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Restaurantes un poquito más subidos de precio, pero a costos relativamente accesibles.

Cantina Masiosare, un lugar para comer, beber y bailar en Coyoacán

Masiosare nació a mediados del siglo XIX, durante la intervención estadounidense en México —sí, esa donde cierto Niño Héroe se lanzó desde el Castillo de Chapultepec envuelto en la bandera—. Y quizá por una confusión histórica que lo hizo parecer antipatriótico, para 1854 ya se había convertido en el “extraño enemigo” número uno de México. Tan grande fue el malentendido, que lo inmortalizaron en la letra del Himno Nacional.

Pero Masiosare nunca quiso ser enemigo de nadie. No, él solo quería servir buena comida y mejores tragos. Lástima que su mala fama se lo impidió… hasta hace poco.

¿Alguien dijo Tlayuda combinada?

Y es que, desde hace unos dos o tres años, en el corazón de Coyoacán, Masiosare al fin logró cumplir su sueño: abrir su cantina. Una tradicional, como las de antes, pero con todo el sabor de la cultura mexa contemporánea. Así nació Cantina Masiosare, una neo-cantina… (aunque, entre nos, me choca ese término).

Así se ve el salón

Está ubicada sobre la calle Felipe Puerto, muy cerca de los jardines del centro de Coyoacán, pero lo bastante lejos como para sentirse fuera del bullicio turístico. Y no te vayas con la finta: no es de esas neo-cantinas fresonas sin alma que abundan en las zonas pipirisnice del ex-Distrito Federal. Aquí sí hay cantina de verdad, con su barra, sus gabinetes de madera, su bandera hecha con un colchón viejo —sí, un colchón— y paredes tapizadas con arte que cuenta, a su modo, la historia de México: desde la Independencia hasta el día en que Salinas de Gortari le robó el título de “enemigo nacional” a Masiosare.

Unos coctelitos pa’empezar

Podría seguir hablándote del diseño, pero vamos a lo bueno: la comida.

Aquí encontrarás todos esos antojitos que hacen patria en cualquier cantina que se respete: tortas, chamorro, cochinita pibil, flautas doradas, filete a la tampiqueña, tuétano, esquites, plato placero, gorditas, sopes, tlayudas, sopa azteca… etc., etc., etc. ¿Se te hizo agua la boca? A mí sí.

But Negro, típico de Yucatán

Y eso no es todo. A diferencia de las neo-cantinas popof, en Cantina Masiosare sí hay botana. Así como lo lees: te van sirviendo platillos mientras sigues pidiendo tus tragos. O, si llegas antes de las 18:00 entre semana, puedes pedir el menú del día: sopa, arroz o ensalada, un plato fuerte a elegir, tortillas hechas a mano, agua fresca y postre. Todo eso por $140 pesitos. Y no es la típica comida de fonda —spoiler: puedes elegir entre varios guisados del menú completo—. Recomendación personal: no te vayas sin probar la sopa de huitlacoche. Es única. Y deliciosa. Por cierto, los fines de semana también tienen una opción de tenedor libre (buffet si no conoces el concepto) con cortes de carne a un precio muy, muy, muuuuuuuy accesible.

Pero no solo se come bien. También se arma la fiesta.

De jueves a sábado, a partir de las 9 de la noche, Cantina Masiosare se convierte en un foro musical donde todo puede pasar: jazz de la Belle Époque, cumbia sabrosona, funk, mambo o lo que el cuerpo te pida para menearte entre tragos y carcajadas. Esta pluralidad hace que el ambiente sea tan diverso como entrañable: una noche puedes encontrar a quien salió de una presentación de libro, a budistas saliendo de meditación o a un grupo de pachucos que, literal, se adueñan de la pista. Todos bailan, conviven y comen como si no hubiera mañana.

Esta es la sopa de Huitlacoche, es como la de Hongos de la Marquesa, pero e nesteroides (y con Huitlacoche)

Podría seguir escribiendo y emocionándome con los cócteles, los cuadros, los menús, los nombres de las bebidas (que también tienen su jiribilla), pero mejor te digo esto: la única forma de entender Cantina Masiosare es vivirla en carne propia. Así que, si estás buscando un lugar relajado, divertido, lleno de sabor, arte y buena música, date una vuelta por Coyoacán y déjate llevar por el hedonismo del extraño enemigo más sabroso y fiestero de México.

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Dirección:
 Felipe Carrillo Puerto #50, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX – Dentro del Mercado Del Carmen
Horario: Lunes a miércoles de 13:00 a 22:00 hrs., jueves de 13:00 a 23:00 hrs., viernes y sábado de de 13:00 a 2:00 hrs., y domingo de 13:00 a 20:00 hrs.
Costo por persona: De $200 a $300 pesos
Instagram: instagram.com/masiosare.mx
Facebook: facebook.com/CantinaMasiosare

María Ciento38, un rincón siciliano en Santa María la Ribera

Si eres amante de la buena comida y buscas una experiencia auténtica, María Ciento38 es un destino imperdible en la escena gastronómica de la Ciudad de México. Ubicado en el jardín de una antigua casona del siglo XIX en Santa María la Ribera, a unos pasos del icónico Kiosco Morisco, este restaurante es un oasis que transporta a sus comensales a la soleada Sicilia a través de sus aromas, sabores y ambiente inigualable.

La esencia de María Ciento38 está en su cocina, que rescata las recetas tradicionales sicilianas con un toque de modernidad. Detrás de cada platillo está la herencia culinaria de Antonietta Di Pasquale, ejecutada con maestría por el chef Hugo Murillo. Aquí, cada bocado es una explosión de sabor que refleja la riqueza gastronómica de italiana.

Para comenzar, es imprescindible probar la Burrata, la Caponata o el Diavolo, una mezcla de pulpo, chipirones y camarones a la plancha. Pero la estrella de las entradas es el Sfincione, una pizzeta tradicional siciliana con anchoas, alcachofa, queso pecorino, parmesano, aceitunas, tocino y pan molido.

Como plato fuerte, las opciones son igual de tentadoras: desde la clásica Lasagna de Carne, una de las más aclamadas de la ciudad, hasta la Pasta con Sarde, preparada con sardinas, piñones, pasas y vino blanco. También destacan los Ravioles Caseros rellenos de queso ricotta y menta, el Filete al Romero, la Salchicha Siciliana hecha en casa y las opciones del mar como el Atún o el Pulpo. Por supuesto, las pizzas no pueden faltar: la Mortadela con Pistacchio, la Margherita y la Pizzetta de Burrata son solo algunas de las favoritas.

Para acompañar, María Ciento38 ofrece una cuidada selección de cervezas artesanales y una variada carta de vinos italianos y mexicanos, disponibles por copa o botella. Y para cerrar con broche de oro, los postres son un verdadero deleite: desde el clásico Tiramisú hasta el Cannolo Siciliano, la Panna Cotta, el Chiffon con Crema de Mascarpone y los Gelatos Artesanales, destacando el de leche de búfala.

Más que un restaurante, María Ciento38 es un refugio donde la comida, el arte, el diseño y la música convergen para ofrecer una experiencia que va más allá del paladar. Su decoración moderna, en armonía con la arquitectura de la casona, crea un ambiente acogedor e íntimo, perfecto para compartir con amigos, pareja o familia.

En un mundo donde la prisa domina, María Ciento38 invita a detenerse y disfrutar de los placeres de la vida con cada plato servido. Si aún no lo has visitado, es momento de anotarlo en tu lista de imprescindibles gastronómicos en la CDMX.

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Dirección:
 Santa María La Ribera 138, Sta María la Ribera, Ciudad de México, CDMX
Teléfono: 71590686
Costo por persona: de $300 a $400 pesos
Horario: Martes y miércoles de 13:00 a 22:00 hrs., jueves a sábado de 13:00 a 23:00 hrs. (sábado abre a las 10:00) y domingo de 10:00 a 20:00 hrs.
Página Web: mariaciento38.com.mx
Facebook:
  facebook.com/MariaCiento38
Instagram: instagram.com/mariaciento38
Twitter: twitter.com/mariaciento38

Costillas Al Carbón El Paisa, costillas, cortes, tacos y más en la Nueva Santa María

La Nueva Santa María es una de mis colonias favoritas en la CDMX. Este encantador barrio se caracteriza por su tranquilidad, donde aún se pueden encontrar varias casas de estilo californiano, rodeadas de jardines, camellones arbolados y un parque central que le da un toque especial. A pesar de estar rodeada por algunas de las avenidas más caóticas de Azcapotzalco, como Camarones, Cuitláhuac y el Circuito Interior, la colonia mantiene la calma y serenidad de un barrio residencial.

Lo mejor de todo es que, junto a la calma, han crecido diversos negocios alrededor de su avenida principal, Clavelinas, lo que convierte a un paseo por la Nueva Santa María en una experiencia única. Entre los muchos restaurantes del vecindario, uno de mis favoritos es Costillas Al Carbón El Paisa. ¿Por qué? Primero, porque es un verdadero ícono local, sobreviviente desde 1975 (¡más de 50 años en la colonia!), y segundo, porque su oferta para las y los amantes de la carne es simplemente irresistible.

Como su nombre lo indica, las costillas al carbón son las estrellas del menú. Se trata de una costilla y media asada a la perfección, acompañada de nopales, papas a la francesa y cebollas cambray. Si prefieres algo diferente, también puedes pedirlas acompañadas de un huarache. Pero si no eres fan de las costillas, no te preocupes, el menú es muy variado. Puedes optar por una deliciosa arrachera, cecina, tampiqueña o elegir entre cortes como picaña, T-Bone, Rib-Eye o Cowboy.

Si no te atraen las costillas ni los cortes, también puedes disfrutar de una buena selección de sopas, entradas, ensaladas y alambres, además de tacos y otros platos fuertes que te harán comer bien sin que tu bolsillo se resienta. Por ejemplo, puedes comenzar con un Mole de Olla, Carne en su Jugo, Sopa Azteca o un Chile Relleno de queso. Como plato principal, te recomiendo probar el Alambre de la Casa, de Pastor, Pollo o Arrachera. Si eres fan del pollo, tienes opciones como las enchiladas, la milanesa o el pollo Josper. Y si te queda espacio, puedes rematar con un taco, un choriqueso, frijoles de la olla o unas papas a la francesa.

Costillas Al Carbón El Paisa es un pequeño paraíso carnívoro donde, incluso quienes no son tan aficionados a la carne, pueden encontrar opciones deliciosas a precios justos. ¿Es un lugar de precios bajísimos? No, pero tampoco es excesivamente caro. Por menos de $300 pesos puedes disfrutar de una comida satisfactoria, y si decides consentirte, por un poco más puedes comer como un rey o una reina. Además, el servicio es excelente: son muy amables y siempre te hacen sentir como en casa.

Así que, si estás buscando un lugar donde comer bien, en un ambiente relajado y con un gran servicio, definitivamente vale la pena visitar Costillas Al Carbón El Paisa y celebrar con ellos más de 50 años de tradición en la Nueva Santa María.

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Dirección:
 Clavelinas #124, Nueva Santa María, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 9:30 a 21:30 hrs.
Costo por persona: De $250 a $350 pesos
Instagram: instagram.com/costillaselpaisamx
Facebook: facebook.com/CostillasElPaisa

Café de Tacuba, un rincón de historia, gastronomía y misterio en el Centro Histórico

¡Acompáñame a conocer el Café de Tacuba! Este restaurante no solo es famoso por sus delicias culinarias, sino por su historia que comienza en un majestuoso edificio del siglo XVII. Aquí, entre vitrales coloridos, murales que cuentan la historia del mole y muebles con aroma a tiempos pasados, las paredes susurran secretos de más de cuatro siglos de vida.

El edificio que hoy alberga al Café de Tacuba fue originalmente una de las grandes casas palaciegas del centro, construida en el siglo XVII. Antes de convertirse en restaurante en 1912, tuvo una breve vida como lechería y, mucho antes, fue parte del Hospital del Divino Salvador, un espacio dedicado a mujeres en la época colonial. Su ubicación frente a la que hoy es la Biblioteca del Congreso de la Unión (antigua capilla del Convento de las Clarisas) lo conecta con una rica herencia histórica que pareciera impregnarse en cada rincón.

¿Te has preguntado qué ocurre cuando cae la noche? Según cuentan los relatos, entre los escalones del Salón Mexicano aparece la Monja Claris. Esta figura espectral, que parece flotar suavemente, deja escapar un suspiro profundo que puede estremecer hasta al más valiente. La leyenda dice que su espíritu habita en esta casona desde los días en que era un hospital, y lejos de ser aterradora, es vista como una guardiana silenciosa que cuida el lugar y a sus visitantes.

Desde sus inicios, el Café de Tacuba se convirtió en un lugar de reunión para personajes históricos y eventos memorables. Aquí, Diego Rivera y Guadalupe Marín celebraron su banquete de bodas, y se dice que todos los presidentes de México han disfrutado de su cocina. Incluso, el restaurante fue testigo de momentos trágicos como el asesinato de Manlio Fabio Altamirano en 1936. Pero más allá de los eventos históricos, las mesas del café han sido cómplices de innumerables romances, tertulias y encuentros familiares.

Por las mañanas, el aroma del café veracruzano, chiapaneco y oaxaqueño se mezcla con el brillo del almíbar de los postres en las vitrinas, invitando a las y los visitantes a comenzar su día con el sabor de México. Las noches, en cambio, son un remanso de paz, donde la serenata de músicos ambulantes se convierte en la banda sonora perfecta para una cena inolvidable.

El Café de Tacuba no es solo un lugar para comer, es un viaje al pasado en pleno presente. Sus murales, talavera y cuadros coloniales transportan a sus visitantes a épocas de esplendor. Y aunque ha superado incendios y modernizaciones, conserva la autenticidad de sus recetas y el alma que lo ha mantenido como un referente en la Ciudad de México.

Así que ya lo sabes, si quieres probar un poco de la historia, mezclada con leyendas y un toque de mole, el Café de Tacuba te espera con las puertas abiertas… y quizás, con la Monja Clarisa cuidando que todo esté en su lugar. ¡Date una vuelta y crea tus propias historias en este clásico chilango!

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Dirección:
 Tacuba #28, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo promedio por persona: De $300 a $500 pesos
Horario: Lunes a domingo de 8:00 22:30 hrs.
Página Web: cafedetacuba.mx
Instagram: instagram.com/cafedetacubarestaurante

Zimo, pasta fresca, vinos y cocteles en la Condesa

¿Eres foodie y estás buscando una experiencia gastronómica única? ¿Te apasiona la pasta? ¿Te encanta disfrutar de buenos cocteles y eres melómanx de corazón? Entonces acompáñame a conocer Zimo, un auténtico templo para las y los amantes de la pasta, el vino, los cocteles y la música; un pequeño paraíso gastronómico escondido en el corazón de la Condesa, justo en la calle de Saltillo. Aquí, la combinación perfecta de sabores, ambiente y ritmos se unen para ofrecerte una experiencia multisensorial que no te puedes perder. ¡Prepárate para deleitar tu paladar y sumergirte en una atmósfera única!

Al llegar a Zimo, lo primero que llamará tu atención son las pequeñas mesas en la terraza, que invitan a disfrutar de un ambiente relajado. Pero lo que realmente te sorprenderá son las enormes ventanas a través de las cuales podrás ver a los pastaios artesanos de la pasta — amasando la masa y dando forma a la pasta fresca que se sirve en el lugar. Así es, en Zimo la pasta se elabora al momento, con los ingredientes más frescos y recetas tradicionales, garantizando una experiencia culinaria auténtica. ¡Una verdadera delicia!

La carta de Zimo es pequeña pero bien pensada, perfecta para pasar una tarde o noche relajada en compañía de tu pareja o amigxs. Para comenzar y compartir, puedes optar por un Carpaccio de Res, una Coliflor Rostizada, una Alcachofa con Quinoa, un Tartar de Atún o una ensalada Caprese con Burrata. Como plato fuerte, no puedes dejar de probar alguna de las pastas frescas de la casa, como el Spaghetti Carbonara, el Penne Arrabiata, el Fusilli al Pesto o los Ravioles con Carne, Mascarpone al Limón o Espinaca y Ricotta. Pero si me preguntas, te recomiendo probar la Tagliatella al Ragú de Ossobuco o el Pappardelle a la Boloñesa, dos pastas que son sencillamente espectaculares.

Para maridar tu pasta, puedes elegir entre una buena selección de vinos que están pensados para un maridaje perfecto. O, si prefieres algo diferente, puedes probar uno de los cocteles de la casa. Yo soy fan de lo clásico, así que opté por un Negroni, un Aperol Spritz y un Martini Seco, pero si te gustan los sabores más contemporáneos, también puedes disfrutar de un Naked & Famous, un Bitter Pink Paloma, un Flavor Love, un Amore Amaro Julep o un Hugo Spritz, entre otros.

Además de la pasta fresca y los deliciosos cocteles, lo que realmente hace único a Zimo es la música. Este lugar cuenta con un sistema de sonido conectado a un tocadiscos donde se reproducen viniles de todas las épocas. Y por si fuera poco, también organizan noches de DJ con propuestas musicales de diferentes géneros y ambientes, creando el escenario perfecto para disfrutar de una velada llena de pasta, vino y buena música.

Zimo es el lugar perfecto para quienes buscan una experiencia gastronómica completa, donde la pasta artesanal, los cocteles, el vino y la música se combinan para ofrecerte una velada inolvidable. Ya sea para una cita romántica, una salida con amigxs o una noche especial, este pequeño paraíso en la Condesa se asegura de que cada visita sea una celebración para los sentidos. ¡No te lo puedes perder!

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Dirección:
 Saltillo #42, Hipódromo, Ciudad de México, CDMX
Horario: Martes y miércoles de 13:00 a 23:00 hrs., jueves a sábado de 13:00 a 01:00 hrs., domingo de 13:00 a 20:00 hrs.
Costo por persona: De $300 a $500 pesos
Facebook: instagram.com/zimo_mx
TikTok: tiktok.com/@zimo_mx

Morocho Smoke & Grill, un paraíso para lxs amantes de la carne ahumada en la Nueva Santa María

¿Eres fan de la carne? Entonces sigue leyendo, porque voy a hablarte de un pequeño paraíso escondido para las y los amantes de la carne. Imagínate un lugar donde la carne se cocina al humo durante catorce horas, quedando tan suave que se deshace en tu boca y rebosante de sabor. ¿Ya se te antojó? Entonces tienes que darte una vuelta por Morocho Smoke & Grill, un pequeño restaurante escondido en las calles de la colonia Nueva Santa María. Digo escondido, no porque sea un speakeasy, sino porque es un lugar pequeño y discreto en la calle Artemisa, lejos del bullicio comercial y restaurantero de la zona. Así que prepárate para buscarlo bien, porque vale la pena.

Ahora hablemos de lo que importa: la comida. Morocho Smoke & Grill se especializa en carne cocinada al humo durante más de medio día, a temperaturas muy bajas. Este método logra una textura increíblemente suave y mantiene los jugos de la carne, potenciando su sabor. Aquí encontrarás opciones como brisket, pulled pork, pork rib, pavo y salchicha, cada una con un sabor único y preparado con ingredientes naturales. Todo se elabora en casa, incluidas sus salsas artesanales, como la peculiar “Barbikiur” (su versión de la BBQ), cuyo sabor inigualable es razón suficiente para visitarlos.

Puedes pedir cualquiera de las carnes en una porción de 300 gramos, y viene acompañada de un bollo, salsa Barbikiur y pepinillos, además puedes pedir guarniciones como puré de papa, ensalada de col, mac & cheese o elote dulce. Si buscas algo más completo, el Sampler es ideal: incluye 100 gramos de brisket, pulled pork, pavo y salchicha, junto con 200 gramos de pork rib, dos bollos y una guarnición a elegir. ¿Prefieres un sándwich? Prueba el Sándwich Morocho, con pulled pork, salsa Barbikiur y ensalada de col; el Sándwich Cubano, con brisket, queso manchego y pepinillos caseros; o el Sándwich de Pavo, con queso manchego y pepinillos. Y no te puedes ir sin probar las Papas Morochas, bañadas en salsa, queso cheddar y brisket. ¡Una delicia que no te puedes perder!

Para acompañar, puedes optar por refrescos de la familia Coca-Cola, una refrescante Agua Morocha de un litro o una cerveza artesanal de la casa, perfecta para un maridaje ideal.

Morocho Smoke & Grill es más que un restaurante; es una experiencia culinaria para quienes saben apreciar el arte del ahumado. Así que si estás buscando sabores intensos, preparaciones caseras y un ambiente relajado, este es tu próximo destino. Ve con hambre, porque cada bocado vale la pena. ¡Y no olvides compartir tu experiencia con quienes aún no conocen este rincón gastronómico de la Nueva Santa María!

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Dirección:
 Artemisa #167, Nueva Santa María, Ciudad de México, CDMX
Horario: Martes a domingo de 13:00 a 22:00 hrs.
Costo por persona: De $200 a $300 pesos
Página Web: morocho.com.mx
Instagram: instagram.com/morocho.mx
Facebook: facebook.com/MorochoCDMX
TikTok: tiktok.com/@morochosmokeandgrill

Mannam, fusión de sabores coreanos y argentinos en la Colonia Juárez

Hace unos días, una amiga me comentó que acababa de descubrir un restaurante de ramen rico y barato que habían abierto por su casa y me dijo que debíamos ir a que lo conociera. En lo personal, soy amante del ramen y, por lo mismo, acepté su propuesta el mismo día que me habló del lugar. Fue así que llegué a Mannam.

Al llegar descubrí que no era un lugar especializado en ramen, sino que era más bien un restaurante de inspiración coreana, subir tenían una vitrina con mate y facturas argentinas (pan dulce de allá). ¡Qué extraño! Obviamente no me quedé con las ganas de preguntarle al mesero él porque tenían mate y sabores coreanos, a lo que me respondió que los dueños eran coreano-argentinos que te tenían tiempo viviendo acá en México, y que querían compartir un poco de sus cocinas familiares, pero con un toque único.

Por otro lado, puedo decir que el restaurante era bastante acogedor. Y es que, el lugar se encuentra en un desnivel, como un medio sótano, como techos crudos (sin acabados) y mesas de madera; es un lugar moderno por si falta e acabados, pero acogedor gracias a las decoraciones con madera. Además, cuenta con unas mesas sobre la acera, ideales para tomar café o mate, mientras ves la vida pasar.

La carta es muy sencilla y pequeña. Por un lado, ofrece desayunos y brunch basado básicamente en sándwiches Gourmet, con opciones como el All-In Bagel (vacio, queso crema, alcaparra y pepino), el Eggsandwich (huevo) o los Chilaquili’s Verdes. Mientras que, por la tarde ofrecen platillos tradicionales coreanos con un pequeño toque argentino y mexicano. Entre los platillos que encontrarás están los Bimbab, el Solongtan, el Yang Nyeom Pork o el Bulgogi.

Pero yo fui a Mannam por el ramen y no iba a salir de ahí sin ramen. Pues resultó que en este lugar no tienen ramen como tal, más bien tienen Sesame Ramyun. Si, ramen y ramyun son casi lo mismo, con la diferencia de que, en el ramen la pasta fresca suela se la protagonista, mientras que, en ramyun consiste en pasta instantánea condimentada (no, no es una Maruchan -necesariamente- sino que es pasta seca como con la que hacemos los fideos).

Yo quería ramen, así que le pedí el Sesame Ramyun, una porción de Arroz con Semillas Mixtas y un poco de Kimchi. Para empezar, debo decir que el Kimchi estaba bastante rico y picosito, y, aunque no confiaba mucho en el Ramyun (por aquello de ser pasta instantánea), puedo decir que me gustó bastante. Tenía un buen sabor y el picante perfecto para ser reconfortante; además, la porción de vacio (el corte argentino) deshebrado que le pusieron fue perfecta para complementar el platillo. Mientras que, el arroz era el complemento perfecto para balancear el picante de los platillos. ¡Me gustó!

Al final, pedimos la cuenta para descubrir que habíamos comido rico y en plena colonia Juárez por menos de $250 pesos; aunque hay algunos platillos más caros, pero generosos (o, por lo menos se veían bastante grandes en las mesas a mi alrededor). Lo mejor de todo fue el servicio, que fue bastante amigable y atento. Así que, me quedé con ganas de volver a Mannam para probar el resto de su menú. Y, aunque no vaya a comer, seguramente regresaré por un café y una factura para disfrutar del ambiente de la zona.

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Dirección:
 Nápoles #76, Colonia Juárez, Ciudad de México, CDMX
Horario: Martes a domingo de 9:00 a 18:00 hrs.
Costo por persona: De $250 a a $350 pesos
Instagram: instagram.com/mannam.mx

Mux, un espacio de investigación gastronóimica mexicana en la Roma

¿Qué tanto conoces de la gastronomía mexicana? Aunque hayas vivido toda tu vida en México y disfrutes a diario de sus sabores, es probable que solo hayas explorado una pequeña parte de su inmensa diversidad. Seguro que te encantan los tacos de carnitas o al pastor, y no dudas en disfrutar unas enchiladas o enfrijoladas por la mañana. Incluso, puede que te tomes el tiempo para echarte unos chiles en nogada cada temporada o para visitar los restaurantes oaxaqueños más trendy. Pero lo cierto es que la gastronomía mexicana es tan vasta que resulta casi imposible conocerla en su totalidad.

Además, muchos restaurantes, especializados o no, tienden a ofrecer solo los platillos más populares, lo que limita la oportunidad de descubrir esos sabores menos conocidos pero igual de auténticos. Si eres amante de los sabores mexicanos, Mux es el lugar ideal para ti. Ubicado en la esquina de San Luis Potosí y Jalapa, en la Colonia Roma, este restaurante te invita a un recorrido por los rincones más inesperados de nuestro país.

El nombre “Mux” proviene del idioma mam, una lengua derivada del maya, y significa “punto sagrado“. En este caso, la cocina es ese punto sagrado que conecta a las personas y culturas. Mux busca ser justamente eso: un punto de encuentro entre la Ciudad de México y las comunidades de todo el país, a través de la gastronomía.

Lo que distingue a Mux de otros restaurantes es que se trata de un espacio de investigación gastronómica. La chef Diana López se dedica a viajar por diversas comunidades, aprendiendo directamente de las y los habitantes sobre sus usos, costumbres y, por supuesto, recetas tradicionales. Al regresar a la Ciudad de México, Diana crea un menú de temporada que no solo presenta los platillos que aprendió, sino que también rinde homenaje a las comunidades y personas que conoció en su travesía.

Para que te hagas una idea, en la cuarta temporada (yo fui en septiembre 2024), Mux se centra en la Mixteca Poblana, una región al suroeste de Puebla influenciada por el pueblo mixteco. La chef visitó poblaciones como Tecali de Herrera, Zapotitlán Salinas, La Magdalena, y Atoyatempan, entre otras, donde aprendió recetas locales que van desde platillos callejeros hasta exquisitos moles.

Algunos de los platillos que podrás probar son las gorditas bandera y empanadas de requesón de los mercados, el mole rojo con habas y el tenochtle de la cocinera Tomasa García Soto, o el guaxmole de res de Fidela Enríquez Guzmán. Cada plato es una ventana a la rica historia de estas comunidades.

Pero la experiencia no termina con la comida. La barra de Mux está repleta de destilados artesanales nacionales, como mezcales, sotoles y bacanoras. Puedes disfrutarlos solos, en cocteles o acompañando tu comida, gracias a un menú de maridaje que complementa a la perfección los sabores de los platillos.

Si quieres descubrir la riqueza de la gastronomía mexicana más allá de lo que ya conoces, Mux es una parada obligatoria. La investigación culinaria de la chef Diana López te llevará a un viaje por México sin salir de la Ciudad de México. ¡Una experiencia que no te puedes perder!

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Dirección:
 Jalapa #189, esquina San Luis Potosí, Colonia Roma, Ciudad de México, CDMX
Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 23:00 hrs.
Costo por persona: A partir de $400 pesos
Instagram: instagram.com/mux_mexico
Facebook: facebook.com/p/Mux-100069120442941

El 123, sabores tailandeses y orientales en el Centro Histórico

En el número 123 de la calle Artículo 123, justo enfrente del impresionante edificio que antes albergaba el Museo Británico-Americano, se encuentra un lugar con mucha historia. Este inmueble fue alguna vez la bodega donde los voceadores del entonces Distrito Federal recogían sus paquetes de periódicos. Pero con el tiempo, el edificio quedó abandonado, como muchos otros en la zona.

¡Pero no todo está perdido! La calle de Artículo 123 está renaciendo con nuevos locales y negocios que le están devolviendo la vida. Uno de esos locales es El 123 (antes conocido como Artículo 123), un restaurante asiático ubicado en la antigua bodega de periódicos. Este lugar se especializa en comida tailandesa y tiene una atmósfera vintage que te invita a disfrutar de una tarde con juegos de mesa, una chela y una buena charla.

¿Qué puedes encontrar en El 123? La carta ofrece una gran variedad de platillos tailandeses, con ingredientes como arroz, pescados, mariscos y carne. También tienen emparedados, ensaladas y hamburguesas para aquellxs que no se sienten tan aventurerxs. Todo es súper sabroso, pero te recomendamos revisar bien los ingredientes, ¡puede que te encuentres con algunas sorpresas exóticas o muy picantes!

Te sugerimos empezar con la Sopa Tom Yum y el Green Curry, además del Fideo Pad Thai, el Bo Bun y el Pad See Ew. Para el plato fuerte, no te puedes perder el Chinyao, el cordero Comino, el Sotong Goreng, el Camarón Tai y el Medregal Empapelado. Y si todavía tienes espacio o eres de los que creen que el postre va directo al corazón, tienes que probar el Ichigo Matcha, el Khao Niao Mamuang o la Tarta de Manzana.

El 123 es un restaurante único en la CDMX, donde puedes disfrutar de los exóticos sabores de Tailandia. Acompaña tu comida con una cerveza, pasa la tarde con tus amigxs y, ¿por qué no?, jugando un poco. Además, cuando termines, puedes darte una vuelta por la tienda y la galería que también forman parte del lugar. ¡Una experiencia completa!

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Dirección: Artículo 123 #123, Colonia Centro, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: De $300 a $500 pesos
Horario: Lunes a sábado de 9:00 a 23:00 hrs. domingo de 9:00 a 21:00 hrs.
Página Web: articulo123.com
Facebook: facebook.com/articulo123mx
Instagram: instagram.com/articulo123mx
Twitter: twitter.com/articulo123mx

Cantina La Ópera, historia y sabores tradicionales en el Centro Histórico

En 1876, las hermanas Boulangeot decidieron abrir una pastelería elegante en la esquina de San Juan de Letrán y Avenida Juárez, justo donde hoy está la Torre Latinoamericana. La pastelería La Ópera se volvió tan popular que las hermanas se animaron a buscar un local más grande y, en 1895, transformaron su pastelería en la Cantina La Ópera, ubicada en la esquina de 5 de Mayo y Filomeno Mata.

La cantina era tan elegante que rápidamente atrajo a la crema y nata de la época, incluyendo a Don Porfirio Díaz y su esposa Carmelita Romero Rubio, quienes siempre iban acompañados de la alta sociedad mexicana. Sin embargo, tras la Revolución Mexicana, La Ópera perdió a sus glamorosos aristócratas y empezó a ser frecuentada por personajes como Francisco Villa, Emiliano Zapata y sus seguidores. Cuenta la leyenda que Villa, en una noche de copas, disparó su pistola al techo para demostrar su poder.

Con el paso de los años, cuando la Revolución quedó en el pasado, La Ópera volvió a recibir a distinguidos comensales como Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, Emilio Portes Gil y Ernesto P. Uruchurtu. También se convirtió en un punto de encuentro para grandes intelectuales de México y Latinoamérica como Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, José Luis Cuevas, Gabriel García Márquez y Octavio Paz.

Más de 140 años después de su inauguración, y 121 años desde que se convirtió en cantina, La Ópera sigue abierta, ofreciendo momentos agradables y llenos de historia a todxs sus visitantes. Aquí puedes disfrutar de una gran variedad de platillos mexicanos tradicionales y otros españoles. Entre los favoritos están la Lengua Veracruzana, Sopa de Tortilla, Machitos a la Parrilla, Lengua al Gusto, Tacos de Pollo, Enchiladas Suizas, Pulpo a la Gallega, Caracoles en Salsa de Chipotle y Chamorro a la Gallega. Todo preparado con ese toque cantinero que es cada vez más difícil encontrar. Y, por supuesto, acompañado de una buena variedad de cervezas, vinos y licores.

Lo genial de La Ópera es que ha sabido mantenerse intacta en el tiempo. Conserva todos sus detalles originales desde 1895: techos altos con detalles espectaculares, elegantes gabinetes de madera decorada y una impresionante barra traída desde Nueva Orleans. Estos detalles te transportan al México Porfiriano, a esos lugares llenos de lujo que solía visitar Don Porfirio.

Entre la impecable decoración, el sabor de los platillos, la variedad de bebidas, el excelente servicio y el ambiente bohemio y relajado, visitar La Ópera es una oportunidad increíble para disfrutar de una tarde llena de sabores e historia en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Es uno de esos rincones que todxs lxs chilangxs y turistas deben conocer. Sin duda, una excelente opción para comer rico y pasar un momento muy ameno con la familia, amigxs o pareja.

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Dirección: 5 de Mayo #10, Centro, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: De $300 a $500 pesos
Horario: Lunes a sábado de 13:00 a 0:00 hrs., domingo de 13:00 a 18:00 hrs.
Facebook: facebook.com/Laoperabar