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Metro Tacubaya, una estación donde converge la historia prehispánica y contemporánea de la CDMX

El Metro Tacubaya es mucho más que una estación de la red del Metro de la Ciudad de México. Ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo, esta terminal de correspondencia entre las líneas 1, 7 y 9 se asienta sobre un territorio con una historia fascinante que se remonta a tiempos prehispánicos. Su isotipo, un cántaro con agua, no es una simple imagen decorativa; es un recordatorio de la importancia del agua en la zona y de su nombre en náhuatl, Atlacohuayan, que significa “lugar donde se junta el agua“.

Antes de la llegada de los españoles, Tacubaya ya era un asentamiento relevante. Se han encontrado vestigios de ocupación humana que datan del año 1000 a. C., y durante la peregrinación mexica, el sitio sirvió como un punto estratégico antes de la fundación de Tenochtitlán. Cuando los aztecas establecieron su imperio, Tacubaya se convirtió en una fuente crucial de materiales para la construcción de la gran ciudad en el lago de Texcoco. Durante la conquista, Hernán Cortés tomó el control de la zona para interrumpir el acueducto de Chapultepec y así cortar el suministro de agua a Tenochtitlán.

Durante el Virreinato, Tacubaya se transformó en un lugar de descanso para la élite novohispana. Su altitud la protegía de las constantes inundaciones que afectaban a la Ciudad de México, lo que la convirtió en una opción para trasladar la capital del virreinato. Aunque este proyecto nunca se concretó, la zona se consolidó como un espacio privilegiado con haciendas, conventos y molinos de agua que producían textiles y harinas. Vestigios de esta época aún pueden encontrarse en construcciones como la Casa de la Bola y el Ex Arzobispado.

Con la independencia de México, Tacubaya se convirtió en un punto clave de los conflictos armados del siglo XIX. Fue testigo de la intervención estadounidense, la Guerra de Reforma y la intervención francesa. A finales del siglo XIX y principios del XX, la urbanización acelerada de la Ciudad de México absorbió a Tacubaya, que pasó de ser un pueblo independiente a un barrio de la capital. En esta época, se construyeron importantes edificios y vialidades, lo que facilitó la llegada del Metro décadas después.

En 1970, la estación Tacubaya inició operaciones como terminal de la Línea 1 hasta que la extensión a Observatorio se completó en 1972. Más tarde, en 1985, la Línea 7 comenzó a operar en la zona, y en 1988, la Línea 9 convirtió a Tacubaya en su terminal poniente, aunque originalmente estaba planeada para llegar hasta Observatorio. La complejidad geológica de la zona obligó a que la estación fuera construida con un diseño de túnel profundo, convirtiéndola en un referente para futuras estaciones subterráneas del Metro.

Hoy en día, Tacubaya sigue siendo un punto neurálgico del transporte en la ciudad, con una alta afluencia de pasajeros y con murales que narran la historia de México, como “Del códice al mural” de Guillermo Ceniceros. Mientras la modernización de la Línea 1 sigue en marcha, Tacubaya permanece como un recordatorio tangible del pasado de la Ciudad de México, desde sus orígenes prehispánicos hasta su desarrollo contemporáneo.

Metro Observatorio, un espacio que recuerda la importancia de la investigación astronómica

Ubicada en el poniente de la Ciudad de México, en la alcaldía Álvaro Obregón, la estación Observatorio es un punto clave en la red del Metro capitalino. Actualmente es la terminal de la Línea 1 y, en un futuro, se convertirá en una estación de correspondencia con la Línea 12, además de la terminal del tren interurbano El Insurgente. Su relevancia no solo radica en su función como nodo de transporte, sino también en su historia y el significado de su nombre.

El nombre de la estación hace referencia al Observatorio Astronómico Nacional, que fue trasladado en varias ocasiones debido al crecimiento urbano y la consecuente contaminación lumínica. Originalmente fundado en 1867 en la azotea del Palacio Nacional, el observatorio se reubicó en 1878 al Castillo de Chapultepec y, finalmente, en 1908, se trasladó al Palacio del Arzobispado en Tacubaya, conocido hoy como el Observatorio de Tacubaya. Sin embargo, las condiciones ambientales limitaron su uso para la observación astronómica, por lo que terminó convirtiéndose en un planetario.

El logotipo de la estación representa la cúpula estilizada de un observatorio, evocando la importancia histórica de estos centros de investigación en México. Curiosamente, en el terreno donde hoy se encuentra el observatorio, en épocas coloniales se erigía un palacio perteneciente al obispo de la ciudad, lo que añade otro elemento histórico a la zona.

Observatorio es también una de las terminales más importantes del Metro, pues conecta con la terminal de autobuses del poniente, facilitando el transporte hacia entidades como el Estado de México, Michoacán, Jalisco y Querétaro. En un principio, se planeó que la Línea 9 tuviera su terminal en esta estación, pero el proyecto nunca se concretó y la línea finalizó en Tacubaya.

En los últimos años, Observatorio ha sido objeto de múltiples proyectos de modernización y expansión. La estación se encuentra cerrada desde noviembre de 2023 debido a la rehabilitación integral de la Línea 1, cuya conclusión está prevista para 2025 (y lleva varios meses de retraso). Además, se construye la extensión de la Línea 12 para conectar con esta terminal, lo que la convertirá en una de las pocas estaciones del Metro con tres correspondencias. La llegada del tren interurbano El Insurgente consolidará su papel como un centro neurálgico del transporte metropolitano.

A pesar de los retos que ha enfrentado, la estación Observatorio sigue siendo un punto clave en la movilidad de la Ciudad de México. Su historia y su evolución reflejan la constante transformación de la metrópoli, en un intento por adaptar la infraestructura a las necesidades de sus habitantes y mejorar la conectividad en la capital del país.

Palacio de la Condesa de Miravalle, un lugar de Historia, Arte y Gastronomía en el Centro Histórico

En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, sobre la calle Isabel la Católica número 30, se erige una joya arquitectónica que ha sabido reinventarse con el paso del tiempo: el Palacio de la Condesa de Miravalle. Construido en el siglo XVII por Alonso Dávalos Bracamontes de Ulibarri y de la Cueva, el primer Conde de Miravalle, este edificio es considerado uno de los palacios coloniales más antiguos de la ciudad.

A lo largo de los siglos, el palacio ha tenido múltiples vidas: desde residencia nobiliaria hasta sede del Ateneo Mexicano en 1846, pasando por el elegante Hotel Bazar en 1850. En 1930, Francisco Sergio Iturbe, un conocido mecenas del arte, adquirió la propiedad y la transformó en su residencia, encargando al artista Manuel Rodríguez Lozano el mural El Holocausto, que aún adorna la escalera principal.

Hoy en día, este histórico edificio alberga el Hotel Downtown, tiendas de diseño mexicano y restaurantes de renombre, como Azul Histórico. Su combinación de historia y modernidad lo convierte en un punto de encuentro imperdible para locales y visitantes.

Así que, si te encuentras explorando el Centro Histórico, no dudes en hacer una parada en el Palacio de la Condesa de Miravalle. Ya sea para admirar su arquitectura barroca, deleitarte con la gastronomía local o simplemente empaparte de su rica historia, este lugar te ofrece una experiencia única que refleja la vibrante esencia de la Ciudad de México.

Dirección: Isabel La Católica #30, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Hacienda de San Fernando, un rincón de historia en el corazón de Tlalpan

Si alguna vez has paseado por el Centro Histórico de Tlalpan, seguro te has topado con una joya arquitectónica que parece sacada de otra época: la Hacienda de San Fernando. Esta casona del siglo XVIII se mantiene prácticamente intacta por fuera y guarda en sus muros siglos de historias, fiestas y hasta apuestas.

La hacienda fue testigo de la presencia de personajes ilustres, como la Duquesa de Alburquerque y el mismísimo Antonio López de Santa Anna, quien la convirtió en su refugio favorito. Y no es para menos, porque además de su imponente fachada colonial—que aún conserva un nicho con la Virgen de Guadalupe—, aquí se armaban grandes fiestas, peleas de gallos y reuniones de alto nivel.

Con el paso del tiempo, la casa ha tenido muchas vidas: fue un asilo de monjas, un centro informático (sí, en serio) y hasta la sede de una importante empresa agrícola. Hoy en día, su encanto sigue intacto y se ha convertido en un codiciado lugar para eventos, especialmente bodas de ensueño.

Si andas por la zona, date una vuelta y admira su arquitectura. Aunque su interior es un misterio para la mayoría, si tienes suerte, podrías echar un vistazo a este icónico rincón de Tlalpan que aún resguarda la esencia de tiempos pasados.

Dirección: Av. San Fernando #106, Tlalpan Centro I, Ciudad de México, CDMX

Torre AXA México / Torre Mexicana, El rascacielos que desafía los sismos (conforma de licuadora)

Si alguna vez has pasado por la colonia Del Valle y has visto un edificio que parece una licuadora gigante, ¡no estás imaginando cosas! Ese icónico rascacielos es la Torre AXA México, uno de los edificios más seguros y emblemáticos de la Ciudad de México.

Esta torre de 132 metros de altura y 30 pisos no solo domina el paisaje urbano, sino que también tiene una historia fascinante. Originalmente construida en los años 80 para ser la sede de Mexicana de Aviación, su diseño estuvo a cargo del legendario arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, junto con Rafael Mijares y Andrés Giovanni. ¿Y adivina qué? La idea era que se pareciera a una torre de control de aeropuerto.

Desde su inauguración en 1984, la Torre AXA ha sido testigo de la transformación de la ciudad y ha demostrado su resistencia a lo largo del tiempo. Ha sobrevivido a siete terremotos, incluido el devastador sismo de 1985, sin sufrir daños estructurales. Gracias a sus 65 amortiguadores sísmicos y sus pilotes de acero y concreto que llegan hasta 40 metros de profundidad, este edificio es considerado uno de los más seguros del mundo.

A lo largo de los años, ha cambiado de nombre varias veces: Torre Fibramex, Torre Mexicana y Torre AXA, pero sin importar cómo se le llame oficialmente, para muchxs chilangxs siempre será “La Licuadora“.

Hoy en día, la torre alberga oficinas, un pequeño centro comercial y sigue siendo un punto inmobiliario de primer nivel en la Del Valle. Así que la próxima vez que la veas, no olvides que este rascacielos no solo tiene estilo, sino que también es un titán de la resistencia en la capital.

Dirección: Xola #535, Colonia del Valle Norte, Ciudad de México, CDMX

Casa del Marqués de Prado Alegre, una joya de la arquitectura del siglo XVII en el Centro Histórico

En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México se alza la Casa del Marqués de Prado Alegre, una joya arquitectónica del siglo XVIII que ha sobrevivido al paso del tiempo con una elegancia innegable. Su historia, su noble pasado y los misterios que encierra su fachada la convierten en un punto de interés para quienes buscan conocer más sobre la riqueza cultural de la ciudad.

Este majestuoso edificio destaca no solo por su arquitectura colonial, sino también por un intrigante detalle en su esquina: una antigua piedra tallada que, según se cree, pudo haber formado parte de un templo o edificación indígena previa a la llegada de los españoles. En esta placa, rodeada de anillos concéntricos y un diseño de plumas, se puede leer la fecha de 1725, año en que se construyó la casa tal como la conocemos hoy.

La casa perteneció a Don Francisco Marcelo de Tejada, un hombre de títulos y distinciones. Además de ser Vizconde de Tejada y Caballero de la Orden de Calatrava, fue el primer Marqués de Prado Alegre, un título nobiliario otorgado por el rey Carlos III en 1772. Se dice que Don Francisco tenía un profundo conocimiento de la orfebrería, combinando técnicas europeas con los saberes indígenas de la Nueva España.

Como correspondía a una residencia de tal alcurnia, el interior de la casa incluía una sala formal para recibir al público, una especie de sala del trono, además de múltiples habitaciones para la familia y el personal. El edificio también contaba con dos patios, uno de ellos con acceso a las caballerizas y el granero.

A lo largo de los siglos, la Casa del Marqués de Prado Alegre ha sufrido varias modificaciones. La planta baja ha cambiado considerablemente, adaptándose a los usos comerciales de la zona, mientras que los dos pisos superiores han conservado gran parte de su estructura original, al menos en el exterior. La fachada, coronada por gárgolas de piedra y metal, es una muestra impresionante del estilo barroco que predominaba en la época. Un nicho en la esquina, añadido en el siglo XX, resguarda actualmente una estatua de la Virgen de Guadalupe.

Hoy en día, aunque los pisos superiores no están abiertos al público, lxs visitantes pueden ingresar a las tiendas que operan en la planta baja e incluso disfrutar de una vista privilegiada del interior desde el área de comedor en el piso superior de un conocido restaurante de comida rápida. No queda mucho de la grandeza original dentro de la casa, pero su exterior sigue siendo testigo de siglos de historia y transformaciones.

Un dato curioso es que, justo enfrente de la casa, cruzando la calle de Motolinía, se encuentra una enigmática cabeza de león tallada en piedra. Este detalle marca el nivel máximo que alcanzó la catastrófica inundación de 1629, la cual dejó la ciudad inhabitable durante cinco años. Según la leyenda, la piedra fue colocada ahí en 1634 como un recordatorio de aquel evento.

La Casa del Marqués de Prado Alegre fue declarada Monumento Histórico en 1932, asegurando su lugar dentro del vasto patrimonio cultural de la Ciudad de México. Aunque sus muros ya no albergan a la nobleza de antaño, sigue siendo un testimonio vivo del esplendor colonial y de la historia que sigue latiendo en cada rincón del Centro Histórico.

Dirección: Av Francisco I. Madero #39, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Museo de Arte de la SHCP, un recorrido de arte mexicano y por el Antiguo Palacio del Arzobispado

Si te encanta el arte y la historia, el Museo de Arte de la SHCP es un destino imperdible en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Ubicado en el imponente Antiguo Palacio del Arzobispado, este museo es un verdadero cofre del tesoro cultural donde convergen siglos de historia y una impresionante colección de arte moderno y contemporáneo.

¿Sabías que el edificio que alberga el museo fue originalmente la sede del Arzobispado de la Nueva España? Fue construido en el siglo XVI sobre los restos de un templo dedicado a Tezcatlipoca, el dios mexica protector de los guerreros. A lo largo de los siglos, sufrió varias modificaciones y, tras la nacionalización de los bienes del clero en el siglo XIX, pasó a formar parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Luego de los sismos de 1985, el edificio fue restaurado, revelando vestigios de su pasado prehispánico. ¡Caminar por sus pasillos es recorrer siglos de historia!

Lo que hace único a este museo es su colección, que se nutre del innovador programa “Pago en Especie”. En lugar de dinero, las y los artistas pueden pagar sus impuestos con sus propias obras, lo que ha permitido reunir una de las colecciones más importantes del país. ¿Te imaginas pagar el SAT con una pintura o una escultura? Gracias a esta iniciativa, el museo resguarda piezas de grandes artistas como Rufino Tamayo, Diego García, Antonio Ruiz, Adolfo Best Maugard, y el mismísimo David Alfaro Siqueiros, quien fue uno de los grandes impulsores de este programa.

El acervo del museo incluye más de 4,600 obras de arte, entre pinturas, esculturas, grabados y piezas ornamentales. Nombres de la talla de Leonora Carrington, Francisco Toledo, Vicente Rojo, Juan Soriano, José Luis Cuevas y Manuel Felguérez forman parte de esta impresionante selección. ¡Es una oportunidad única para disfrutar de lo mejor del arte mexicano en un solo lugar!

Además de su colección permanente, el Museo de Arte de la SHCP ofrece exposiciones temporales, eventos culturales y presentaciones editoriales. Su majestuosa arquitectura y su historia lo convierten en el escenario perfecto para disfrutar del arte en un ambiente único. Así que, si andas por el Centro Histórico, no dudes en hacer una parada aquí. ¡Es un rincón lleno de arte, historia y cultura que no te puedes perder!

Prepara tu Visita
Dirección:
 Moneda $4, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.

Casa de Leona Vicario, Historia viva en el Centro Histórico de la Ciudad de México

Si las paredes hablaran, las de la Casa de Leona Vicario tendrían historias fascinantes que contar. Ubicada en la esquina de Brasil y Colombia, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, este recinto ha sido testigo de más de cuatro siglos de historia, desde sus inicios como refugio de frailes dominicos en 1526 hasta su transformación en la sede de la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL.

Originalmente, este terreno fue donado a los frailes dominicos mientras construían el majestuoso Templo de Santo Domingo. Más tarde, en 1571, pasó a manos de Juan Velásquez de Salazar, regidor de la Nueva España, quien lo arrendó al temido Tribunal del Santo Oficio. Sí, en algún momento esta casa formó parte de la temida Inquisición antes de que el tribunal fuera abolido en 1813.

Durante el siglo XVII, el edificio fue remodelado por el aclamado arquitecto Pedro de Arrieta, quien dejó su huella en varias construcciones emblemáticas del país. Con el paso del tiempo, el inmueble cambió de uso y llegó a ser sede de la Renta de Lotería.

Tras la consumación de la Independencia, el Congreso decidió recompensar a los héroes que habían luchado por la libertad. Leona Vicario, una de las mujeres más importantes del movimiento insurgente, solicitó la restitución de algunos de los bienes que le habían sido confiscados durante la guerra. Como resultado, en 1822 recibió la Hacienda de Ocotepec y dos casas en la Ciudad de México, una de ellas la actual Casa de Leona Vicario.

Leona Vicario no solo arriesgó su vida como informante de los insurgentes, sino que vendió sus joyas para financiar cañones y siguió al ejército con una imprenta, difundiendo las ideas libertarias. Fue aquí donde vivió con su esposo, el también independentista Andrés Quintana Roo, hasta su fallecimiento en 1842.

A lo largo de los años, esta histórica casa ha tenido diversos usos: galería de arte, museo de sitio y hasta sede del Centro Cultural Santo Domingo. Desde 1991, alberga la Coordinación Nacional de Literatura del INBAL, donde se resguarda el acervo documental de escritorxs y poetas mexicanxs. Además, la biblioteca del recinto lleva el nombre de Josefina Lara Valdez, en honor a la destacada promotora de la literatura.

Hoy en día, la Casa de Leona Vicario es un rincón imperdible para quienes desean adentrarse en la historia de México y rendir homenaje a una de las mujeres más valientes de nuestra independencia. Si alguna vez pasas por el Centro Histórico, no dudes en visitarla y descubrir por ti mismo este pedazo de historia que sigue vivo en pleno siglo XXI.

Dirección: República de Brasil #37, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Casa Amarilla, el corazón histórico de la Miguel Hidalgo

Si alguna vez pasas por la Alcaldía Miguel Hidalgo, te toparás con un imponente edificio que no solo es el centro del gobierno local, sino también una joya con siglos de historia: la Casa Amarilla. Pero, sorpresa… ¡su nombre no tiene nada que ver con su color! En realidad, se llama así en honor a Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de Las Amarillas y virrey de la Nueva España en el siglo XVIII.

Aunque hay quienes aseguran que su origen se debe a la condesa de Rábago, lo que es un hecho es que esta casona ha visto pasar de todo: desde aristócratas y condes, hasta frailes pasionistas que convirtieron parte del predio en un convento y construyeron la capilla de Guadalupe en 1903.

Para 1932, la Casa Amarilla estaba en ruinas, pero el gobierno de Lázaro Cárdenas la rescató y la utilizó primero como internado y después como sede del Archivo General de la Nación y la Secretaría de Educación Pública. Finalmente, en 1976, se convirtió en el hogar de la entonces Delegación Miguel Hidalgo, y fue en ese momento cuando se le agregó su icónica campana, protagonista del “Grito” cada 15 de septiembre.

Hoy, la Casa Amarilla no solo es un edificio de gobierno, sino parte de un complejo lleno de vida que abarca gran parte del Parque Lira. Además, si quieres un vistazo a la vida doméstica de otros tiempos, puedes visitar la Casa de la Bola, que también formaba parte de la propiedad y hoy es un museo.

Así que ya sabes, la Casa Amarilla es mucho más que una simple sede de gobierno: es un rincón lleno de historia que ha evolucionado junto con la Ciudad de México. ¡Dale un vistazo la próxima vez que andes por la zona!

Dirección: Parque Lira #94, Colonia Observatorio, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Casa Prisión de Morelos, un rincón escondido y olvidado con mucha historia en el Centro de Tlalpan

Si alguna vez pasas por la avenida San Fernando en Tlalpan, es probable que te cruces con un pequeño edificio sin imaginar que ahí, aunque sea por un breve momento, estuvo prisionero nada menos que José María Morelos y Pavón. Sí, el mismísimo “Siervo de la Nación“.

Este sitio, que alguna vez se conoció como la Torre de Santa Inés, fue en realidad una pequeña comisaría. Aunque hoy no está abierta al público y prácticamente solo queda una placa en la pared, la historia que guarda es fascinante.

En 1815, tras ser capturado en Guerrero, Morelos fue trasladado de un lado a otro hasta llegar a San Agustín de las Cuevas (lo que hoy es Tlalpan). Su estancia aquí fue breve, apenas unas horas, antes de ser llevado a Ecatepec, donde su destino quedó sellado por un pelotón de fusilamiento.

Con el tiempo, la torre desapareció, la avenida se amplió y este rincón pasó desapercibido para la mayoría. Pero la placa sigue ahí, recordándonos el sacrificio de Morelos por la independencia de México. Un pequeño pero poderoso testimonio de nuestra historia que, aunque escondido entre el ajetreo de la ciudad, vale la pena conocer.

La próxima vez que pases por ahí, dale un vistazo… y recuerda que este fue el último descanso de un héroe antes de enfrentar su destino.

Dirección: San Fernando #3, Centro de Tlalpan, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX