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Antiguo Edificio de la Aduana, historia, arte y leyendas en el Centro Histórico

¿Alguna vez te has preguntado qué historias guarda un edificio tan imponente como el que ocupa buena parte de la Plaza de Santo Domingo? Ese gigante es el Antiguo Edificio de la Aduana, un lugar con siglos de historia, arte fascinante y hasta una leyenda romántica que parece sacada de una novela.

Un vistazo al pasado

Este edificio, que comenzó a construirse en 1729 bajo la dirección del arquitecto Pedro de Arrieta, fue en su momento la sede de la Real Aduana de México. Aquí se tasaban y cobraban los impuestos de las mercancías que llegaban al virreinato. Imagínate a las recuas de mulas entrando y saliendo, cargadas con productos de todas partes del mundo, mientras los funcionarios se encargaban de “despachar la aduana”.

Con los años, el edificio creció, adaptándose al bullicio de una ciudad en constante expansión. En 1777, se amplió hacia el norte, alcanzando el Palacio de la Inquisición. Más tarde, durante el Porfiriato, fue el escenario de eventos tan elegantes como un gran banquete presidencial en 1887.

Hoy, el edificio forma parte del complejo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que lo adquirió en 1921. Pero no te dejes engañar: detrás de sus muros aún resuenan ecos del pasado.

Arte que habla

Dentro del edificio, el arte te espera en cada esquina. Destaca el mural Patricios y Patricidas de David Alfaro Siqueiros, que trabajó en esta obra durante más de dos décadas, creando una alegoría de las luchas ideológicas que parecen repetirse a lo largo de la historia.

Otro imperdible es la obra Ecuación en Acero de Manuel Felguérez, un homenaje a las ciencias exactas y su influencia en otras disciplinas. Con 10 metros de longitud y 12 de altura, esta pieza monumental fue creada para conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

La leyenda del caballero enamorado

Como si su historia no fuera lo suficientemente intrigante, el edificio tiene su propia leyenda. Según cuentan, un caballero llamado don Juan Gutiérrez Rubín de Celis, conocido por su vida de lujos y fiestas, se enamoró perdidamente de una joven llamada doña Sara García. Ella aceptó casarse con él, pero solo si terminaba la construcción de la Aduana en seis meses.

Impulsado por el amor, don Juan contrató a decenas de trabajadores y supervisó personalmente la obra, trabajando día y noche. Contra todo pronóstico, completó el edificio tres días antes del plazo. Su esfuerzo dio frutos: doña Sara cumplió su promesa y ambos se casaron en 1734.

Visítalo y descúbrelo

Ubicado en el número 31 de la calle República de Brasil, este lugar no es solo un testigo de la historia, sino también un espacio para el arte y la cultura. Su acceso está integrado al Museo de la Secretaría de Educación Pública, donde puedes admirar tanto las obras murales como su arquitectura histórica.

El Antiguo Edificio de la Aduana no solo es un pedazo del pasado, sino también un recordatorio de las historias de amor, trabajo y arte que construyen el corazón de la Ciudad de México. ¡No te lo pierdas!

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Dirección:
 República de Brasil #31, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Casa de la Malinche, historia y leyendas en el Centro Histórico de la Ciudad de México

¿Sabías que en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México hay un rincón lleno de historia y misterio conocido como La Casa de la Malinche? Aunque el nombre suena intrigante, lo que encontrarás allí no es solo una edificación, sino un pedazo vivo de nuestra historia.

Este lugar, ubicado junto a la Plaza de Santo Domingo, se considera uno de los posibles hogares de Malinalli, mejor conocida como La Malinche. Según la tradición, fue aquí donde vivió con Juan Jaramillo, su esposo y compañero tras la Conquista.

La historia de Malinalli es compleja y llena de matices. Algunxs la ven como una traidora, mientras que otrxs defienden que fue una mujer atrapada en las circunstancias de su tiempo. Lo que es innegable es su papel crucial como intérprete y aliada de Hernán Cortés durante la caída de Tenochtitlán.

Hoy en día, la Casa de la Malinche alberga la Escuela Primaria Lic. Miguel Serrano, un edificio del siglo XVIII con una hermosa fachada de tezontle y cantera que refleja el estilo arquitectónico de la época. Aunque no se puede recorrer por dentro, desde el exterior se aprecia una placa que nos recuerda su relevancia histórica:

“Según tradición, aquí estuvo la casa de la Malinche y su marido Juan Xaramillo. 1527.”

Curiosamente, esta no es la única casa asociada con La Malinche en la Ciudad de México. En Coyoacán, se encuentra la famosa Casa Colorada, otro lugar que, según se dice, fue construido por Hernán Cortés para compartir con ella. ¡Todo un enigma histórico!

Malinalli nació entre 1500 y 1504 en Painala, Veracruz, y fue entregada a Hernán Cortés por los tabasqueños como ofrenda de paz tras una batalla. Primero fue su intérprete, luego su esposa, y finalmente madre de su hijo Martín Cortés. Después, al casarse con Jaramillo, continuó dejando su huella en la historia de México.

Aunque su final sigue siendo motivo de debate, su legado perdura. Malinalli no solo es un personaje clave en la Conquista, sino también un símbolo de las complejas relaciones entre culturas y de las heridas que aún forman parte de nuestra identidad.

Si pasas por República de Cuba 95, tómate un momento para observar esta histórica casa cercana al Palacio Nacional. Piensa en las historias que sus muros han presenciado y en cómo La Malinche sigue siendo, hasta el día de hoy, un tema de conversación en la cultura mexicana.

Ya sea que la veas como heroína o villana, este lugar te invita a reflexionar sobre la historia y el papel de Malinalli en ella. ¿Te atreves a descubrir más?

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Dirección:
 República de Cuba #95, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Casa del Mayorazgo de Medina, un rincón histórico con sabor en el Centro Histórico de la Ciudad de México

Si alguna vez te paseas por la Plaza de Santo Domingo, seguramente te habrás detenido en La Casa del Mayorazgo de Medina, un lugar que combina historia, cultura y una buena dosis de sabor. Hoy en día, este edificio histórico alberga un par de puestos de comida muy populares que atraen tanto a locales como a turistas. ¡Una verdadera parada obligatoria para las y los amantes de la buena comida y la historia!

En sus orígenes, este lugar fue la propiedad del médico español Diego Pedraza, quien llegó a la Ciudad de México en 1524. Un año después, gracias a su temprana llegada y a sus estudios sobre la medicina indígena, se le concedió este terreno, donde estableció su hogar y consultorio. Aquí, Pedraza trabajó codo a codo con los pueblos originarios, aprendiendo sobre sus remedios y enfermedades. Su trabajo culminó en la reescritura del famoso Códice Badiano, el catálogo médico más antiguo de América. ¡Todo un pionero de la medicina!

En el siglo XVIII, el edificio fue remodelado y transformado en lo que conocemos hoy como La Casa del Mayorazgo de Medina. Su nombre se debe al Mayorazgo de Medina, un tipo de fideicomiso de tierras que aseguraba la sucesión de propiedades en las familias. Fundado en 1794 por Don Alfonso Picaso y Doña Isabel Picaso de Hinojosa, este mayorazgo pasó a la historia como un símbolo de la tradición legal europea aplicada a las tierras mexicanas.

Aunque su historia es profunda y rica, hoy en día La Casa del Mayorazgo de Medina es conocida principalmente por sus puestos de comida a pie de calle. Si estás en la zona, no puedes dejar de disfrutar de los sabrosos platillos que ofrecen, mientras te imaginas cómo era la vida en esta casa hace siglos.

La Casa del Mayorazgo de Medina no es solo un sitio histórico, sino también un punto de encuentro para todxs aquellxs que buscan un pedazo de historia con un toque moderno. En un barrio tan vibrante como el de Santo Domingo, este lugar es solo una de las muchas joyas que puedes explorar. ¡Así que la próxima vez que estés cerca, no dudes en detenerte y disfrutar de todo lo que este histórico rincón tiene para ofrecer!

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Dirección:
 República de Cuba #99, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Portal de Santo Domingo, un pedacito de historia y tradición en la Ciudad de México

Si alguna vez paseas por el Centro Histórico de la Ciudad de México, no puedes dejar de visitar el Portal de Santo Domingo o de los Evangelistas, un lugar lleno de historia y un toque de sabor local. Este portal ocupa todo el lado oeste de la Plaza de Santo Domingo y es uno de los puntos más emblemáticos del área.

El Portal de Santo Domingo tiene más de 300 años de historia. Fue diseñado en el siglo XVII por los arquitectos Diego Pedraza y Juan Jaramillo. Originalmente, el edificio fue pensado como una vivienda para la comunidad extendida de Santo Domingo, ¡pero con el paso del tiempo se convirtió en algo mucho más interesante!

A lo largo de los siglos, el portal se transformó en un punto de encuentro para los “evangelistas“, los escribanos que ayudaban a escribir cartas a aquellxs que no sabían leer o escribir. Estos trabajadores usaban plumas y tinta, y poco a poco el lugar se llenó de tipógrafos e impresores. Con el tiempo, se popularizó el nombre de “Portal de los Evangelistas“, aunque en su origen se conocía como los Portales de la Natividad y el Antiguo Coliseo.

El Portal de Santo Domingo también es conocido por una leyenda que ronda sus pasillos: se dice que en los años cincuenta, Fidel Castro compró aquí un pasaporte falso para poder cruzar fronteras y planear lo que luego sería la Revolución Cubana. ¡Aunque más que una historia confirmada, parece más una leyenda urbana!

Hoy en día, el Portal de Santo Domingo sigue siendo un lugar bullicioso y lleno de vida. Los puestos de comida siguen siendo uno de los grandes atractivos, pero además, este portal alberga a los impresores que todavía hacen invitaciones, títulos académicos y hasta documentos oficiales. Si alguna vez necesitas una invitación especial o un certificado único, ¡es aquí donde se hacen!

La Plaza de Santo Domingo, donde se encuentra este icónico portal, también es un lugar lleno de historia. Se cree que está ubicada sobre lo que fue la casa de Cuauhtémoc, el último emperador azteca. Y no solo eso, alrededor de la plaza están otros edificios históricos como el Templo de Santo Domingo, el Palacio de la Santa Inquisición y el Palacio de Medicina.

Así que, ya sea que estés buscando algo de historia, una buena comida o simplemente un lugar único para disfrutar, el Portal de Santo Domingo es una parada imprescindible. Es un pedazo de la Ciudad de México que guarda siglos de historia y tradiciones que siguen vivas hoy en día, ¡y que esperan ser descubiertas por ti!

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Dirección:
 Santo Domingo #4-12, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Antiguo Palacio del Ayuntamiento de Coyoacán, el palacio municipal donde pudo vivir Hernán Cortés

¡Bienvenidxs a la Casa de Cortés, también conocida como el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de Coyoacán! Este edificio del siglo XVIII, ubicado en la vibrante Plaza Hidalgo, es un verdadero tesoro histórico que, aunque erróneamente lleva el nombre del conquistador español Hernán Cortés, tiene una rica y fascinante historia que va más allá de su nombre.

La Casa de Cortés fue, por mucho tiempo, la sede del gobierno de Coyoacán, en tiempos cuando este lugar pertenecía al Estado de México. Aunque no se ha demostrado que Cortés haya vivido en este edificio (se cree que su residencia estaba más cerca de la iglesia de La Conchita), lo cierto es que él fue el encargado de ordenar la construcción de varios edificios administrativos en su dominio como marqués del Valle de Oaxaca, que incluía a Coyoacán.

A lo largo de los siglos, el edificio ha sufrido modificaciones, pero su esencia sigue intacta. La fachada austera, adornada solo por algunos detalles en piedra y el emblemático escudo de armas otorgado a Coyoacán por Carlos IV de España, muestra la simplicidad de la arquitectura novohispana. El portal con columnas de cantera y las puertas de madera con rejas de hierro evocan esa época histórica en la que la ciudad comenzaba a tomar forma.

Una de las joyas del lugar es la Sala de Cabildos, donde se conserva un mural impresionante de Aurora Reyes Flores. Esta obra narra la historia precolombina de Coyoacán, con representaciones de los dioses Xocotlhuetzin y Quetzalcóatl, así como del paisaje volcánico de Los Pedregales. Al lado, se encuentra una capilla decorada con frescos de Diego Rosales, en los que figuran personajes clave de la Conquista y la época colonial, como Cuauhtémoc, Cortés y la Malinche.

Hoy en día, la Casa de Cortés sigue siendo el centro neurálgico de la vida cívica en Coyoacán. Desde la plaza que lleva su nombre, hasta el gobierno local que sigue siendo parte esencial de la identidad de este emblemático barrio, este edificio mantiene viva la historia y el legado de Coyoacán, un lugar lleno de cultura, leyendas y tradiciones.

Si visitas Coyoacán, no puedes dejar de explorar este hermoso monumento histórico que sigue siendo testigo del paso del tiempo y de las huellas dejadas por aquellos que hicieron historia en este encantador rincón de la Ciudad de México.

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Dirección:
 Jardín Plaza Hidalgo #1, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX

Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el edificio que vio nacer a la Ciudad de México

¿Sabías que en pleno Zócalo capitalino se encuentra uno de los edificios más históricos y fascinantes de la Ciudad de México? El Antiguo Palacio del Ayuntamiento no solo es la sede principal del gobierno de la ciudad, sino también un rincón lleno de historias, arte y cultura.

Este imponente edificio ha sido testigo de los cambios más importantes de la ciudad desde su construcción en 1522, bajo las órdenes de Hernán Cortés. Aunque hoy en día solo quedan los cimientos del edificio original, su evolución a lo largo de los siglos es digna de admirar. Desde sus primeras funciones como fortaleza y cárcel pública hasta convertirse en un símbolo del barroco peninsular y neoclásico, este lugar tiene mucho que contar.

Rincones imperdibles

  • El Salón de Cabildos: Imagina entrar a una sala con un techo adornado por una espectacular pintura al óleo de Francisco Parra, rodeado de retratos de personajes históricos como Fray Servando Teresa de Mier. Este espacio, redecorado al puro estilo art nouveau en 1893, está abierto al público y ofrece visitas guiadas. ¡No te lo pierdas!
  • Los Salones de Virreyes: En estas galerías puedes conocer los rostros de los 62 virreyes de la Nueva España, comenzando con Antonio de Mendoza y Pacheco. ¡Toda una lección de historia en un solo pasillo!
  • La Galería Ágora: Ubicada en la segunda planta, este museo, dirigido por la Secretaría de Cultura, nos cuenta las luchas y logros de las y los habitantes de la ciudad por sus derechos.

¿Un dato curioso?

El Antiguo Palacio del Ayuntamiento fue reconstruido en 1714 y se le añadieron toques barrocos, con arcos y decoraciones que aún se conservan. Sin embargo, no fue hasta el centenario de la Independencia en 1910 que adquirió su aspecto actual, gracias a una restauración que añadió un nuevo piso y refinó su estilo.

Además de ser un lugar histórico, el Palacio es un espacio vivo. Alberga el Centro de Documentación Francisco Gamoneda, un pequeño museo y galerías que están abiertas al público. ¡Aquí se celebró la primera reunión del Ayuntamiento de la Ciudad de México el 10 de mayo de 1524!

Hoy, este edificio sigue siendo un punto de orgullo para la ciudad y un espacio donde historia, arte y política se entrelazan. Así que, la próxima vez que pasees por el Zócalo, no olvides asomarte y dejarte sorprender por este tesoro arquitectónico y cultural.

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Dirección:
 Plaza de la Constitución #2, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Antigua Garita de San Lázaro, un viaje al pasado en la entrada de La Merced

¿Sabías que en la Ciudad de México existe un edificio que ha sido testigo de más de cuatro siglos de historia? Se trata de la Antigua Garita de San Lázaro, un recinto que, aunque ahora guarda documentos históricos, tiene mucho que contar.

Ubicada al norte del parque de la Cámara de Diputados, esta construcción comenzó su vida en el siglo XVII como uno de los 12 puntos de vigilancia destinados a cobrar impuestos y gestionar aduanas. En aquel entonces, la Garita era el “portero oficial” de los productos que llegaban desde el Lago de Texcoco hasta los mercados cercanos, como el emblemático Mercado de La Merced.

El edificio no solo sobrevivió al paso del tiempo, sino que también se adaptó a nuevas funciones. En 1896, fue remodelado para convertirse en una escuela primaria. Más tarde, en 1913, sirvió brevemente como la sede de la Dirección Federal de Telégrafos, y en los años 80 fue transformado en un centro de cuidado infantil para los trabajadores del Palacio Legislativo.

Hoy, después de años de abandono, el edificio fue restaurado con esmero, y la Garita alberga el Archivo Histórico de la Cámara de Diputados. Este espacio no solo resguarda documentos clave para entender la historia política de México, sino que también abre sus puertas al público en general con exposiciones, visitas guiadas y eventos culturales.

La rehabilitación del edificio no solo revivió su belleza arquitectónica, sino que también le dio un nuevo propósito. Durante la ceremonia de reapertura, se presentaron joyas culturales como la exposición Alas de Talavera, imágenes del águila mexicana y un mural que recrea la batalla de Tenochtitlán. Además, se develó el Puente Bicentenario, que conecta peatonalmente este recinto con la Cámara de Diputados.

Declarada monumento histórico en 1931, la Antigua Garita de San Lázaro no solo evoca el esplendor del México colonial, sino que también nos recuerda la importancia de preservar nuestra historia. Así que, si alguna vez visitas el parque de la Cámara de Diputados, no olvides darte una vuelta por este recinto. ¡Te espera un viaje en el tiempo!

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Dirección:
 Eje 2 Ote. (Av. H. Congreso de La Unión) s/n, Centro, Ciudad de México, CDMX

Antigua Casa de Guardias, un vistazo al pasado y al presente de Chapultepec

Ubicada justo antes de llegar al majestuoso Castillo de Chapultepec, la Antigua Casa de Guardias es una pequeña joya que guarda historias fascinantes. Construida en 1889, su origen está vinculado a las renovaciones que sufrió el Castillo en esa época, en un momento en que el lugar dejó de ser la Academia Militar que había defendido a la República en tiempos de la invasión estadounidense.

Pero no solo su historia es interesante, sino también su transformación a lo largo del tiempo. Durante el Porfirato, el Castillo dejó de ser la imponente fortaleza para convertirse en un espacio menos relevante, lo que provocó su deterioro. Fue entonces cuando se construyó esta caseta de vigilancia bajo el impulso de José Yves Limantour, el secretario de Hacienda, quien soñaba con imitar los bellos parques y bosques europeos.

Con el paso del tiempo, este edificio pasó a ser conocido como la Casa de los Espejos, un lugar donde generaciones de visitantes se divertían viéndose reflejados en los espejos deformantes. Desde mediados del siglo XX hasta 1999, fue uno de los puntos más curiosos y visitados del Parque de Chapultepec.

Afortunadamente, la Antigua Casa de Guardias fue rehabilitada a fondo entre 2006 y 2007, y hoy en día se ha convertido en un espacio dedicado a las exposiciones fotográficas temporales. Es un lugar perfecto para conectarse con la historia del Bosque de Chapultepec, albergando muestras como Vistas y paseos por el Bosque de Chapultepec (1860-1930).

Este emblemático sitio también guarda una sorprendente anécdota de la Revolución Mexicana, cuando, debido a la escasez de alimentos, algunos habitantes de la ciudad asaltaron el zoológico para apoderarse de los animales. ¡Definitivamente, un rincón lleno de historias!

Hoy en día, la Antigua Casa de Guardias sigue siendo un lugar de paso antes de subir al Castillo, y uno de los muchos sitios históricos que hacen de Chapultepec un lugar único en la Ciudad de México.

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Dirección:
 Bosque de Chapultepec Sección I s/n, Colonia San Miguel Chapultepec, Ciudad de México, CDMX

Baños de Moctezuma, un vestigio de la infraestructura hídrica prehispánica en Chapultepec

Los Baños de Moctezuma, ubicados en el emblemático Bosque de Chapultepec, son un pedazo de historia que sigue latente en la Ciudad de México. Estos antiguos embalses, también conocidos como las “piscinas de Chapultepec“, fueron construidos en 1466 por el tlatoani Nezahualcóyotl, uno de los más grandes líderes de los Mexicas. Parte de un sistema hidráulico mucho más amplio, estos baños fueron diseñados para mejorar el riego del bosque y abastecer de agua a la ciudad de Tenochtitlán, una de las metrópolis más avanzadas de su tiempo.

Hoy en día, los Baños de Moctezuma siguen siendo un testigo invaluable de esa era prehispánica. Aunque no se trataba de un “baño privado” de Moctezuma, como mucha gente cree, sí fueron parte de un sistema de riego y almacenamiento de agua esencial para la vida de la gran Tenochtitlán. Lo que hoy conocemos como los Baños de Moctezuma es solo una pequeña parte de la gigantesca red hidráulica que se construyó en Chapultepec desde tiempos de Moctezuma I, y que se mantenía gracias a los manantiales que brotaban en el cerro de Chapultepec.

Una de las características más destacadas de este sistema hidráulico es el uso de los manantiales de Chapultepec, que eran cuidadosamente dirigidos hacia los diferentes puntos del sistema, como los baños y albercas que servían tanto para el riego de las áreas circundantes como para el abastecimiento de agua potable. Esto no solo beneficiaba a Tenochtitlán, sino que ayudaba a mantener las tierras de los alrededores del bosque. Se dice que el mismo Nezahualcóyotl, gran poeta y líder, fue quien supervisó la construcción de los Baños de Moctezuma, asegurando que el agua fuera un recurso abundante y accesible para su pueblo.

A lo largo de los siglos, este lugar ha sufrido varias modificaciones. Durante la llegada de los conquistadores, Hernán Cortés ordenó destruir partes del sistema hidráulico, incluidos los embalses, durante el cerco a Tenochtitlán. Sin embargo, se reconstruyó poco después, aunque con algunos cambios. Fue en el siglo XIX cuando los Baños de Moctezuma adquirieron una nueva relevancia, al convertirse en un lugar de recreo popular. En 1870, se construyó la Casa Baños de Chapultepec, un conjunto de baños públicos que rápidamente se hicieron famosos entre la élite de la época. Su ubicación frente al antiguo contenedor de agua que aún persiste, y su cercanía con el manantial de Chapultepec, hizo que los visitantes acudieran en busca de un baño curativo y relajante. Este tipo de baños medicinales era muy común en esa época, pues se creía que el agua de Chapultepec tenía propiedades curativas.

El nombre Baños de Moctezuma no se le dio hasta principios del siglo XX, en 1900, cuando la zona fue remodelada para dar paso a la Primera Sección del Bosque de Chapultepec. En ese momento, el contenedor de agua, que había sido utilizado por siglos, comenzó a ser asociado con la leyenda de Moctezuma, quien, según se pensaba, guardaba sus tesoros en el sitio. Esta popularidad se vio aumentada por las excavaciones realizadas en 1744, que buscaban encontrar esos supuestos tesoros, pero que acabaron por dañar las estructuras y disminuir el flujo de agua. A pesar de ello, las piscinas continuaron siendo parte del paisaje de Chapultepec, aunque fueron cerradas definitivamente en 1929 debido a la disminución del volumen de agua.

Recientemente, en 2018, un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrió vestigios de tres estanques curativos en la zona, lo que permitió confirmar la conexión entre los Baños de Moctezuma y las antiguas estructuras hidráulicas de la región. Estos hallazgos ayudaron a entender mejor cómo se distribuía el agua y cómo el sistema estaba conectado con el resto del bosque y la ciudad.

Los Baños de Moctezuma no solo representan una pieza clave de la historia prehispánica, sino también de la vida social y cultural de la Ciudad de México en el siglo XIX. Los vestigios de esta construcción nos invitan a reflexionar sobre cómo las antiguas civilizaciones sabían aprovechar los recursos naturales de manera sostenible y cómo, con el paso del tiempo, este lugar siguió siendo un punto de encuentro para las personas, desde los tlatoanis hasta las élites sociales del México independiente.

Hoy, al visitar los Baños de Moctezuma, es posible caminar por la misma área que alguna vez recorrieron Nezahualcóyotl y Moctezuma, reflexionar sobre su vida y su legado y, por qué no, disfrutar de un paseo entre la historia y la naturaleza en uno de los espacios más emblemáticos de la capital mexicana. ¡Un lugar perfecto para disfrutar, aprender y conectar con el pasado!

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Dirección:
 Av. Heroico Colegio Militar S/N, Bosque de Chapultepec I Secc, Ciudad de México, CDMX

Puentes de Chimalistac, un Viaje en el Tiempo en la Ciudad de México

¿Alguna vez has caminado por un lugar donde el pasado parece no haber pasado? Así es Chimalistac, un barrio encantador de la Ciudad de México que, a pesar del bullicio que lo rodea, conserva su esencia de antaño. Y en este rincón lleno de historia, los Puentes de Chimalistac se erigen como silenciosos testigos de épocas pasadas, conectando a las y los habitantes de esta pintoresca colonia con su rica herencia colonial.

Estos puentes no son solo una serie de estructuras de piedra, sino una ventana al México colonial que fue marcado por la vida monástica y los huertos exuberantes de la zona. En el siglo XVII, los monjes carmelitas que habitaban en el cercano Monasterio del Carmen construyeron estos puentes para asegurar el flujo de agua del río Magdalena a los huertos y jardines que florecían en la zona. La historia del lugar está entrelazada con el agua, la agricultura y la espiritualidad, dando como resultado una de las rutas más misteriosas y cautivadoras de la ciudad.

Un Puente de Voces y Serenidad

Comencemos nuestro recorrido por el Puente del Púlpito, un nombre que no deja lugar a dudas sobre su propósito. Este puente, con sus estructuras robustas y su sonido sereno, fue el escenario donde los monjes carmelitas practicaban sus sermones. Imagina la escena: los aspirantes a sacerdotes, de pie sobre la roca volcánica, intentando hacer que su voz se elevara por encima del rugido del río para llegar a las orillas cercanas. No es solo un puente, es un lugar cargado de ecos, de palabras pronunciadas con fuerza y fe.

El Puente del Carmen: La Obra Maestra Colonial

Un poco más adelante, el Puente del Carmen nos recibe con su grandeza. Con 18 metros de largo y 2.8 metros de ancho, este puente es el más largo de todos y destaca por su arquitectura imponente, con contrafuertes que han resistido el paso de los siglos. Al cruzarlo, uno puede sentir la majestuosidad de una era que, aunque lejana, parece palpitar en el aire.

El Puente de Oxtopulco y Su Misterio

Si seguimos explorando, nos encontramos con el Puente de Oxtopulco, conocido como el puente sin nombre, aunque su encanto es indiscutible. Al igual que los otros puentes, está hecho de piedra volcánica, pero su misterio radica en la falta de un nombre que lo identifique. Quizás sea ese su secreto, el de ser uno de los elementos más enigmáticos de este paseo histórico.

Chimalistac: Un Pueblo con Historia

La historia de Chimalistac es tan fascinante como la de sus puentes. Su nombre, que proviene del náhuatl, significa “lugar del escudo blanco”, un nombre que ya nos habla de su importancia desde tiempos prehispánicos. Fue en este lugar donde los Tepanecas de Azcapotzalco encontraron un aliado en Chimalistac durante la formación de la Triple Alianza. Con el paso de los siglos, la zona se transformó en un vergel, alimentado por el río Magdalena y rodeado de manantiales cristalinos que le dieron un aire de paraíso natural.

Durante la colonia, los Carmelitas Descalzos se instalaron aquí, construyendo el Monasterio del Carmen y más tarde la Parroquia de San Sebastián Mártir. Y fue en este contexto que los puentes fueron levantados, como parte de un sistema hidráulico que proveía de agua a los huertos que florecían a su alrededor.

Hoy en día, Chimalistac sigue siendo un lugar lleno de magia. Caminar por sus calles empedradas, rodeado de casas coloniales y parques tranquilos, es una experiencia que invita a la reflexión. En cada rincón se siente la presencia de la historia, como si los monjes aún cruzaran los puentes y las fuentes siguieran alimentando los huertos que una vez fueron la joya de este pueblo.

Además de los puentes, Chimalistac ofrece otros tesoros, como la Parroquia de San Sebastián Mártir y la Ermita del Secreto, ambos vestigios de la época colonial que siguen siendo testigos de la vida en este barrio. Sin olvidar el hermoso Parque La Bombilla, que invita a pasear entre árboles y jardines, mientras el murmullo del río Magdalena, ya silenciado, sigue flotando en el aire.

Chimalistac no es solo un lugar para ver, sino para sentir. Es un rincón de la Ciudad de México que, aunque parece detenido en el tiempo, sigue vibrando con la historia de aquellos que vivieron aquí. Si tienes la oportunidad, no dejes de recorrer este barrio único, donde el pasado y el presente se encuentran en cada puente, cada calle, y cada susurro del viento. ¡Te aseguramos que será un viaje inolvidable!

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Dirección:
 Av. Paseo del Río, Chimalistac, Copilco el Bajo, Ciudad de México, CDMX