lo mismo, tardamos unas ocho horas en llegar. Pero, a pesar del camino tan pesado, la neta es que, al llegar a Silacayoápam nos encontramos con un pueblo mágico, lleno de sabores y aromas por descubrir.

Salimos rumbo a Cuautla y luego nos desviamos hacia Puebla. Después de unas horas, llegamos a Huajuapan de León, uno de los primeros lugares de la Mixteca. Este pueblito es súper tranquilo y tiene ese aire típico de la provincia mexicana. Estacionamos cerca de la catedral, un templo colorido y acogedor, y nos fuimos a explorar. Paseamos por el Palacio Municipal, que tiene un mural muy chido sobre la historia de México, y llegamos al Mercado Porfirio Díaz. Ahí, nos sentamos en uno de los puestos y preguntamos por los platillos más típicos. Nos recomendaron las Memelas, Picaditas y el Chileajo de Puerco, ¡así que pedimos de todo!

Catedral de Huajuapan de León

Primero nos trajeron las Memelas, unos triangulitos de maíz rellenos de frijoles refritos con chile y hoja de aguacate, ¡una delicia total! Luego llegaron las Picaditas, una especie de tortillas con bordes levantados, una con crema y queso y la otra con manteca de cerdo y queso. ¡Perfectas para acompañarlas con salsas! Finalmente, nos sirvieron el Chileajo de Puerco, carne cerdo bañada en un mole de chile guajillo, ancho, costeño y mucho ajo.

Memelas
Picaditas
Chileajo

Dato curioso: En los Valles Centrales de Oaxaca, lo que aquí llaman Memela es Picadita allá, y viceversa.

Después de comer, seguimos nuestro camino hacia Silacayoápam. Aunque solo estábamos a 101 kilómetros, tardamos como dos horas y media porque el camino pasa por el Espinazo del Diablo, que se encuentra en una carretera llena de curvas y bajadas (y, aquí entre nos, justo en el Espinazo ha habido un sinfín de camiones desbarrancados). Y, antes de llegar al pueblo, hicimos una parada en el Rancho Alfaro, donde está el palenque de El Viejo Manuelón.

Para refrescarnos, probamos varias variedades de mezcal mixteco. Lo interesante de estos mezcales es que pelan la piña del maguey al ras antes de cocerla, a diferencia de los mezcales de los Valles Centrales que dejan un cacho de la penca. Esto les da un sabor más puro y menos astringente (o eso nos dijeron). Probamos mezcales de Espadín, Sierra Negra, Papalometl, un ensamble (Papalometl, Salmiana y Espadín), Maguey Mexicano y un añejo de Espadín. ¡Todos bajaban como agua! Afortunadamente, llevábamos un conductor designado porque probamos más mezcales de los que debíamos.

Don Manuel cultivando y jimando un Maguey Espadín

Al llegar a Silacayoápam, un pueblo que aún se rige por usos y costumbres, nos dirigimos a la plaza central. Como ya era tarde, solo había una taquería abierta que servía tacos de suadero, tinga de pollo y pollo enchilado. Pedí un taco de cada uno y una tostada. Las tortillas hechas a mano eran enormes, así que comí como si no hubiera mañana. Después de haber comido y bebido bien, nos fuimos a dormir.

Taco de Tinga de Pollo
Los Tacos
Taco de Pollo Enchilado

A la mañana siguiente, nos despertamos temprano y ¡sin cruda! (bendito mezcal) para visitar el palenque de El Viejo Manuelón y ver cómo destapaban el horno de pozo a las 6:30 am. Fue genial ver todo el proceso de destilación del mezcal. Si quieres conocer más sobre cómo se hace el mezcal, haz clic aquí >>>

Después, fuimos a desayunar al mercado de Silacayoápam. Probé el Pozole Mixteca, que es diferente al que conocemos. Este pozole verde lleva hoja santa y lo sirven con un mole rojo delicioso, ¡una experiencia religiosa! También pedí un pollo en Mole Negro, preparado con menos sabores dulces y un poco más de chile. ¡Delicioso!

Pozole Mixteco
Pollo con Mole
Otra foto del Pozole porque estaba bien bueno

Visitamos los cultivos de agave de El Viejo Manuelón, jimamos unas pencas y luego fuimos a una casa en medio de la nada. Nos invitaron a probar su comida, empezando con una jarra de agua de mango bien fría. Luego nos sirvieron tortitas de queso bañadas en mole rojo y huachimole, un mole preparado con chile costeño, guaje y tomate, servido con cerdo frito ¡Esto estuvo simplemente espectacular! Todo acompañado de enormes tortillas moradas hechas a mano y al momento. ¡De lo mejor que he probado!

La bendita Tortilla Morada
Huachimole
Tortitas de Queso
Más Tortitas de Queso
Nuestrox vecinxs
La palapa de la casa donde comimos

Por la noche, disfrutamos más mezcales en el palenque y luego regresamos al centro de Silacayoápam para cenar. Solo quedaban abiertos una taquería, una panadería, una juguería y un puesto de empanadas (quesadillas para lxs chilangxs). Probé una empanada de amarillito, otra de tinga y una de suadero.

Empanadas de Amarillito
Empanadas
Empanada de Tinga

El domingo, madrugamos para visitar el mercado y probar el Yique, un consomé de barbacoa con maíz tostado y chiles, servido con barbacoa de chivo. Después, probamos el pan de carbonato, un pan suave y dulce que no empalaga. ¡La concha fue la más deliciosa que he probado en mucho tiempo!

Yique
Taco de Barbacha de Chivo
La Concha
Variedad de pan
Pan de Carbonato

Finalmente, subimos nuestras maletas al coche y regresamos a la Ciudad de México. Cruzamos el Espinazo del Diablo, pasamos por pueblos y nos paramos a disfrutar del paisaje de El Boquerón en Santo Domingo Tonalá, Oaxaca. Fue un viaje único, lleno de nuevos sabores y aromas que definitivamente vale la pena descubrir.

Caminando por el Boquerón
La carretera desde el Boquerón
Seguimos en el Boquerón