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Palacio de la Condesa de Miravalle, un lugar de Historia, Arte y Gastronomía en el Centro Histórico

En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, sobre la calle Isabel la Católica número 30, se erige una joya arquitectónica que ha sabido reinventarse con el paso del tiempo: el Palacio de la Condesa de Miravalle. Construido en el siglo XVII por Alonso Dávalos Bracamontes de Ulibarri y de la Cueva, el primer Conde de Miravalle, este edificio es considerado uno de los palacios coloniales más antiguos de la ciudad.

A lo largo de los siglos, el palacio ha tenido múltiples vidas: desde residencia nobiliaria hasta sede del Ateneo Mexicano en 1846, pasando por el elegante Hotel Bazar en 1850. En 1930, Francisco Sergio Iturbe, un conocido mecenas del arte, adquirió la propiedad y la transformó en su residencia, encargando al artista Manuel Rodríguez Lozano el mural El Holocausto, que aún adorna la escalera principal.

Hoy en día, este histórico edificio alberga el Hotel Downtown, tiendas de diseño mexicano y restaurantes de renombre, como Azul Histórico. Su combinación de historia y modernidad lo convierte en un punto de encuentro imperdible para locales y visitantes.

Así que, si te encuentras explorando el Centro Histórico, no dudes en hacer una parada en el Palacio de la Condesa de Miravalle. Ya sea para admirar su arquitectura barroca, deleitarte con la gastronomía local o simplemente empaparte de su rica historia, este lugar te ofrece una experiencia única que refleja la vibrante esencia de la Ciudad de México.

Dirección: Isabel La Católica #30, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Hacienda de San Fernando, un rincón de historia en el corazón de Tlalpan

Si alguna vez has paseado por el Centro Histórico de Tlalpan, seguro te has topado con una joya arquitectónica que parece sacada de otra época: la Hacienda de San Fernando. Esta casona del siglo XVIII se mantiene prácticamente intacta por fuera y guarda en sus muros siglos de historias, fiestas y hasta apuestas.

La hacienda fue testigo de la presencia de personajes ilustres, como la Duquesa de Alburquerque y el mismísimo Antonio López de Santa Anna, quien la convirtió en su refugio favorito. Y no es para menos, porque además de su imponente fachada colonial—que aún conserva un nicho con la Virgen de Guadalupe—, aquí se armaban grandes fiestas, peleas de gallos y reuniones de alto nivel.

Con el paso del tiempo, la casa ha tenido muchas vidas: fue un asilo de monjas, un centro informático (sí, en serio) y hasta la sede de una importante empresa agrícola. Hoy en día, su encanto sigue intacto y se ha convertido en un codiciado lugar para eventos, especialmente bodas de ensueño.

Si andas por la zona, date una vuelta y admira su arquitectura. Aunque su interior es un misterio para la mayoría, si tienes suerte, podrías echar un vistazo a este icónico rincón de Tlalpan que aún resguarda la esencia de tiempos pasados.

Dirección: Av. San Fernando #106, Tlalpan Centro I, Ciudad de México, CDMX

Torre AXA México / Torre Mexicana, El rascacielos que desafía los sismos (conforma de licuadora)

Si alguna vez has pasado por la colonia Del Valle y has visto un edificio que parece una licuadora gigante, ¡no estás imaginando cosas! Ese icónico rascacielos es la Torre AXA México, uno de los edificios más seguros y emblemáticos de la Ciudad de México.

Esta torre de 132 metros de altura y 30 pisos no solo domina el paisaje urbano, sino que también tiene una historia fascinante. Originalmente construida en los años 80 para ser la sede de Mexicana de Aviación, su diseño estuvo a cargo del legendario arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, junto con Rafael Mijares y Andrés Giovanni. ¿Y adivina qué? La idea era que se pareciera a una torre de control de aeropuerto.

Desde su inauguración en 1984, la Torre AXA ha sido testigo de la transformación de la ciudad y ha demostrado su resistencia a lo largo del tiempo. Ha sobrevivido a siete terremotos, incluido el devastador sismo de 1985, sin sufrir daños estructurales. Gracias a sus 65 amortiguadores sísmicos y sus pilotes de acero y concreto que llegan hasta 40 metros de profundidad, este edificio es considerado uno de los más seguros del mundo.

A lo largo de los años, ha cambiado de nombre varias veces: Torre Fibramex, Torre Mexicana y Torre AXA, pero sin importar cómo se le llame oficialmente, para muchxs chilangxs siempre será “La Licuadora“.

Hoy en día, la torre alberga oficinas, un pequeño centro comercial y sigue siendo un punto inmobiliario de primer nivel en la Del Valle. Así que la próxima vez que la veas, no olvides que este rascacielos no solo tiene estilo, sino que también es un titán de la resistencia en la capital.

Dirección: Xola #535, Colonia del Valle Norte, Ciudad de México, CDMX

Casa del Marqués de Prado Alegre, una joya de la arquitectura del siglo XVII en el Centro Histórico

En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México se alza la Casa del Marqués de Prado Alegre, una joya arquitectónica del siglo XVIII que ha sobrevivido al paso del tiempo con una elegancia innegable. Su historia, su noble pasado y los misterios que encierra su fachada la convierten en un punto de interés para quienes buscan conocer más sobre la riqueza cultural de la ciudad.

Este majestuoso edificio destaca no solo por su arquitectura colonial, sino también por un intrigante detalle en su esquina: una antigua piedra tallada que, según se cree, pudo haber formado parte de un templo o edificación indígena previa a la llegada de los españoles. En esta placa, rodeada de anillos concéntricos y un diseño de plumas, se puede leer la fecha de 1725, año en que se construyó la casa tal como la conocemos hoy.

La casa perteneció a Don Francisco Marcelo de Tejada, un hombre de títulos y distinciones. Además de ser Vizconde de Tejada y Caballero de la Orden de Calatrava, fue el primer Marqués de Prado Alegre, un título nobiliario otorgado por el rey Carlos III en 1772. Se dice que Don Francisco tenía un profundo conocimiento de la orfebrería, combinando técnicas europeas con los saberes indígenas de la Nueva España.

Como correspondía a una residencia de tal alcurnia, el interior de la casa incluía una sala formal para recibir al público, una especie de sala del trono, además de múltiples habitaciones para la familia y el personal. El edificio también contaba con dos patios, uno de ellos con acceso a las caballerizas y el granero.

A lo largo de los siglos, la Casa del Marqués de Prado Alegre ha sufrido varias modificaciones. La planta baja ha cambiado considerablemente, adaptándose a los usos comerciales de la zona, mientras que los dos pisos superiores han conservado gran parte de su estructura original, al menos en el exterior. La fachada, coronada por gárgolas de piedra y metal, es una muestra impresionante del estilo barroco que predominaba en la época. Un nicho en la esquina, añadido en el siglo XX, resguarda actualmente una estatua de la Virgen de Guadalupe.

Hoy en día, aunque los pisos superiores no están abiertos al público, lxs visitantes pueden ingresar a las tiendas que operan en la planta baja e incluso disfrutar de una vista privilegiada del interior desde el área de comedor en el piso superior de un conocido restaurante de comida rápida. No queda mucho de la grandeza original dentro de la casa, pero su exterior sigue siendo testigo de siglos de historia y transformaciones.

Un dato curioso es que, justo enfrente de la casa, cruzando la calle de Motolinía, se encuentra una enigmática cabeza de león tallada en piedra. Este detalle marca el nivel máximo que alcanzó la catastrófica inundación de 1629, la cual dejó la ciudad inhabitable durante cinco años. Según la leyenda, la piedra fue colocada ahí en 1634 como un recordatorio de aquel evento.

La Casa del Marqués de Prado Alegre fue declarada Monumento Histórico en 1932, asegurando su lugar dentro del vasto patrimonio cultural de la Ciudad de México. Aunque sus muros ya no albergan a la nobleza de antaño, sigue siendo un testimonio vivo del esplendor colonial y de la historia que sigue latiendo en cada rincón del Centro Histórico.

Dirección: Av Francisco I. Madero #39, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Museo de Arte de la SHCP, un recorrido de arte mexicano y por el Antiguo Palacio del Arzobispado

Si te encanta el arte y la historia, el Museo de Arte de la SHCP es un destino imperdible en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Ubicado en el imponente Antiguo Palacio del Arzobispado, este museo es un verdadero cofre del tesoro cultural donde convergen siglos de historia y una impresionante colección de arte moderno y contemporáneo.

¿Sabías que el edificio que alberga el museo fue originalmente la sede del Arzobispado de la Nueva España? Fue construido en el siglo XVI sobre los restos de un templo dedicado a Tezcatlipoca, el dios mexica protector de los guerreros. A lo largo de los siglos, sufrió varias modificaciones y, tras la nacionalización de los bienes del clero en el siglo XIX, pasó a formar parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Luego de los sismos de 1985, el edificio fue restaurado, revelando vestigios de su pasado prehispánico. ¡Caminar por sus pasillos es recorrer siglos de historia!

Lo que hace único a este museo es su colección, que se nutre del innovador programa “Pago en Especie”. En lugar de dinero, las y los artistas pueden pagar sus impuestos con sus propias obras, lo que ha permitido reunir una de las colecciones más importantes del país. ¿Te imaginas pagar el SAT con una pintura o una escultura? Gracias a esta iniciativa, el museo resguarda piezas de grandes artistas como Rufino Tamayo, Diego García, Antonio Ruiz, Adolfo Best Maugard, y el mismísimo David Alfaro Siqueiros, quien fue uno de los grandes impulsores de este programa.

El acervo del museo incluye más de 4,600 obras de arte, entre pinturas, esculturas, grabados y piezas ornamentales. Nombres de la talla de Leonora Carrington, Francisco Toledo, Vicente Rojo, Juan Soriano, José Luis Cuevas y Manuel Felguérez forman parte de esta impresionante selección. ¡Es una oportunidad única para disfrutar de lo mejor del arte mexicano en un solo lugar!

Además de su colección permanente, el Museo de Arte de la SHCP ofrece exposiciones temporales, eventos culturales y presentaciones editoriales. Su majestuosa arquitectura y su historia lo convierten en el escenario perfecto para disfrutar del arte en un ambiente único. Así que, si andas por el Centro Histórico, no dudes en hacer una parada aquí. ¡Es un rincón lleno de arte, historia y cultura que no te puedes perder!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Moneda $4, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.

Casa de Leona Vicario, Historia viva en el Centro Histórico de la Ciudad de México

Si las paredes hablaran, las de la Casa de Leona Vicario tendrían historias fascinantes que contar. Ubicada en la esquina de Brasil y Colombia, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, este recinto ha sido testigo de más de cuatro siglos de historia, desde sus inicios como refugio de frailes dominicos en 1526 hasta su transformación en la sede de la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL.

Originalmente, este terreno fue donado a los frailes dominicos mientras construían el majestuoso Templo de Santo Domingo. Más tarde, en 1571, pasó a manos de Juan Velásquez de Salazar, regidor de la Nueva España, quien lo arrendó al temido Tribunal del Santo Oficio. Sí, en algún momento esta casa formó parte de la temida Inquisición antes de que el tribunal fuera abolido en 1813.

Durante el siglo XVII, el edificio fue remodelado por el aclamado arquitecto Pedro de Arrieta, quien dejó su huella en varias construcciones emblemáticas del país. Con el paso del tiempo, el inmueble cambió de uso y llegó a ser sede de la Renta de Lotería.

Tras la consumación de la Independencia, el Congreso decidió recompensar a los héroes que habían luchado por la libertad. Leona Vicario, una de las mujeres más importantes del movimiento insurgente, solicitó la restitución de algunos de los bienes que le habían sido confiscados durante la guerra. Como resultado, en 1822 recibió la Hacienda de Ocotepec y dos casas en la Ciudad de México, una de ellas la actual Casa de Leona Vicario.

Leona Vicario no solo arriesgó su vida como informante de los insurgentes, sino que vendió sus joyas para financiar cañones y siguió al ejército con una imprenta, difundiendo las ideas libertarias. Fue aquí donde vivió con su esposo, el también independentista Andrés Quintana Roo, hasta su fallecimiento en 1842.

A lo largo de los años, esta histórica casa ha tenido diversos usos: galería de arte, museo de sitio y hasta sede del Centro Cultural Santo Domingo. Desde 1991, alberga la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL, donde se resguarda el acervo documental de escritorxs y poetas mexicanxs. Además, la biblioteca del recinto lleva el nombre de Josefina Lara Valdez, en honor a la destacada promotora de la literatura.

Hoy en día, la Casa de Leona Vicario es un rincón imperdible para quienes desean adentrarse en la historia de México y rendir homenaje a una de las mujeres más valientes de nuestra independencia. Si alguna vez pasas por el Centro Histórico, no dudes en visitarla y descubrir por ti mismo este pedazo de historia que sigue vivo en pleno siglo XXI.

Dirección: República de Brasil #37, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Casa Amarilla, el corazón histórico de la Miguel Hidalgo

Si alguna vez pasas por la Alcaldía Miguel Hidalgo, te toparás con un imponente edificio que no solo es el centro del gobierno local, sino también una joya con siglos de historia: la Casa Amarilla. Pero, sorpresa… ¡su nombre no tiene nada que ver con su color! En realidad, se llama así en honor a Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de Las Amarillas y virrey de la Nueva España en el siglo XVIII.

Aunque hay quienes aseguran que su origen se debe a la condesa de Rábago, lo que es un hecho es que esta casona ha visto pasar de todo: desde aristócratas y condes, hasta frailes pasionistas que convirtieron parte del predio en un convento y construyeron la capilla de Guadalupe en 1903.

Para 1932, la Casa Amarilla estaba en ruinas, pero el gobierno de Lázaro Cárdenas la rescató y la utilizó primero como internado y después como sede del Archivo General de la Nación y la Secretaría de Educación Pública. Finalmente, en 1976, se convirtió en el hogar de la entonces Delegación Miguel Hidalgo, y fue en ese momento cuando se le agregó su icónica campana, protagonista del “Grito” cada 15 de septiembre.

Hoy, la Casa Amarilla no solo es un edificio de gobierno, sino parte de un complejo lleno de vida que abarca gran parte del Parque Lira. Además, si quieres un vistazo a la vida doméstica de otros tiempos, puedes visitar la Casa de la Bola, que también formaba parte de la propiedad y hoy es un museo.

Así que ya sabes, la Casa Amarilla es mucho más que una simple sede de gobierno: es un rincón lleno de historia que ha evolucionado junto con la Ciudad de México. ¡Dale un vistazo la próxima vez que andes por la zona!

Dirección: Parque Lira #94, Colonia Observatorio, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Casa Prisión de Morelos, un rincón escondido y olvidado con mucha historia en el Centro de Tlalpan

Si alguna vez pasas por la avenida San Fernando en Tlalpan, es probable que te cruces con un pequeño edificio sin imaginar que ahí, aunque sea por un breve momento, estuvo prisionero nada menos que José María Morelos y Pavón. Sí, el mismísimo “Siervo de la Nación“.

Este sitio, que alguna vez se conoció como la Torre de Santa Inés, fue en realidad una pequeña comisaría. Aunque hoy no está abierta al público y prácticamente solo queda una placa en la pared, la historia que guarda es fascinante.

En 1815, tras ser capturado en Guerrero, Morelos fue trasladado de un lado a otro hasta llegar a San Agustín de las Cuevas (lo que hoy es Tlalpan). Su estancia aquí fue breve, apenas unas horas, antes de ser llevado a Ecatepec, donde su destino quedó sellado por un pelotón de fusilamiento.

Con el tiempo, la torre desapareció, la avenida se amplió y este rincón pasó desapercibido para la mayoría. Pero la placa sigue ahí, recordándonos el sacrificio de Morelos por la independencia de México. Un pequeño pero poderoso testimonio de nuestra historia que, aunque escondido entre el ajetreo de la ciudad, vale la pena conocer.

La próxima vez que pases por ahí, dale un vistazo… y recuerda que este fue el último descanso de un héroe antes de enfrentar su destino.

Dirección: San Fernando #3, Centro de Tlalpan, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Edificio La Nacional, conoce la historia del primer rascacielos de la CDMX

Justo en la esquina de Eje Central y Avenida Juárez, se alza un testigo silencioso de la historia y la modernidad: el Edificio La Nacional. Tal vez no sea tan alto como su vecino, la imponente Torre Latinoamericana, ni tan ornamentado como el Palacio de Bellas Artes, pero este rascacielos de 55 metros es una verdadera joya del pasado que aún se mantiene firme y elegante.

Construido entre 1929 y 1932, La Nacional fue el primer edificio en la ciudad en superar la barrera de los 50 metros de altura, un logro impresionante considerando que el suelo de la capital no es precisamente el más amigable para estructuras de gran tamaño. Pero gracias al talento del arquitecto Manuel Ortiz Monasterio y del ingeniero Bernardo Calderón, que diseñó una cimentación con 100 pilotes de concreto y acero hundidos a 55 metros de profundidad, este gigante art déco ha resistido más de 10 sismos sin perder el equilibrio. Ni el terremoto de 1957, ni el de 1985, ni el de 2017 han logrado tumbarlo, ¡es prácticamente un veterano de batalla!

El edificio fue mandado a construir por la Compañía Nacional de Seguros, de ahí su nombre. Y como todo pionero, abrió camino para el desarrollo de otros edificios altos en la ciudad. Su diseño se inspiró en el Templo Mayor de Tenochtitlán, una referencia sutil que lo enlaza con el pasado prehispánico de la capital. Con su estructura de acero, concreto y granito, y sus 13 pisos, La Nacional no solo fue un símbolo de modernidad en los años 30, sino también un experimento arquitectónico que ayudó a definir la forma en la que se construirían edificios en zonas sísmicas.

En 1949, su hermano menor, La Nacional II, se construyó justo al lado, ampliando el espacio de oficinas y consolidando esta esquina como un punto de referencia de la ciudad. Hoy, la tienda Sears que ocupa parte del anexo es famosa entre turistas y locales por ofrecer una de las mejores vistas del Palacio de Bellas Artes desde su cafetería en la última planta.

Además de ser un hito arquitectónico, el Edificio La Nacional marca una de las intersecciones más importantes del Centro Histórico, conectando la Alameda Central, la calle Madero y la zona de San Juan Moyotlan. Es un punto de encuentro, un testigo de la evolución de la ciudad y, sin duda, un superviviente digno de admiración. La próxima vez que camines por la zona, detente un momento y obsérvalo con nuevos ojos: este primer rascacielos de otra época sigue contando su historia.

Dirección: Eje Central esquina Juárez, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Palacio de Axayácatl (Nacional Monte de Piedad), un secreto donde converge historia prehispánica y moderna en el Centro Histórico

En pleno corazón de la Ciudad de México, en la esquina noroeste del Zócalo, se encuentra un edificio con más historias que un libro de aventuras: el Nacional Monte de Piedad. Pero lo que pocos saben es que este emblemático inmueble se levanta sobre los restos del antiguo Palacio de Axayácatl, el hogar de un tlatoani mexica y, posteriormente, el primer hospedaje de Hernán Cortés en Tenochtitlan.

Axayácatl, quien gobernó entre 1469 y 1481, fue el padre de Moctezuma II. Su palacio era un imponente complejo con amplios patios y áreas arboladas, ubicado en lo que hoy delimitan las calles de Madero, Monte de Piedad, Tacuba e Isabel la Católica. Cuando los españoles llegaron en 1519, Moctezuma ordenó que Cortés y sus tropas se alojaran aquí. Parecía un gesto de hospitalidad, pero terminó siendo el epicentro de uno de los episodios más turbulentos de la Conquista.

Dentro de este palacio, los españoles descubrieron el Teucalco, una impresionante colección de jade, oro y objetos valiosos acumulados por generaciones de tlatoanis. Y, bueno, como ya sabemos, la tentación fue demasiado grande: Cortés ordenó fundir el oro, lo que incrementó las tensiones con los mexicas. Poco después, el asesinato de Moctezuma y la feroz resistencia indígena derivaron en la huida de los españoles durante la famosa Noche Triste, dejando tras de sí el palacio en ruinas.

Tras la caída de Tenochtitlan en 1521, los españoles no tardaron en aprovechar las estructuras prehispánicas como cantera para sus nuevos edificios. Hernán Cortés usó los cimientos del palacio para construir su casa, que luego se convirtió en la residencia de los primeros virreyes de la Nueva España. Con el tiempo, este espacio fue sede del primer Cabildo y del Marquesado del Valle de Oaxaca. En este lugar también se instaló el primer reloj público de la ciudad, dando nombre a la actual calle de Monte de Piedad, antes conocida como la Calle del Rélox.

En 1775, el filántropo Pedro Romero de Terreros, primer conde de Regla, fundó aquí el Nacional Monte de Piedad, inspirado en la tradición europea de préstamos accesibles a quienes más lo necesitan. La fachada actual del edificio data de esa época y aún conserva el escudo de armas del conde sobre su entrada principal. Desde entonces, el Monte de Piedad ha crecido hasta contar con más de 200 sucursales en todo el país, integrándose al sector financiero nacional.

A lo largo de los siglos, el edificio ha sido remodelado varias veces: en 1948 se le agregó un tercer piso, en 1984 fue restaurado, y en 2004 sufrió un incendio que requirió nuevas intervenciones. Además, en la antigua capilla del edificio ahora se encuentra un museo que cuenta la historia de esta emblemática institución.

Aunque la mayor parte del Palacio de Axayácatl desapareció con la construcción de la ciudad virreinal, los arqueólogos han encontrado vestigios en excavaciones recientes, como muros de basalto y restos del antiguo edificio cortesiano. Así que la próxima vez que pases por el Nacional Monte de Piedad, recuerda que estás pisando el mismo suelo donde convivieron mexicas y conquistadores, un lugar donde el pasado sigue vivo bajo nuestros pies.

Dirección: Monte de Piedad #7, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX