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Metro Xola, un nombre misterioso que nos une a la historia de la CDMX

La estación Xola del Metro de la Ciudad de México, ubicada en la Línea 2, es una parada clave al sur de la ciudad, que conecta importantes zonas residenciales y comerciales. Situada en la alcaldía Benito Juárez, la estación lleva el nombre de una de las avenidas más importantes de la zona: la Avenida Xola, que conecta diversas colonias y sirve como arteria principal para quienes se desplazan hacia el poniente de la ciudad. Pero, ¿de dónde proviene este nombre tan peculiar?

Existen varias teorías sobre el origen del nombre “Xola”. Una de las más comunes tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando los ranchos de Narvarte, Becerra y Condesa, junto con las tierras de los Nápoles, formaban parte del paisaje rural de lo que hoy conocemos como la alcaldía Benito Juárez. Se dice que el apellido “Sola”, perteneciente a los antiguos propietarios de un rancho en la zona, fue gradualmente pronunciado y escrito como “Schola“. Con el tiempo, esta palabra se transformó en “Xola“, gracias a un cambio en las primeras letras, pero manteniendo la misma pronunciación.

Sin embargo, la historia no se detiene aquí. También se sugiere que el nombre podría tener raíces en el náhuatl, específicamente en el término “xolotl“, que se traduce como “monstruo” o “payaso“. Este vocablo ha influido en otras palabras, como “guajolote” (pavo) y “axolotl” (el famoso animal acuático), lo que abre la posibilidad de una conexión cultural más profunda con las lenguas originarias de la región.

Otro elemento fundamental para entender el origen del nombre de la estación Xola es la presencia de una palmera que se convirtió en un hito local. En 1920, la casa ubicada en el número 652 de la Calzada de Tlalpan tenía una imponente palmera que se alzaba en su jardín. Con el tiempo, la palmera creció tanto que se convirtió en un referente visual de la zona, reconocible desde grandes distancias. Este árbol fue tan significativo que la comunidad local adoptó la idea de plantar palmeras a lo largo del camellón de la avenida, consolidando este símbolo vegetal como parte integral de la identidad del lugar.

El logotipo de la estación Xola es un claro reflejo de esta relación con la naturaleza, representando estilísticamente una palmera, evocando la imagen de aquel árbol que marcó el paisaje urbano en el siglo XX.

La estación Xola es ahora una pieza esencial en el sistema de transporte del sur de la Ciudad de México. A lo largo de los años, ha mantenido una afluencia significativa, con un promedio de 17,714 pasajeros al año. En días laborales, la estación recibe a más de 19,000 personas, lo que demuestra la importancia de esta área para las y los habitantes y visitantes de la ciudad. Además, el hecho de que la estación esté ubicada en una zona de alta conectividad, atravesando colonias como Narvarte y Del Valle, la convierte en un punto neurálgico para quienes utilizan el Metro diariamente.

La estación Xola no solo es un lugar de paso, sino un punto de encuentro con la historia, el origen de su nombre, y su estrecha relación con el paisaje natural de la zona. Desde la misteriosa palmera de principios del siglo XX hasta las diversas interpretaciones de su nombre, Xola representa la esencia de un lugar que sigue creciendo y evolucionando, pero sin perder su conexión con el pasado.

Metro Villa de Cortés, un recuerdo del encuentro que marcó la historia

La estación Villa de Cortés, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es un punto clave en el sur de la ciudad. No solo conecta a lxs habitantes de la alcaldía Benito Juárez con el resto de la metrópoli, sino que también lleva consigo una rica historia que remonta a la época de la Conquista. El nombre de esta estación y su logo, que representa un casco de conquistador, tienen un fuerte vínculo con los eventos históricos que tuvieron lugar en la zona, cuando el imperio mexica se encontró con los conquistadores españoles.

La estación Villa de Cortés lleva su nombre por la colonia homónima, que se cree fue el lugar donde se produjo el histórico encuentro entre Moctezuma II y Hernán Cortés. Según las crónicas históricas, cuando Moctezuma supo que los españoles se aproximaban a la ciudad, convocó a todos los nobles y gobernantes cercanos para organizar una gran reunión que tuviera lugar a lo largo de la Calzada de Tlalpan, que conectaba Iztapalapa con la capital Mexica. Este evento simbólico de bienvenida entre los mexicas y los conquistadores españoles ocurrió en el área que hoy ocupa la colonia Villa de Cortés.

El logo de la estación, un casco de conquistador, refleja este vínculo histórico con la época de la Conquista. Aunque no hay evidencia concreta de que Cortés haya tenido una villa en la zona, la simbología se mantiene como un recordatorio del trascendental momento en la historia de México.

La estación de Villa de Cortés se encuentra en una de las áreas más transitadas del sur de la Ciudad de México. Con una afluencia promedio anual de 15,720 pasajerxs en 2014, la estación es una parada importante para quienes se desplazan hacia el sur de la capital. En días laborales, la estación recibe a más de 17,000 personas, lo que refleja la relevancia de esta zona en el tejido urbano de la ciudad.

Un aspecto destacado de la zona alrededor de la estación es el Parque Victoria, un espacio verde que separa un poco la transitada Calzada de Tlalpan del resto de la colonia. Este parque proporciona un respiro en medio del bullicio urbano y es un lugar ideal para quienes buscan descansar o disfrutar de un entorno más tranquilo.

La colonia Villa de Cortés también se encuentra cerca de importantes puntos históricos. Justo al otro lado de la Calzada de Tlalpan se encuentra la colonia Josefa Ortiz de Domínguez, un área que honra a una de las figuras clave en el movimiento de Independencia de México. Josefa Ortiz de Domínguez, conocida como “La Corregidora“, fue una valiente insurgente que apoyó la lucha por la independencia y cuya memoria sigue viva en la historia del país.

Hoy, la estación Villa de Cortés es mucho más que un simple punto de tránsito. Es un testimonio de los eventos históricos que han dado forma a la Ciudad de México y a la nación. Con su ícono representando el casco de un conquistador, la estación mantiene viva la memoria de un encuentro crucial entre dos mundos, mientras que el entorno actual de la colonia y sus alrededores continúa siendo un espacio vital en la ciudad moderna.

Metro Viaducto, un tributo al desarrollo vial de la CDMX

La estación Viaducto, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es un importante punto de conexión para miles de pasajerxs al sur de la ciudad. Situada en el límite de las alcaldías Benito Juárez e Iztacalco, esta estación no solo facilita el acceso al sistema de transporte subterráneo, sino que también está estrechamente vinculada a la historia del urbanismo y la infraestructura vial de la capital.

El nombre “Viaducto” hace referencia al Viaducto Miguel Alemán, una importante vía rápida que atraviesa el centro de la Ciudad de México. Este viaducto, inaugurado en 1950, fue concebido como una solución para mitigar el caos vehicular de la creciente metrópoli. Aprovechando las márgenes del Río de la Piedad, se creó una ruta de alta velocidad que conecta diversas zonas clave de la ciudad, como la Calzada de Tlalpan, el Eje Central y La Viga. La estación del Metro, inaugurada en 1970, toma su nombre de este viaducto, y su logotipo refleja un intercambiador en forma de trébol, simbolizando el cruce de la Calzada de Tlalpan con el Viaducto Miguel Alemán.

Además de su relevancia como estación de transporte, Viaducto es un nodo esencial para quienes viajan por el sur de la ciudad, conectando diversos puntos importantes. Su posición estratégica la convierte en un punto de acceso clave para quienes se desplazan entre las alcaldías del sur y el centro de la ciudad.

La estación Viaducto también es recordada por un trágico accidente ocurrido el 20 de octubre de 1975. Ese día, dos trenes del Metro se colisionaron, causando la muerte de al menos 31 personas y dejando a más de 70 heridas. Este desastre, el peor registrado en la historia del Metro de la Ciudad de México, fue consecuencia de un error humano, aunque las investigaciones posteriores sugirieron un posible sabotaje. Este suceso llevó a la implementación de semáforos automáticos en todas las líneas del Metro, con el fin de mejorar la seguridad y evitar futuros accidentes.

A pesar de su pasado complicado, la estación Viaducto sigue siendo un pilar fundamental del transporte en la Ciudad de México. Con una afluencia anual que supera los siete millones de pasajeros, la estación es crucial para quienes se trasladan diariamente por la ciudad. En 2014, la estación registró una afluencia promedio de más de 21,000 personas en días laborales, reflejando su importancia para el flujo urbano.

La estación Viaducto no solo es un punto de tránsito, sino un reflejo de la evolución del transporte y la infraestructura en la Ciudad de México. Al estar situada en el cruce de dos de las principales arterias viales de la ciudad, continúa siendo un referente tanto para el transporte público como para los usuarios del viaducto vehicular.

La estación Viaducto del Metro de la Ciudad de México es un testimonio del desarrollo urbano de la ciudad y un componente clave en la red de transporte que sigue conectando a miles de personas cada día, a pesar de las dificultades que ha enfrentado a lo largo de los años.

Metro Nativitas, un recuerdo del pasado lacuestre de la CDMX

La estación Nativitas, ubicada en la Línea 2 del Metro de la Ciudad de México, es una parada importante para las y los habitantes del sur de la ciudad, especialmente en la alcaldía Benito Juárez. Con un ícono representando una trajinera, una embarcación pequeña adornada con flores, esta estación tiene una rica historia que está profundamente ligada a los orígenes prehispánicos de la zona, el desarrollo urbano y las transformaciones sociales de la ciudad.

El nombre Nativitas proviene del latín “nativitas”, que significa “Nacimiento“, una referencia que remonta a las primeras épocas de la zona, cuando se encontraba en las cercanías de un lago. Durante la época prehispánica, lxs habitantes de la región, principalmente los Mexicas, cultivaban en chinampas, un sistema agrícola que consistía en crear tierras fértiles sobre cuerpos de agua. La zona fue un islote rodeado por el lago hasta el siglo XIX, lo que marcó una gran influencia en su identidad.

El logo de la estación, una trajinera, hace referencia a este pasado lacustre de la zona, evocando las embarcaciones que hoy en día surcan los canales de Xochimilco, un símbolo de la tradición agrícola y cultural de los pueblos originarios de la región. Aunque Nativitas estuvo separada por mucho tiempo por el agua, con el crecimiento urbano comenzó a transformarse en una colonia más conectada y densamente poblada.

La estación se encuentra en una zona que ha experimentado una notable evolución. En el siglo XIX, la zona estaba dominada por la Hacienda del Lago, una propiedad que destacaba por su arquitectura de fusión inglesa y francesa y sus hermosos ahuehuetes. Sin embargo, con el paso de los años y el crecimiento de la ciudad, la hacienda fue demolida en la década de 1960, dando paso a nuevos desarrollos urbanos, como el Wal-Mart que ocupa el terreno donde antes se encontraba la hacienda.

A pesar de este cambio, aún se pueden encontrar algunas casas antiguas de finales del siglo XIX en la zona, lo que le otorga a Nativitas un aire nostálgico por su pasado colonial. Además, la Iglesia de la Natividad de la Virgen María, fundada por Hernán Cortés en el siglo XVI, sigue siendo un ícono de la región, y su presencia destaca en el paisaje histórico de la colonia.

La estación Metro Nativitas, que abrió sus puertas en 1970, ha sido una parte esencial del transporte público para más de 21,000 personas al día. Con una afluencia promedio anual de 18,501 personas, la estación conecta a varios puntos importantes de la alcaldía Benito Juárez, como las colonias Américas Unidas-Del Lago, Niños Héroes de Chapultepec, Periodista Francisco Zarco, y más.

Además, la zona es conocida por su vida comercial, especialmente por el Mercado Nativitas, que se encuentra al cruzar el Eje Central. Este mercado es un lugar tradicional para comprar productos frescos y comer delicioso, mientras que el cercano Museo Benita Galeana es un importante centro cultural y de derechos de la mujer.

Hoy, Nativitas es una colonia que sigue preservando parte de su historia, al mismo tiempo que se adapta a las demandas de la vida moderna. El área sigue siendo un importante punto de conexión entre el sur de la Ciudad de México y otras zonas, y su estación de Metro representa un vínculo con el pasado agrícola de la región, que se mantiene vivo gracias a la tradición de la trajinera y su legado cultural. Sin duda, Nativitas es un ejemplo de cómo la Ciudad de México ha evolucionado, respetando su historia mientras avanza hacia el futuro.

Metro Portales, historia de ladrilleras, independencia y desarrollo

El Metro Portales, ubicado en la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, se encuentra en una de las zonas más emblemáticas del sur de la Ciudad de México. Esta estación toma su nombre de la colonia que la alberga, un lugar con un pasado lleno de transformaciones históricas que van desde las haciendas coloniales hasta la famosa “Ladrillera” que marcó la identidad del área en los primeros años del siglo XX.

El nombre “Portales” proviene de una antigua Hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales, que fue muy productiva en su época y estuvo a cargo de Manuel Sánchez de Tagle, poeta y abogado que también fue un ferviente partidario del movimiento de independencia. Esta hacienda, que fue una de las primeras en la zona, fue vendida y subdividida en 1888. Posteriormente, el terreno pasó a ser utilizado para la construcción de un centro ganadero y, más tarde, para una fábrica de ladrillos.

La fábrica de ladrillos, conocida como La Ladrillera, construyó una serie de portales de ladrillo para la venta de sus productos, lo que le dio su sello característico. Estos portales se convirtieron en un punto clave de la zona, y hoy, el isotipo de la estación Metro Portales representa precisamente un arco o portal, evocando ese pasado industrial que definió el lugar durante mucho tiempo.

En los primeros años del siglo XX, la zona que ahora ocupa la estación Metro Portales se encontraba llena de hornos de ladrillos, lo que le dio el nombre de “La Ladrillera“. Fue durante este tiempo que Emiliano Zapata, líder revolucionario, fraccionó las tierras en su afán por repartirlas entre campesinos, marcando otro punto importante en la historia social de la zona.

Con el paso del tiempo, el área fue evolucionando y, a mediados del siglo XX, se convirtió en un lugar de comercio e intercambio. En 1957, se inauguró el famoso Mercado Portales, un espacio comercial que sigue siendo uno de los principales atractivos de la zona. Además, la cercanía de este mercado con varios tianguis que venden antigüedades y muebles le ha otorgado a la colonia una identidad única como centro de compras y cultura.

La estación Metro Portales es más que solo un punto de transporte, es un lugar lleno de historia y vida cotidiana. Además del mercado, la zona está cerca de otros puntos culturales y turísticos, como el Museo del Transporte Eléctrico y el Pueblo Originario de San Andrés Tetepilco, que ofrecen una visión más profunda sobre la historia de la ciudad y sus habitantes.

Con una afluencia promedio de 17,967 personas al año, el Metro Portales sigue siendo un eje de conexión fundamental en la Ciudad de México, sirviendo tanto a quienes habitan en la zona como a aquellos que visitan el lugar para disfrutar de su rica historia y cultura.

El Metro Portales no solo conecta a lxs habitantes del sur de la Ciudad de México con el resto de la ciudad, sino que también sigue siendo un reflejo del pasado y presente de la zona. Desde los portales de ladrillo que dieron origen al nombre hasta los vibrantes mercados y la vida comercial que define el lugar hoy, Portales continúa siendo un punto de referencia para entender el desarrollo histórico de la capital mexicana.

Metro Ermita, un viaje por la Historia de la Ciudad de México

La estación Metro Ermita es una de las más importantes en la intersección de la Línea 2 y la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, ubicada al sur de la Ciudad de México, en la alcaldía Benito Juárez. El nombre de la estación y su ícono están profundamente conectados con la historia religiosa y cultural de la zona, que guarda un legado desde tiempos prehispánicos hasta la modernidad.

La estación debe su nombre a la antigua Ermita de San Antonio, también conocida como Capilla de las Ánimas o Capilla de Zacahuitzco, una construcción religiosa que estuvo en la zona hasta ser demolida en los años 40 del siglo XX para dar paso a la ampliación de la Calzada de Tlalpan. Las ermitas eran pequeñas capillas construidas fuera de los atrios de las iglesias, y la Ermita de San Antonio fue uno de los muchos lugares de culto que existieron en la región desde el siglo XVII.

La imagen del ícono de la estación representa la silueta de esta ermita, evocando su arquitectura y el legado espiritual de la zona. Aunque la ermita original ya no existe, su historia sigue viva en el nombre de la estación y en la memoria colectiva de la comunidad.

La zona donde se ubica la estación Metro Ermita tiene un significado aún mayor al considerar su pasado prehispánico. Durante el periodo mexica, el cruce de la Calzada de Tlalpan y la Calzada Ermita-Iztapalapa fue un punto crucial de la infraestructura de la ciudad. La calzada, construida en 1432, funcionaba como un dique y un acueducto que conectaba importantes puntos de la cuenca de México, como Huitzilopochco (hoy Churubusco) y Coyoacán.

Este antiguo camino prehispánico, que originalmente unía la región con el Lago de Texcoco, es un testamento de la ingeniería mexica, y la Calzada Ermita-Iztapalapa fue una de las vías principales hacia el oriente de la ciudad. Hoy, la estación de metro se encuentra en una zona histórica que conecta el pasado mexica con la Ciudad de México moderna.

La estación Metro Ermita fue inaugurada en 1970 y, al ser una estación de superficie, sigue ofreciendo una visión del paisaje urbano y su evolución. A lo largo de los años, Ermita ha sido testigo de grandes cambios, especialmente en la ampliación y modernización de la infraestructura de la ciudad. A pesar de su importancia histórica y de estar ubicada en una zona de gran tráfico vehicular, la estación no ha sido tan concurrida, siendo una de las estaciones con menos afluencia en los últimos años.

Durante la década de 1940, la antigua ermita fue demolida como parte de los trabajos de expansión de la Calzada de Tlalpan, pero su recuerdo persiste en el nombre de la estación y en la historia de la ciudad.

La cercanía de la estación con el Centro Nacional de las Artes y las múltiples historias que giran en torno a la Ermita de San Antonio hacen que este lugar no solo sea un punto de transporte, sino también de encuentro cultural. Además, la estación se encuentra en una zona cercana a otros puntos históricos y culturales, como la Colonia Portales y el mercado homónimo, lo que le da un carácter único dentro de la red del metro.

Aunque no es la estación más concurrida, Metro Ermita sigue siendo una pieza fundamental del sistema de transporte, conectando la historia del México prehispánico, el colonial, y la modernidad del siglo XXI.

Metro General Anaya, un homenaje al Héroe de la Batalla de Churubusco

La estación Metro General Anaya, ubicada en la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en la alcaldía Coyoacán, es un punto de gran significado histórico. Su nombre evoca la memoria del General Pedro María Anaya, quien defendió valientemente a México durante la invasión estadounidense de 1847. La estación, inaugurada en 1970, se encuentra en las cercanías del Museo Nacional de las Intervenciones, un espacio que resguarda la historia de esa crucial batalla.

Pedro María Anaya nació en 1794 en Hidalgo y desde joven se unió al Ejército Realista, aunque pronto se unió a la causa insurgente tras la firma del Plan de Iguala. A lo largo de su carrera, alcanzó el grado de General y desempeñó roles clave, como Ministro de Guerra y Marina. Sin embargo, es especialmente recordado por su valentía durante la Batalla de Churubusco, librada el 20 de agosto de 1847, durante la cual resistió el avance de las fuerzas estadounidenses.

La estación General Anaya toma su nombre en honor a este destacado militar, y el ícono de la estación lo representa en silueta. En la batalla, Anaya defendió el Exconvento de Churubusco, hoy Museo Nacional de las Intervenciones, enfrentando a un ejército invasor mucho más numeroso. En uno de los episodios más recordados de la batalla, se le atribuye la famosa frase: “Si hubiera parque, no estarían ustedes aquí“, respuesta a los estadounidenses que intentaron obligarlo a entregar las municiones. Esta afirmación se ha convertido en un símbolo de valentía y resistencia.

La estación General Anaya está situada en un área cargada de historia. A solo dos cuadras del metro, se encuentra el Museo Nacional de las Intervenciones, que alberga colecciones que narran en detalle la Batalla de Churubusco y otros episodios clave de la historia militar de México. Cerca de la estación también se encuentran varios puntos de interés, como el Centro Nacional de las Artes (CENART), la Escuela Nacional Preparatoria 6, y el Club Campestre de la Ciudad de México. Además, el Monumento al General Anaya, que originalmente se encontraba en una glorieta cercana, fue reubicado frente al museo en homenaje a su legado.

La estación General Anaya no solo conecta a lxs viajerxs con el pasado histórico de México, sino que también se sitúa en un área culturalmente rica. El Parque Masayoshi Ohira, el Templo de San Mateo Churubusco, y el Museo del Ejército y la Fuerza Aérea se encuentran a pocos pasos, ofreciendo a lxs visitantes un recorrido por la historia de la ciudad y el país. La ubicación de la estación también destaca por su cercanía a Coyoacán, un barrio tradicionalmente cultural y uno de los más emblemáticos de la Ciudad de México.

La Batalla de Churubusco fue uno de los enfrentamientos más significativos de la intervención estadounidense en México. A pesar de la derrota mexicana, la valentía del General Anaya y sus tropas se ha convertido en un símbolo de lucha y honor. El Museo Nacional de las Intervenciones ofrece una visión completa de este conflicto, siendo un sitio ideal para quienes desean conocer más sobre este episodio crucial de la historia mexicana.

El Metro General Anaya es mucho más que una estación de transporte. Es un recordatorio de la resistencia y el coraje de aquellos que defendieron a México en tiempos de invasión. Además, su entorno, lleno de sitios históricos y culturales, la convierte en un punto de interés tanto para los habitantes de la ciudad como para los turistas interesados en conocer la rica historia de la Ciudad de México.

Metro Tasqueña, un homenaje a Taxco y su conexión con la Luna

La estación Metro Tasqueña, ubicada en el sur de la Ciudad de México, es una de las terminales más importantes de la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo. Su nombre proviene de la Calzada Taxqueña, una importante arteria que conecta diferentes zonas del sur de la ciudad. Esta estación no solo es un centro de transporte vital, sino también un sitio con una rica carga histórica y cultural que remite a la belleza de Taxco, Guerrero, y a las tradiciones de la zona.

Originalmente conocida como Taxqueña, la estación cambió su ortografía para Tasqueña en los últimos años, siguiendo el patrón de otras estaciones del metro y el tren ligero. El nombre de la calzada, a su vez, hace alusión al gentilicio de las mujeres de Taxco, famoso por su platería. Según la tradición, las tierras de esta zona fueron originalmente propiedad de una mujer originaria de Taxco, lo que dio origen al nombre de la calzada.

El ícono de la estación, que representa una luna, hace referencia a la asociación de la luna con Taxco, una ciudad famosa por la extracción y trabajo de la plata. La luna, en este contexto, simboliza la conexión con el Culhuacán, una antigua localidad de la zona que adoraba a esta deidad. La silueta lunar en el ícono de la estación refleja este vínculo con la tradición y el misticismo que aún perduran en la cultura local.

La estación Tasqueña no solo es un punto de paso importante para las y los habitantes del sur, sino también un centro clave de conexión. Al ser terminal de la Línea 2, conecta con el tren ligero, que lleva a lxs viajerxs hacia Xochimilco y el popular Barrio de San Pedro, así como con la terminal de autobuses del sur de la ciudad. Además, la estación alberga hangars de mantenimiento para los vagones, lo que la convierte en una estación de gran capacidad y vital para el funcionamiento del sistema de transporte.

Al entrar a la estación, lxs viajerxs no solo se encuentran con un importante punto de conexión, sino también con una obra de arte monumental. La estación alberga cuatro murales de mosaico creados por el renombrado artista Alberto Castro Leñero. La tetralogía llamada “Elementos” consta de los murales titulados “Fuego“, “Aliento“, “Azul” y “Horizontal“, cada uno representando uno de los elementos naturales. Estas impresionantes piezas, que suman más de 25,000 piezas de talavera, adornan las paredes de la estación y constituyen una de las manifestaciones artísticas más importantes dentro del sistema del metro.

La estación Tasqueña no solo es un cruce de caminos, sino también un centro cultural en el sur de la ciudad. A su alrededor, se encuentran barrios residenciales, el Tianguis Musical, un mercado popular para lxs amantes de la música, y varios puntos de interés que enriquecen el entorno. Además, la estación conecta con el monasterio de Culhuacán, que tiene una rica historia religiosa y cultural en la zona.

Metro Tasqueña no es solo una estación de transporte, sino un espacio que honra la historia, la cultura y el arte de la región. Su nombre, inspirado en Taxco y la figura de la luna, y su vínculo con importantes puntos históricos y culturales, la convierten en un destino esencial para lxs viajeros del sur de la Ciudad de México.

Metro Allende, historia, curiosidades y lo que encontrarás cerca de esta estación del Centro Histórico

Ubicado en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, el Metro Allende forma parte de la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo y es mucho más que una simple parada en el trayecto diario. Esta estación debe su nombre a la calle Allende, en honor al general Ignacio Allende, uno de los primeros líderes del movimiento independentista de 1810. El pictograma de la estación representa su busto, recordándonos que la historia nacional también se mueve bajo tierra.

Inaugurada el 14 de septiembre de 1970, esta estación tiene varias particularidades que la hacen única dentro del sistema. Por ejemplo, sus andenes son los más estrechos de toda la red, una consecuencia directa del reducido espacio disponible en la antigua calle de Tacuba. Esta condición arquitectónica también explica por qué Allende es una de las pocas estaciones donde no se puede cambiar de andén sin salir y volver a entrar —una característica que solo comparte con Metro Tezozómoc en la Línea 6—. Así que si te equivocas de dirección, prepárate para cruzar la calle y comprar otro boleto (o regresar a Bellas Artes o Zócalo / Tenochtitlan si aún estás dentro del sistema).

Pese a su tamaño, Metro Allende tiene una afluencia constante, con un promedio diario de casi 29 mil usuarios, quienes aprovechan su ubicación estratégica para visitar los múltiples puntos de interés cercanos. Al salir a la superficie, te encuentras de inmediato con una de las zonas más antiguas y transitadas de la capital. Desde aquí es fácil llegar al Jardín de la Triple Alianza, al Museo del Ejército y la Fuerza Aérea, a la Biblioteca del Congreso o al Museo Interactivo de Economía.

Con múltiples accesos y salidas que se entrelazan con la calle Tacuba, esta estación recuerda por momentos a los accesos de las estaciones neoyorquinas, rodeada de vendedores ambulantes, pero también de árboles, historia y cultura viva.

Metro Allende no solo te lleva a tu destino; también te conecta con la memoria de un país y el latido del centro de la ciudad.

Metro Zócalo/Tenochtitlan, conoce la estación más emblemática del Centro Histórico

Ubicada en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, la estación Zócalo/Tenochtitlan de la Línea 2 del Metro no solo conecta a miles de personas diariamente: también es un punto clave para entender la identidad histórica y cultural del país. Su nombre, imagen y localización están cargados de simbolismo.

El nombre “Zócalo” proviene del cuerpo inferior de una construcción en términos arquitectónicos. Esta palabra se volvió sinónimo de plaza principal a raíz de un proyecto fallido impulsado por Antonio López de Santa Anna en 1843, quien mandó construir un monumento conmemorativo a la Independencia de México. Aunque el diseño ganador, del arquitecto Lorenzo de la Hidalga, prometía una gran obra, por problemas económicos solo se edificó el pedestal o zócalo. Con el paso del tiempo, este basamento fue removido por dificultar el paso peatonal, pero la palabra quedó en la memoria colectiva como el nombre popular de la Plaza de la Constitución.

El ícono de la estación representa la silueta del Escudo Nacional de México, en alusión directa al emblema del Poder Ejecutivo Federal, cuya sede, el Palacio Nacional, se encuentra justo al lado. Este símbolo, un águila devorando una serpiente sobre un nopal, es uno de los tres elementos que conforman los símbolos patrios del país.

La estación fue inaugurada en 1970 con el nombre “Zócalo” y, en agosto de 2020, se le añadió el nombre “Tenochtitlan” para conmemorar los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, capital del imperio mexica. Esta modificación reconoce la profundidad histórica del lugar, ya que la estación se encuentra sobre lo que fue el principal centro ceremonial de los mexicas.

El entorno de la estación es igualmente significativo: la Plaza de la Constitución, o Zócalo, está rodeada por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad y del país, como el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el edificio del Gobierno de la Ciudad de México, todos ellos con una riqueza arquitectónica inigualable que refleja distintas épocas de la historia nacional.

A lo largo de su historia, la estación también ha sido escenario de descubrimientos arqueológicos importantes. Durante su construcción, se hallaron vestigios de un adoratorio mexica, el cual fue trasladado y hoy forma parte de la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Además, en lugar de publicidad comercial, los pasillos de esta estación exhiben mapas, fotografías y litografías históricas del Zócalo, y una serie de maquetas recrea la plaza en tres momentos clave: la época prehispánica, la colonial y los inicios del siglo XX.

Por todo esto, el Metro Zócalo/Tenochtitlan no es solo un punto de transporte: es una puerta de entrada al pasado, un símbolo vivo de la historia nacional y un homenaje subterráneo al legado mexica y a la construcción de la nación mexicana.