Archivos de la categoría Sitios Turísticos

Zona arqueológica de Tenayuca, un vistazo al ícono de arquitectura mexica

La fascinante Zona arqueológica de Tenayuca está a la vuelta de la esquina y es mucho más accesibles de lo que podrías imaginar. Solo necesitas abordar la línea 3 del Metrobús, ¡y al llegar a la última estación, las ruinas estarán justo allí, esperándote para una inmersión en la historia!

Ubicado en Tlalnepantla de Baz, en el Estado de México, Tenayuca es un antiguo sitio arqueológico que ofrece una ventana fascinante al pasado. Aunque su historia se remonta al Período Clásico, fue durante el Posclásico cuando esta ciudad fortificada, construida posiblemente por los hñähñu (otomíes), alcanzó su apogeo. Estos antiguos habitantes hicieron de Tenayuca una potencia regional destacada, especialmente después de la caída de Tula.

A mediados del siglo XIV, la ciudad cayó bajo el dominio de Azcapotzalco, y más tarde, en 1434, se convirtió en parte del vasto imperio azteca. Los aztecas (mexicas) no solo conquistaron Tenayuca, sino que también se inspiraron en su arquitectura para construir sus propios templos. ¡De hecho, la pirámide de Tenayuca es el ejemplo más antiguo de la típica pirámide doble azteca, una estructura que se convirtió en todo un ícono de la arquitectura azteca!

El cronista Bernal Díaz del Castillo llamó a Tenayuca el “pueblo de las serpientes“, en referencia a las impresionantes esculturas de serpientes que adornan el lugar. Estas esculturas, junto con otras características del sitio, están asociadas con los cultos al fuego y al sol, elementos esenciales en la cosmovisión mexica. Además, a solo 200 metros de la pirámide principal, puedes explorar los restos de un complejo residencial de élite, donde algunos pisos de yeso aún conservan su esplendor original.

Aunque el sitio fue abandonado después de la conquista y redescubierto en 1925, las ruinas de Tenayuca siguen siendo un testimonio impresionante del ingenio y la grandeza de las civilizaciones antiguas. Así que, si estás buscando una escapada histórica sin complicaciones, ¡Tenayuca te está esperando para que descubras sus secretos escondidos!

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Dirección:
 Quetzalcoatl S/N, San Bartolo Tenayuca, Tlalnepantla, Estado de México
Costo por persona: $75 pesos.
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: inah.gob.mx/zonas/137-zona-arqueologica-tenayuca-i-y-ii

Zona Arqueológica Santa Cecilia Acatitlán, un espacio de historia prehispánica en Tlalnepantla

Si estás buscando un rincón fascinante para explorar cerca de la Ciudad de México, ¡no busques más! La Zona Arqueológica Santa Cecilia Acatitlán, situada en Tlalnepantla de Baz, es una joya escondida que te transportará a tiempos antiguos con solo un vistazo.

En el pasado, Acatitlán era un altepetl, una entidad política independiente bajo la sombra del poderoso altepetl de Tenayuca. Imagina un lugar lleno de vida y actividad, donde los pueblos indígenas provenientes del norte del Valle de México se asentaron en las llanuras y laderas de la Sierra de Guadalupe. Aunque algunos sugieren que los habitantes pudieron haber llegado desde la antigua Teotihuacan, por el año 1299 ya estaban bajo el yugo de los Tepanecas de Azcapotzalco. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los guerreros mexicas, aún en formación, tomaran el control en la década de 1430 y gobernaran hasta la llegada de los españoles en 1521.

La joya del sitio es, sin duda, la pirámide que ha resistido la prueba del tiempo. Este impresionante centro ceremonial, que fue descubierto en 1923-1924, fue el núcleo de la vida religiosa de Acatitlán. Aunque la pirámide se encontraba sepultada bajo tierra, hoy en día es una ventana al pasado, con construcciones que se realizaron en ocho etapas sucesivas. Las adoraciones a Huitzilopochtli y Tlaloc, dos deidades importantes, eran el corazón de este centro ceremonial, al igual que en la gran Tenochtitlan.

No solo la pirámide es un testimonio del pasado, sino también el Museo de Santa Cecilia Acatitlán, inaugurado en 1961 después de extensas excavaciones. El museo, ubicado en una encantadora casa de adobe construida en 1832, alberga cinco salas llenas de monolitos, esculturas y piedras talladas que narran la historia de este antiguo asentamiento. Además, encontrarás artefactos que reflejan la influencia mexica que se asentó en la región después de la conquista.

Para una experiencia auténtica, planea tu visita durante el Festival del Equinoccio, celebrado cada marzo. Este evento vibrante llena la ciudad de luces, música y arte, brindando un ambiente festivo que celebra la rica herencia cultural de la región.

Llegar a Santa Cecilia Acatitlán es fácil y conveniente. Toma la línea 3 del Metrobús hasta la estación de Tenayuca y luego un taxi de 10 minutos o un camión en las líneas de “San Rafael” y “Av. De Los Fresnos” hacia el norte. ¡La historia te espera y la aventura está a la vuelta de la esquina!

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Dirección:
 Basamento Pirámidal, Tula Manzana 022, Santa Cecilia Acatitlan, Tlalnepantla, Estado de México
Costo por persona: $75 pesos.
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: inah.gob.mx/zonas/136-zona-arqueologica-santa-cecilia-acatitlan

Cerro de la Estrella, arqueología, historia, misterio y la ceremonia del Fuego Nuevo en Iztapalapa

¡Prepárate para un viaje emocionante a uno de los secretos mejor guardados de la Ciudad de México! El sitio arqueológico Cerro de la Estrella, situado en la cumbre de esta magnífica montaña, es mucho más que un simple sitio arqueológico. Imagina un lugar donde hace siglos se celebraba una ceremonia tan grandiosa y rara que solo ocurría cada 52 años. ¡Eso es lo que hace especial a este lugar!

Conocido antiguamente como Huizachtécatl, el Cerro de la Estrella era el centro de la ceremonia del Fuego Nuevo, un evento crucial para las sociedades mesoamericanas del Posclásico. Los sacerdotes mexicas observaban las estrellas para interpretar señales divinas y asegurarse de que el universo estaba en equilibrio. Las ceremonias se llevaban a cabo en 1351, 1403, 1455 y 1507, y hoy en día aún puedes ver parte de la estructura original donde se realizaban estos ritos sagrados. ¡Imagina cómo era este lugar durante esas noches mágicas!

El sitio cuenta con dos estructuras principales: un imponente templo piramidal y una terraza con una escalera de cuatro metros de diámetro. Estas construcciones, que datan del año 100 d.C., están en la ladera norte del cerro y muestran una fuerte influencia de Teotihuacán. También encontrarás restos de muros de cimentación y más de 200 piedras grabadas con rostros antropomorfos y motivos geométricos, lo que añade un toque enigmático a tu visita. Además, el Cerro de la Estrella estuvo habitado durante más de 2,000 años, ¡y algunos restos humanos datan de hace 9,000 años!

Para completar tu experiencia, visita el Museo del Fuego Nuevo, situado también en la montaña. Inaugurado en 1998, este museo tiene una forma piramidal y alberga una colección impresionante de objetos de la era colonial y antigua. Aquí podrás aprender todo sobre la ceremonia del Fuego Nuevo, la leyenda de los cinco soles y los antiguos calendarios. ¡Una visita obligada para los y las amantes de la historia y la arqueología!

El 6 de noviembre de 1507, se cree que fue la última vez que se realizó la ceremonia del Fuego Nuevo. Los sacerdotes vestidos como divinidades encendían una hoguera gigantesca en la cima del cerro, visible desde lejos, mientras que la comunidad permanecía en la penumbra. Las familias usaban máscaras de maguey para protegerse de los Tzitzimimes, seres míticos, y al amanecer, todos se vestían con ropa nueva para marcar el inicio de una nueva era. ¡Qué increíble es imaginar cómo era todo esto!

Para llegar al Templo del Fuego Nuevo, simplemente toma la Calzada Estrella cerca de la intersección con la Calzada Ermita Iztapalapa y la avenida Javier Rojo Gómez. Las estaciones de metro Iztapalapa y Cerro de la Estrella te acercarán a este fascinante lugar. No te pierdas la oportunidad de explorar el Cerro de la Estrella y sumérgete en la historia y el misterio del Fuego Nuevo. ¡Te esperamos para una aventura inolvidable!

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Dirección:
 Carrretera Escenica al cerro de la estrella Km 2 S/N Ampliacion Veracruzana, Parque Nacional Cerro de la Estrella, Iztapalapa, Ciudad de México, CDMX
Costo por persona: Entrada libre.
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Facebook: facebook.com/museofuegonuevo/

Zona Arqueológica de Tlapacoya, historia antigua y aventura al aire libre en Tláhuac

Si te apasiona explorar la historia antigua mientras disfrutas de la naturaleza, ¡la Zona Arqueológica de Tlapacoya es el lugar perfecto! Ubicada en el extremo sureste de la Ciudad de México, cerca de Santa Catarina Yecahuízotl en Tláhuac, este fascinante sitio arqueológico se asienta a los pies del famoso Cerro del Elefante, llamado así por su forma que recuerda a un paquidermo. La zona se encuentra cerca de la antigua orilla del lago de Chalco y es accesible desde la carretera México-Puebla, lo que lo convierte en una opción ideal para una escapada cultural.

Tlapacoya es un lugar cargado de historia y sorpresas. Durante las excavaciones realizadas en la década de 1950, con motivo de la construcción de la autopista, se descubrieron algunas de las “figurillas de Tlapacoya”, pequeñas esculturas de arcilla que datan de entre 1500 y 300 a.C.. Estas figuras son conocidas por su detalle y personalidad, lo que las convierte en un valioso ejemplo de arte preclásico en el Valle de México. Además, Tlapacoya es un punto de debate arqueológico, ya que algunos expertos sugieren que muestra una fuerte influencia olmeca, aunque se relaciona más comúnmente con la cultura de Tlatilco, considerada una de las más antiguas del valle.

Pero la verdadera sorpresa del sitio arqueológico de Tlapacoya es la posible antigüedad de los restos humanos encontrados, que podrían tener hasta 25,000 años de antigüedad. ¡Sí, lo leíste bien! Esto desafía las teorías tradicionales sobre la llegada de los primeros humanos al Continente Americano, que se pensaba comenzó con la cultura Clovis hace unos 11,500 años.

Si después de explorar las ruinas te queda energía, no te pierdas el Parque Ecológico del Cerro del Elefante. Aquí podrás admirar una impresionante escultura monumental del artista Jorge Marín, famoso por sus obras llenas de dramatismo y belleza. El parque ofrece rutas de senderismo y ciclismo de montaña perfectas para toda la familia, y las vistas panorámicas son simplemente espectaculares. ¡Una mezcla perfecta de historia y aventura al aire libre!

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Dirección:
 Del Silencio #24, Santa Cruz Tlapacoya, Ixtapaluca, Estado de México
Costo por persona: $45 pesos.
Horario: Martes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.
Página Web: inah.gob.mx/zonas/139-zona-arqueologica-tlapacoya

Cerro del Judió, un espacio de historia prehispánica y naturaleza en la Magdalena Contreras

El Cerro del Judío, conocido también como Mazatepetl, o “Cerro del Venado” en náhuatl, es una de las joyas arqueológicas más intrigantes y menos conocidas del Valle de México. Ubicado en la alcaldía Magdalena Contreras, este sitio ofrece una rica mezcla de historia prehispánica y cultura viva que se ha mantenido hasta nuestros días. A 2,750 metros sobre el nivel del mar, la cima de este cerro alberga una pirámide que data de entre 1200 y 1380 años, perteneciente a la cultura otomí, uno de los pueblos más antiguos y enigmáticos de la región. Aunque la pirámide ha sido reconstruida, conserva detalles fascinantes, como las garras de tortuga y jaguar, símbolos que están fuertemente ligados a la fertilidad de la tierra y a la adoración de Ehécatl, el dios mexica del viento. El cerro, que hoy es un importante sitio arqueológico, ofrece un vistazo a las prácticas ceremoniales prehispánicas que ocurrían en las alturas, vinculadas a los ciclos agrícolas y a la cosmovisión de los pueblos que habitaron el Valle de México.

El nombre “Cerro del Judío” tiene raíces coloniales, y es la versión cristianizada de Mazatepetl. Durante la conquista y evangelización, muchos de los sitios sagrados prehispánicos fueron renombrados para alinearlos con la religión cristiana, y este no fue la excepción. A veces, también se le conoce como “Cerro de las Cruces“, debido a las festividades religiosas que se realizan durante la Semana Santa. Sin embargo, mucho antes de la llegada de los españoles, este lugar era un importante centro ceremonial otomí, utilizado no solo para adorar a Ehécatl, sino también para ofrendar a la naturaleza, buscando garantizar buenas cosechas y la prosperidad de las tierras circundantes. Los artefactos encontrados en las excavaciones, que incluyen restos de muros, cerámicas y objetos de uso ritual, revelan la rica vida cultural que floreció aquí.

Hoy en día, el Cerro del Judío no solo es un lugar de interés arqueológico, sino también una Área Natural Protegida. Desde la creación del Centro Ecoturístico Cerro Mazatepetl, el lugar se ha convertido en un espacio perfecto para quienes buscan conectar con la naturaleza mientras exploran el pasado prehispánico de la región. El centro ofrece actividades como senderismo, observación de flora y fauna, talleres de medicina alternativa y visitas guiadas por las áreas más representativas del sitio arqueológico. Las vistas desde la cima son espectaculares, permitiendo a los visitantes disfrutar de un panorama impresionante de la Ciudad de México, mientras recorren senderos rodeados de vegetación. Además, cada Semana Santa, la colina se llena de vida con la celebración de festividades religiosas en honor a San Bernabé, el santo patrono del pueblo cercano de San Bernabé Ocotepec, donde los lugareños mezclan la tradición cristiana con las antiguas costumbres prehispánicas.

El valor histórico del Cerro del Judío no solo radica en su riqueza arqueológica, sino también en su importancia dentro de las primeras excavaciones en el Valle de México. Desde el siglo XIX, arqueólogos y estudiosos de la cultura otomí y tepaneca han explorado este sitio, descubriendo artefactos que datan de la época de la Triple Alianza, cuando los tepanecas dominaban buena parte del valle. Las excavaciones han revelado una profunda conexión entre los pueblos que habitaron esta área y los grandes centros de poder como Azcapotzalco y Tenayuca, lo que sugiere que Mazatepetl fue un punto estratégico tanto en términos militares como ceremoniales. Los objetos encontrados aquí, muchos de los cuales se exhiben en museos, han arrojado luz sobre la compleja vida social y política de estos antiguos pueblos.

En resumen, visitar el Cerro del Judío es una oportunidad para adentrarse en la historia prehispánica del Valle de México, descubrir las tradiciones del pueblo otomí y disfrutar de un entorno natural privilegiado. Ya sea que te interese la arqueología, la ecología o simplemente quieras una escapada de la ciudad, Mazatepetl ofrece una experiencia rica en cultura, naturaleza y espiritualidad.

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Dirección:
 Capulines 8, Cerro del Judío, El Tanque, Ciudad de México, CDMX

Fuente de Cibeles, un pedacito de Madrid en la Colonia Roma

¿Sabías que la Ciudad de México tiene su propia Fuente de la Cibeles? Así es, y aunque no estemos en Madrid, aquí también tenemos un pedacito de España en pleno corazón de la colonia Roma. Esta réplica exacta de la famosa fuente madrileña, ubicada en la Plaza de Cibeles, ha sido testigo de la historia y de las emocionadas celebraciones de la afición del Real Madrid en México. Porque sí, si eres mexicanx y te consideras “madrileñx de corazón“, este es el lugar a donde vienes a celebrar cada vez que los merengues ganan un partido.

La fuente original en Madrid fue encargada por Carlos III a finales del siglo XVIII como parte de un proyecto urbanístico para embellecer la ciudad. Diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez y esculpida por Francisco Gutiérrez y Roberto Michel, la Fuente de la Cibeles representa a la diosa Cibeles, hija del cielo y la tierra, esposa de Saturno y madre de Júpiter, quien, montada en un carro tirado por dos leones, gobierna sobre la naturaleza y las estaciones. Su majestuosidad ha hecho que sea un símbolo icónico de la capital española y, por supuesto, el centro de reunión para los seguidores del Real Madrid.

La réplica mexicana no se queda atrás. Fue donada por la comunidad española residente en México como un símbolo de la hermandad entre ambos países. Se inauguró en 1980, con una ceremonia que contó con la presencia del presidente José López Portillo, el alcalde de Madrid y varias otras personalidades, quienes sellaron con este gesto la amistad entre las dos naciones. La fuente se encuentra en un punto privilegiado de la ciudad, en una glorieta que conecta las calles Durango, Oaxaca y Medellín, muy cerca de la Glorieta de Insurgentes. Desde entonces, esta plaza ha sido no solo un punto de encuentro para las y los vecinos de la Roma, sino un rincón donde las emociones futbolísticas explotan cada vez que el Real Madrid levanta un trofeo.

Ahora bien, ¿cómo llegó esta fuente a México? Todo comenzó con la fuerte presencia de la comunidad española en el país. A finales del siglo XIX y principios del XX, muchos españoles emigraron a México, creando una comunidad vibrante que aportó mucho a la economía del país. Como un símbolo de este legado, en 1980 decidieron regalar esta réplica, que ocupa nada menos que 17,670 metros cuadrados de espacio en la antigua plaza Miravalle, justo donde antes se encontraba el pozo Pimentel, que abastecía de agua a la Roma. ¡Y qué mejor manera de honrar esas raíces que con una réplica exacta de uno de los monumentos más queridos de Madrid!

En 2011, la Fuente de Cibeles en la Ciudad de México fue restaurada como parte de un proyecto del gobierno local. Se le reintegraron piezas faltantes, se restauraron las esculturas de bronce y se mejoró el sistema de iluminación, haciéndola más eficiente energéticamente. De hecho, la renovación fue tan exitosa que el embajador de España en México, Manuel Alabart, reconoció este esfuerzo como una muestra más de los profundos lazos entre ambas naciones.

Hoy, la Fuente de Cibeles es más que un monumento: es un símbolo de amistad, un espacio de encuentro y, para los fans del Real Madrid, un santuario de celebraciones. ¡Así que ya sabes! La próxima vez que te sientas un poco madrileñx, no tienes que cruzar el Atlántico. Solo ve a la colonia Roma, camina hacia la fuente, y únete a los festejos cuando el equipo merengue levante la copa.

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Dirección:
 Plaza Villa de Madrid, Colonia Roma Norte, Ciudad de México, CDMX

Monumento a José María Velasco, un tributo al maestro del Paisaje en la Ciudad de México

En la agitada Calzada de los Misterios, entre el tráfico y la energía constante de la ciudad, se encuentra un oasis inesperado: la glorieta del Monumento a José María Velasco. Este rincón tranquilo rinde homenaje al célebre pintor, cuyo legado artístico sigue presente en la cultura visual de México. Velasco, nacido en 1840 en el Estado de México, fue un pionero en el género del paisaje, capturando con sus pinceles la belleza natural de la geografía mexicana. Sus obras no solo encantaron a sus contemporáneos, sino que también consolidaron una identidad nacional, proyectando un sentido de orgullo y pertenencia a través de los paisajes de su patria.

A lo largo de su carrera, Velasco logró destacar en un contexto donde el arte estaba dominado por temáticas religiosas y retratos de la élite. Sin embargo, él decidió mirar hacia los majestuosos valles, montañas y volcanes de México, haciéndolos protagonistas de su obra. La naturaleza, en su esplendor, se convirtió en un símbolo de la recién nacida nación mexicana. Velasco vivió la última mitad de su vida en la Villa de Guadalupe Hidalgo, en lo que hoy es la alcaldía Gustavo A. Madero, donde el entorno natural que lo inspiró aún era visible a diario.

El monumento que lo honra fue diseñado por Lorenzo Rafael, un escultor reconocido, quizás más famoso por haber creado las medallas para los Juegos Olímpicos de 1968 en México. Rafael plasmó en su obra una representación solemne y serena del pintor, capturando su legado en bronce. Inaugurado en 1977, el monumento fue un generoso obsequio del Estado de México a la Ciudad de México, como símbolo de gratitud por haber dado a su más ilustre paisajista un hogar y un lugar de inspiración. La estatua, inicialmente ubicada en otro punto de la glorieta, fue reubicada a su posición actual para darle mayor protagonismo.

Hoy en día, la glorieta del Monumento a José María Velasco ofrece un respiro en medio del caos urbano, un sitio donde las y los transeúntes pueden detenerse y reflexionar sobre la vida de un hombre que, a través del arte, redefinió la forma en que los y las mexicanas ven su tierra. Entre la calma de los árboles y el bullicio distante, el monumento sigue en pie como un recordatorio de que la belleza de México, al igual que las pinceladas de Velasco, nunca pasa desapercibida.

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Dirección:
 Calz. de los Misterios s/n, Colonia Vallejo (Entre Euzkadi y Schumann), Ciudad de México, CDMX

Glorieta de los Hongos, un rincón secreto a simple vista en la Ciudad de México

La Glorieta de los Hongos es ese rincón curioso que todxs lxs automovilistas han visto, pero no saben de su existencia a pesar de su historia. Con su icónico diseño en forma de trébol y fuentes que parecen hongos gigantes, este lugar se convierte en un oasis visual en medio del tránsito de la avenida Ejército Nacional y el Circuito Interior. Aunque no es el típico parque al que acudirías a hacer un picnic, sus cuatro fuentes son un homenaje a la historia y al arte urbano que no pasan desapercibidos.

Originalmente conocida como la “Fuente de la Nereida”, este espacio fue creado en 1949 por el arquitecto Enrique Martínez del Campo, inspirado por las fuentes de Carlo Maderna en la Plaza de San Pedro en Roma. Las cuatro enormes “setas” que dan forma a las fuentes replican el mismo efecto que el agua crea al caer sobre sus superficies semiesféricas, un diseño clásico que ha perdurado en el tiempo. La escultura de la Nereida, que antaño coronaba la glorieta, fue trasladada en 1975 al Jardín de la Ninfa en Azcapotzalco, dejando a los “hongos” como protagonistas de este peculiar lugar.

Hoy en día, la glorieta no solo es un atractivo visual para los conductores que pasan de largo, sino que también divide cuatro emblemáticos barrios de la ciudad: Granada, Anáhuac, Anzures y Polanco. Cada uno de los pequeños parques en los extremos del trébol cuenta con una de estas impresionantes fuentes, que aunque pasan desapercibidas para las y los peatones locales, son una joya oculta en plena metrópoli.

Así que, la próxima vez que estés atrapadx en el tráfico por esta zona, date un momento para observar las fuentes de la Glorieta de los Hongos y transportarte, aunque sea por un segundo, a una Ciudad de México que honra el arte y la historia con toques tan mágicos como estos. ¡Es una vista inesperada que vale la pena apreciar!

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Dirección:
 Av. Río San Joaquín s/n, Anáhuac I Secc, Miguel Hidalgo, Ciudad de México, CDMX, Ciudad de México, CDMX

Animal de Pedregal, una escultura de Mathias Goeritz escondida en el Pedregal

Si paseas por Jardines del Pedregal, un vecindario famoso por su arquitectura moderna y elegante, es posible que te topes con una escultura intrigante que parece vigilar la entrada: el Animal de Pedregal. Esta obra, creada en 1951 por el escultor alemán Mathias Goeritz, es un ícono local que representa más que solo una curiosidad visual, es una pieza clave en la historia del arte y la arquitectura de la Ciudad de México.

El famoso arquitecto Luis Barragán, encargado del diseño del desarrollo de Jardines del Pedregal, le pidió a Goeritz que creara una escultura para adornar la Plaza de las Fuentes, una de las entradas principales del fraccionamiento. Goeritz, quien había llegado a México en 1949, presentó varios modelos, pero fue la “serpiente” de concreto, inspirada en el expresionismo alemán, la que terminó adornando este rincón de la ciudad. Curiosamente, el modelo original de madera, más pequeño, se exhibe hoy en el Museo Amparo de Puebla.

El Animal de Pedregal es una obra que, a pesar de su origen abstracto, se integró perfectamente al entorno volcánico del Pedregal, evocando una criatura prehistórica que emerge del paisaje rocoso. A lo largo de los años, ha sobrevivido al cambio urbano y a la modernización del vecindario, sirviendo como un guardián silencioso que resiste al tiempo.

Restaurado hace algunos años, este peculiar monumento sigue siendo un símbolo del Pedregal y de la influencia del arte modernista en la Ciudad de México. Es un testimonio del trabajo colaborativo entre Barragán y Goeritz, y una invitación a descubrir la riqueza artística escondida en cada esquina de la ciudad. ¡Si alguna vez pasas por el Pedregal, asegúrate de saludar al Animal!

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Dirección:
 Av. de Las Fuentes 115, Jardines del Pedregal, Ciudad de México, CDMX

Monumento a La Familia Proletaria, un dejo de esperanza perdido en la Ciudad de México

Si caminas por la colonia Plutarco Elías Calles en la Alcaldía Miguel Hidalgo, te encontrarás con un monumento que, a pesar de su sobriedad, cuenta una historia fascinante: el Monumento a La Familia Proletaria. Esta escultura, aunque discreta, fue concebida con el propósito de representar la esperanza de una vida mejor para las y los trabajadores industriales de México en los años 30.

Creada por el reconocido escultor Ignacio Asúnsolo (más conocido por el Monument a Cuitláhuac en Reforma y las figuras del Monumento a Álvaro Obregón en el Parque de la Bombilla), la obra fue originalmente inaugurada en 1934 bajo el nombre “Una vida mejor“. En su momento, era parte de un programa de embellecimiento urbano que buscaba llevar el arte a los espacios públicos y, al mismo tiempo, reflejar el compromiso social del gobierno. La escultura fue instalada en una de las primeras colonias planificadas para obreros, respondiendo al artículo 123 de la Constitución, que obligaba a los patrones a ofrecer viviendas dignas y saludables a sus trabajadores.

El Monumento a La Familia Proletaria simboliza la unión y fortaleza de las familias trabajadoras que, con esfuerzo, aspiraban a un mejor futuro. Sin embargo, su historia tuvo algunos giros: en los años 50, cuando se construyó el Casco de Santo Tomás y el Instituto Politécnico Nacional, la estatua fue desplazada y almacenada durante décadas.

Fue hasta 2009 que este conmovedor monumento encontró su nuevo hogar en su ubicación actual. Ahora, con la iglesia de San Salvador de las Flores Xochimancas de fondo, La Familia Proletaria sigue siendo un recordatorio de las aspiraciones de aquellos y auuellas que ayudaron a construir la Ciudad de México. ¡Si estás por la zona, no dudes en echarle un vistazo y reflexionar sobre su legado histórico!

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Dirección:
 Intersection de Calz de los Gallos y Eje 3 Nte Camarones, Colonia Plutarco Elías Calles, Ciudad de México, CDMX