La Estatua de George Washington en Chapultepec es un regalo histórico que nos transporta a tiempos del Porfiriato, cuando el gobierno de Estados Unidos obsequió esta obra para conmemorar el centenario de la Independencia de México. Aunque al principio su ubicación en la colonia América generó controversia, hoy forma parte de la historia de la Ciudad de México, ubicada en una encantadora plazoleta de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec desde 1970.
La estatua, realizada por el escultor italiano Pompeo Cappini, presenta a Washington con la mano derecha extendida en señal de amistad, y su sombrero en la izquierda, una imagen que invita a reflexionar sobre las relaciones entre ambos países. Si bien la obra sufrió actos de vandalismo durante la invasión de Veracruz en 1914, hoy se erige en su nueva ubicación, tranquila y serena, rodeada por las calles arboladas del parque.
Esta estatua, que originalmente se encontraba en el cruce de las calles Dinamarca y Londres, hoy explica el nombre de la Plaza Washington en la Colonia Juárez (antes América). A pesar de su tamaño modesto, su impacto histórico es inmenso, siendo un símbolo de los lazos entre México y Estados Unidos, y un recordatorio del pasado turbulento que, afortunadamente, ha dado paso a relaciones más pacíficas y amistosas.
Visitar la estatua es como dar un paso atrás en el tiempo, para entender no solo la historia de los dos países, sino también el poder de la reconciliación y el respeto mutuo. ¡Una parada perfecta para quienes disfrutan de la historia, la escultura y la reflexión!
Prepara tu Visita Dirección: Kiosko/C. Lago Mayor, Bosque de Chapultepec II Secc, Ciudad de México, CDMX
Apasionado de la comida, siempre en busca de nuevos rincones donde disfrutar sabores únicos. Maestro de yoga y meditación, combina su espíritu tranquilo con su amor por la aventura como ciclista urbano. Admirador de la cultura mexicana, explora la magia de la Ciudad de México.
La Estatua de Francisco de Paula Santander, ubicada en la intersección de Paseo de la Reforma y Monte Everest, en la colonia Lomas de Chapultepec, es un símbolo de la amistad entre México y Colombia. Este imponente monumento, un regalo del gobierno colombiano, rinde homenaje a uno de los grandes héroes de la independencia de Colombia. La estatua, hecha de bronce, es una de varias fundiciones realizadas a partir del mismo diseño original, que celebra la figura de Santander, conocido como “El Hombre de las Leyes“.
Francisco de Paula Santander (1792-1840) fue un líder militar y político clave en la lucha por la independencia de las Provincias Unidas de Nueva Granada, lo que hoy conocemos como Colombia. Su figura se asocia con la lucha por la libertad, el gobierno constitucional y el estado de derecho. Además de su legado como presidente de la Gran Colombia y de Nueva Granada, Santander fue fundamental en la fundación de importantes instituciones educativas como la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Cartagena.
La estatua no solo es un homenaje a su vida y obra, sino que también sirve como escenario para eventos oficiales, especialmente aquellos que celebran las relaciones entre México y Colombia. Si paseas por esta zona de la ciudad, te encontrarás con este monumento lleno de historia y significado, ubicado cerca de la Embajada de Colombia, un recordatorio del estrecho lazo entre ambos países.
¡Una excelente parada para lxs amantes de la historia, la cultura y las buenas relaciones internacionales!
Prepara tu Visita Dirección: Paseo de la Reforma, Esq. con Monte Everest, Col. Lomas de Chapultepec, Ciudad de México, CDMX
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El monumento a Manuel J. Clouthier, mejor conocido como “Maquío“, se erige en una zona de descanso popular en la Ciudad de México, justo en el extremo occidental del Parque Vito Alessio Robles. Este parque, que se extiende desde Insurgentes hasta Avenida Universidad, es un pulmón verde en la zona sur, ideal para pasear o disfrutar de un respiro entre el bullicio citadino. El monumento está ubicado en un concurrido cruce de la ciudad, convirtiéndolo en un punto de referencia muy conocido, especialmente para quienes transitan por la zona.
Manuel J. Clouthier (1934-1989) fue un hombre que dejó una huella profunda en la política mexicana. Agricultor, líder sindical y empresario, “Maquío” se destacó como uno de los primeros opositores al PRI y como candidato presidencial en las elecciones de 1988. Su lucha por la democracia y la reforma política le valió el reconocimiento, y su legado sigue vivo en aquellos que lo recuerdan como un valiente reformista. Trágicamente, falleció en un accidente de automóvil un año después de las elecciones, pero su influencia perdura hasta el día de hoy.
Este monumento, además de ser un homenaje a su figura, está rodeado por uno de los parques menos conocidos de la Alcaldía Álvaro Obregón. Es el lugar perfecto para reflexionar sobre la importancia de la democracia y disfrutar de un momento de tranquilidad, todo mientras se recuerda a “Maquío“, un hombre que desafió las normas para transformar la política mexicana.
Si estás en la zona, no dudes en visitar este espacio de descanso y rendir homenaje a un gran reformador. ¡Una parada ideal para quienes disfrutan de la historia, la política y, por supuesto, un buen paseo al aire libre!
Prepara tu Visita Dirección: Av. Insurgentes Sur #1968, Col. Florida, Ciudad de México, CDMX
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En pleno corazón de la Ciudad de México, entre el bullicio de Paseo de la Reforma y Chapultepec, se yergue la Estela de Luz, un monumento tan controvertido como intrigante. Aunque su historia está envuelta en polémicas, este icónico pilar se ha convertido en una especie de espejo para nuestra sociedad: a veces desconcertante, otras inspirador, pero siempre lleno de posibilidades para el/la visitantx curiosx.
Primero lo primero: si escuchas a un o una chilanga llamarla “la suavicrema”, no te sorprendas. Este apodo, inspirado en una famosa galleta de barquillo, refleja el sentido del humor con el que las y los capitalinos enfrentaron las controversias que rodearon al monumento. ¿Por qué? Porque lo que originalmente iba a ser un homenaje al Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana terminó inaugurándose dos años tarde, en 2012, con un costo tres veces mayor al presupuesto inicial y rodeado de señalamientos de corrupción.
Aunque muchxs critican su diseño aparentemente simple, la Estela de Luz tiene un trasfondo que merece atención. Inspirada en las antiguas estelas que civilizaciones como los mayas y egipcios utilizaban para narrar historias o marcar territorios, este monumento ofrece un mensaje profundo: somos un país con una historia rica y compleja, llena de contradicciones, pero también de belleza.
En palabras de su creador, el arquitecto César Pérez Becerril, el minimalismo del diseño busca ser un reflejo de nuestra identidad contemporánea. Aquí no hay alegorías grandilocuentes ni figuras heroicas; lo que tienes frente a ti es un monumento que, con sus luces y sombras (literalmente, gracias a su iluminación nocturna), nos invita a mirar hacia adentro y reconocer nuestras propias historias, conflictos y aspiraciones.
No todo en este complejo es polémico. A los pies de la Estela de Luz se encuentra el Centro de Cultura Digital, un espacio moderno y discreto donde la innovación y la creatividad se dan cita. Este centro ofrece exposiciones, talleres y eventos que promueven el uso de la tecnología como herramienta de expresión artística, sin escándalos que lo precedan.
Al final del día, la Estela de Luz no deja a nadie indiferente. Puede que sigas viéndola como “la suavicrema”, o tal vez te detengas a contemplar su simbolismo y a pensar en lo que representa. Sea como sea, ahí está: firme, iluminando el camino y recordándonos que, a veces, incluso en nuestras fallas hay algo que vale la pena explorar.
La próxima vez que pases por Reforma, dale una oportunidad. Quizá descubras que, entre tanto ruido, la Estela de Luz tiene más que decir de lo que parece.
Prepara tu Visita Dirección: Avenida Paseo de la Reforma en el límite oriental del Parque de Chapultepec, Ciudad de México, CDMX
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Paseando por el Bosque de Chapultepec, entre frondosos árboles y un ambiente lleno de historia, justo en la salida que colinda con el Circuito Interior, es posible encontrarse con una joya arquitectónica que conecta a la Ciudad de México con su pasado: la Fuente de Chapultepec. Este rincón es más que un lugar pintoresco, ¡es la puerta de entrada a un fascinante relato de ingeniería prehispánica, colonial y moderna!
La historia de la Fuente comienza allá por 1418, cuando los mexicas decidieron construir un acueducto para llevar agua fresca desde los manantiales de Chapultepec hasta su gran ciudad, Tenochtitlán. ¿El problema? Los materiales de la época, como barro y troncos, no soportaron el paso del tiempo, y en 1449 la estructura colapsó, dejando a la ciudad seca.
Fue entonces que entró en acción el mismísimo Nezahualcóyotl, el legendario ingeniero y gobernante de Texcoco. Él supervisó la construcción de un nuevo acueducto más robusto, con doble nivelado, que permitió el flujo continuo de agua. Incluso Hernán Cortés quedó impresionado con esta maravilla… aunque no tanto como para evitar destruirla durante el sitio de Tenochtitlán en 1521. ¡Un héroe y un villano en la misma historia!
Años después, en 1716, se construyó un acueducto colonial que dejó huella en el paisaje de la Ciudad de México. Este nuevo proyecto, con 904 elegantes arcos de ladrillo y argamasa, abastecía de agua a la entonces pequeña ciudad, así como a Tacubaya, a través de un trayecto de 4 kilómetros que hoy conocemos como Avenida Chapultepec.
En su recorrido, este acueducto contó con tres fuentes estratégicas. La primera, nuestra querida Fuente de Chapultepec, servía al pueblo de Chapultepec y San Miguel Chapultepec. Aunque ya no está en su ubicación original, la estructura que vemos hoy sigue siendo la misma que se construyó en aquellos tiempos coloniales.
La segunda fuente, ubicada en lo que hoy es la intersección del Eje Central y Avenida Arcos de Belén, fue reconstruida en 1948 y su réplica es lo que puedes ver actualmente. La original descansa en el Museo del Virreinato en Tepotzotlán.
Y la tercera fuente, que estaba en La Merced, tristemente no sobrevivió al siglo XIX. Fue demolida para dar paso a la modernidad, pero su memoria sigue viva en los relatos de la ciudad.
Hoy, la Fuente de Chapultepec no solo es un vestigio histórico, sino un lugar que invita a reflexionar sobre el ingenio y la adaptación de las civilizaciones que han habitado esta tierra. La próxima vez que pasees por Chapultepec, detente un momento frente a esta pieza del pasado y deja que te cuente sus historias de agua, cultura y transformación.
¿Quién dijo que un simple paseo por el bosque no puede ser una lección de historia?
Prepara tu Visita Dirección: Av. Chapultepec, Colonia Roma Norte, Ciudad de México, CDMX
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¡Bienvenidx a la Alameda Central! Hoy vamos a dar un paseo por uno de los monumentos más icónicos de la Ciudad de México: el Hemiciclo a Benito Juárez. Este impresionante cenotafio no solo celebra la memoria del “Benemérito de las Américas”, sino que también es una joya de la arquitectura neoclásica que guarda historias fascinantes. ¿Listx para conocerlo? ¡Vamos!
Ubicado en el corazón de la Alameda Central, el Hemiciclo a Juárez es imposible de ignorar (cuanod no está rodeado de vallas de contención). Su diseño semicircular está formado por 12 columnas dóricas de mármol de Carrara, un material tan elegante como resistente. En el centro, destaca una estatua de Benito Juárez sentado, acompañado por dos figuras alegóricas: La Patria, que lo corona con laureles, y La Ley, que sostiene una antorcha, símbolo del progreso de México. Todo esto descansa sobre una base decorada con un águila republicana de alas abiertas y dos leones imponentes. En el friso, una inscripción solemne dice: “Al Benemérito Benito Juárez. La Patria.”
¿Imponente, verdad? Pues espera, que hay más…
El Hemiciclo fue construido en 1910 por orden de Porfirio Díaz, ¡sí, el mismo que había sido crítico de Juárez! Pero en el marco del centenario de la Independencia, Díaz quiso rendirle homenaje al líder que defendió a México de invasiones extranjeras y guerras internas. La inauguración fue un gran evento: hubo discursos, poesía y la presencia de diplomáticos de países como Estados Unidos y España. El diseño corrió a cargo del arquitecto Guillermo de Heredia, y las esculturas fueron obra del italiano Alessandro Lazzerini.
Aunque se construyó como un homenaje solemne, el Hemiciclo a Juárez es mucho más que un monumento. Ha sido escenario de sorteos de la Lotería Nacional, punto de encuentro para marchas históricas, como la de 1968, y hasta el destino final de la Marcha del Orgullo en sus primeras ediciones. También es un lugar perfecto para tomarse fotos y disfrutar de la belleza de la Alameda Central.
Con sus 70 toneladas de mármol y esculturas que alcanzan los 7 metros de altura, este monumento no solo es un símbolo de la memoria de Juárez, sino también un testigo del devenir de la Ciudad de México. Así que, la próxima vez que pases por la Alameda, detente un momento, admira su majestuosidad y reflexiona sobre la historia que guarda cada uno de sus bloques de mármol.
¿Qué dices? ¿Listx para visitar el Hemiciclo y sentirte parte de la historia?
Prepara tu Visita Dirección: Av. Juarez #50, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
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En pleno corazón del Bosque de Chapultepec, el Monumento a los Niños Héroes, oficialmente conocido como Altar a la Patria, es un tributo monumental a la valentía y sacrificio de seis jóvenes cadetes militares que defendieron México durante la Batalla de Chapultepec, el 13 de septiembre de 1847.
Este imponente conjunto de seis columnas semicirculares de mármol de Carrara, diseñado por el arquitecto Enrique Aragón Echegaray y el escultor Ernesto Tamariz, no solo roba miradas por su belleza, sino también por la emotiva historia que representa. Cada columna resguarda una urna con los restos de los Niños Héroes: Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, Juan Escutia y Francisco Márquez.
¿Y qué hay en el centro? Una escultura de una mujer que personifica a la patria. Con un brazo sostiene a un cadete caído y con el otro, una rama de olivo como símbolo de paz. A su lado, un hombre en pie ondea una bandera de México de la Primera República Federal, recordándonos que el sacrificio de estos jóvenes no fue en vano.
El monumento también honra al coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, cuyos restos descansan bajo la escultura principal. En su base, la inscripción “A los Defensores de la Patria 1846-1847” enmarca el compromiso de nunca olvidar.
Inaugurado el 27 de septiembre de 1952, el Altar a la Patria es más que una obra de arte: es un espacio de reflexión y orgullo. Su ubicación, a la entrada del Bosque de Chapultepec, lo convierte en un punto de referencia para locales y turistas que desean conectar con la historia mexicana.
Por si fuera poco, su diseño monumental destaca con águilas de bronce, antorchas que evocan heroísmo y una disposición estratégica que corona la avenida Juventud Heroica. Este lugar es ideal para conocer más sobre un episodio clave en la historia de México, mientras se disfruta del entorno vibrante y lleno de vida de Chapultepec.
Así que, si andas por la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, no dudes en detenerte frente al Altar a la Patria. Además de ser un espectáculo visual, su energía te hará sentir parte de la valentía que marcó una época.
Prepara tu Visita Dirección: Av. Juventud Heroica, Bosque de Chapultepec I Secc, Ciudad de México, CDMX
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En las inmediaciones del Museo Nacional de las Intervenciones, en el encantador barrio de Coyoacán, se encuentra el Monumento al General Pedro María Anaya, un homenaje al hombre cuya valentía quedó inmortalizada en la historia de México. ¿Recuerdas la legendaria frase “Si tuviera parque, no estaría aquí”? Pues sí, la dijo él, con toda la dignidad y orgullo que caracteriza a los héroes.
Esta imponente obra de bronce, creada por el reconocido escultor Juan Fernando Olaguíbel (sí, el mismo genio detrás de la Diana Cazadora y el Pípila), es un símbolo de resistencia y honor. Originalmente ubicada en Calzada de Tlalpan, el monumento fue trasladado a su hogar actual cuando se construyó la estación de Metro General Anaya. Hoy en día, su presencia frente al antiguo monasterio de Churubusco —escenario de una de las batallas más memorables de la Guerra México-Estados Unidos de 1847— conecta el pasado con el presente de una forma poderosa.
El general Pedro María Anaya, nacido en Huichapan, Hidalgo, en 1795, tuvo una vida marcada por su compromiso con la patria. Desde que se unió a la insurgencia en 1810, no paró de luchar por la independencia y la soberanía de México. Su participación en la batalla de Churubusco, al frente del Ejército Mexicano, es especialmente recordada por su heroísmo, a pesar de la derrota.
El monumento está rodeado de placas que celebran su legado. Una de ellas lo describe como el “Héroe de la nación“, resaltando su dignidad y heroísmo en la defensa de Churubusco. En el lado derecho, otra placa recuerda cómo condujo con valentía a las tropas mexicanas contra el enemigo, mientras que en el lado izquierdo destaca la esencia del soldado: honor y patriotismo.
Si visitas este rincón de la Ciudad de México, tómate un momento para admirar los detalles de la escultura y reflexionar sobre la historia que representa. Además, puedes aprovechar para recorrer el Museo Nacional de las Intervenciones y empaparte aún más de este capítulo de la historia mexicana.
Así que, ya lo sabes: el Monumento al General Anaya no solo es un punto de referencia en Coyoacán, sino también un recordatorio de que el valor y el amor por la patria nunca pasan de moda.
Prepara tu Visita Dirección: 20 de Agosto #2, San Diego Churubusco, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX
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El Monumento a la Revolución Mexicana, ubicado en la colonia Tabacalera, es mucho más que una impresionante estructura de cantera, mármol y cobre. Es un símbolo de la historia y el cambio en México, que nos recuerda los profundos cambios que marcaron el siglo XX. Este monumento, aunque ahora es uno de los íconos más visitados de la Ciudad de México, tiene una historia que comienza mucho antes de su inauguración.
Originalmente, el Monumento a la Revolución iba a ser la cúpula de un majestuoso Palacio Legislativo, un proyecto impulsado por el entonces presidente Porfirio Díaz. En 1910, durante el Centenario de la Independencia, Díaz colocó la primera piedra del proyecto que había comenzado en 1897, pero que quedó marcado por el turbulento contexto de la Revolución Mexicana. A medida que la revolución avanzaba, la obra se detuvo y el país cambió para siempre. Con el asesinato de Francisco I. Madero en 1913 y la continuidad del conflicto, el Palacio nunca se completó. La estructura metálica que se había comenzado a construir en terrenos cercanos al Paseo de la Reforma pasó a ser un testigo mudo del cambio.
Años después, en 1933, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia vio en la abandonada estructura un potencial para crear algo que honrara a los héroes de la Revolución Mexicana. En lugar de construir un edificio legislativo, propuso convertir lo que quedaba de la cúpula en un monumento. Así nació el Monumento a la Revolución, que finalmente se completó en 1938 con un estilo único que mezcla el Art Deco y el Realismo Socialista Mexicano, todo sobre una base neoclásica que recuerda su origen. A lo largo de los años, el monumento no solo se ha mantenido como un tributo a la Revolución, sino también como el lugar de descanso de varios de los grandes personajes históricos de ese periodo.
El Monumento no solo honra a los héroes de la Revolución, sino que también alberga sus restos. Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Venustiano Carranza, Lázaro Cárdenas y Francisco “Pancho” Villa descansan en sus criptas, convirtiendo al monumento en un mausoleo donde la historia se entrelaza con la memoria de quienes contribuyeron a transformar México.
El escultor Oliverio Martínez fue el encargado de diseñar las enormes esculturas que adornan las esquinas del monumento. Cuatro grupos escultóricos representan episodios clave de la Revolución Mexicana: La Independencia, Las Leyes de Reforma, Las Leyes Agrarias y Las Leyes Obreras. Estas figuras imponentes, de casi 10 metros de altura, son más que simples esculturas; son manifestaciones de un México que luchaba por sus derechos y por una nueva forma de gobernarse.
El Monumento a la Revolución no es solo un lugar de reflexión histórica; es también un punto de vista espectacular sobre la Ciudad de México. En 2010, se reabrió el mirador que ofrece una vista impresionante de la ciudad, accesible ahora por un elevador panorámico. Desde aquí, se puede observar todo el dinamismo de la ciudad mientras se admiran los detalles de la arquitectura del monumento, como las columnas que albergan los restos de los héroes revolucionarios, la doble cúpula revestida en cobre y las esculturas que siguen narrando la lucha por la justicia social.
El Monumento a la Revolución es sin duda un lugar emblemático de la Ciudad de México, que no solo conmemora un evento histórico, sino que también cuenta la historia de la transformación de una nación. Cada rincón de este monumento nos invita a reflexionar sobre el pasado, pero también sobre el futuro, haciendo de este lugar una parada obligada para todo visitante de la capital mexicana.
Prepara tu Visita Dirección: Plaza de la República s/n, Tabacalera, Ciudad de México, CDMX
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Ubicado en el cruce de las calles Bucareli y Atenas, en la colonia Juárez de la Ciudad de México, el Reloj Chino es un monumento cargado de historia, cultura y simbolismo. Este reloj de torre no solo marca la hora, sino también un profundo lazo de amistad entre México y China, que ha resistido la prueba del tiempo y los acontecimientos más turbulentos de la historia del país.
El Reloj Chino fue un obsequio del último emperador de China, Puyi, y su gobierno, para conmemorar el centenario del inicio de la guerra de independencia de México. Pero lo que hace aún más especial a este reloj es que su construcción fue posible gracias a la comunidad china en México, quienes se encargaron de recaudar los fondos para su edificación. Fue inaugurado en 1910 en el marco de las celebraciones del centenario de la independencia mexicana, un regalo simbólico que unió a dos naciones en un momento histórico.
Originalmente, el Reloj Chino se encontraba en la Plaza de la Ciudadela, pero fue destruido durante los trágicos eventos de la Decena Trágica de 1913. No obstante, la comunidad chino-mexicana no se dio por vencida y, tras una nueva campaña de recaudación de fondos, el reloj fue reconstruido y reinaugurado en 1921, justo a tiempo para el centenario de la consumación de la independencia de México. La obra de restauración estuvo a cargo del arquitecto Carlos Gorbea, quien devolvió la majestuosidad al reloj, que pronto se convertiría en un símbolo del esfuerzo y la unidad.
El Reloj Chino ha sido testigo de muchos cambios en la Ciudad de México. A principios del siglo XX, estaba rodeado por una amplia glorieta, que con el paso de los años y el aumento del tráfico, fue reducida. Hoy en día, aunque su entorno es diferente, el reloj sigue siendo un punto de referencia importante en la ciudad.
En 2010, con motivo del bicentenario de la Independencia de México, el Reloj Chino recibió una nueva renovación. Esta vez, la obra fue financiada gracias a las donaciones de la revista China Hoy Latinoamérica, reafirmando el lazo de amistad que persiste entre México y China.
Además de su valor histórico, el Reloj Chino ha sido un referente en la cultura popular. El escritor chileno Roberto Bolaño, por ejemplo, lo menciona en su obra El espíritu de la ciencia ficción, donde evoca la zona de Bucareli como un lugar lleno de recuerdos y vivencias.
Hoy, el Reloj Chino sigue de pie, marcando no solo la hora, sino también los momentos importantes de una historia compartida entre dos países. Con cada tic-tac, este reloj nos recuerda que el tiempo no solo avanza, sino que también nos conecta a través de las culturas y las historias que se entrelazan en el corazón de la Ciudad de México.
Prepara tu Visita Dirección: Bucareli #96, Colonia Juárez, Ciudad de México, CDMX
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