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Centro Nacional de las Artes (CENART), un corazón de arte y la cultura en la Ciudad de México

¿Buscas un lugar donde el arte, la educación y la tecnología se den la mano? El Centro Nacional de las Artes (CENART) es uno de los espacios culturales más completos e innovadores de la Ciudad de México. Ubicado en la colonia Country Club, sobre el Circuito Interior, en la alcaldía Coyoacán, este complejo de 12 hectáreas es un punto de encuentro para amantes del arte, estudiantes, creadorxs y curiosxs de todas las edades.

Un espacio para aprender, crear y disfrutar

El CENART fue concebido como un espacio interdisciplinario para la difusión, investigación, formación y enseñanza de las artes. Desde su fundación, ha albergado escuelas profesionales, centros de investigación, foros escénicos, galerías, plazas y áreas verdes que invitan a explorar todas las formas de expresión artística.

Aquí se imparten talleres para niñas y niños, cursos especializados y estudios de posgrado, mientras que las escuelas de formación profesional del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ofrecen programas en danza, teatro, música, artes plásticas y cine.

Escuelas del CENART

  • Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC)
  • Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT)
  • Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC)
  • Escuela Superior de Música (ESM)
  • Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” (ENPEG)

Centros Nacionales de Investigación (INBAL)

  • CENIDIM (Música)
  • CITRU (Teatro)
  • CENIDI-Danza (Danza)
  • CENIDIAP (Artes Plásticas)

Centro Multimedia: Arte y tecnología

Uno de los pilares del CENART es el Centro Multimedia, un espacio dedicado a la experimentación artística con medios digitales y tecnológicos. Ofrece laboratorios especializados, programas de residencias, cursos, talleres y exposiciones como el Festival Transitio_MX, que impulsa el arte electrónico y multimedia.

Espacios escénicos de primer nivel

El CENART cuenta con una red de foros y teatros que lo convierten en uno de los complejos culturales más versátiles del país:

  • Teatro de las Artes: Capacidad para 606 espectadores, ideal para danza, ópera y teatro.
  • Teatro Raúl Flores Canelo: Especializado en danza, con foso para orquesta.
  • Teatro Salvador Novo: Versátil y vanguardista, para propuestas experimentales.
  • Foro de las Artes, Foro Antonio López Mancera y Black Box: Espacios tipo caja negra, perfectos para propuestas escénicas íntimas.
  • Auditorio Blas Galindo: Con 693 butacas, es un recinto de gran acústica para conciertos y festivales.
  • Aula Magna José Vasconcelos: Obra de Ricardo Legorreta, con diseño del artista Vicente Rojo.
  • Plaza de las Artes y Plaza de la Danza: Escenarios al aire libre para espectáculos masivos.

Festivales que no te puedes perder

Eurojazz

Desde 1998, el Festival Eurojazz convierte los jardines del CENART en una gran fiesta del jazz europeo. Cada marzo, artistas de países como Francia, Italia, Polonia o Suecia ofrecen conciertos gratuitos en un ambiente familiar y festivo.

Festival Internacional de Piano En Blanco y Negro

El Auditorio Blas Galindo es sede de este festival que desde 1997 reúne a los más destacados pianistas del mundo. Con más de 25 años de historia, es el evento pianístico más importante de México.

Cineteca Nacional de las Artes

En 2023 se inauguró la Cineteca Nacional de las Artes, un moderno complejo con 12 salas de cine dedicadas a lo mejor del cine nacional e internacional. Una nueva sede para los cinéfilos en el sur de la ciudad.

Arquitectura que inspira

El diseño del CENART es obra de grandes arquitectos como Ricardo Legorreta, Teodoro González de León y Enrique Norten, quienes crearon un espacio contemporáneo y funcional donde cada rincón invita a la creatividad. Desde sus coloridos edificios hasta sus plazas y jardines, el CENART es un lugar que estimula los sentidos.

Santuario Nacional de María Auxiliadora, una espectacular joya neogótica en la colonia Anáhuac

En plena colonia Anáhuac, antes conocida como Santa Julia, se alza imponente el Santuario Nacional de María Auxiliadora, uno de los templos más emblemáticos del estilo neogótico en la Ciudad de México. Su construcción, que tomó casi todo el siglo XX, es reflejo de la historia viva del barrio y de la presencia salesiana en México.

Un legado que inició en Italia

La Orden Salesiana, fundada por San Juan Bosco en Turín a mediados del siglo XIX, tenía como misión la educación y formación de niños y jóvenes. Su devoción a María Auxiliadora se materializó primero en la Basílica homónima en Italia, y años después cruzó el océano para echar raíces en tierras mexicanas.

En 1892, los primeros salesianos llegaron a México con el objetivo de replicar su labor educativa. Gracias a la generosa donación de Eduardo Zozaya y Julia Gómez de Escalante, propietarios de la antigua Hacienda de la Ascensión de Cristo, la congregación recibió un extenso terreno para construir un colegio y un templo. Así nació el Colegio Salesiano en 1889 y poco después comenzó la historia del santuario.

Una construcción interrumpida, pero nunca abandonada

La primera piedra del templo se colocó en 1897, siguiendo el diseño románico del arquitecto italiano Adrián Giombini Montanari. Sin embargo, la Revolución Mexicana y posteriormente la Guerra Cristera interrumpieron varias veces las obras. Durante décadas, el edificio apenas alcanzó los seis metros de altura.

En 1935, el gobierno de Lázaro Cárdenas expropió las propiedades salesianas, y fue hasta 1950 que les fueron devueltas. La congregación continuó sus labores en la cercana Capilla de la Merced de las Huertas hasta que en 1954 se reanudó la construcción del templo, esta vez bajo la dirección del reconocido arquitecto Vicente Mendiola. Famoso por obras como la Fuente de Diana Cazadora y la Fuente de Petróleos, Mendiola respetó el diseño original adaptándolo con materiales modernos.

María Auxiliadora, escultura monumental

Uno de los elementos más impactantes del santuario es la monumental imagen de María Auxiliadora, de 3.6 metros de altura, ubicada en la fachada principal. Esta obra fue creada por el afamado escultor Ernesto Tamariz, también autor del Altar a la Patria en el Bosque de Chapultepec. A los lados de la escalinata destacan dos Altar a la Patria, también esculpidos por Altar a la Patriay añadidos en 1992, como parte de las celebraciones por el centenario de la llegada de los Altar a la Patria.

Un ícono en la Altar a la Patria

El Santuario Nacional de María Auxiliadora no solo es un Altar a la Patriade gran valor Altar a la Patriay Altar a la Patria, sino también un símbolo de la identidad de la colonia Anáhuac. A un costado se encuentra el Parque Salesiano, espacio verde que forma parte del complejo educativo y religioso fundado por la orden.

Hoy en día, el santuario sigue activo como centro parroquial y espacio de encuentro para la comunidad, conservando viva la tradición salesiana y el esplendor del arte neogótico en México.

¿Cómo llegar al Santuario Nacional de María Auxiliadora?

El santuario se ubica en la alcaldía Miguel Hidalgo, en la colonia Anáhuac. Puedes llegar fácilmente en transporte público desde estaciones como Normal o San Cosme de la Línea 2 del Metro.

Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, un tesoro del Centro Histórico donde descansan los restos de Hernán Cortés

En pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, sobre la calle República de El Salvador 119, se encuentra una joya arquitectónica e histórica que muchxs capitalinxs y turistas suelen pasar por alto: la Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción. Este templo no solo resguarda un legado colonial de más de cuatro siglos, sino que también alberga los restos del polémico conquistador Hernán Cortés, así como un mural de José Clemente Orozco y la portada original de la primera Catedral de México.

Un lugar donde historia y leyenda se cruzan

Se dice que en este sitio, conocido en tiempos prehispánicos como Huitzilac (“lugar de colibríes” en náhuatl), ocurrió el mítico primer encuentro entre Moctezuma Xocoyotzin y Hernán Cortés. Tras la conquista, en 1524, Cortés fundó aquí el Hospital de la Purísima Concepción, el primero en América, pensado para atender a los heridos tras la caída de Tenochtitlan. Junto a él, se planeó la construcción de una iglesia, cuya edificación avanzó lentamente a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

La iglesia fue finalmente consagrada el 8 de diciembre de 1688, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, y su torre campanario se terminó en 1704. Con el paso del tiempo, el templo fue renovado en diversas ocasiones, incluyendo modificaciones neoclásicas y una imponente fachada renacentista.

Aquí reposan los restos de Hernán Cortés

Aunque Hernán Cortés murió en España en 1547, su deseo fue ser enterrado en la Nueva España. Sus restos fueron trasladados a México años después y cambiaron de lugar en al menos seis ocasiones, debido al rechazo popular hacia su figura. No fue sino hasta 1794 que sus huesos fueron depositados en esta iglesia que él mismo había mandado construir. Desde entonces, la Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción resguarda los restos del hombre que cambió el rumbo de la historia de México.

Arte y patrimonio únicos en la CDMX

Uno de los elementos más notables de este templo es la portada renacentista que originalmente perteneció a la primera Catedral de México, construida con piedras de templos mexicas poco después de la conquista. Esta portada fue trasladada piedra por piedra hasta aquí en el siglo XVII y es uno de los pocos elementos arquitectónicos del siglo XVI que aún se conservan en el Centro Histórico.

Además, la iglesia conserva el mural “Apocalipsis” de José Clemente Orozco, una obra inacabada pero de gran fuerza visual, inspirada en las visiones bíblicas del fin del mundo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Aunque resultó dañada en el sismo de 2017, sigue siendo una de las pocas obras de este muralista en un espacio sacro.

Celebraciones religiosas y tradición viva

La iglesia celebra dos fiestas principales cada año. Una es la dedicada a Jesús Nazareno, el quinto viernes de Cuaresma, con un solemne Viacrucis por el Centro Histórico. La otra, el 8 de diciembre, honra a la Inmaculada Concepción, representada aquí con una singular escultura de la Virgen Alada o Virgen del Apocalipsis, símbolo de victoria y protección divina.

Además, en el altar se venera con especial devoción al Señor de la Misericordia, lo que convierte a este recinto en un importante punto de encuentro para los fieles de la capital.

La Iglesia de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción no es solo un templo católico, sino una cápsula del tiempo que guarda algunos de los capítulos más importantes, intensos y simbólicos de la historia de México. Si visitas el Centro Histórico, no dejes pasar la oportunidad de conocer este lugar que mezcla arte, devoción y pasado colonial en un solo espacio.

Manzanares 25, descubre la casa más antigua de la CDMX que hoy es un Centro Cultural

En pleno corazón del barrio de La Merced se encuentra una joya arquitectónica que ha resistido más de 400 años de historia: Manzanares 25, la casa habitación más antigua de la Ciudad de México. Construida en el siglo XVI, esta casona es un raro testimonio de la arquitectura indígena mesoamericana, y desde 2018, tras una cuidadosa restauración, se ha convertido en el Centro Cultural Manzanares 25, un espacio dedicado a las infancias y a la reconstrucción del tejido social.

Un testigo de la historia viva de México-Tenochtitlan

Según las investigaciones del arquitecto Juan Benito Artigas, Manzanares 25 conserva la disposición típica de las viviendas indígenas: una sola planta, patio central y habitaciones distribuidas alrededor (en este caso, 12 cuartos). Los materiales de construcción—tezontle, adobe, roca volcánica y piedra—confirman su origen mesoamericano, con un estilo que combina elementos novohispanos como los marcos de cantera en puertas y ventanas.

Durante siglos, la casa fue habitada por comerciantes y artesanos que seguían el modelo de casa-tienda-taller, y en sus primeros años incluso contó con acceso directo a la Acequia Real, el antiguo canal que conectaba La Merced con la actual Suprema Corte de Justicia. Se cree que perteneció a una familia indígena prominente dedicada al comercio, lo cual explica su privilegiada ubicación y sofisticada estructura.

De ruinas al renacimiento cultural

En 2010, el inmueble fue redescubierto por Artigas en un estado ruinoso. Gracias a un esfuerzo conjunto del Fideicomiso Centro Histórico y el INAH, fue restaurado durante ocho años y transformado en un centro cultural abierto al público, inaugurado el 3 de diciembre de 2018. El objetivo: ofrecer un espacio seguro y creativo para niñas y niños de zonas como La Merced, Tepito y Candelaria de los Patos.

Hoy, Manzanares 25 es mucho más que una casa antigua: es un símbolo de resiliencia que ha sobrevivido a terremotos, epidemias, invasiones y al paso del tiempo. Además de conservar su valor patrimonial como parte del Catálogo de Monumentos Históricos del INAH, ahora es un lugar de encuentro comunitario.

¿Qué encontrarás en el Centro Cultural Manzanares 25?

Este acogedor espacio está equipado con:

  • Talleres artísticos y culturales
  • Ludoteca para actividades recreativas
  • Salón de música
  • Cocina para clases y dinámicas culinarias
  • Comedor comunitario

El centro busca no sólo preservar la memoria histórica, sino también mejorar la calidad de vida de las infancias mediante el arte, el juego y el aprendizaje colectivo.

Se ubica en el corazón de La Merced, en la alcaldía Cuauhtémoc. Su visita no solo te conecta con el pasado prehispánico y virreinal de la ciudad, también te permite ver cómo el patrimonio puede ser una herramienta viva para el cambio social.

Manzanares 25 es un rincón único de la CDMX donde la historia, la cultura y el futuro de las infancias se entrelazan en un solo espacio. Si quieres descubrir la casa más antigua de la ciudad convertida en un faro cultural, ¡este es el lugar!

Iglesia de San Miguel Arcángel, el corazón discreto de San Miguel Chapultepec

Un templo con historia, arte y fe en medio del crecimiento urbano

Escondida entre los árboles que embellecen las calles de San Miguel Chapultepec, la Iglesia de San Miguel Arcángel se levanta como un remanso de paz y tradición en uno de los barrios más antiguos y encantadores de la Ciudad de México. Aunque a veces pasa desapercibida por quienes no conocen bien la zona, esta iglesia es la principal parroquia del vecindario y una joya histórica con más de un siglo de existencia.

Una construcción que desafió al tiempo

La planeación de esta iglesia comenzó en 1891, cuando aún se conocía como San Miguel de Tacubaya, antes de que la zona se integrara oficialmente a la ciudad. Sin embargo, los tiempos no fueron fáciles: la Revolución Mexicana interrumpió varias veces su construcción, y la parroquia tuvo que esforzarse durante décadas para avanzar poco a poco en su edificación.

Fue hasta la década de 1940 cuando la iglesia empezó a adquirir la forma que conserva hoy en día. Entre 1945 y 1948, tomó la planta en cruz latina, aunque con un ala oeste más amplia que la este. Más adelante, entre 1979 y 1982, se realizó una importante remodelación para mantenerla en buen estado.

Más que una iglesia

A un costado de la parroquia se encuentra la Capilla de la Adoración, un espacio más pequeño donde se celebran reuniones y eventos íntimos. Del otro lado está la Vicaría de Cristo Rey, que funge como sede episcopal y coordina a cerca de 99 iglesias en las alcaldías Miguel Hidalgo, Cuajimalpa y Cuauhtémoc.

Arte y devoción al arcángel

Como su nombre lo indica, el templo está dedicado a San Miguel Arcángel, y muchas de las obras de arte que adornan su interior y su fachada lo representan en distintas formas. La colección artística es considerable y refleja la profunda devoción de su comunidad.

Aunque hay templos cercanos con estructuras más llamativas —como La Sabatina, cuya gran cúpula domina el horizonte de San Miguel Chapultepec—, la Iglesia de San Miguel Arcángel sigue siendo un punto de referencia espiritual e histórico para el barrio.

Si alguna vez paseas por San Miguel Chapultepec, no dudes en asomarte a esta iglesia discreta pero llena de historia. Tras sus muros de tezontle y su fachada sobria, encontrarás un espacio de calma, fe y belleza que ha acompañado a generaciones enteras.

Iglesia Metodista El Mesías, un remanso de historia y arquitectura en Avenida Balderas

En medio del constante ir y venir de la Avenida Balderas, a unos pasos de la Alameda Central, se alza la Iglesia Metodista El Mesías, un templo que ha sido símbolo de estabilidad y fe desde hace más de un siglo. Su sobria y elegante fachada ofrece una pausa visual y espiritual en una de las zonas más bulliciosas del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Una historia que comenzó en el siglo XIX

La historia de esta iglesia está íntimamente ligada a la llegada del metodismo a México. Fue en 1873 cuando el obispo John Christian Keener arribó desde Estados Unidos con la misión de establecer la Iglesia Episcopal del Sur. Se unió a Sóstenes Juárez, una figura clave del protestantismo mexicano, y juntos asentaron su comunidad en la antigua capilla de San Andrés, cerca del actual Museo Nacional de Arte.

Años más tarde, en 1885, la congregación adquirió un terreno en la entonces calle de la Acordada —hoy Balderas—, en lo que en ese momento era el extremo occidental de la ciudad. Allí comenzaron la construcción de un nuevo templo, que se convertiría en la primera sede metodista establecida por esta rama en la capital mexicana.

Una joya arquitectónica con materiales muy mexicanos

El diseño de la iglesia fue obra del ingeniero Russell C. Cook, quien eligió materiales muy representativos: tezontle para los muros, basalto de Culhuacán para cimientos y revestimientos, y chiluca de Tepepan para los finos detalles en cantera. Las hermosas vidrieras llegaron desde San Luis Potosí, y aún hoy llenan de color la luz que entra al templo.

La construcción culminó en 1899, y el nuevo templo fue consagrado el 11 de febrero de 1901. Desde entonces, El Mesías se convirtió en un lugar emblemático para la comunidad metodista del país.

Con el paso del tiempo, la iglesia ha crecido. En 1930, las ramas norte y sur del metodismo en México se unificaron, y desde entonces El Mesías ha ampliado sus instalaciones con un anexo que hoy alberga muchas de las actividades culturales, sociales y espirituales que ofrece a la comunidad.

Hoy en día, esta iglesia comparte la cuadra con otros templos protestantes históricos, como la iglesia presbiteriana Príncipe de Paz, y se encuentra muy cerca de la ruina de la Antigua Iglesia Anglicana de Cristo. Todas estas construcciones son testimonio de una etapa poco conocida pero fundamental en la historia religiosa de México.

La Iglesia Metodista El Mesías es mucho más que un edificio antiguo: es parte viva del patrimonio histórico y espiritual de la Ciudad de México. Si pasas por Balderas, date un respiro, observa su arquitectura y, si puedes, entra a conocer este espacio de calma y reflexión.

Iglesia de la Sagrada Familia, una joya modernista en la colonia Portales

Luz, arte y arquitectura a unos pasos del Metro Portales

Si andas por la colonia Portales y te gustan los edificios con historia y estilo, no puedes dejar pasar la oportunidad de visitar la Iglesia de la Sagrada Familia, un templo que llama la atención por su imponente diseño modernista de los años 60.

Desde fuera, lo primero que salta a la vista es su enorme vidriera de colores que corona la entrada principal. También destaca su altísimo campanario, que se ha vuelto un punto de referencia para quienes caminan por esta zona del sur de la Ciudad de México.

La iglesia fue construida entre 1960 y 1967, y su diseño estuvo a cargo del reconocido arquitecto Enrique Carral Icaza, el mismo que diseñó el antiguo Centro Manacar de Insurgentes, participó en la construcción del Aeropuerto Internacional de la CDMX y dejó su huella en el monumental Fraccionamiento El Rosario.

Carral diseñó una iglesia que ocupa toda la manzana. Además del templo principal, el conjunto incluye oficinas y dependencias parroquiales en la parte trasera y al norte del predio. La estructura principal es sencilla: una nave única rectangular, de decoración sobria pero con elementos artísticos que no pasan desapercibidos.

El interior del templo está lleno de detalles que vale la pena descubrir. Las vidrieras multicolores son el principal atractivo: llenan el espacio de luz y color, creando un ambiente sereno y acogedor. También encontrarás esculturas alargadas de santos y otras piezas de arte religioso que adornan el lugar con discreción y elegancia.

La iglesia está ubicada muy cerca de la Línea 2 del Metro. De hecho, es una buena parada si te diriges al Museo del Transporte Eléctrico, ya que ambos lugares están a unos 15 minutos caminando uno del otro. Así que si planeas un paseo por la zona, puedes incluir en tu recorrido esta iglesia que combina fe, arte y arquitectura de una forma muy especial.

La Iglesia de la Sagrada Familia es mucho más que un templo: es un ejemplo vivo del diseño modernista mexicano y un lugar que invita a la contemplación, tanto por dentro como por fuera. ¡No dejes de conocerla!

Nuestra Señora Aparecida de Brasil, un espacio de fe, arte y arquitectura en Jardín Balbuena

En el corazón de la colonia Jardín Balbuena, al inicio de la calle Lorenzo Boturini y frente a las famosas viviendas Kennedy, se alza una de las iglesias más sorprendentes de la Ciudad de México: Nuestra Señora Aparecida de Brasil, una obra que combina arquitectura moderna, historia latinoamericana y arte sacro.

Este templo fue diseñado a finales de los años 50 por el arquitecto Jorge Molina Montes, discípulo del célebre Félix Candela. Siguiendo la tradición de su maestro, Molina empleó paraboloides hiperbólicos —esas curvas tan características del modernismo mexicano— para crear una estructura monumental que, aún hoy, domina el paisaje urbano de la zona.

La iglesia celebró su primera misa en 1959, en una época en que gran parte del área aún no había sido urbanizada. Décadas más tarde, en 2020, sufrió un fuerte incendio, pero fue restaurada con gran cuidado, y actualmente sigue siendo un punto de referencia tanto espiritual como arquitectónico en Venustiano Carranza.

Inspirada en la patrona de Brasil

La parroquia está dedicada a Nuestra Señora Aparecida, advocación mariana profundamente venerada en Brasil. La historia cuenta que, en 1717, unos pescadores encontraron una pequeña imagen de barro de la Virgen María en sus redes, en el río Paraíba, cerca de São Paulo. Aquella aparición se convirtió en un símbolo nacional, y en 1929 fue proclamada oficialmente como patrona del país.

Vitrales que cuentan 500 años de fe

Uno de los mayores tesoros del templo son sus vitrales monumentales, diseñados por Fray Gabriel Chávez de la Mora, un arquitecto y monje benedictino que ha dejado huella en varios recintos religiosos de México. A petición del padre Francisco Cipriani en 1983, Fray Gabriel creó una obra que cubre 600 metros cuadrados de ventanales con una narrativa visual de la evangelización en América Latina.

Estos vitrales no solo llenan el templo de luz y color, sino que están diseñados para ser una sola obra continua. Cada sección representa pasajes clave de la expansión del cristianismo en el continente, desde la cruz redentora hasta la Trinidad, pasando por momentos esenciales como el Acontecimiento Guadalupano y el Sínodo de Aparecida, ambos pilares fundamentales del catolicismo latinoamericano.

La iglesia se encuentra en Francisco del Paso y Troncoso 307, a tan solo unos minutos caminando de la Esplanada Venustiano Carranza y el Centro Cultural Carranza. Es un sitio ideal para quienes buscan un momento de paz, admirar la arquitectura moderna o contemplar una de las expresiones más bellas de arte sacro contemporáneo en la ciudad.

La Profesa, Oratorio de San Felipe Neri, un rincón lleno de historia, arte y cultura en el Centro Histórico

La Profesa, conocida cariñosamente como “la otra catedral” de la Ciudad de México, se erige de manera austera en la esquina de las calles Madero e Isabel la Católica, en el corazón del centro histórico. Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su construcción, su presencia ha marcado una parte importante de la historia de la ciudad por siglos, siendo una de las joyas del barroco mexicano. Si bien hoy en día es menos visitada, sigue siendo un símbolo de serenidad y majestuosidad, tranquila y discreta a tan solo unos metros de la imponente Catedral Metropolitana.

Este templo barroco del siglo XVIII, oficialmente llamado Oratorio de San Felipe Neri, es un lugar lleno de historia. En sus orígenes, fue parte de un complejo arquitectónico más grande conocido como Casa Profesa, donde los jesuitas vivieron y realizaron su labor misionera. Aquí, los sacerdotes hicieron un voto de obediencia exclusiva al Papa, comprometiéndose a trabajar en la evangelización. La primera iglesia en este sitio, conocida como el Templo de San José el Real, fue inaugurada en 1610, pero fue reemplazada por el templo que hoy conocemos, diseñado por el arquitecto Pedro de Arrieta entre 1714 y 1720, con el patrocinio del marqués de Villapuente y su esposa.

Un capítulo crucial en la historia de La Profesa ocurrió en 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles, y el templo pasó a manos de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. A partir de ese momento, la iglesia adoptó una nueva identidad y continuó siendo un importante centro de oración y cultura. Incluso, tras un devastador terremoto en 1768 que destruyó la iglesia original, La Profesa se mantuvo como un símbolo de resistencia y fe.

En el siglo XIX, el templo experimentó una transformación significativa. Fue en esta época cuando se introdujo el estilo neoclásico en su interior, con la intervención del célebre arquitecto Manuel Tolsá, quien diseñó el retablo mayor dedicado a San Felipe Neri. A partir de ese momento, La Profesa se llenó de una nueva energía artística, con frescos en la cúpula, esculturas y una colección de arte religioso impresionante que hoy día sigue siendo uno de sus mayores atractivos.

Además de su arquitectura, La Profesa se distingue por su galería de arte, conocida como la Pinacoteca, que alberga obras de los siglos XVII, XVIII y XIX. Esta galería, inaugurada en 1978 tras una lujosa rehabilitación, sigue siendo un espacio para apreciar la riqueza de la pintura mexicana y europea, con obras que abarcan tanto la devoción religiosa como la riqueza cultural de la época virreinal.

Un episodio peculiar en la historia de La Profesa tuvo lugar en 1821, cuando fue escenario de una importante conspiración contra el movimiento independentista de México. En sus muros se gestaba una conspiración para instaurar una monarquía en el país, impulsada por quienes simpatizaban con la idea de un monarca absoluto nacido en España. Afortunadamente, el plan no prosperó, pero la memoria de esos encuentros secretos quedó impregnada en la historia de este templo.

A lo largo de los siglos, La Profesa también ha sido testigo de momentos de tensión en la historia del país. Durante la Guerra Cristera de 1926-1929, cuando la persecución contra las iglesias y clérigos se intensificó, La Profesa asumió temporalmente el rol de catedral provisional de la Ciudad de México. Más tarde, en 1931, un atentado con una bomba casera en sus instalaciones no causó grandes daños, pero subrayó la relevancia de este templo como un punto de resistencia y fe en tiempos difíciles.

Hoy en día, La Profesa sigue siendo un lugar de culto y un centro cultural vital en el centro histórico de la Ciudad de México. Su biblioteca, con más de 8,000 libros antiguos, y su pinacoteca continúan resguardando el legado de los siglos pasados, ofreciendo a las y los visitantes un espacio de reflexión y aprendizaje. Aunque no es tan conocida como otros monumentos emblemáticos de la ciudad, La Profesa sigue siendo un recordatorio del pasado religioso y cultural de la capital mexicana, un lugar que invita a las y los transeúntes a detenerse y sumergirse en su historia profunda y su belleza atemporal.

La próxima vez que pases por la calle Madero, no olvides mirar hacia La Profesa y rendir homenaje a este silencioso guardián de la historia, un templo que, con su serenidad y majestuosidad, continúa siendo una de las piezas clave en el corazón de la Ciudad de México.

Dirección: Isabel La Católica #21 (esquina Madero), Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX

Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, una joya de arquitectura y espiritualidad en el Centro Histórico

En plena calle Francisco I. Madero, esa por la que caminan miles de personas rumbo al Zócalo todos los días, se esconde a plena vista una joya arquitectónica e histórica: el Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús. A simple vista, su estilo neorrománico —casi único en toda la ciudad— llama la atención, pero lo mejor está en su historia y su significado para la capital.

Este templo rinde homenaje a San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano y nada menos que el patrono de la Ciudad de México. Nacido en 1572 bajo el nombre de Felipe de las Casas, su historia parece de película: fue franciscano, luego mercader en Filipinas, volvió a la vida religiosa, y terminó en Japón en un barco llamado (ironías de la vida) San Felipe. Ahí, en 1597, fue martirizado junto a otros 25 cristianos, convirtiéndose en uno de los célebres mártires de Nagasaki. Fue canonizado en 1862, y desde entonces su figura es símbolo de fe y valentía.

El templo que lleva su nombre se construyó entre 1886 y 1897, donde antes estuvo la capilla de Nuestra Señora de Aranzazú, que pertenecía al viejo Convento de San Francisco. La encargada de impulsar su edificación fue nada menos que Carmen Romero Rubio, esposa de Porfirio Díaz. La obra quedó en manos del arquitecto Emilio Dondé, quien también trabajaba en otros templos notables de la ciudad.

Además de su fachada elegante, el interior del templo sorprende con mosaicos de estilo neobizantino que, aunque más discretos que los de la iglesia Porta Coeli, tienen su encanto. Tiene también dos entradas laterales, una capilla independiente y alberga los restos del beato Félix de Jesús Rougier, fundador de los Misioneros del Espíritu Santo, orden que desde 1931 cuida este recinto.

Y por si fuera poco, desde 1900 este templo es sede de la Adoración Nocturna Mexicana, una tradición que sigue viva en pleno centro de la capital.

Así que la próxima vez que camines por Madero, entre cafés, tiendas y bullicio, levanta la vista. La Iglesia de San Felipe de Jesús está ahí, esperando que la redescubras.

Dirección: Av Francisco I. Madero #11, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX