Archivos de la categoría Sitios Turísticos

Cocodrilo, la escultura de Leonora Carrington en Reforma

En pleno corazón de la Zona Rosa de Ciudad de México, se erige una de las obras más queridas de la icónica Leonora Carrington: el Cocodrilo, una escultura de bronce que, desde su creación en 1998, se ha ganado un lugar especial entre las y los habitantes y visitantes de la ciudad. Esta imponente pieza, de 4.5 metros de alto y 8.5 metros de largo, es un verdadero espectáculo visual. Con su estilo surrealista, tan característico de la artista británica, esta obra invita a lxs transeúntes a dejar volar su imaginación y sumergirse en el mundo fantástico que Carrington creó a lo largo de su prolífica carrera.

El Cocodrilo, también conocido como How Doth the Little Crocodile, se inspira en el poema homónimo de Lewis Carroll. Carrington, fascinada por el juego entre lo real y lo irreal, logra capturar la esencia de la fantasía en esta escultura que parece haberse escapado de un sueño. Originalmente, la pieza fue colocada en una fuente abandonada en el Parque de Chapultepec, pero en 2006, con gran celebración, fue trasladada a su ubicación actual en el Paseo de la Reforma, un lugar que la propia artista eligió.

Leonora Carrington, quien llegó a México huyendo de la Segunda Guerra Mundial, es considerada una de las figuras más destacadas del surrealismo. Aunque nacida en Lancashire, Inglaterra, Carrington encontró en México un hogar y una fuente infinita de inspiración. Durante su vida, produjo obras en diversos medios: pintura, escultura, literatura, y joyería, siempre explorando lo mágico, lo cotidiano y lo fantástico.

El Cocodrilo de la Zona Rosa no solo es un recordatorio del legado artístico de Carrington, sino también una invitación a explorar lo desconocido, lo mitológico y lo absurdo. Así que la próxima vez que pases por allí, tómate un momento para admirar este gigante de bronce y dejarte llevar por la imaginación desbordante que caracteriza la obra de esta inigualable artista.

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Dirección1:
Av. Paseo de la Reforma #222, Colonia Juárez (sobre el camellón), Ciudad de México, CDMX

Monumento y Arco de Santa Anita, la puerta histórica al pasado canalero de la CDMX

¡Bienvenidx a Santa Anita, un rincón lleno de historia y tradición al sur de la Ciudad de México! Aquí, el Monumento y Arco de Santa Anita te dan una cálida bienvenida, recordando la importancia de este antiguo asentamiento a orillas del famoso canal de La Viga. Aunque muchos visitantes llegan al barrio a través de la estación del Metro Santa Anita, el arco es la verdadera puerta de entrada para quienes desean conectarse con el pasado canalero de la zona.

Este emblemático monumento, inaugurado en 2017, rinde homenaje a los barqueros que, durante siglos, navegaron por los canales transportando mercancías y vendiendo los deliciosos tamales de Santa Anita. El legado de estos canales, que unían Xochimilco con el lago de Chalco y atravesaban la ciudad hasta la Colonia Guerrero, sigue vivo en la memoria de la gente, aunque el canal fue pavimentado en 1957.

El arco está situado junto al lugar donde pasaba el canal, y su diseño evoca la historia del barrio, igual que los mosaicos que adornan la estación de Metro cercana. De hecho, el monumento cuenta con referencias al icónico barquero de los canales, que ha sido representado en otras obras, como el famoso cocodrilo de Leonora Carrington.

Si bien hoy los canales ya no forman parte del paisaje urbano, el espíritu de Santa Anita sigue vivo en sus calles, y este monumento nos invita a recordar la importancia de este histórico punto de encuentro para la vida de la Ciudad de México. ¡No te pierdas la oportunidad de pasear por este pintoresco barrio y descubrir sus encantos!

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Dirección:
Av. Hidalgo & Calzada de la Viga, Pueblo Santa Anita, Ciudad de México, CDMX

Monumento al Perro Callejero, arte público para reflexionar y ayudar a los perros sin hogar

Si alguna vez paseas por el sur de la Ciudad de México, en la Avenida de los Insurgentes, tal vez te encuentres con un monumento que, lejos de ser un homenaje a algún héroe histórico, está dedicado a uno de los seres más fieles y vulnerables: el perro callejero. Este conmovedor homenaje, conocido cariñosamente como “Peluso“, fue develado el 20 de julio de 2008 y busca crear conciencia sobre la situación de los millones de perros sin hogar que viven en condiciones difíciles en nuestro país.

Ubicado entre el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía y el Deportivo Vivanco, el Monumento al Perro Callejero es una creación de la escultora Girasol Botero, gracias a la iniciativa de la ONG “Milagros Caninos A.C.”, liderada por Patricia España, esposa del exfutbolista Miguel España. Este monumento no solo es una obra de arte en bronce, sino también un recordatorio urgente de la necesidad de cuidar y proteger a estos fieles compañeros.

Peluso, el perro representado en la escultura, tiene una mirada triste, con la cola entre las patas y el cuerpo delgado, reflejando la realidad de muchos perros en situación de calle. Acompañando la escultura, una placa dice: “Mi único delito fue nacer y vivir en las calles o ser abandonado. Yo no pedí nacer y, a pesar de tu indiferencia y de tus golpes, lo único que te pido es lo que sobra de tu amor.

Este monumento nos invita a reflexionar sobre el maltrato y abandono que sufren los perros callejeros, que en muchos casos solo necesitan un poco de cariño y una oportunidad para ser parte de una familia. Lamentablemente, México es el país con el mayor número de perros en situación de calle en América Latina, con un 75% de la población canina viviendo sin hogar.

Así que, la próxima vez que pases por allí, tómate un momento para reflexionar y, quizás, ayudar a cambiar la vida de algún “Peluso” que aún busca un hogar.

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Dirección:
 Calle Moneda #40, Tlalpan Centro I, Ciudad de México, CDMX

Monumento a León Felipe, un tributo al poeta español en Casa del Lago

En medio de los jardines de la Primera Sección de Chapultepec, justo en la glorieta de la Casa del Lago, se alza el Monumento a León Felipe, una pieza que celebra la vida y obra de uno de los poetas más influyentes del siglo XX. Fue erigido en 1974, como un regalo del presidente Luis Echeverría para honrar la memoria de este destacado poeta español, que encontró en México su hogar definitivo.

León Felipe, cuyo nombre real era Felipe Camino Galicia de la Rosa, nació en 1884 y, a lo largo de su vida, dejó una huella imborrable en la poesía y en la lucha por la justicia social. Aunque muchas veces se le relaciona con la Generación del 27, su obra trascendió más allá de las fronteras y épocas, destacándose por su estilo único y su incansable defensa de la verdad y la solidaridad. Tras oponerse a la Guerra Civil Española, León Felipe se instaló en México en 1949, donde continuó escribiendo hasta su muerte en 1968.

El monumento que lo recuerda es obra del escultor Julián Martínez Soto, conocido también por el Monumento al Mestizaje en Coyoacán y por la icónica estatua ecuestre de Francisco Villa en el Parque de los Venados. La escultura de León Felipe en Chapultepec no sólo conmemora su legado literario, sino que también refleja su incansable búsqueda de justicia y su espíritu combativo.

Así que la próxima vez que pasees por Chapultepec, tómate un momento para contemplar este monumento que, más que un simple homenaje, es un símbolo de la eterna lucha por un mundo más justo.

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Dirección:
 Bosque de Chapultepec Primera Seccion S/N, Ciudad de México, CDMX

Fuente Guardianes del Futuro, un monumento al cuidado del planeta y las nuevas generaciones en Chapultepec

La Fuente Guardianes del Futuro es una de esas pequeñas joyas ocultas en la vasta extensión del Bosque de Chapultepec. Aunque puede que no sea tan famosa como otras fuentes del parque, tiene un significado profundo y un diseño único que merece la pena descubrir. Ubicada cerca de la transitada calle Fernando Alencastre, a pocos pasos del monumento a George Washington, esta fuente es fácilmente identificable por su imponente estructura central: una pirámide de pequeños cuerpos infantiles que, con sus brazos levantados, sostienen una esfera azul que simboliza el planeta Tierra. Esta imagen evoca la idea de que lxs niñxs, con su pureza y energía, son los verdaderxs guardianxs del futuro de nuestro mundo.

La fuente fue creada en 1997 por el escultor Jesús Ricardo García Ortiz, y es una de las dos obras gemelas que el artista diseñó, la otra se encuentra en la famosa Costera de Acapulco. Ambas fuentes comparten el mismo espíritu: un llamado a la reflexión sobre el cuidado de nuestro planeta y la importancia de las nuevas generaciones en este esfuerzo. La estética de la fuente, con sus figuras infantiles que parecen sacadas de un cuento, tiene un aire lúdico que conecta tanto con los niñxs como con adultos, quienes pueden interpretar su mensaje de protección y esperanza.

Con el paso del tiempo, la fuente ha sido objeto de trabajos de restauración. En 2011, fue rehabilitada para asegurar su conservación y funcionamiento, incluyendo la instalación de nuevas bombas de agua y mejoras en los jardines que la rodean. Hoy en día, sigue siendo un rincón especial del bosque, donde lxs visitantes pueden sentarse, reflexionar y disfrutar de un momento de tranquilidad en medio del caos de la Ciudad.

La Fuente Guardianes del Futuro no solo es una obra de arte, sino también un recordatorio de que el futuro está en manos de las próximas generaciones, y que todos, en algún momento, debemos ser sus guardianxs. En medio del ajetreo de la ciudad y el bullicio del parque, esta fuente es un espacio de paz que invita a contemplar el papel que jugamos en la protección del planeta y en la construcción de un mejor mañana.

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Dirección:
 Bosque de Chapultepec II Secc, Ciudad de México, CDMX

Monumento a La Raza, un tributo a la Raza Cósmica mexicana

El Monumento a La Raza, ubicado en la transitada avenida Insurgentes Norte, justo en el cruce con Circuito Interior (Bicentenario), de la Ciudad de México, es una de esas joyas arquitectónicas que pasan desapercibidas para muchxs, pero que encierran una fascinante historia y un simbolismo profundo. Si alguna vez te has preguntado qué es esa imponente pirámide de 50 metros de altura (debo confesar que todas las fuentes consultadas dan esa altura, pero a mi me parece que es mucho menos), estás a punto de descubrir un rincón histórico que vale la pena admirar más de cerca.

Construido entre 1930 y 1940, este monumento es fruto del trabajo conjunto del ingeniero Francisco Borbolla y el arquitecto y escultor Luis Lelo de Larrea. Fue levantado en pleno Maximato, una etapa crucial en la historia de México tras la Revolución Mexicana, marcada por la consolidación del poder político y la búsqueda de una identidad nacional. En este contexto, el monumento rinde homenaje a la idea de “La Raza Cósmica“, una teoría promovida por el filósofo José Vasconcelos, quien proponía que las y los mexicanos eran descendientes de la mezcla de todas las razas, resultando en una nueva raza mestiza y trascendental. Aunque esta visión ha sido ampliamente debatida y reinterpretada con el tiempo, el Monumento a La Raza refleja ese deseo de unificar el pasado indígena y el presente mestizo de México.

La estructura principal del monumento es una pirámide escalonada, que evoca las formas arquitectónicas prehispánicas, pero también está cargada de simbolismo moderno. En la cúspide se encuentra una enorme escultura de un águila, de 5.75 metros de altura, creada originalmente para coronar un edificio del Congreso en 1910 (hoy es el Monumento a la Revolución), pero que terminó siendo parte de este monumento. El águila, un símbolo de fuerza y poder, está acompañada por relieves que hacen referencia a la serpiente emplumada, una figura clave en las culturas prehispánicas como la teotihuacana y mexica. De hecho, las enormes cabezas de serpiente talladas que adornan las escaleras del monumento son un tributo a esa poderosa deidad.

Alrededor del monumento, en sus lados este y oeste, hay esculturas que representan momentos clave en la historia de México: al este, la fundación de Tenochtitlan, y al oeste, un grupo defensivo de figuras. Estas esculturas, también obra de Luis Lelo de Larrea, capturan la esencia de la lucha y la creación de la nación mexicana, recordándonos que el pasado indígena sigue siendo parte fundamental de la identidad del país.

Aunque no es uno de los monumentos más visitados de la ciudad, el Monumento a La Raza ha ganado un lugar en el corazón de muchxs capitalinxs. La zona que lo rodea ha adoptado su nombre, desde la estación de metro hasta el famoso hospital “La Raza”. El monumento es un homenaje no solo a la historia del país, sino a su gente, su cultura y su evolución. Hoy en día, mirar con más profundidad este monumento nos invita a reflexionar sobre la mezcla de culturas que define a México y sobre cómo el pasado indígena sigue vivo en el presente mestizo.

Así que la próxima vez que te encuentres por la zona, tómate un momento para admirar este colosal homenaje a la historia mexicana. ¡Es mucho más que un simple punto de referencia en la ciudad, es un símbolo de la diversidad y fortaleza del pueblo mexicano!

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Dirección:
 Av. Insurgentes Norte #280, San Simón Tolnahuac, Ciudad de México, CDMX

Xochicalco, explora la historia del México prehispánico a unos minutos de CDMX

¡Xochicalco es un sitio fascinante y lleno de historia en el corazón del estado de Morelos! Su nombre en náhuatl, que significa “Lugar de la casa de las flores”, ya te da una pista de lo mágico que es. Fundada alrededor del 650 de nuestra era y perteneciente al periodo Epiclásico, esta ciudad estuvo habitada entre el 700 y el 900 d.C., justo cuando otras grandes civilizaciones como Teotihuacán estaban en declive.

Xochicalco no solo era una ciudad, era un cruce de culturas. Aquí puedes ver la influencia de los teotihuacanos, mayas, y otros grupos de Mesoamérica. ¡Es como una mezcla cultural antigua! Los Olmeca-Xicalanca, un grupo maya de comerciantes provenientes de la actual zona de Campeche, fundaron la ciudad, la cual llegó a tener entre 10,000 y 15,000 habitantes.

Uno de los lugares más sorprendentes es su observatorio astronómico. ¿Te imaginas? Una cueva que servía para estudiar el cielo hace más de mil años. Y no es solo eso, Xochicalco se alza en lo alto de una montaña, lo que probablemente le daba una importancia ceremonial única. ¡Vaya vistas debían tener desde ahí!

Si quieres visitar este asombroso sitio arqueológico, llegar es fácil. Desde la Ciudad de México, toma la carretera México-Acapulco (la 95) y sigue las indicaciones hacia Alpuyeca. Desde ahí, estarás a tan solo 12 kilómetros de Miacatlán, ¡y a cuatro kilómetros de maravillarte con Xochicalco!

Es un destino imperdible para quienes aman la historia y la aventura, ¡así que prepárate para una experiencia épica en la cima de la montaña!

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Dirección:
 Carretera Federal Xochicalco, Tetlama S/N, Miacatlán, Morelos
Costo por persona: $95 pesos.
Horario: Lunes a domingo de 9:00 a 18:00 hrs.
Página Web: lugares.inah.gob.mx/es/zonas-arqueologicas/zonas/1753-xochicalco.html

Sitio Arqueológico Cuahilama, un testigo olvidado del México prehispánico en Xochimilco

Si te gusta combinar la aventura con la historia, el Sitio Arqueológico Cuahilama en Xochimilco es el lugar ideal para explorar. Cuahilama, cuyo nombre en náhuatl significa “cabeza de anciana“, no solo te transporta a una época donde los pueblos preclásicos como los Cuicuilcas y los Tlatilcas habitaban estas tierras, sino que también te ofrece una conexión profunda con la cosmovisión de los antiguos xochimilcas.

El sitio, que data de la época en que Acatonalli colonizó el área alrededor de 1265, fue un importante centro ceremonial y observatorio. Pero lo que más destaca son los impresionantes petroglifos que decoran las laderas del cerro. Estos grabados en piedra, tallados entre 1450 y 1521, son como ventanas al pasado. Entre los más famosos están el “Papalotl” (la mariposa), el “Ocelotl” (jaguar, símbolo de guerra), y el “Ollín Nahui“, que representa el movimiento del sol. Cada uno de estos símbolos tenía un significado ceremonial y estaba vinculado a deidades, rituales y la vida cotidiana de los xochimilcas.

¿Te imaginas recorrer lo que fue un área ceremonial y al mismo tiempo estar rodeadx de la belleza natural de Xochimilco? Además, los petroglifos como el “Huetzalin“, que representa al sacerdote que guió al pueblo Xochimilca desde Tula, te conectarán con las raíces más profundas de esta cultura. No te olvides de buscar la “Flor de Dalia” o “Acocoxochitl“, la flor nacional mexicana que también está representada aquí.

Si estás en Xochimilco, llegar a Cuahilama es muy fácil: un rápido viaje en taxi desde los embarcaderos te dejará a las puertas de este increíble sitio arqueológico. ¡Es una oportunidad perfecta para combinar una rica lección de historia con un paseo en la naturaleza!

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Dirección:
 Calle 2 de Abril, Colonia Rinconada, Xochimilco, Ciudad de México, CDMX

La Conchita, una misteriosa iglesia con raíces toltecas en Coyoacán

La Capilla de la Inmaculada Concepción, cariñosamente conocida como “La Conchita“, es un rincón lleno de historia en el corazón de Coyoacán. ¿Sabías que este pequeño pero imponente edificio fue probablemente el primer templo eclesiástico de México? ¡Así es! Construido en 1525 por órdenes de Hernán Cortés, la capilla se erigió sobre un antiguo altar tolteca que tenía más de 900 años, remontándose a la decadencia de Teotihuacán. Imagina la cantidad de historias que guarda entre sus muros.

En 2013, durante una restauración, arqueólogos descubrieron un tesoro inesperado bajo su nave central: los restos de 150 personas de la época tolteca y 167 más de la época colonial, ya que en su tiempo, la capilla también funcionaba como cementerio. Este hallazgo arqueológico le añade una capa de misterio a su encanto histórico.

La capilla ha visto muchas transformaciones a lo largo de los siglos. En el siglo XVII fue completamente reconstruida, y su fachada de tezontle y piedra volcánica, con detalles barrocos, sigue siendo impresionante. Aunque sufrió saqueos durante la Guerra de Reforma, y el terremoto de 2017 también le causó algunos estragos, sigue en pie, mostrándonos un pedacito del pasado.

A pesar de que “La Conchita” no siempre está abierta al público, una visita a su plaza es imprescindible. El ambiente que la rodea, con su aire colonial y sus rincones encantadores, es perfecto para una tarde de paseo por Coyoacán.

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Dirección:
 Fernández Leal #74, La Concepción, Coyoacán, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada Libre.

Adoratorio a Ehecatl, un pedazo de historia olvidada en el Metro Pino Suárez

¡Si alguna vez te has bajado en la estación Pino Suárez del Metro de la CDMX, seguro te has topado con una joya arqueológica justo entre las prisas de la ciudad! Se trata del adoratorio a Ehécatl, una estructura prehispánica que fue descubierta en 1969 durante la construcción del metro. Este pequeño templo dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, el dios del viento, es un recordatorio palpable de la historia milenaria que yace bajo la ciudad.

Ehécatl es una de las muchas advocaciones de Quetzalcóatl, representado como una serpiente emplumada que trae la lluvia y la fertilidad. Este dios no solo barría los cielos con su soplo, sino que también se encargaba de abrir el camino para que las lluvias cayeran y la tierra floreciera. ¡Imagina el viento como un mensajero divino trayendo vida a los campos!

El adoratorio tiene una forma circular, diseñada para facilitar el flujo del viento, un detalle muy acorde con la deidad a la que estaba dedicado. Aunque hoy solo podemos ver una parte de lo que fue este gran centro ceremonial, en su tiempo contaba con amplias escalinatas y un patio donde se colocaban varias ofrendas. Entre los hallazgos más curiosos está “La Monita“, una escultura policromada de un mono con máscara de Ehécatl y serpientes enroscadas, un detalle que nos recuerda la profunda conexión entre los dioses y la naturaleza en la cosmovisión mexica.

Así que la próxima vez que te encuentres en Pino Suárez, tómate un respiro de las carreras del día a día y contempla este asombroso vestigio que ha sido olvidado, a pesar de que miles y miles de personas pasan justo frente a él todos los días. Un pedacito de historia que convive con el ritmo de la gran ciudad. ¡Todos los días podrás decir que estás en un museo mientras esperas el metro!

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Dirección:
 José María Pino Suárez s/n, La Merced, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: $5 pesos.
Horario: Lunes a viernes de 5:00 a 0:00 hrs., sábado de 6:00 a 0:00 hrs., domingos y días festivos de 7:00 a 0:00 hrs.